RECORD: Sarmiento de Gamboa, Pedro. 1768. Viage al estrecho de Magallanes en los anos de 1579 y 1580 y noticia de la expedicion que despues hizo para poblarle. Madrid: Imprenta Real de la Gazeta.

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VIAGE

AL ESTRECHO

DE MAGALLANES

Por el Capitan

Pedro Sarmiento de Gambóa

En los años de 1579. y 1580.

Y NOTICIA

DE LA EXPEDICION

Que despues hizo para poblarle.

EN MADRID:

En la Imprenta Real de la Gazeta.

Año de 1768.

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PRÓLOGO

Del Editor.

Entre los Manuscritos de la Real Biblioteca exîste un Exemplar original de la Relacion y Derrotero del Viage y Descubrimiento del Estrecho de Magallánes por la Mar del Sur á la del Norte, que hizo y escribió el Capitan Pedro Sarmiento de Gambóa, Caballero de Galicia, dirigiéndola al Señor Felipe II. legalizada por Juan de Esquíbel, Escribano Real del Navío que mandaba, llamado Nuestra-Señora de la Esperanza, y firmada de mano propia de Sarmiento, y del Capellan, Pilotos y Marineros en la forma mas auténtica. (1)

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(1) Sarmiento debía haber hecho sacar quatro Copias 6 Exemplares de su Relacion, pues así se le mandaba en la Instruccion que le dió el Virréi, como se lee en ella misma, pag. 21. con estas palabras: „En cada Navío se han de ir por el camino escribiendo quatro Relaciones y Despachos por la forma susodicha: Uno que ha de quedar en cada Navío: otro que ha de quedar á la Justicia del Rio-de-la-Plata para embiar á S.M.: otro á la dicha Justicia para embiarme á mí por la via de Tucuman: otro que ha de traher el Soldado que acordáredes que venga con él.“ De estos quatro Exemplares (segun se lee en el segundo Testimonio de Seixas, que se copiará entre otros á continuacion de este Prólogo) exîstía uno en la Casa de la Contratacion de Sevilla: y es factible se conserve tambien alguno en el Archivo del Convento de S.Francisco de Cádiz, adonde están depositados, ó por mejor decir sepultados, los Derroteros, las Noticias, y aun las Cartas originales de los Viages y Descubrimientos de los mas famosos Navegantes Españoles.

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Ya se halla el Público noticioso del aprecio que esta Obra merece, por el Extracto ó Compendio que de ella sacó la diligencia del célebre Cronista y famoso Poeta Aragones Bartolomé Leonardo de Argensola, en su Historia de las Islas Malucas, tan felizmente escrita: y si por una parte Testimonio tan autorizado acreditaba sobradamente la identidad de este Escrito; por otra la suma

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exâctitud con que Argensola nos dió la substancia de él, parecía suficiente para formar idéa justa de su contenido. Pero la suerte de haber conseguido una copia exâctísima de aquel Original, me ha determinado á sacar á luz este oculto tesoro, ya sea por lo recomendable que es en sí, ya por la utilidad y lustre que de su publicacion resulta á la Nacion Española, ya por el realce de la gloria que se debe á nuestros Navegantes y Descubridores, ya por la que tan justamente corresponde al mismo Pedro Sarmiento de Gambóa; ó ya, en fin, por todas estas causas juntas.

Persuadido de que no podría darse idéa mas completa de semejante Escrito que la que leemos en la citada Historia de las Malucas, copiaré puntualmente á continuacion de este Prólogo el Resúmen de Argensola, que se encuentra al fin del Libro III. y principio del IV. des-

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de la pag. 109. hasta la pag. 136, considerando que algunos curiosos gustarán de renovar su lectura. Pero quando éstos se dediquen al exâmen de la Obra original que se publica, admirarán con mayor fundamento el valor, conducta, juicio é inteligencia con que procedió Sarmiento, penetrando por el Archipiélago de Chónos, que está entre la Isla de Chiloé y el Estrecho de Magallánes; el infinito número de Islas que allí descubrió; los tiempos y corrientes furiosas que sufrió á cada paso, y el teson y constancia con que resistió y superó tanto cúmulo de obstáculos y riesgos, á pesar del contrario dictámen de sus Pilotos, y del abandono en que le dexó el Almirante Juan de Villalobos, su Compañero.

Aquel descubrimiento de Islas es singular, en sentir de los Peritos, porque no se sabe haya dado ótro noticia

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de él ántes que Sarmiento; y la descripcion que hace del Estrecho de Magallánes se contempla mui instructiva y útil á los Navegantes, porque no solo da la configuracion de los Montes, sinó que señala mui prolixamente las corrientes, sondas, Rios, Ensenadas y Puertos que en él se hallan, informando de los parages que vió poblados, como de sus moradores.

Entre éstos habla de los Indios que á veces llama Grandes y á veces Gigantes, que son los mismos Patagones, cuya noticia nos repite y confirma recientemente el Libro intitulado: (2) Viage al

(2) „A voyage round the World, in His Majesty's Ship the Dolphin, comanded by the honourable Commodore Byron. In which is contained a faithful account of the several places, people, plants, animals, &c. seen on the Voyage: And, among other particulars, a minute and exact Description of the Streights of Magellan, and of the Gigantic People called Patagonians. Together with an accurate account of seven Islands lately dis covered in the South Seas. By an Officer on Board the said Ship.
London: Printed for J. Newbery, in St. Paul's Church-Yard; and F. Newberi, in Pater-noster Row MDCCLXVII.„

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rededor del Mundo hecho en el Navío de S. M. Británica el Delfin, mandado por el Comandante Biron; en el qual se da noticia fidedigna de varios Lugares, Pueblos, Plantas, Animales, &c. observados en el discurso del Viage; y entre otras particularidades una individual y exâcta descripcion del Estrecho de Magallánes, y de un Pueblo de Gigantes llamados Patagones; juntamente con una puntual noticia de siete Islas últimamente descubiertas (así lo suponen los Ingleses) en la Mar del Sur. Escrito por un Oficial del mismo Navío.

Este Viage, que se publicó primero en Ingles, ha salido posteriormente traducido en Frances por M. R.*** con un

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Prólogo en que hace una enumeracion de los Viageros que desde Fernando Magallánes han asegurado haber visto en la Costa de los Patagones hombres de estatura extraordinaria: y entre aquellos cita, aunqué de paso, á Sarmiento en estos términos: Sarmiento, (3) que atr avesó el Estrecho de Magallánes, refirió que había visto en un parage de la Costa un pequeño Pueblo de Gigantes, y que aun había embarcado uno de ellos en su Navío; pero ni el testimonio de Sarmiento, ni el de su Historiador Argensola, son de gran peso.

No es fácil comprehender en qué se fundó el Autor del Prólogo para descon-

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(3) „Sarmiento, qui traversa le Détroit de Magéllan, raconta qu' il avoit vu sur une partie de la Côte un petit Peuple de Géans, & qu' il en avoit même pris un sur son bord; mais le témoignage de Sarmiento, ainsi que celui de son Historien Argensola, n' est pas d' un grand poids.„

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fiar así de la verdad de estos dos Españoles tan fidedignos y condecorados, principalmente de la de Sarmiento, que había hecho en persona aquel famoso Viage, y dirigido al Rei su Amo una Relacion tan individual y autorizada de quanto observó en él, y escrita con formalidades de que carece la del mismo Viage Ingles del Comandante Biron; pues entre otras se admira en el Diario Español la circunstancia de que á la gente de la Tripulacion, que le firmó atestiguando la realidad de su contenido, se repitió varias veces su lectura, por si acaso advertían en el discurso de él alguna especie equivocada, ó en que todos no concordasen; sin que ninguno notase particularidad que desdixese de lo cierto. De suerte que, en vista de esta escrupulosa exâctitud de Sarmiento, se puede asegurar con razon que apénas se habrá escrito Relacion alguna de Via-

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ge á que se deba dar mas crédito que á esta.

Pero no es estraño se le merezea tan limitado al Autor del mencionado Prólogo, quando, citando á Argensola, se contenta con llamarle Historiador de Sarmiento, desentendiéndose de la noticia tan extensa que da el mismo Argensola de la exîstencia y suma prolixidad de este Diario, y de que la narracion que hace es un Resúmen de la propia Obra de Sarmiento, segun aquel insigne Escritor lo expresa en estas palabras: De que resultó (de las observaciones del viage de Sarmiento) una larga Relacion que él embió al Rei Felipe II, la qual nos dió esta suma &c.

El Autor del Prólogo, que mancomuna en su desconfianza al Viagero y al Compendiador, vulnera particularmente la veracidad de este último; pues en una Nota que se lee al pie de las páginas IX. y X. dice lo siguiente: Argen-

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sola, (4) que dió en su Historia de las Malucas la Relacion del Viage de Magallánes, habla tambien de estos Patagones, considerándoles doce pies, ó quince palmos' de alto: pero su narracion abunda en exâgeraciones y circunstancias fabulosas que le destituyen enteramente de crédito.

El Lector podrá juzgar por sí de la injusticia de esta absoluta, en vista de las palabras idénticas de Argensola en el higar que aquí se cita, y se lee en la pag. 17. de su Historia de las Malucas de este modo: „Magallánes, venciendo dificultades no creíbles, halló el Estrecho y Canal por donde se comunican los dos Mares, el qual guarda hasta hoi el nombre de Magallánes. Habien-

(4) „Argensola qui a donné dans son Histoire des Moluques la Rélation du Voyage de Magéllan, parle aussi de ces Patagons, auxquels il donne douze pieds, ou quinze empans de haut; mais son récit est plein d'exagérations & de circonstances fabuleuses qui Lui ôtent tout crédit.„

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do prendido ciertos Gigantes de mas de quince palmos de alto, que, faltándoles carne cruda, de que se solían sustentar, murieron luego, le pasó felizmente.„

En estas cláusulas, que son las únicas que allí se encuentran sobre este particular, créo no habrá quien advierta las exâgeraciones y circunstancias fabulosas que supone dicha Nota; ántes bien en la que el Autor Frances llama Relacion del Viage de Magallánes, y apénas merece nombre de noticia por mayor de aquella empresa, acredita Argensola la solidez de su juicio y quanto distaba de dar crédito á fábulas, con las siguientes expresiones que ofrecen las páginas 16. y 17.: „Dicen que confirmaba (Magallánes) su opinion con escritos y autoridades de Ruí Faleiro, Portugues, Astrólogo-Judiciario.… El Astrólogo Faleiro, perdido el juicio, quedó en la

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Casa de los Locos de Sevilla: venía en su lugar Andres de San Martin, á quien Magallánes escuchaba en lo que decía de los temporales; no en otras materias, como algunos le acumulan, sinó con la moderacion y entereza que ordena la piedad christiana. Y no es creíble que Magallánes consultase tan arduos sucesos con una facultad tan falaz como la Judiciaria; y enmedio de tan horribles peligros, prefiriese la Astrología á la Astronomía.“

Pero así como M. R.*** tomó del Apéndice que se halla á continuacion de la obra Inglesa que traduxo, varias especies de su Prólogo (sin duda para colocar al principio del Libro lo que el Autor Ingles puso al fin) así tambien se valió, sin mas exâmen, para desacreditar á Argensola, de la censura con que el Ingles critica al Caballero Antonio Pigafeta, que escribió una Relacion

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formal del Viage de Magallánes, (5) quando copia el mismo lugar de ella, que (no sin alguna alteracion) leemos traducido desde la pag. v. hasta la XXII. del Prólogo Frances. El Apéndice citado muestra en la pag. 182. la desconfianza que le merecen aquellas noticias con estas correspondientes palabras: Pero (6) el Escritor de este Viage (Pigafeta) ha mezclado en la descripcion que hace de él, circunstancìas no ménos fabulosas que absurdas.

El Autor Ingles manifiesta así el juicio que hace de la verdad del mencionado lugar de Pigafeta; y al contrario M.R.*** le gradúa de Testimonio tan circunstanciado y apoyado de autoridades tan gra-

(5) Esta se puede leer en la Coleccion de Ramusio.

(6) „But the Writer of that Voyage has mingled with his description of them, circonstances that are equally fabulous and absurd.“

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ves, (7) reservando toda su desconfianza para Argensola á quien se le aplica.

Pero si por una parte M.R.*** desprecia las noticias fundadas y positivas que dieron de los Gigantes Autores Españoles; por otra las supone en quien no las escribió; pues en las páginas XXXV. y XXXVI. asegura que (8) „en una Relacion del viage de Don García de Nodal (en el año de 1618.) se lee, que Juan de Moore, comerciando con los habitantes de la Costa de los Patagones, que en estatura llevan á nuestros Euro-

(7) „Un Témoignage aussi circonstancié et appuyé d' autorités aussi graves.„

(8) „On lit dans une Rélation du Voyage de Don Garcie de Nodal (en 1618.) que Jean de Moore, commerçant avec les habitans de la Côte des Patagons qui sont plus hauts de toute la tête que nos Européens, avoit reçû d'eux un lingot d'or en échange de quelque outils de fer.“

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péos toda la cabeza, había recibido de ellos una barra de oro en cambio de algunas herramientas.“

Y aunqué he reconocido con todo cuidado la Relacion del Viage que los Capitanes Bartolomé García de Nodal, y Gonzalo de Nodal, hermanos, hicieron en descubrimiento del Estrecho nuevo de San-Vicente y reconocimiento del de Magallánes en el año de 1618, impresa en Madrid en el de 21; no he encontrado en el discurso de ella la especie citada, ni otra que se la parezca.

Unicamente se lee en el fol. 32. lo siguiente: „Baxaron ocho Indios….. Eran mui apersonados, (9) sin barbas ningunas, y pintados todos las caras de almagre y blanco: parecían mui ligeros en correr y saltar &c.“ Y en el fo-

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(9) El Adjetivo Apersonado nunca ha significado otra cosa que lo bien dispuesto de la persona.

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lio 50.: „Y hallaron veinte Indios que venían de paz, desnudos en carnes, sin recatarse en nada, y tan apersonados como los del Estrecho nuevo.“

Tambien hace mencion el Escritor del Prólogo de otro Autor Español, bien que moderno, que es el P. Joseph Torrubia: y no bien le nombra, quando temiendo, tal vez, se le note de omiso en acumular algo á este Religioso Español, le supone Jesuita; sin embargo de que por sus mismas Obras consta fué de la Orden de San Francisco.

Como no faltará algun curioso que guste de leer lo que el Autor Frances dice del P. Torrubia, daré aquí la traduccion.

„El Padre Torrubia, Jesuita Español, compuso un Libro intitulado De la Gigantologia, juntando en él gran número de pruebas físicas y morales, para establecer la exîstencia de

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las generaciones de Gigantes. De todas las tradiciones que recogió en apoyo de su opinion, solo citarémos la relacion siguiente, que nos ha parecido curiosa.

Madalena de Viqueza, habiendo nacido de humilde linage en la Provincia de Estremadura en España, pasó su mocedad en la labor del campo; pero, disgustada de esta ocupacion, resolvió ir à buscar major fortuna á las Indias Occidentales. Su hermosura era bastante para que pudiese fundar en ella la esperanza de encontrar marido ántes de mucho en un Pais en que son poco comunes y mui deseadas las mugeres Européas: y así se embarcó el año de 1701. en un Navío que llevaba á la América Española una porcion de Colonos.

Llegó Madalena á Cartagena; pero no la favoreció mas allí la fortuna que en España; ántes la encontró mas adversa; pues el clima alteró su hermosura, y

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se halló abandonada y expuesta á perecer de hambre en un Pais cuyos habitantantes no tienen fama de caritativos. Despues que toleró algunos meses estas penalidades, un Pastor de la Provincia de Guayaquil, que dista algunos centenares de millas al Sur, la recibió por Criada. Los Pastores Españoles no tienen morada fixa en aquella parte; pues andan siempre vagando de una Comarca en otra en busca de mejores pastos, y solo hacen mansion en los parages donde los hallan buenos. Siguió Madalena en sus varias peregrinaciones á su Amo, que se adelantó mucho con ella acia la parte del Sur, sin destino determinado, caminando de prado en prado: y de esta manera anduvieron juntos cerca de cinco años. Mudóse al cabo de este tiempo su fortuna, pues una Quadrilla de Araucanos, enemigos mortales de los Españoles, la prendieron, juntamente con su Amo y toda

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su familia. Quedó Madalena esclava con sus compañeros, á quienes no volvió á ver mas; y el Caudillo, á quien tocó por suerte, la recibió por Esposa con las ceremonias acostumbradas entre los Salvages. Vivió con él dos años, y le dexó por una casualidad igual á la que la había trahido á su poder. Su Marido y ella fueron aprisionados por una Quadrilla de Indios del Sur. Al Marido dieron con tormentos la muerte; y á ella la hicieron las mismas proposiciones que la había hecho su primitivo Dueño. Pero no habiéndolas aceptado, la abandonaron como á persona inútil que solo podía servirles de estorbo en su viage. Quedó por espacio de un mes sola, desamparada, atravesando playas sin esperanza y sin guia, y sustentándose de algunas raíces que la naturaleza producía y le ofrecía, á veces, en el mismo camino: hasta que encontró una tropa de Patagones á caballo que

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la socorrieron. Diéronla pruebas de mucha humanidad y cariño, vistiéndola y manteniéndola con la mayor generosidad. Madalena aseguró al P. Torrubia que tendrían diez, ó doce pies de alto. La Nacion entera, ó á lo ménos la parte que de ella vió, apénas pasaba de setecientas personas. Andan regularmente á caballo; pero quando quieren exercitar su fuerza, corren con mayor velocidad que el mas fogoso caballo sin ginete. No solo se sirven de los caballos para montar, sinó tambien suelen comer la carne de ellos, quando no tienen ó no pueden lograr otras provisiones. Pero esto sucede rara vez, porque casi nada está seguro de su ligereza y fuerza. Alcanzan y cogen corriendo los ciervos, gamos, y otros animales semejantes. Todo es comun entre ellos, y parece que no conocen la posesion de las cosas en propiedad. Toman y dexan las Mugeres á su antojo:

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y miraban á Madalena únicamente como objeto de curiosidad, y no como individuo, cuyo sexô pudiese servirles de utilidad. Son sinceros, humanos y mutuamente cariñosos, de suerte que en todo el tiempo que permaneció Madalena entre ellos no advirtió que tuviesen la mas leve pendencia. No usan otra bebida que agua; siendo esto tanto mas de estrañar, quanto los Indios de aquellas Provincias confinantes se embriagan todos los dias con un licor que llaman chicha. Sus vestidos son en hibierno los mismos que en verano. Durante aquella estacion trahen las pieles de que se visten, con el pelo acia dentro, y en el verano al contrario. Si alguna vez los incitan á la guerra sus vecinos, los tratan sin la menor piedad. Tienen Reyes, Capitanes y Consejeros como las demas Naciones de Indios; pero es de notar que no per-

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miten á su Rei tener mas de una Muger. Si casualmente nace alguna criatura entre ellos de cuerpo ménos alto de lo comun, ó imperfecta de algun miembro, la venden á qualquiera Nacion inmediata de estatura regular, haciéndola así esclava.

Permaneció seis años Madalena entre aquel Pueblo tratable, sin esperanza de volver á su patria; pero paseándose un dia por la ribera del Mar, que está entre los Estrechos de Magallánes y Panamá, fué acogida en un barco Español, y se restituyó á su Pais. Tenía quarenta años quando la vió el P. Torrubia, y se mantenía todavía hermosa.“

Hasta aquí M. R.***. Qualquiera creerá que éste va á refutar narracion tan prodigiosa, no tanto por su manifiesta inverosimilitud, quanto por ser de Autor Español: pero bien al con-

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trario la coloca entre (10) „los testimonios reunidos que parece forman un cuerpo de pruebas, tanto mas poderoso, quanto solo se le habían podido oponer hasta aquí testimonios negativos.“ Qualquiera se persuadirá tambien á que relacion tan circunstanciada y difusa exîste en la Gigantologia. Pero desengañaré al Lector de uno y otro concepto con decirle que ni en el tratado original de la Gigantologia Española, que se lee en el §. X. del Aparato para la Historia Natural Española del P. Torrubia, ni en la Traduccion Francesa que dieron los Autores del Diario Estrangero en el del mes de Noviembre del año de 1760, ni en la que el mismo Padre Torrubia pu-

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(10) „Tous ces témoignages reunis semblent former un corps de preuves d' autant plus puissant, qu' on n' avoit à y opposer que des témoignages négatifs.

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blicó en Italiano, ni ménos en la Carta que imprimió en este mismo Idioma contra el que impugnó aquel tratado, se encuentra tal Historia, ni siquiera el nombre de Madalena de Viqueza, ni cosa que aluda á semejantes particularidades: pero M. R. *** quiso amenizarnos su Prólogo con las curiosas anécdotas de novela tan seguida, logrando así al mismo tiempo observar su loable método de atribuir por una parte á Escritores Españoles lo que no dixeron, y de despreciar por otra lo que efectivamente aseguraron. ¡Quanto mas justo y regular hubiera sido alegar el testimonio de Sarmiento, que, como tan autorizado é irrefragable, cita y recomienda el mismo P. Torrubia en la propia Gigantologia en que la fecunda inventiva de M. R. *** leyó el cuento de Madalena de Viqueza!

Concluyendo aquí esta larga digresion, vuelvo al asunto de la Obra de Sar-

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miento para decir que ella misma desengañará con la sencillez y naturalidad de su estilo á los que intentasen censurarla, y que si en alguna parte puede exercitarse justamente la Crítica, será en la propension que manifiesta el mismo Sarmiento á graduar de prodigio, ó milagro lo que en lo natural podía suceder sin él; pero ésta parece disculpable si se consideran los grandes y continuos peligros que padeció en su navegacion, y quan fácilmente, quando se ven los hombres en ellos, atribuyen á favor especial del Cielo la suerte de evitarlos.

No omitió Argensola este reparo, pues en la pag. 129. de su citada Historia de las Malucas, dice: „Padecieron tormentas y peligros extraordinarios, aun para Navegantes de tanta experiencia en ellos. Todo fué ofrecer lámparas, limosnas, peregrinaciones á Casas de veneracion de España: y otros votos

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en que la temerosa mortalidad, devota y oprimida, libra y esfuerza sus esperanzas.“

Uno de los motivos que me han alentado á dar á luz este recomendable Escrito Original, es la satisfaccion que me resulta de desimpresionar á aquellos que acusan á nuestros Navegantes de omisos en informar de sus observaciones, ya por natural abandono, ó ya por la máxîma que nos imputan de ocultar cuidadosamente nuestros Descubrimientos: nota en que acaban de incurrir con particular designio los Ingleses, suprimiendo el (11) núme-

(11) En la pag. 123. del Viage Ingles se lee una Nota, que traducida en Castellano, suena así: Como el conocimiento fixo de la situacion de estas Islas nuevamente descubiertas solo puede ser útil al Navegante, hemos omitido, no menos para obedecer al Gobierno, que para impedir que los enemigos de nuestra Patria se aprovechen de nuestros Descubrimientos, los grados de latitud, y longitud; pero se han dexado los blancos para los números; y luego que estémos seguros de que los nuestros se hallan en posesion de estas Islas, se publicacán en las Gazetas publicas los grados exâctos de longitud y latitud, para que las personas que hubieren comprado este Libro, puedan poner con la pluma el número.

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ro de los grados de latitud y longitud en que están las siete Islas que suponen haber descubierto nuevamente en la Mar del Sur, y que sin duda son algunas de las muchas que nuestros Navegantes han reconocido varias veces y con mucha anticipacion en aquellas partes.

Por órden, ó con permiso del Gobierno hemos hecho desde el Perú diferentes Expediciones á descubrir las Islas del Mar del Sur, y las Tierras Australes.

Hizo la primera el Adelantado Alvaro de Mendaña, año de 1567: y entre otras Islas descubrió 33. á las quales dió nombre de Islas de Salomon.

La segunda, el mismo Adelantado Mendaña, año de 1595, llevando por Piloto-Mayor al Capitan Pedro Fernandez de Quiros. Descubrió la Isla de Santa-Cruz,

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las quatro Marquesas de Mendoza, y otras, á que puso nombres.

Y la tercera, el Capitan Pedro Fernandez de Quiros, año de 1605. Descubrió y desembarcó en varias Islas, y en una tierra mui dilatada. Allí dió fondo en una Bahía y Puerto de que tomó posesion por el Rei, denominándola San Felipe y Santiago, y se detuvo algunos dias en reconocer el Pais.

De todos estos Viages hai Relaciones mui circunstanciadas: y como la materia requería por sí sola un discurso mui dilatado, me exîmo de él por que me llama de nuevo mi asunto principal.

Si la autenticidad del Diario que ahora se publica, necesitase apoyos que la acreditasen, podría citar aquí, ademas del testimonio de Argensola, los de todos los Escritores que dan noticia de aquel y de su Autor: pero me ceñiré á copiar á conti-

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nuacion del Extracto de este Historiador, para satisfacer á los curiosos, los principales lugares en que se hace mencion de Sarmiento, como tambien de su segundo Viage, dirigido á poblar y fortificar el Estrecho, y del éxîto desgraciado de esta Expedicion: acerca de la qual (segun se advierte en la Biblioteca de Leon Pinelo, añadida por D. Andres de Barcia) (12) escribieron Pedro y Tomé Hernandez dos distintas Relaciones, que no han llegado á imprimirse.

(12) Tom. 2. pag.667. col. 1. „ Pedro Hernandez: Declaracion sobre el Estrecho de Magallánes, y poblacion que hizo en él Pedro Sarmiento, y salida de España con Diego Flores de Valdes, el año de 1581. M. S. en la Librería de Barcia.
Y col. 2. „Tomé Hernandez, natural de Badajoz: Declaracion mui puntual que hizo al Virréi Don Francisco de Borja, Príncipe de Esquilache, de las Poblaciones del Estrecho de Magallánes, hechas por Pedro Sarmiento, y su desolacion: de la llegada de Tomas Candish á él, y su navegacion á Chile: refiere los Cabos, Calas, Surgideros, Islas del Estrecho, y su navegacion. M. S. fol. en la Librería de Barcia.

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Deseoso Yo de descubrir su paradero, hice muchas investigaciones, y en el discurso de ellas tuve noticia de que el Mariscal de Campo Don Eugenio de Alvarado conservaba varios Papeles manuscritos, curiosos é importantes, sobre asuntos de América; entre los quales se hallaba uno tocante á aquella malograda empresa:y habiéndomele confiado este Caballero, advertí con suma complacencia mia, que era una copia fidedigna (13) de la Declaracion jurídica, que de órden del Príncipe de Esquilache Don Francisco de Borja, Virréi del Perú, hizo ante Escribano el Soldado Tomé Hernan-

(13) Esta Copia, que parece hecha á principios del Siglo Décimoséptimo por los años de 1620, ó poco despues, está escrita en la letra que llaman Procesada; y sacada con tanta legalidad, que se copian al fin hasta las erratas salvadas por el Escribano que formó el Instrumento original: acreditando tambien su autenticidad la circunstancia de incluirse en un Tomo de varios Papeles originales, no ménos fidedignos.

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dez, de lo sucedido en la poblacion del Estrecho.

Este documento me pareció sería el segundo que se cita en la Biblioteca de Leon Pinelo, juzgándole desde luego digno de la luz pública: y Don Eugenio de Alvarado, como tan zeloso y amante de la utilidad comun, franqueó gustoso la Copia de dicha Declaracion, para que acompañase al Derrotero de Sarmiento, á cuya continuacion se colocará como por Apéndice.

Entre otras particularidades que hacen apreciable este Documento, milita la circunstancia de haber sido su Autor uno de los Pobladores de las Angosturas del Estrecho, y el Español que Tomas Candish (14) recogió del corto y lastimoso resto de las quatrocientas personas

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(14) Véase entre los Testimonios el de Candish, traducido del Viage de Noort.

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que se establecieron allí: agregándose en recomendacion de este Escrito la individualidad y sencillez con que en él se refiere todo lo acaecido en las Poblaciones; y la suma puntualidad de las noticias que da de los Gigantes que habitan aquella Region.

Esta narracion de Tomé Hernandez conviene con el lugar del Viage del Ingles Candish, que en el suyo traduce Oliverio de Noort: y acaso el mismo lugar de Candish daría ocasion á Don Francisco de Seixas y Lovera (quando ya no fuese la Adicion que se imprimió en Aleman del Viage de Noort) para decir en una Nota marginal de su Obra intitulada: Descripcion Geográfica y Derrotero de la Region Austral Magallánica, Cap. IX. Tit. XXXV. fol.73. b. las siguientes palabras: „Pedro Sarmiento de Gambóa en su Derrotero copiado, hecho imprimir, añadido á las Derrotas de Oliverio de

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„Noort.“ En la inteligencia de esta acotacion marginal se advierte alguna obscuridad, dudándose si la voz añadido denota que el Derrotero de Sarmiento se estampó á continuacion del de Oliverio de Noort; ó si equivale á que ademas de las noticias de éste, tuvo Seixas presentes las del Diario de Sarmiento, que indica se copió é imprimió: pues en otras Notas de su Descripcion Geográfica usa de la misma expresion, dexando lugar á igual duda. Con este motivo, ¿qué deséos no se excitarán de que algun curioso descubra y publique la Relacion y Derrotero, que sin duda formaría Pedro Sarmiento del Viage que, de resultas del primero, hizo á poblar y fortificar el Estrecho de Magallánes, en la qual la exâctitud de este insigne Capitan no dexaría de referir extensamente las particularidades de aquellas Poblaciones?

Réstame ahora advertir acerca del

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Diario y Derrotero que hoi se da á la prensa, que como el Manuscrito original carece de puntuacion y de toda Ortografía, he seguido la prescrita en el Tratado posteriormente dado á luz por la Real Academia Española, supliendo la puntuacion correspondiente al sentido del texto; sin que en lo substancial se haya alterado éste, aun quando en su inteligencia ocurren dificultades; bien que se procura aclarar algunas de ellas en las Notas que pueden leerse al pie de las respectivas páginas. Y últimamente no omito prevenit aquí, que ha parecido conveniente colocar en Láminas separadas los varios Diseños de las Costas, que se hallan insertos en sus lugares en el discurso de la Relacion manuscrita original, y que el mismo Pedro Sarmiento delineó de su propia mano.

¡De quanta satisfaccion sería para el Editor poder dar al buril las Cartas de

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marear que formó el mismo Sarmiento! Pero por mas diligencias que se han hecho, no se ha podido descubrir su paradero. Acaso le tendrán en la Casa de la Contratacion de Sevilla, ó en el Depósito del Convento de S.Francisco de Cádiz, adonde, segun queda ya indicado en la Nota num. 1. de este Prólogo, debe haber una Coleccion de varias Relaciones y Papeles originales de los Viages y Descubrimientos hechos por los Pilotos y Capitanes Españoles. ¡Que servicio no recibiría el Público! Que luces no desfrutarían los inteligentes! Que justo crédito no resultaría á la Nacion de que se sacasen del polvo y abandono, en que yacen, aquellos fieles y preciosos monumentos de la industria, del valor, de la constancia y pericia de nuestros Navegantes! Si por feliz suerte esta impresion del Diario de Sarmiento diese motivo á que de autoridad superior se exâminase aquel tesoro, y se

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hiciese á España, y al Orbe entero, partícipes de algunas de sus riquezas, tendría el Editor toda la recompensa á que pudiera aspirar, de los afanes que la Edicion de la presente Obra le ha debido; á no contemplarse ya sobradamente recompensado en la satisfaccion misma de servir con ellos á la Patria.

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COMPENDIO

DEL DERROTERO DE PEDRO SARMIENTO

QUE

Bartolomé Leonardo de Argensola

SACÓ Y PUBLICÓ

EN SU HISTORIA DE LAS MALUCAS,

Lib. III. y IV. desde la pag. 109. basta la pag. 136.

Prevenciones del Virréi.

Pedro Sarmiento de Gamboa. General contra los Ingleses.

Parecióle al Virréi del Pirú, que para la conservacion de las Indias, de su paz y Religion, para remover en sus principios todos los impedimentos de su exáltacion con exemplar escarmiento, que era la mayor importancia, levantar fortalezas (prevenciones de Estado humanas y divinas) convenía armar contra este Pirata Francisco Draque, poniendo con su castigo freno al Septentrion. Para lo qual habían de preceder su destruicion, demarcacion de los pasos del Mar del Sur, y con mayor cuidado, de los que había de navegar para volver á su patria. Instaba el temor, 6 fama ofendida por los Navíos Ingleses (parte de aquella Armada) que discurrían las costas de Chile, y Arica, y las obligaban á tomar las armas, temiendo que Draque había levantado fortificaciones en seguridad del paso, para el trato de la especería y pedrería: y para traher Ministros pervertidores con el veneno de sus dogmas. Eligió para tan grandes efectos á Pedro Sarmiento de Gambóa, Caballero de Galicia, que ya otras dos veces había peleado con este Cosario. La primera en el

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Sarmiento va á descubrir el Estrecho de Magallánes para demarcarle.

Armada Española.

Juan de Villalobos Almirante de la Armada.

Pilotes escogidos.

Instrucion para la Armada.

Puerto del Calláo de Lima, donde le quitó una Nave Española, cargada de mercaderías de España. La segunda, pocos dias despues, siguiéndole hasta Panamá. Determinó, que fuese á descubrir el Estrecho de Magallánes, empresa juzgada, por la Mar del Sur, imposible, por las inumerables bocas y canales que impiden el llegar á él, donde se han perdido muchos Descubridores, embiados por los Gobernadores del Pirú y Chile. Otros la tentaron, entrando en él por el Mar del Norte; ninguno acertó con el Estrecho. Unos se anegaron, ó volvieron deshechos de las tormentas: y en todos quedó assentada la desconfianza de hallarlo. Pero ya, quitado de una vez el horror, se pueden poner en altura cierta, arrumbarse y con derrota segura llegar al Estrecho, y cerrar el paso ántes que el enemigo lo ocupe. Escogió el Virréi dos Navíos: viólos armar, y adornar de xarcias, velas y bastimentos. Llamó Sarmiento al mayor Nuestra Señora de la Esperanza, y fué Capitana; y el segundo Almiranta. Tomó el nombre de San Francisco. Docientos Hombres de guerra y de mar fueron en ellas, y los Religiosos de virtud y ciencia concernientes á aquel gran ministerio. Nombró para Almirante al Capitan Juan de Villalobos: al qual, y á Hernando Lamero, Piloto-mayor, Hernando Alonso, y Anton Pablo, Pilotos de gran conocimiento en ambos mares, precediendo juramento de fidelidad, y al General particularmente, dió el Virréi Instruccion: cuya suma era: Mandarles seguir al Cosario. Pelear con él hasta matarle, ó prenderle. Cobrar la gran presa de que había despojado tierras, y Navíos del Rei, aunque fuese á qualquier riesgo, pues llevaban gente, municiones y armas bastantes á rendir las del Enemigo. Notar y descubrir sus derrotas; ponerse en cincuenta, ó cincuenta y quatro grados, como mas

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Dones para los Indios.

conviniese, en el parage de la boca del Estrecho de Magallánes. Que encendiesen faroles ambas las Naves, para no perderse de vista en las noches, yendo siempre la una en conserva de la otra. Encargóles la conformidad en los consejos entre el General y el Almirante: precepto ménos guardado (culpa del Almirante) de lo que conviniera. Que describiesen los Puertos, y Mares en perfetas demarcaciones. Que en saltando en qualquier tierra, tomasen posesion della por Su Magestad. Que hallando Poblaciones de Indios, los acariciasen, y domesticasen con prudente blandura, y sus ánimos con las preséas que para ellos se entregarían al General: tixeras, peines, cuchillos, anzuelos, botones de colores, espejos, cascabeles, cuentas de vidro. Que llevasen algunos Indios para Intérpretes de la lengua: y en razon de los puntos mas importantes, discurrió con grande acuerdo. Despues para animarlos, hizo un razonamiento, mezclando las esperanzas con las exhortaciones. Y habiendo conferido el General con el Almirante y Pilotos el disignio de su jornada, acordaron: Que si algun caso forzoso del tiempo apartase al un Navío del otro, se buscasen con diligencia; ó acudiesen á esperarse á la boca del Estrecho en la parte de la Mar del Sur del Poniente. Otro dia Domingo á once de Octubre de 1579, habiendo todos confesado y recibido la Sacratísima Eucaristía, se embarcaron, para introducirlos en aquellas partes ciegas á todo culto, en la Capitana el General Sarmiento, el Padre Frai Antonio de Guadramiro de la Orden de S. Francisco, Vicario General desta Armada, el Alférez Juan Gutierrez de Guevara, Anton Páblos, y Hernando Alonso, Pilotos, y cincuenta y quatro Soldados. En la Almiranta, con Juan de Villalobos, el Padre Frai Christóval de Mérida, de la misma Orden

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Pártese la Armada.

Diligencias y habilidades del General Sarmiento.

Francisca, Hernando Lamero, Piloto-mayor de aquella Nave, con los quales y los demas Soldados, y Marineros, fueron cincuenta y quatro:y todos ellos en ambas Naves, el número que habemos dicho-Partieron del Puerto de Calláo de la Ciudad de Lima. Aquella noche surgieron en la Isla, dos leguas de Calláo en doce grados y medio. El primero de Noviembre pasaron á vista de las que llaman Desventuradas, puestas en veinte y cinco grados y un tercio, que acaso en el año de 1574. descubrio Juan Fernandez, Piloto, yendo á Chile segunda vez, inmediata al Descubrimiento de Magallánes, desde 1520. Llámanse agora Islas de San Felix, y San Ambor. Aquí notó Sarmiento la diferencia entre estaderrota, que El llama verdadera, y la de la fantasía. Con increíble curiosidad hizo lo mismo, usando de la atencion y destreza de sus Pilotos, y de la suya, que no era inferior, ni en ningun ministerio militar, como lo dirán (si salen á la luz) sus Tratados de las Navegaciones, Fundiciones de artillería, y balas, Fortificaciones, y noticia de Estrellas, para seguir en todos los mares. (a) Jamas dexaron la Sonda, ni los Astrolabios y Cartas, en los fondos, puertos, senos, montes y restingas. Ni los Escribanos las plumas, escribiendo y pintando. De que resultó una larga relacion, que él embió al Rei Filipo II, la qual nos dió esta suma. Allí cuenta las correspondencias del Cielo con las Tierras, los Peligros, las Islas, Promontorios y Golfos, geográfica y corográficamente. Continúa los rumbos que se han de seguir; los que se han de evitar: y con distinta variacion nos guia y saca del Estrecho, dando señas visibles, y las invisibles de los vientos

(a) De estas obras solo se tiene la noticia que da aquí Argensola.

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Síguese el viage

Llaman los nuestros Archipiélago á un espacio de mar lleno de Islas.

Posesion que toma Sarmiento de aquellas tierras por su Magestad, y la forma, y ceremonia de la Posesion.

para cada parte. En la primera incógnita, en que surgió con grande dificultad, tomaron la altura en quarenta y nueve grados y medio. No hallaron gente; aunque sí, algunas señales della: pisadas humanas, dardos, remos y redecillas. Encumbráronse sobre montes altísimos, de mas de dos leguas de subida, por piedras algunas veces de tal hechura, que les cortaban los alpargates y zapatos. Otros, por evitarlas, trepaban por las ramas de los árboles. Desde la cumbre descubrieron diversas grandes canales, brazos, rios y puertos: y toda la tierra que alcanzaron sus ojos, les pareció despedazada. Juzgáronla por Archipiélago. Es de advertir que con el nombre de Archipiélago describen nuestros Descubridores los mares del Nuevo-Mundo, poblados, como de grandes losas, de Islas, á imitacion del Archipiélago de Grecia, tan conocido de las Naciones en el Mar Egéo, que contiene en su seno las Islas Cícladas, aunqué el nombre no es antiguo. Contaron los nuestros ochenta y cinco Islas grandes y menores. Y vieron ir la Canal mui ancha, estendida, abierta y limpia. Certificáronse que por ella había salida al Mar cerca del Estrecho. Tomaron la altura con tres Astrolabios en cincuenta grados. Llamaron al Puerto de Nuestra Señora del Rosario, y á la Isla de la Santísima Trinidad. El Domingo siguiente, para tomar posesion della, mandó Sarmiento salir toda la gente del Navío. Hizo lo que se contiene en el testimonio auténtico de lo que pasó aquel dia, cuyas palabras suenan formalmente. [Aquí copia á la letra Argensola el Instrumento de toma de Posesion que se lee en la pag. 73. y siguientes del Diario de Sarmiento.]

Nuevos descubrimientos.

De allí á quatro dias Sarmiento en el batel de la Almiranta, con los Pilotos, Páblos y Lamero, y diez marineros Soldados con arcabuces, rodelas

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Pone Sarmiento nombres á los montes, puertos, islas y canales.

Malla perlas Sarmiento.

Los colores en las perlas.

Arrojan y desprecian las per las por la ham bre.

y espadas, y comida para otros quatro dias, partió deste puerto, para descubrir las canales que parecían, por no poner en peligro los Navíos. Saliendo por los arrecifes, siguió el golfo arrimado á la costa. Reconocióla toda y sondó los puertos. A los quales, y á los montes, segun las formas dellos, les puso nombres de panes de azúcar, vernales, pimientos, y de cosas semejantes. Notó los árboles, las yerbas, los páxaros. Halló en cierta playa varia huella de gente, y dos puñales, ó harpones de hueso, con sus presas en las empuñaduras. Junto un arroyo de agua dulce, cuyas arenas son bermejas (y por ellas lo llamó Bermejo) que sale á un Puerto, el qual tambien heredó el nombre, vieron abundancia de peces: y en el marisco que arrojan las olas, infinitos ostros, ó mixillones, (como la lengua Portuguesa los llama) y en los que habían quedado sobre las peñas fuera del agua, perlas grandes y pequeñas, algunas pardas, y otras blancas. Suelen á cierto tiempo estos pececillos abrir las bocas (abiertas primero las conchas) y recibir el rocío sutil y sustancial; de cuya fecundidad conciben las perlas. Las quales sacan el color proporcionado con la calidad del rocío. Si le recibieron puro, las engendran blancas: y si turbado, pardas, y de otros turbios colores. Encarece Sarmiento la mohina con que él, y sus compañeros se afligían. Por que como deseaban aplacar la hambre con los ostros, ó mixillones, y por hallarse en ellos estas perlas, no los podían comer de duros, y era forzoso arrojarlos, despreciando aquella riqueza marina: maldecían á quien inventó que fuesen preciosos aquellos partos, ó callos de los peces que la Naturaleza había tres veces escondido, en los senos del mar, en los de las conchas, y en el del mismo pez. Decían, que la verdadera riqueza era ganados mansos, frutos, y

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Sigue el Viage.

mieses cultivadas como en España. Porque como aquel rico impedimento (entónces no codiciado) los privó de la comida del marisco, y les hubo de sustentar diez dias la que trahían para quatro: el ayuno los hizo Filósofos. Deste Puerto-Bermejo hubo de volver á los Navíos que quedaron en el del Rosario, sin pasar ningun dia sin recias tempestades, habiendo andado de ida y vuelta mas de setenta leguas, saltando en Islas, tomando la posesion dellas. Fértiles y habitables, pero condenadas hasta entónces á carecer de culto y uso de razon que las habite. Desde una cumbre altísima exploró la Canal-madre que sale á la mar brava: y tantas diversas Canales, Islas pequeñas, que no se pudieran contar en largo tiempo. En el que se detuvo, sondó puertos, fondos, canales, caletas, ancones, baxos, restingas y senos. Pintábalos, y dábales nombres: ponía la Navegacion en derrota y altura cierta, á vista y censura de los Pilotos, Marineros y Soldados para rectificar esta diversidad de sujetos con el exâmen de los que la veían.

El Almirante se desaviene con Sarmiento.

Indios, enyes voces parecían ahullidos de Lobos.

Pintura de aquellos Indios.

Aquí comenzó el Almirante á desavenirse, diciendo que estaban ensenados, y que era imposible proseguir el viage por aquella via. Quiso desamparar al General, como lo hizo algo mas adelante. De Puerto-Bermejo siguieron su derrota, tentando los de las otras Islas. Llegó á una Ensenada, que llamó de San Francisco: donde alojándose, disparó un Soldado su arcabuz á unas aves, y á la respuesta del tiro dieron disformes voces unos Indios junto á una montaña, de la otra parte de la Ensenada. Al primer grito juzgaron los Españoles que los daban Lobos-marinos, hasta que los descubrieron desnudos, y colorados los cuerpos. La causa vieron despues. Untanse desde la cabeza á los pies con tierra colorada pegajosa. Sarmiento embarcó en el batel

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Quince Indios mozos.

Prende Sarmiento un Indio.

Huye el Indio â nado.

Soledades de todas aquellas Costas.

algunos compañeros, y llegados á una breña, los hallaron en lo espeso del arboleda, sin otra vestidura mas que el barro colorado como la sangre. Solo un viejo, que les hablaba y mandaba, y ellos le obedecían, se mostraba cubierto con capa de pellejos de Lobos-marinos. En la costa brava, junto á la mar, de entre los peñascos salieron quince Mancebos, y llegados con indicios de paz, les señalaron con grande instancia, levantando las manos acia donde quedaron los Navíos: lo mismo hicieron los Españoles. Llegáronse los Indios, y dándoles Sarmiento dos toallas y un tocador (no se halló con otra preséa) y los Pilotos algunas, los dexaron contentos. Diéronles vino: probáronle, y luego lo derramaron. Del vizcocho comieron, y todo esto no los aseguró. Por lo qual, y por hallarse en costa brava á peligro de perder el batel, volvieron al alojamiento, diciendo por señas á los Indios que acudiesen á él. Hiciéronlo así, y Sarmiento puso dos centinelas para la seguridad. Prendió con violencia á uno dellos para que fuese lengua: púsole en el batel; abrazóle con regalo, vistió su desnudez, y hízole comer. A esta tierra llamó Punta de la Gente, por ser la primera en que la halló. Salió de ella á tres Islotes, puestos en triángulo: durmieron en ella. Pasaron adelante, demarcando tierras, y frontero de úna asperísima, el Indio, á quien jamas se le enxugaron las lágrimas, soltando una camisilla, se arrojó á la mar, y se les fué á nado. Prosiguieron su viage, cansados ya de ver tantas Islas, con notables entrañezas naturales, sin gente. Solo en una, á que llamaron la Roca-Partida, hallaron junto á una profunda cueva gran rastro de pies humanos, y una osamenta y armadura entera de hombre ó muger. De allí, con tormentas, por increíbles soledades pasaron adelante. Las quales

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Cinco Indios huyen.

(aunqué nuestra narracion se dedicara á solo este viage) fuera demasía de escribir. Desde otra tierra, adonde llegaron con incertidumbre, como acaso, en el seno llamado por ellos Nuestra Señora de Guadalupe, para averiguar si una Canal iba al Leste, y otra al Norte, vieron venir por el agua una Piragua (es barquillo de maderos juntos, sin borde: téxese algunas veces de juncos, y algunas de calabazas.) Venían en ella cinco Indios, los quales salidos á la costa, desamparando la Piragua, se subieron mui maravillados por un monte adelante. El Piloto se puso en ella con quatro Soldados, y el batel pasó adelante.

Sierras de antiquísimas nieves.

Llegados á otra punta, donde les pareció que había mas gente, hallaron sola una choza baxa y redonda, hecha de varas, cubierta de cortezas anchas de árboles, y cueros de Lobos-marinos. Veíanse en ella cestillas, marisco, redecillas y huesos para harpones, y zurrones llenos de aquella tierra bermeja con que en lugar de vestiduras se tiñen los cuerpos. A este trage y galas tienen reducidas las que se texen de sedas y oro en las Cortes de todos los Príncipes. Sarmiento dexó la Piragua, y con solo el batel volvió á los Navíos, porque ya había consumido la comida. En este pequeño vaso, y en el de un bergantin, que por los otros compañeros halló recien-fabricado, entretanto que discurrían aquellas incultísimas Islas, con parecer del Almirante salió de Puerto-Bermejo. Pero no hallando ningun otro seguro para los Navíos, volvieron al mismo. Y en el batel llamado Nuestra Señora de Guia pasó á tentar la boca, que parecía al Leste, por una cordillera de larguísimas Sierras nevadas, con tanta diversidad, que vieron cumbres de nieve blanca, azul y negra. Sarmiento la llama Tierra-firme. No son numerables las Islas de que tomó posesion, ni las

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Planta Sarmiento Cruces en todas las tierras.

Diligencias de Sarmiento para la navegacion.

que descubrió inaccesibles en algunos Archipiélagos, desde una altura eminente sobre las comarcanas, cubierta de la nieve azul, que El compara al color de las turquesas. Llamó á esta cumbre Añonuevo, por haberla hallado en el primero dia de 1580. No quedó nombre de Santo, ni semejanza de cosa material con que no señalase las que tocó. En todas plantó Cruces, y escribió lo que vimos en la primera. Solamente vió hombres en las que aquí se refieren. Volvió en su batel á volar por aquellos piélagos, en que al parecer de un dia para otro formaba la Naturaleza Islas nuevas. Surgió en un Puerto, donde entre las diligencias para la navegacion, figuró en tierra una linea meridiana, y marcó las agujas de marear. Reparólas, cebandolas perfectamente: porque con las tormentas y humedades habían recibido alteracion. ¡O á quan flaca guia entregan los hombres esperanzas soberbias! Prosiguió el descubrir Islotes, y tomar posesiones sin resistencia. Observó un Eclipse, en utilidad de la navegacion, en el Puerto de la Misericordia (este nombre le dió) donde, no arribando la Nave Almiranta, entendió que se había vuelto á Lima. Sin embargo la esperò diez dias: Y los que faltaban hasta quince, en otro recien descubierto, que llaman Nuestra Señora de la Candelaria, tres leguas distante, segun el concierto que entre ellos había precedido, de que esperado este plazo, cada qual siguiese su camino á España: porque contra la opinion de los Pilotos la tuvo Sarmiento firme de que era aquél el Estrecho de Magallánes.

Señas de haber pasado por allí los Ingleses.

Dia de Santa Ines surgió en la Isla que admite en su seno este Puerto: por lo qual le dió el nombre de la Santa. Desde un cerro que en forma de arco pende corvado sobre un Rio, vió cinco Indios naturales, que con señas y voces le pidieron que se

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llegase á ellos. Habiéndoles respondido los Españoles en la misma forma, los Indios levantaron una banda blanca, y los nuestros ótra. Baxados á la costa, mostraron pedirles que se les acercasen. Sarmiento les embió á su Alférez y al Piloto Hernando Alonso con solos quatro hombres para quitarles el temor. Con todo eso no osaban llegar al batel. Salió luego uno de los nuestros á tierra, y tampoco se osaron fiar de él. Acercáronse por verle solo. El qual les dió chaquiras (son cuentas de vidro) cascabeles, peines, zarcillos y cañamazo. Considérese de quan altos designios eran instrumentos aquellas dádivas pueriles. Luego surgieron el Alférez y el Piloto, y halagándolos, y dándoles mas preséas (los Españoles las llamaban rescates) les mostraron por indicios de lo que cada una servía, poniéndolas en uso á vísta de los Indios. Regocijáronse mucho con esto, y con unas banderillas de lienzo que los nuestros trahían de ciertas tiras angostas de ruan, angéo y olandeta. De lo qual conjeturó Sarmiento que habían comunicado con gente de Europa: y ellos, sin ser preguntados, dieron á entender por señas patentes, que habían pasado por allí, ó estaban (y señalaron á la parte del Sueste) dos Navíos como el nuestro, de gente con barbas, vestidos y armados de aquella misma manera. Este fué el primer rastro que hallaron de las Naves Inglesas de Draque. Los Indios prometieron con risueños ademanes de volver. Fuéronse la tierra adentro, y los nuestros á la Nave: de la qual, por estar no mui léxos, salió Sarmiento á tomar posesion con su acostumbrada ceremonia christiana y civil.

Prenden los Españoles á tres Indios.

El dia siguiente amanecieron en el Puerto el Alférez y Hernando Alonso con seis Soldados, y otro buen número de rescates para comprar las voluntades de los Indios: los quales tambien lle-

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garon, pero no se querían acercar á los nuestros. Hicieron las mismas señas que el dia pasado. Los Españoles por saber mas la derrota del Ingles, arremetieron á los Indios, y prendieron tres, abrazándose cada dos Soldados con uno dellos. Y aunqué, forcejando reciamente por desasirse, dieron á los nuestros muchos golpes y moxicones; no salieron con ello, y alcanzaban robustas fuerzas. Todo lo sufrieron los Españoles por llevarlos al Navío, donde Sarmiento los recibió y trató con afabilidad. Comieron y bebieron, y tanto pudo la mansedumbre, que les quitó el temor y se rieron. Mostrándoles las tiras de lienzo, señalaron con las manos una Ensenada, donde habían surgido las Naves y gente barbuda, y que trahían flechas y partesanas. Uno dellos mostró dos heridas; otro, una, que había sacado peleando contra los de aquella Armada.

El Almirante se vuelve á Chile. Lo que le acaeció con ciertos Isleños volviendo.

Ya el Almirante se había vuelto á Chile, y entre los acaecimientos de su vuelta solía él contar, que llegado al parage de la Isla Mocha, embió su batel á pedirle algun socorro de bastimentos. Y sabiendo quan amigablemente se hubieron con Draque, y porque el odio que en todas aquellas tierras muestran al nombre Español no lo estorvase; los Mensageros con acuerdo lo encubrieron, diciendo que eran Luteranos. Dieron los Isleños crédito á la ficcion, deseosos de ganar amigos para conservar su libertad. Embiáronles carnes, pan, frutas, y una carta respondiendo á la suya, cuyo sobrescrito en nuestra lengua decía: A los mui magníficas Señores los Luteranos, en la Mar del Sur. Los nuestros replicaron, que pues les habían proveído de tan abundante comida, les rogaban que quisiesen participar de ella. Aceptaron el convite hasta treinta principales Caciques, y llegaron en una Ca-

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nóa mui alegres á nuestro Navío. Apénas estuvieron dentro, quando el Almirante sin escuchar sus quexas, mandó dar las velas al viento, que ya estaban á punto, y los truxo captivos á Chile. Tuvo algunos sucesos que pudieran acreditar su retirada, pero quedarán reservados para los Escritores de Historia particular. (b)

Ruegan los Pilotos á Sarmiento que no pase adelante.

Ingleses dexados en los desiertos del Estrecho por Draque.

Tierras de Gigantes, los que llamó cierto Capitan los Césares.

(c)

Volviendo á Sarmiento. En este Puerto de la Candelaria le apretaron los Pilotos con ruegos y protestaciones para que hiciese lo mismo que su Almirante, representándole quan atormentada trahía la gente y los Navíos, y que había hecho mas que todos los Descubridores que le precedieron. Que ya ni tenían anclas, cables, ni xarcia: que los tiempos le resistían, á cuyo pesar no era posible proseguir. Este fué recio combate: porque entre la ira de las quexas, y casi amenazas de los Pilotos, venía envuelta la adulacion, alabándole de que ningun otro Descubridor había pasado tan adelante. Y así Sarmiento no se sintió ménos apremiado de las alabanzas que del enojo. Con todo, se esforzó contra ambas cosas, y aun reprehendió á los Pilotos ásperamente. (quien sabe si encubriendo el mismo rezelo que ellos le proponían?) Y se mostró tan firme á estos combates, que los reduxo á su opinion. Partió de aquí siguiendo la Canal, y á una legua al Sueste le señalaron los Indios el parage que habían atravesado los barbudos, de los quales matando muchos, reservaron, como despues se supo, á Catalina y un Muchacho, ambos Ingleses, que vivían entre aquellas fieras, que mas lo parecían que racio-

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(b) Este párrafo le formó sin duda Argensola por otras Relaciones, ó noticias que tuvo presentes, pues en el Diario de Sarmiento no se leen las posteriores que aquí da de la continuacion del viage del Almirante.

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nales Algo mas adelante, en otra Isla que dixeron los Indios que se llamaba Puchachailgua, llena de altísimos peñascos pardos, pelearon otra vez los barbudos con los naturales sin vitoria. Prosiguieron hasta la otra Isla Capitloilgua en la Costa Cayrayxaxijlgua. No mudó Sarmiento los nombres antiguos á las tierras quando los pudo saber. En la que luego se les ofreció, se entristecieron harto, porque se juzgaron ensenados. Pero luego dió brios á este desmayo la vista de la Canal que comienza de la boca llamada Xaultegua, y se les ensanchó, sacándolos al mar espaciosísimo, poblado de millares de Islas-Pasaron á vista de úna, vieron humos altos, y los Indios captivos comenzaron á llorar, y se entendió que era de temor de los naturales de la tierra. Significaron que eran Gigantes, y peleaban mucho. Los nuestros los aseguráron, haciéndolos capaces para que entendiesen que podrían mas que ellos. Saltaron en tierra. Llámase Tinquichisgua. Sarmiento, á honor de la Cruz que levantó en ella, la mejoró, llamándola Isla de la Cruz. Vió en ella abundancia de Ballenas, de Lobos y otros monstruos del agua, y grandes pedazos de nieve sobre las olas. Apercibió la artillería y la arcabucerìa, pertrechándose contra Cosarios y Naturales, porque pensó hallar Ingleses apoderados en la tierra. Hizo guarda de allí adelante, y nadie desamparó las armas. Pasaron á la tercera Isla, que es la mayor. Oyeron voces humanas, y vieron algunas Piraguas con la gente que daba las voces, que atravesaban de una Isla á otra. Los nuestros llegaron con el Batel á reconocerla, y

(c) Ovalle en su Historia de Chile, cap. V. del Lib. II. pag. 72. hace mencion de una generacion de habitantes del Estrecho, á quienes denominan los Césares; pero á éstos no les da estatura agigantada.

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entraron los unos y los otros en un Puerto limpio. Desde el qual vieron una Poblacion no bárbara, sinó ingeniosa y altiva, como las de Europa, (d) y muchedumbre de gente, que habiendo anegado las Piraguas, puestos sobre las montañas con sus armas, llamaban á los nuestros desde un bosque para que saliesen á tierra, y los nuestros á ellos para que se acercasen á la mar.

Otres Indios tratables.

Indicios del pasage del Draque

Volcan junto al Estrecho.

Dexa Sarmiento una carta dentro de una botija.

Entre aquellas mismas arboledas se descubrieron muchos mas Isleños con arcos y flechas, como queriendo acometer. Por esto los nuestros les tiraron algunos arcabuzazos, cuyo estruendo causó tanto horror á las mugeres Indias, que dieron terribles voces: y así cesaron los tiros por no perder la esperanza de ganarles las voluntades. Entretanto la Nave que andaba barloventeando arribó al Puerto. Aprestó Sarmiento una pieza, y llegó tambien el batel, trayendo una Piragua amarrada por popa. Escrita la Posesion, aunqué no averiguada la policía de los habitadores de aquel gran Pueblo, salió á la playa, de la qual se ve un monte altísimo, blanco de envejecida nieve, cercado de sierras. Relaciones antiguas lo llamaron, la Campana de Roldan, que fué uno de los Compañeros de Magallánes. Prosiguió hasta ponerse en cincuenta y quatro grados en la Punta que llamó de S. Isidro: junto á la qual le dieron gritos los Naturales, y llegados á los nuestros los abrazaron familiarmente. Embióles Sarmiento desde la Nave, demas de los cascabeles y dádivas leves, vizcocho y carne. Sentáronse á conversar por señas con el Alférez, Piloto y los otros ocho Christianos, y dieron á entender, que les agradaba su amistad, y aquellos preciosos dones,

(d) Véanse las Notas (f. g.) de este Compendio.

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y los mismos confusos indicios del pasage de los Ingleses. Volviéronse con esto á sus chozas: y el General, tomada la posesion, y la altura en cincuenta y tres grados y dos tercios, partió á vista de la Costa. La qual ocho leguas de allí se allana con la mar, y forma una playa de arena blanca. Antes de llegar á ella descubrió un Volcan altísimo nevado, en que (al parecer) por natural modestia la nieve y el fuego se respetan recíprocamente, y encogen en sí mismos sus fuerzas y actividades: porque ni él se apaga, ni ella se derrite por la vecindad del otro. Llevóle la Canal hasta la Punta que llamó de Santa-Ana en cincuenta y tres grados y medio.

Niños, páxaros.

Muda Sarmiento el nombre al Estrecho de Ma gallánes.

Aprehendió la Posesion, y al pie de la Cruz amontonó muchas piedras, entre las quales, dentro de los cascos breados de una botija, y con polvos de carbon, juzgándolos por incorruptibles, puso una Carta. Dió en ella aviso á todas las Naciones de como aquellas Tierras y Mares eran del Rei de España, y declaró por qué derechos lo eran. Dexó tambien mandado en la misma Carta á su Almirante, que acudiese al Pirú á dar cuenta al Virréi de los sucesos hasta descubrir el Estrecho. Volvió el Navió de baxa mar, donde en su ausencia llegaron los Indios con sus hijos y mugeres, y un presente de grandes trozos de Lobo-marino, carne hedionda, páxaros Niños de mar (son rubios y blancos) y murtina (fruta semejante á las cerezas) y pedazos de pedernal, agujerados y pintados, en cierta caxa pequeña de oro y plata. Preguntados para que servía todo aquello, y respondiendo que para sacar fuego, uno de ellos tomó de las plumas que trahía, y como en yesca, lo encendió en ellas. Poco ántes, quando los nuestros lo encendieron para derretir la brea y fortificar la vasija de la Carta que al pie de la Cruz quedó muda, se estendió por el monte la lla-

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ma, y levantó humareda. Los Indios, creyendo que eran los fuegos, de aquellos tan temidos enemigos suyos, se fueron sin poderlos detener. Y no fué vano su temor: porque en la Isla que está enfrente, respondieron luego con grandes humos. Al Rio que entra en la Mar por la punta, llamó Sarmiento, de San Juan: y al Estrecho que divide estas Islas, que es el mismo antiguo de Magallánes, deseado y buscado con tantos peligros, le mudó el nombre, llamándole de la Madre de Dios, para que por esta devocion alcance de su Hijo la salud de aquellas no numerables Provincias, estendiendo la voz de su Evangelio á ellas, hiriendo en los oidos de tantas almas, de las quales la mayor parte ignora su misma inmortalidad, sin salir del rudo conocimiento que concede la comun naturaleza.

Esquadron de Gigantes.

Prenden los nuestros un Gigante.

Buene disposicion para fortificar la boca del Estrecho de Magallánes.

Quatro Gigantes embisten con flechas á los nuestros.

Poblacioñes grandes del Estrecho harta la Parte del Norte.

Quedó Sarmiento tan ufano de haber mostrado en esto su devocion, que vuelto á España, suplicó al Rei que mandase llamar así vulgarmente al Estrecho, y en las Provincias Reales fué aprehendida la Posesion de esta parte, tan señalada con extraordinario regocijo, poniendo en el Instrumento la cláusula de la Bula del Papa Alexandro Sexto. El derecho fundado en ellas para los Reyes de Castilla, los límites de la linea, que tiró por ambos Polos como Vicario de Dios. Dixo Misa el Padre Guadramiro, y todos la oyeron mui devotamente, en consideracion de ser la primera que ha ofrecido en aquel lugar el género humano al Autor dél. Fué en hacimiento de gracias, y se animaron para qualquier ardua empresa. Vieron rastro de Tigres y de Leones, Papagayos blancos y pardos, de cabezas coloradas. Oyeron cantos suaves de sirgueros, y de otros páxaros. Prosiguiendo por él con excesivo calor, aportaron en una Ensenada, cubierta de yerba blanca. Surgieron en la punta, sobre la qual pareció

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luego una compañia de Gigantes, que les dieron voces, levantando las manos desarmadas. Imitaron los nuestros sus mismas acciones que de ambas partes significaban paz. Llegados al Batel, guardado de diez arcabuceros, saltó luego el Alférez en tierra con otros quatro. Los Gigantes le señalaron, que dexase la gineta, y retiráronse adonde habían escondido ellos sus arcos y flechas. Hízolo el Alférez así, y mostróles los rescates y dádivas que les quería presentar. Con esto se detuvieron, aunqué mal seguros. Por lo qual, pareciéndoles á los nuestros que aquel rezelo presuponía escarmiento, sospechando que lo debió causar el daño que habían recibido del Cosario Ingles; para saberlo enteramente, embistieron diez de los nuestros con uno de los Gigantes, y le prendieron: mas con dificultad le conservaron. Los demas, arremetiendo por sus armas, fueron sobre los Españoles tan presto que apénas les dieron tiempo para volverse al Batel. Flecharon sus arcos, y con la lluvia de las saetas y la priesa de librarse de ellas se les cayeron á los nuestros dos arcabuces. Al Tenedor-de-bastimentos clavaron una flecha por un ojo. El Indio preso era entre los Gigantes Gigante; (e) y dice la relacion, que les pareció Cíclope. Consta por otras, que tiene cada uno de estos mas de tres varas de altol, y á esta proporcion son anchos y robustos. Puesto en la nave, quedó tristísimo, y aunqué le ofrecieron regalos, aquel dia no aceptó ninguno. Dieron velas, atravesando Canales y Islas, y en las mas les salu-

(e) En el Diario de Sarmiento no se leen estas dos pa ticularidades: y sin duda las tomó Argensola de las otras Relaciones que tuvo presentes, confundiendo aquí lo que éstas dicen con lo que extracta de Sarmiento.

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daban con ahumadas. En el mayor Estrecho, que llamaron de Nuestra Señora de Gracia, por donde se ha de pasar por fuerza, en veinte y tres grados y medio, juzgó Sarmiento, que sobre los dos cabos de la punta se pueden fabricar Fortalezas para defender la entrada. Atravesáronlo á priesa, y en otra punta mas adelante parecieron otra vez los Naturales della voceando y meneando las capas ó mantas lanudas. Acudió Sarmiento á ellos con diez y ocho Soldados. Mostráronse solos quatro Indios con arcos y flechas, y precediendo señas de paz con las manos, dixeron: Xijtote, que suena hermanos. (Súpose despues.) Tomaron un alto, y salidos los Españoles en tierra, señalaron los Indios que llegase adonde estaban ellos uno de los nuestros. Acudió sin armas con algunos dones, cuentas cristalinas, cascabeles y peines. Recibiéronlos, señalando que se baxase. Obedeció: y en lugar dél, subió el Alférez, convidándoles con otras dádivas. Aceptáronlas, sin que ellas, ni los halagos los acabasen de asegurar. Sarmiento los dexó, por no irritarlos: y subiendo la montaña por senda diferente, para explorar la loma, llanos y canales, se le presentaron los quatro flecheros. Y sin provocarlos con ofensa, ántes habiendo recebido de los nuestros aquellos dones, comenzaron con ira súbita á herirlos. Al General, de dos flechas, en un lado y entre los dos ojos. A otro Soldado le sacaron uno. Los demás, defendiéndose con las rodelas, arremetieron á ellos; pero huyendo los Gigantes la tierra adentro tan ligeros que no los alcanzara la bala de un arcabuz. Segun este acto, no parece impropria la cobardía que aplican á sus Gigantes los Escritores de los Libros fabulosos, que llaman vulgarmente de Caballerías. Sarmiento reconoció la tierra. Llamóla Nuestra Señora del Vaite:

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y descubrió por entre dos lomas (f) espaciosos llanos apacibles, poblaciones numerosas, edificios altos, torres y chapiteles, y, á su parecer, templos sumptuosos, con tan soberbia apariencia, que apénas daba crédito á los ojos, y la juzgaba por Ciudad fantástica.

CONQUISTA

DE LAS ISLAS MALUCAS,

LIBRO QUARTO.

Estas diligencias con que España procuraba cerrar los pasos á los monstruos de la heregía, disminuyeron el temor que Draque y su exemplo esparcieron en los Mares del Sur y del Norte. Y pues su llegada á Ternate nos obligó á escribirlas todas, no nos fué lícito desde que comenzaron á ocupar esta relacion, dexarla defectuosa en el suceso. La perfeta historia es testigo de los tiempos, luz de la verdad, vida de la memoria, y finalmente maestro de la vida. Y para satisfacer á las obligaciones,

(f) Acaso dió Argensola crédito á otras Relaciones quando hizo esta Descripcion, ó se la dictó su fecunda y hermosa imaginacion poética; pues en el lugar correspondiente que se lee en la pag. 266. del Diario de Sarmiento, solo dixo éste las siguientes palabras: „Descubrimos unos grandes llanos entre dos lomas muí apacibles á la vista y de muí linda verdura como sementeras, donde vimos mucha quantidad de vultos como Casas, que creímos ser Casas y Pueblos de aquella gente.

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en que la ponen tan altos oficios, no debe perdonar á digresiones importantes, y mas quando se divierten poco del primer sujeto, y tuvieron alguna dependencia de él. En ésta se guarda el decoro á una prudentisima accion del Rei Felipe Segundo, y de sus Ministros: y se declara su católica indignacion contra los Sectarios: el zelo de conservar inviolados los Fieles de sus Indias, y de mejorar la disposicion de las Almas Idólatras para aplicarlas a la Fe. Muéstrase como meneaba el Mundo por medio de sus Capitanes para introducirla en todos los ángulos dél. El crédito de nuestra vigilancia en servicio de este Imperio místico, que agora milita para triunfar. Por esto es forzoso no callar la constancia de Sarmiento, ni desampararle en aquellos remotísimos Mares, hasta volverle á España: y acudirémos luego á las Malucas, ocupadas entre tanto en su perdicion.

Indio Félipe.

Advertencia para navegar junto al Estrecho.

El arco llamado Iris.

Surge Sarmiento en la Isla de la Ascension, y halla en ella diverias Cruces.

Table que pone Sarmiento en memoria de su viage.

Páxaros importunos.

Desatinan las corrientes á la cuenta de la Navegacion.

Sierra-Leona.

Islas de Cabo-verde.

Descubre Sarmiento dos Navíos Franceses de an Cosario.

Poblacion de Ingleses en Paraguái.

Desembarca Sarmiento en Cabo-verde.

Negros de Cabo-verde.

Salen en procesion de la Nave.

Hacimienso de gracias de Sarmiento y los suyos.

Ottâs sefias escuras de los Ingleses y de supasage.

Llegada de Draque á Inglaterra

Designios de Ingleses para nuestros mares.

Otras Poblasie nes de Ingleses

Intento de Ingleses de señorear las Malucas.

Da Sarmiento garrote á su Alférez, y hace otras justicias.

Barco de aviso al Pirú.

Incendios grandes en la Isla de San Jorge.

Bocas de fuege.

Lluvia de ceniza.

Ingleses en Pernambuce.

Otre Ingles pasó por el Estrecho, para poblar las costas de él.

Caribes comen carne humans.

Ingles, Matemático.

Escude de las Armas de España quitado, y el de las de Inglaterra puesto en su lugar.

Tres Ingleses presos.

Van Ingleses á poblar á la india.

LleganSarmiento á España, y Draque á Inglaterra.

No llegó Sarmiento á la gran Ciudad, que se le ofreció de léxos, por no desamparar el Navío. Volvió á la nave, dexandonos hasta hoi con deséo de averiguar tan gran novedad. (g) Halló en el camino dos capas larguísimas, ó mantas bárbaras, de pieles de ovejas lanudas, y unas abarcas, que no les dió lugar á los Indios para cobrarlas la temerosa priesa de la huida. Siguieron el descubrimiento, y el viento les obligó á atravesar á la costa de la tierra del Sur, distante cinco leguas de Nuestra Señora del Valle: y aunqué soplaban vientos frios, hallaron esta region mas templada que las otras. Sufre poblacion de gente bien dispuesta, ganados bravos y mansos, y caza, segun lo declaró Felipe (así llam aron, á devocion del Rei, al Indio que truxeron cau-

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(g) Véase la Nota inmediata que precede.

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tivo.) Produce algodon (cierto argumento de su templanza) y canela, que ellos llaman Cabea. Es el Cielo sereno. Muéstranse las Estrellas mui claras, y se dexan distintamente juzgar, demarcar y arrumbar. Dice Sarmiento que es provechosa en aquellas partes la observancia del Crucero, que está treinta grados sobre el Polo Antártico, y que se aprovechó de él para tomar las alturas, como en nuestros Emisferios de la Estrella Norte al Septentrion, aunqué con diferente cuenta. Y porque el Crucero no sirve para todo el año buscó otra Estrella Polar mas propinqua al Polo, de mas breve cuenta, mas general y perpetua: y que pudo tanto su diligencia que la descubrió y verificó por investigaciones y experiencias de muchas noches claras. Ajustó las Estrellas del Crucero y sus Guardas, y otros dos Cruceros, y otras dos Estrellas Polares de mui breve circunferencia, para comun utilidad de los Pilotos curiosos. Con todas estas señas y el halago de la curiosidad humana, no ha llegado nadie á estos Pueblos que tantas aparencias ofrecieron de políticos, aunqué aquellos descorteses Gigantes no confirmaron las muestras de lo poblado. Corrió Sarmiento el Estrecho, no cansado de sondear y describirle, hasta que llegó á un Cabo, llamado por él del Espíritu-Santo, desde el qual, hasta el de la Vírgen-María, tiene ciento y diez leguas del Mar del Sur al del Norte. Desde aquí comenzaron á gobernar su navegacion con la debida diferencia. Vieron Ballenas, y en las Costas boscajes de diversas plantas incógnitas. Padecieron tormentas y peligros extraordinarios, aun para Navegantes de tanta experiencia en ellos. Todo fué ofrecer lámparas, limosnas, peregrinaciones á Casas de veneracion de España, y otros votos en que la temerosa mortalidad, devota y oprimida, libra y

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esfuerza sus esperanzas. Calmó la tempestad. Y en veinte y cinco de Marzo, vió Sarmiento á media noche el arco que los Filósofos llaman Iris, blanco y baxo, en contraposicion de la Luna, que se le iba á oponer con movimiento, y se causó de la reciprocacion de sus rayos, que por reverberacion hería en las nubes opuestas. Dice que ni él, ni persona alguna jamas le vió, oyó ni leyó. Y con su buena licencia, en la Relacion de Alberico Bespuchio se lee, haber sucedido lo mismo en el año de 1501. en aquel mismo parage: donde, tomado por ambos el Sol, le hallaron en veinte y tres grados largos, que son quince leguas. Este dia estuvieron dentro del Trópico de Capricorno. Prosiguiendo de aquí, vinieron á perder el tino, y la esperanza de cobrarle, por falta de Instrumentos Matemáticos: pero á primero de Abril de 1580. á la noche, descubrieron, y tomaron la Estrella Polar del Triángulo en 21. grados. Y á diez del mismo les apareció, ocho leguas distante, la Isla de la Ascension. Surgieron en ella: no hallaron agua: y vieron diversas cruces. Pusiéronlas unos Portugueses, que caminando á la India, fueron arrojados de la tormenta, por piedad y memoria que mostraban los vivos sobre las sepulturas de los que morían. Hallóse clavada en una de ellas cierta tabla, que decía: Don Juan de Castel-Rodrigo, Capitan Mor chegou aquí con cinco Naos da India, en 13. de Mayo 1576. Junto á la quai puso Sarmiento otra, por memoria de haber llegado allí la primera Nave del Pirú que desembocó por el Estrecho de la Mar del Sur á la del Norte en servicio del Rei, y la causa de su viage. Abunda esta tierra de Tiburones (fieras del agua) de peces, y de páxaros tan gulosos é importunos que arremeten á quanto ven. Por asir una carta, que el Alférez llevaba en la toquilla del sombrero,

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se lo arrebataron de la cabeza. El lo defendió, acudiendo de presto con la mano, pero la carta no fué posible, porque se la sacaron por fuerza. Y despues se vió la contienda que formaron en el aire por quitársela de las uñas á la harpía que la agarró primero. Está la Isla en siete grados y medio. Y es mucho de notar que yendo los Españoles atentísimos á la aguja, asegurados con tantas demarcaciones, pudieron tanto las diversas corrientes que quando se juzgaron sesenta leguas de Pernambuco, Leste Oeste, en el Rio de las Virtudes de la Costa del Brasil, se hallaron 400. leguas al Leste. De manera, que del punto que llevaron por la altura de latitud, se engañaron, y hurtaron las corrientes 340. leguas. Hace Sarmiento largo discurso sobre este efeto, acusando las cartas de falsas, y pintadas con ignorancia. Sobrevinieron tormentas espantosas, hasta que en la Costa de Guinéa en 28. de Abril descubrió á Sierra-Leona, abundante de Oro y Negros. Luego las Islas que llaman Idolos: mas adelante las de los Vixagaos, pobladas de Negros, flecheros valientes. Hieren con yerba tan ponzoñosa que luego muere el herido rabiando. A ocho de Mayo adolecieron todos en la Costa de Guinéa de calenturas, tullimientos, hinchazones, apostemas en las encías, que en aquella tierra son mortales por el excesivo calor, y entónces por la falta de agua, aunqué les acudió el Cielo con lluvia oportuna. Quando para repararse porfiaban á llegar á las Islas de Cabo-verde, los desviaban los vientos. Contrastaron sin topar tierra, ni altura de Navío, hasta que en 22. de Mayo, hallándose en quince grados y quarenta minutos, descubrieron dos velas. Creyó Sarmiento que eran de Portugueses, y deseó llegárseles por hablarles; pero atendiendo mas, viò que eran la úna Nave grande, la ótra Lancha, ambas Francesas, que le seguían con desig-

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nio de ganarle el viento. Adelantóse la Lancha á reconocer el Navío de los nuestros, el qual conservó su ventaja. Llegado á vista de la Isla de Santiago, los Franceses mostraron en alto una espada desnuda, y luego tiraron algunas piezas. Respondieron los Españoles jugando la arcabucería, y despues de ambas partes, y sin morir de la nuestra ninguno, aunqué hubo algunos heridos, cayeron hartos Franceses, y huyeron á mayor diligencia que seguían. Miraban la batalla los Franceses de la Isla, y juzgándola por fingida, y ambos Navíos por Franceses, no salieron al socorro. Acabado de poner en huida el Pirata, aportó una Caravela de Algaravios (son gente del Algarve) que venía de Portugal. Descubrió el nombre y fuerzas del Cosario. Declaró, que trahía ochenta y cinco hombres en la Nave, y veinte y cinco en la Lancha, y entre ellos un Piloto Portugues: que en Cabo-blanco, Costa de Africa, había robado á otros quatro Navíos, y á ella. Y en la Isla de Mayo, no léxos de la de Santiago, echado á fondo otra Caravela de Armada, que navegaba al Brasil para poblar á Paraguái, donde Ingleses habían fundado poblaciones los años pasados, contrayendo matrimonios, ligados ya del amor y sucesion de las Indias Tapuyes. Sarmiento desembarcó en Cabo-verde, Ciudad cuya Duana vale cada año al Rei cien mil ducados. Hai siempre en ella veinte mil Negros por el ordinario trato dellos. Antes que surgiese llegaron barcos de la tierra á reconocer su Nave: y como les dixese que era del Pirú, y que venía de allá por el Estrecho de Magallánes, enmudecían. Volvieron á informar al Gobernador Gaspar de Andrada: dixéronle, que los que allí venían eran hombres de diversas formas, feos y mal agestados, otros con guedejas y cabellos largos y enhetrados. Eran éstos ciertos Indios del Pirú y de Chile. Quanto

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á los demas, dice Sarmiento estas palabras: „ En lo de mal carados no nos levantaban nada: porque demas de no ser mui adamados de rostros, no nos había dexado mui afeitados la pólvora y sudor de los arcabuzazos de poco ántes: y en efeto veníamos mas codiciosos de agua, que de parecer lindos.“ Contodo eso no desembarcó hasta haber satisfecho á un Juez de la salud, de que no venían El, ni los suyos heridos de pestilencia. Al otro dia salieron de la Nave en procesion, á pies descalzos, con cruces, é imágenes hasta la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, en la qual dieron gracias, limosnas, y los otros efetos de sus votos, con extraordinaria alegría: por que qualquier tormenta se convierte en gloria, referida en el Puerto. Confesaron y recibieron la Eucaristía en una Misa votiva. El Gobernador D. Bartolomé Leiton, aunque al principio estuvo incrédulo en el pasage del Estrecho, los hospedó y festejó. Réparó los enfermos y el Batel y Navío que venían despedazados. No se había conseguido en este viage el primer intento de él, que fué pelear con Draque, y contraponer á los designios de los Enemigos la defensa conveniente: y por esto, habiendo peleado Sarmiento con la Nave, y Lancha Francesas, que volvieron á parecer inquietando aquella Isla, y vuelto entrambas á retirarse con ligerísima fuga, maltratadas y vencidas, hasta la Isla de Mayo, abrigo de ladrones: avivó el cuidado, y pasó adelante para tomar lengua de los Ingleses, ansí de los que pasaron por el Estrecho, con Draque, como de aquellos nuevos Pobladores de Brasil, ó Paraguá. Y juntamente de la disposicion de los naturales de la Corona de Portugal, para obedecer al Rei Felipo, ó á Don Antonio. Supo de un Piloto Algarvio, que en el año pasado, entre Ayamonte y Tabila, dos Mercaderes Ingleses, tra-

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tando de las Indias, le afirmaron que Draque había pasado al Mar del Sur: y en el tiempo conformó la nueva con la que por las señas le dieron los Indios del Estrecho; y que llegó á Inglaterra, con dos Naves cargadas de plata y oro de aquel famoso robo: y las presentó á su Reina. La qual aprestó, con bastimentos para tres años, otras cinco, para volver al Estrecho á buscar las que se habían perdido en él: y Draque ocho. Y que las cinco primeras habían yá partido en Deciembre: que á él le habian fiado los Mercaderes este aviso, juzgándole Portugues, y como tal no lo había de descubrir á Castellanos. Y entendió de los Franceses que en revocando ciertos Navíos de Negros en Castroverde, pasarían á la Margarita; y de allí á la Banda del Norte, desde la Isla de Santo Domingo, á la Yaguana: de donde no había quatro meses que vinieron cargados de cuero y azúcar. Y que mataron en la Margarita al Capitan Barbudo, en venganza de los Ingleses, que él había muerto. Que, preso el Gobernador del Brasil, le dieron libertad. Que son Portugueses todos sus Pilotos. Supo tambien de otros que vinieron de allí mismo, y de Capitanes de crédito que volvían á él, como en la Bahía de Paraguái, junto al Rio Janeiro, que está en veinte y un grados, y doce al Sur, de ocho años atras había diversas poblaciones de Ingleses, entre los Tapuyes: contra los quales de tres años hasta entónces, combatieron Portugueses, y mataron gran parte de ellos. Que se creía, que los Naturales, que comen carne humana, deben de haber consumido con los dientes á los que huyeron dentro de la tierra. Otras inteligencias recogió de Inglaterra: de sus armadas; de sus poblaciones en aquellas comarcas, y designios de tiranizar con todas sus fuerzas las Malucas, y hacerse dueños in-

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vencibles de la especería. Con aviso de todo esto despacharon Barco al Virréi del Pirú: pues él, no pudo volver por el Brasil, ni Paraguái, por haberle sacado la fuerza de las corrientes al Golfo, la vuelta del Leste. Antes de partirse mandó dar garrote á su Alférez, por traidor á la Corona, con deshonor de la Real Seña, y estorbador del Descubrimiento. Desterró á otros dos Soldados, al uno de las Indias; y con algunos de la Compañía mostró rigor por el mismo delito, no averiguado, segun se creyó, tanto como lo requiere la pena ordinaria. Partió de este Puerto al Oeste, hasta la canal entre la Isla del Fuego y la de Santiago: donde se quedó uno de los Navíos que salieron con El. Gobernando al Noroeste, una quarta mas, ó ménos (porque así se corre la Isla Santo-Anton) despachó de aquí el Barco de aviso para el Virréi del Pirú, con ocho Soldados, cuyo caudillo era Hernando Alonso. En trece dias pasó por entre la Isla Graciosa, (pequeña, pero fértil, y poblada) y la de San Jorge: en la qual vió altísimos fuegos. Hallólos despues averiguados por el Obispo, en la de Angla, donde reside. Que el primero de Junio, de aquel año hubo en la de San Jorge horrendos terremotos; oyéronse voces de Demonios. Y entre otros espantosos efectos, se abrieron tres bocas, de las quales corrían arroyos de fuego hasta la mar. Perseveraron reventando otras siete aberturas que lanzaban otros tantos de fuego líquido: de los quales corrió uno en torno de una Hermita: y acudiendo nueve hombres á librar del incendio algunas colmenas, se abrió otra boca que tragó los siete, y chamuscó á los dos. Y llovió tanta ceniza sobre la tierra que la cubrió un palmo en alto, y en efeto ardía toda la Isla. Sarmiento siguió su camino, y á 18. de Junio ar-

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ribó á la Ciudad de Angla en la Tereera, que es la principal de los (b) Azores: en la qual aportó un Navío de la Villa Pernambuce, y otro de la Bahía de todos Santos, en el Brasil. Los quales preguntados de lo que sabían de los Ingleses, le afirmaron que el Noviembre pasado llegaron cinco hombres blancos con quince Indios, para ir á los Isléos y Pueblos de Portugueses por tierra. Y pasado por la Playa, dieron súbitamente en el Rio de las Cuentas con una lancha de Ingleses. Los siete de ellos estaban enxugando sus velas en tierra, y en viendo á los Caminantes huyeron. Los Portugueses porfiaron en su alcance: pero flechando los Ingleses, continuaron la fuga, los dos por el monte, y los cinco por la playa, hasta recogerse en su lancha. Cortaron las amarras de presto; dexaron dos cámaras grandes de bombardas. Los Caminantes les rogaron que saliesen á tierra, y convidáronles con la comida y con todo lo necesario, asegurando que no intentarían guerra con ellos: pero respondiendo que no querían, mostraron arcabuces, ballestas y picas, y bornearon un verso para tirarles. Y que á este tiempo vaciaba la maréa, y salieron seis leguas de allí á tender junto al Rio de las Cuentas. Y que en la Isla Cupe, frontero de Camamú, otro Navío Portugues (sin saber desta Lancha) dió en ella. Hallóla con solos tres Ingleses, y los demas muertos en tierra, de flechazos recibidos de los Isleños de las Cuentas. Finalmente se perdió aquella Lancha, y presos los cinco, declararon, que había venido en una Armada de diez Navíos, en que cierto grande Señor Ingles pasó el Estrecho de Magallánes: y que de allí volvieron corriendo la Costa para poblaren la parte mas concerniente á sus intentos, y para

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(b) Aquí parece debe leerse las.

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esto, llevaba en la Capitana quinientos hombres de guerra. Eran los quatrocientos, Soldados: los otros, Marineros, y de diversos oficios mecánicos. Que toda esta Armada surgió en cierta Isla de Caribes (son los que comen carne humana): y que se levantó una tempestad con la qual se hicieron las nueve á la vela: y no pudiendo la Capitana con la priesa que convenía levar las amarras, se perdió, trabucando en la costa, sin librarse mas de los que trahía la Lancha. Y su salud consistió en haber entónces salido para hacer (como los Marineros dicen) aguage. Era uno de estos cinco de edad de treinta años, gran Matemático. Afirmaba, que los que escaparon de la tormenta, volverían presto á las costas del Brasil con numerosa Armada. Y entre particularidades, contó, que en aquella parte de la Isla Cananéa, hallaron un Padron con las armas del Rei de España, y su Capitan-Mayor lo quitó, substituyendo otro en su lugar, con las de Inglaterra. Demas desto, el Capitan del Rio de Janeiro, habiendo llegado á su Poblacion de Portugueses tres Navíos de aquellos nueve que perdonó la tormenta, en busca del Cabo, por hallar las otras seis, las embió á reconocer con quatro Canóas. Y los Caminantes súbitamente toparon otra lancha de Ingleses: los quales, en viendo las Canóas, se retiraron. Pero no pudieron con tanta diligencia que huyesen todos. Prendieron á tres, y el Capitan los remitió á la Bahía: y las Naves á velas llenas volaron. Confesaron los presos como no hallando en el Cabo sus Naves, determinaban pasar á la Paraiba de Pernambuco. En lo demas convinieron con la relacion de los cinco de la Lancha. La llegada de los Ingleses al Brasil, fué por Noviembre del año 1579, el mismo tiempo en que Sarmiento buscaba el Estrecho, y conforma con aquellas confusas señas, que en las costas dél le

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dieron los Indios brutos de aquellos Piélagos. Y como era su estudio inquirir sobre este caso, supo tambien del Corregidor de Angla, que en dos de Noviembre, del mismo año, se perdió otra Nave Inglesa en la Gualúa, pueblo dos leguas distante de aquella Ciudad, con ocho hombres: libráronse los dos y un Negro. Descubrióse, que la Nave trahía trecientos Soldados: grandes riquezas, que fueron arrojadas á la mar en el aprieto del naufragio: que iban á poblar la India: que en la costa de Guinéa murieron los mas; y por ventura era alguna de las nueve. Sacaron del fondo los de la Gualúa quince piezas gruesas de artillería, de hierro colado: y no se pudieron sacar otras muchas. Son las quince de extraordinaria grandeza, como para fortaleza de asiento. Supo finalmente (y despues lo ha confirmado el tiempo) como en aquellas tierras Septentrionales se aperciben para pasar á usurparnos la riqueza de metales y aromas de aquellas partes en trueco de la introduccion de sus Setas. Los últimos sucesos de estos dos Generales Ingles y Español, fueron, llegar ambos á sus Patrias, desamparados de sus Almirantes. Draque á Londres, por el mismo Estrecho con innumerable riqueza: de la qual se apoderó la Reina, dando por causa á Don Bernardino de Mendoza, entónces Embaxador de España, en aquella Corte, (que pedía la restitucion de la presa, por ser de su Rei, y las demas robadas á Vasallos suyos) que por los daños que recibió, quando Españoles socorrieron á sus rebeldes de Irlanda, la adjudicaba á sus cofres, en recompensa de aquella pérdida. A Draque no le enriquecieron sus robos, ni le añadieron sus hazañas estimacion: ántes fué despreciado en Inglaterra, ya fuese conocimiento, ó ingratitud de Patria. Sarmiento, con prósperas navegaciones, salido de Angla, cargado de inteligencias y

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nuevas de tan inmensa parte del Orbe, y de los ánimos de las Provincias, Corona de Portugal, á tres de Agosto reconoció la Costa de España, y arribó á élla en el Cabo de San Vicente. De su llegada y relacion resultaron armadas, prevenciones nuevas en las Indias y en España, que se estendieron al socorro de las necesidades mas apartadas della. Fué una la reduccion de Ternate: y el pasage de cien familias Españolas, armadas y prevenidas, y exâminadas en calidad, y virtudes, para ser primeros Pobladores de aquellas soledades del Estrecho. Llevaban instrumentos, armas, instrucciones y todo lo necesario para fortificar las Angosturas dél. Iba Sarmiento por Cabeza y Gobernador de aquellos Reinos. Tuvo este gran designio suceso poco feliz, y á juicio comun por culpa del General Sancho Flores. Despues fué Sarmiento preso, y libre en Inglaterra, donde confirió con Draque, y la Reina estos discursos, de que sacó documentos para la execucion de otros superiores.

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TESTIMONIOS

De varios Autores

Que hacen mencion de Pedro Sarmiento.

Herrera, Descripcion de las Indias Occidentales, Cap. XXIII.

Y La Campana de Roldan, una Peña grande enmedio al principio de un Canal: diéronla este nombre porque la fué á reconocer uno de los Compañeros de Magallánes llamado Roldan, que era Artillero: la Punta de la Posesion, que está quatro leguas del Cabo de las Vírgines, á la entrada de la Mar del Norte en cincuenta y dos grados y medio de altura, quando pasaron Pedro Sarmiento y Anton Pablo Corso, por la órden que llevaron de reconocer el Estrecho, porque se había mandado hacer de mucho atras para ver si era navegacion mas fácil para la Mar del Sur, que la de Panamá: reconocieron las dos Angosturas que hai á la entrada de la Banda del Norte, y pareció á Pedro Sarmiento que la una era tan angosta, que con Artillería se podía guardar; y tanto lo persuadió, que aunque siempre el Duque de Alba afirmó que era imposible, se embió á ello aquella Armada de Diego Flores infructuosamente: y al cabo se conoció que aquella es peligrosa navegacion, y que la creciente de los dos mares que enmedio de los dos mares se van á juntar, se retiran con tanta furia, menguando en algunas partes mas de sesenta brazas, que quando los Navíos

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no llevasen mas amarras que para sustentarse, y no perder lo navegado, irían harto cargados.

El P. Alonso de Ovalle, Histórica Relacion del Reino de Chile. Lib. VI. cap. I.

El año de 1579. embió el Virréi del Perú Don Francisco de Toledo al Capitan Pedro Sarmiento con dos Naves que salieron del Calláo á 11. de Octubre en seguimiento del Pirata Francisco Draque, y pasando el Estrecho de Magallánes, como se apuntó en su lugar, llegó á España, donde babiéndole el Rei honrado conforme lo merecían sus servicios, le volvió á embiar á Chile con una Armada, que, segun los Autores citados en el último Capítulo del Lib. V., fué de veinte y tres Naves, con dos mil hombres, y por General á Don Diego Flores de Valdes, con órden de fortificar y asegurar aquel Reino, y el del Perú. Para esto se mandó fundar una Ciudad á la boca del Estrecho, de la qual quedase por Gobernador el dicho Pedro Sarmiento como se hizo, fundando la Ciudad que llamaron de San Felipe á la parte Septentrional del dicho Estrecho: pero esta Ciudad no pudo por entónces conservarse, por no poder tener comunicacion con las otras de Chile, y estar tan léxos de todo comercio con ninguna otra, y ser tan insufribles los frios en aquellas partes.

Christóval Suarez de Figueróa, Hechos de Don García Hurtado de Mendoza, quarto Marques de Cañete, Lib. V. pag. 210.

Por esta entrada y hurto que hizo el Ingles con tanta celeridad y osadía, Don Francisco de Toledo, entónces Virréi del Pirú, y en todo tiempo

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Ministro de acertado gobierno, cuyas órdenes, como justas y convenientes, tienen en aquellas partes aun hoi el mismo vigor y observancia que Leyes municipales, despachó en dos Naves bien á la órden de todo, á Pedro Sarmiento de Gambóa con Anton Paulo Corso, Piloto General, que ya otras veces había peleado con aquel Pirata, para que le fuese á despojar, si fuese posible, de la gran presa que había hecho en tierras y Navíos del Rei. Partió en su busca, con la instruccion de lo que había de hacer, un Domingo 11. de Octubre de 79, y tras haber desembocado por el Estrecho, y vacilado no poco por partes incógnitas, sin soltar de la mano la sonda, astrolabios y cartas, en fondos, puertos, senos y montes, describiéndolo todo en perfectas demarcaciones, hubo de encaminarse (como tenía órden) la vuelta de España para dar entera y curiosa noticia del sitio y disposicion del Estrecho y de sus Angosturas, y de toda aquella navegacion, valiéndose de su ingenio, atencion y experiencia, y de la particular de sus Pilotos: con que, cargado de inteligencias y nucvas, llegó al Cabo de San-Vicente.

Don Francisco de Seixas y Lovera, Descripcion Geográfica y Derrotero de la Region Austral Magallánica. Al fin de la Dedicatoria al Rei.

Debe V. M. como tan gran Monarca y Católico, amparar aquellos Dominos y Vasallos tan fieles, con mandar que el Estrecho Magallánico se vuelva á poblar con Españoles para defender aquellas Costas y las del Perú con una Esquadra de vaxeles de guerra, como así se empezó á hacer el año de mil quinientos ochenta y uno por Pedro Sarmiento de Gambóa.

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r en el Cap. I. Tit. XI. fol. 10.

Decimos se debe creer lo que se escribió en el Diario de Andres Martin, Piloto que fué del Viage de Magallánes, que hizo la derrota de su Estrecho, que dexó escrita aparte de su Viage, como tambien lo dexó Sebastian del Cano, que asimismo fué en el primero Viage de Magallánes, y despues en el de Fr. García Jofré de Loaisa: despues del qual pasó dos veces por el Estrecho Pedro Sarmiento de Gambóa, á quien se encargó la poblacion de él, por las derrotas y demonstraciones que presentó á su Magestad en su Real Consejo de Indias, y están en la Casa de la Contratacion de Sevilla, hallándose en algunas librerías de estos Reinos algunas Relaciones, en la Historia de Gonzalo Fernandez de Oviedo y Valdes, y en la de las Malucas, que las escribieron sus Autores, por noticias de algunos que pasaron el Estrecho Magallánico, de quien tambien han escrito con mucha verdad Bartolomé y Gonzalo de Nodal, hermanos, que asimismo pasaron el Estrecho del Maire, del qual y del Estrecho de Magallánes, Diego Ramirez, como Piloto que fué de los dichos Nodales, compuso un Derrotero particular, que ha de estar en la Biblioteca del Consejo de Indias, del qual dicho Derrotero hai muchas copias entre las Naciones.

r en el Tit. XII. fol. 10. b.

Entre los muchos y vigilantes Autores que describieron y demarcaron las Costas del Mar del Sur, y de todas las dichas Islas, han sido los mas célebres y curiosos de todos ellos, Fernando de la Torre, García de Escalante y Alvarado, Ruí Lo-

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pez de Villalobos, Martin de Islares, Antonio Galvan, Don Fernando de Bustamante, Andres García de Céspedes, Pedro Fernandez de Quiros, que compuso el Derrotero de los tres Viages que hizo á las Islas de Salomon, Pedro Guerico de Vitoria, que tambien compuso las Navegaciones del Perú sobre que Alvaro de Mendaña escribió largamente, y no poco Pedro Sarmiento de Gambóa, y Anton Pablo Corzo; que son en suma todos los Autores Españoles, que así de dichas Artes como de las demas Ciencias referidas han escrito prodigiosamente, hallándose sus Obras en muchas Bibliotecas destos Reinos, y en la del Real y supremo Consejo de Indias muchas impresas y manuescritas, para que sus navegaciones no carezcan de las obras de los Estrangeros, por estar la mayor parte de ellas viciadas y llenas de los manifiestos engaños que aquí se expresarán.

r en el Cap. VIII. Tit. XXXIV. fol. 73.

Y así de mas á mas de lo dicho, es de notar, que desde Puerto-Viejo á la boca Occidental del Estrecho de Magallánes, se va corriendo de Norte á Sur la Costa, no obstante las Ensenadas de Lima, de Arequipa, de Chile y de Cabo Corzo; lo qual mas bien se hallará (notando el curioso las muchas Islas de aquellas Costas) en el Derrotero que curiosamente escribió por vista de ojos, Pedro Sarmiento de Gumbóa, que lo hizo con notable inteligencia y curiosidad, manifestando ser buen Marinero y sabio Cosmógrafo.

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Oliverio de Noort, en la Relacion de su Viage que se encuentra en la Coleccion de los que sirvieron para la formacion de la Compañía de las Indias Orientales en Holanda, dice lo siguiente.

La Ciudad de San Felipe, que Tomas Candish llama Ciudad de la Hambre al modo que llamó á su Abra Puerto de la Hambre, estaba en 53. grados y 18. minutos. Tenía quatro bastiones, y en cada uno de ellos un cañon, que Tomas Candish encontró enterrados quando llegó allí el año de 1587.; pero los hizo desenterrar y los tomó. Era la situacion de la Ciudad agradable y ventajosa, cesca de bosques y de agua, y en el mejor parage de todo el Estrecho de Magallánes.

Habían edificado allí una Iglesia, y los Espafioles debían de haber usado justicia mui severa, pues se encontró una media horca, y ahorcado en ella un Hombre de esta Nacion. Había sido guarnecida aquella Ciudad con 400. hombres, á fin de que guardasen con tanto rigor el Estrecho, que ninguna embarcacion pudiese pasar por el á la Mar del Sur, sin su licencia.

Pero el éxito manifestó que no favorecía el Cielo aquellos designios; pues durante el espacio de tres años que permanecieron en la nueva Plaza, nada medró de quanto sembraron y plantaron: y repetidas veces vinieron las fieras á perseguirlos aun dentro de su misma Fortaleza. Consumidas, en fin, todas las provisiones, y no pudiendo recibir otras de España, pereció de hambre la mayor parte, y al aportar allí los Ingleses encontraron todavía muchos cadáveres vestidos y tendidos por las casas.

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Inficionada la Ciudad con el gran número de cuerpos por enterrar, se vieron precisados los pocos Españoles que quedaban vivos en ella á abandonarla, é irse vagando por la Costa en busca de mantenimientos. Cada uno tomó con este fin un fusil, y todas las cosas necesarias que podía cargar. Esto se entiende de los que todavía conservaban algunas fuerzas; porque otros había tan débilitados que con dificultad podían andar arrastrando.

Un año entero pasaron así estos infelices, sustentándose de hojas, frutas, raices, y algunas aves, quando podían matarlas: pero finalmente, viendo que de 400. personas que se habían establecido allí, solo quedaban ya 23. y entre ellas dos mugeres, se determinaron á tomar el camino del Rio-de-la-Plata, segun lo refirió á los Ingleses uno de aquellos veinte y tres, llamado Hernando, que habiendo quedado allí solo, fué apresado y conducido á Inglaterra. En quanto á los demas, no se ha sabido su paradero.

NOTA.

En la Historia General de los Viages del Abate Prevót, Tomo XV. de la Edicion de la Haya, continuacion del Libro IV. pag. 153. 154. y 155., se lee un párrafo con este título: Viage de Pedro Sarmiento. Dase una ligera noticia del primer Viage de Sarmiento, extendiéndose algo mas en la del segundo, bien que copiando y repitiendo el lugar de la Relacion de Tomas Candish, que dexa estampado en el Tomo XIV. en el Viage de Oliverio de Noort, pag. 207. el qual lugar se lee mas individualmente en la Coleccion de los Viages que sirvie

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ron para la formacion de la Compañia de las Indias Orientales en Holanda, y queda traducido entre estos Testimonios, en el que inmediatamente precede.

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CARTA

Del Virréi del Perú Don Francisco de Toledo al Gobernador del Rio-de-la-Plata, la qual se cita en el Artículo XI. de la Instruccion del mismo Virréi á Sarmiento, pag. 19. del Diario. Sacóse de la Minuta original que se encuentra en el Manuscrito de Don Eugenio de Alvarado, de que se da noticia en el Prólogo.

Por el Estrecho de Magallánes pasó á esta Mar del Sur un Navío de Ingleses Cosarios, y llegó á las Provincias de Chile y Puerto de Santiago á los quatro de Diciembre del año pasado de setenta y ocho, y robó un Navío con cantidad de oro, que había en aquel Puerto: y en otros de los

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de esta Costa hizo otros daños, y á los trece de Hebrero llegó al de esta Ciudad, estando bien descuidados de semejante novedad; porque habiendo habido tanto tiempo para darme los de las Provincias de Chile aviso de esto, nunca se hizo, con ocasion de estar el Gobernador en el Estado de Arauco en la guerra, y no se querer aventurar los Oficiales, ni la Ciudad á comprar un barco que me traxera esta nueva, con que se hubieran escusado hartas pérdidas y gastos que se han recrecido á S. M. y á los Particulares, principalmente en un Navío que robó con harta suma de plata, que iba de esta Ciudad al Reino de Tierra-firme. Hanse hecho muchas diligencias para haber este Cosario, y embiado dos Navíos de Armada en su busca; mas como la Mar es tan ancha, y él ha ido con tanta prisa corriéndola, no ha podido ser habido: y lo que mas se siente es la noticia que lleva tomada de todo lo de acá, y la facilidad con que se podrían venir cada dia á entrar por aquesa puerta del Estrecho que ya tienen sabida y reconocida; y porque

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S. M. con su gran Christiandad y zelo despues que el año de 77. pasaron Ingleses Cosarios de la Mar del Norte á la del Sur por las montañas de Tierra-firme, con ayuda y confederacion de los Negros Cimarrones que en ellas habitan, no obstante que el Capitan y Gente que Yo invié desde acá los prendieron á todos, sin que de los que había en la montaña quedase ninguno, porque otros no pudiesen emprender a hacer lo propio. Ha fortalecido y guarnecido aquello con galeras por la Mar, y poblaciones de Soldados por la Tierra: de manera que se entiende estar aquello bien prevenido. Y porque por esa parte del Estrecho es necesario ponerse ahora con tiempo y brevedad remedio, y éste, en negocio que no es sabido y entendido, sería dificultoso; nos ha parecido inviar dos Navíos fuertes, bien avituallados, con buenos Pilotos y Marineros para que hagan este Descubrimiento por esta parte de la Mar del Sur, y vayan tanteando y mirando la parte y lugar donde con mayor comodidad se pueda hacer alguna Poblacion ó Fortaleza con ar-

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tillería, previniendo tomar aquella Entrada ántes que los enemigos la ocupen, para que ningun otro Cosario pueda entrar, y para que reconozcan si por esta parte de la Mar del Sur, ó en el mismo Estrecho, ó á fuera dél en la Banda de la Mar del Norte haya alguna Poblacion de los dichos Ingleses, y en qué parte y lugar, y qué cantidad, para que se provéa lo que mas al servicio de S. M. convenga. Y porque destos dos dichos Navíos se les ordena y manda al uno que vuelva con la Relacion é informacion de todo lo que hubiere visto y sucedídole, despues que haya desembocado á la Mar del Norte, y miradas las bocas y entradas que por aquella parte el dicho Estrecho tiene, porque sería infructuoso poner remedio en la una, si por las otras pueden entrar los dichos y enemigos: Y porque podría ser que á causa del hibierno no pudiese hacerlo, y tuviese necesidad de imbernar, se les ordena y manda lo haga, ó en la boca dese Rio-de-la-Plata, ó en algun Puerto de los de mayor abrigo y comodidad de la Costa. En qualquiera que

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fuere del distrito de la Gobernacion del Paraguái, recibirá S. M. mucho servicio, é Yo mui particular contentamiento en lo que al Capitan y Soldados se les hiciere, y en el buen acomodamiento y tratamiento de sus personas, y en que se les dé y haga dar todo el recaudo que hubieren menester de matalotages para su vuelta, si se les hubieren acabado los que llevan: y si ahí topare el ctro Navió que va á los Reinos de España, se haga con él lo proprio; porque si no fuesen mui favorecidos y socorridos el Capitan y los Soldados para que se consiguiese el intento para que son inviados, habría sido infructuoso el gasto que S. M. hace. Y los despapachos y recaudos que el Capitan ó Capitanes de los dichos Navíos dieren á Vm. para mí, ó para esta Real Audiencia, se me embíen por la via de Tucuman con toda la brevedad posible con persona propia de diligencia, que acá se les mandará satisfacer su trabajo, y á S. M. se dará noticia del servicio que en esto Vm. le hiciere, y con el Propio me dará Vm. aviso de la noticia que ahí se oviere

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tenido del Navío ó Navíos de los Ingleses, que acá aportó, y si tocaron en alguno de los Puertos de esas Costas, y quantos Navíos, y si ha pasado este Navío, ó otros la vuelta de España, y quándo, y quántos, ó si se tiene noticia que estén poblados Ingleses en tierra, y adónde, y qué gente, ó de qué tiempo á esta parte.

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RELACION Y DERROTERO

Del Viage y Descubrimiento

DEL ESTRECHO DE LA MADRE-DE-DIOS.

Antes llamado

DE MAGALLANES.

Despues que Don Francisco de Toledo Virréi del Pirú embió una Armada de dos Navíos con mas de docientos hombres tras el Cosario Francisco Draquez, (1) y habiendo llegado á Panamá sin hallar mas

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(1. y 2.)

Aquí se españoliza enteramente el Apellido de Francisco Drake, dándole la terminacion en EZ de nuestros nombres patronímicos. Las piraterías de aquel famoso Cosario son bien notorias: y el célebre Poeta Lope de Vega Carpio las transfirio á la posteridad en un Poema en Octava-Rima que intituló La Dragontéa.

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que la noticia dél, se volvieron á Lima (como dello Vueltra Magestad tendrá relacion;) considerando lo mucho que importaba á la seguridad de todas las Indias desta Mar del Sur, para el servicio de Dios Nuestro Señor, aumento y conservacion de su Sancta Iglesia, que en estas Partes V. M. tiene y sustenta, y la que se espera que se plantará, y para el de V. M. y de sus Vasallos, no dexar cosa por explorar; y así-mesmo por la pública fama y temor de los dos Navíos Ingleses, compañeros de Francisco Draquez, (2) que quedaban atras en las Costas de Chile y Arica, de que por horas había armas en los puertos de esta Costa, que no sabían las gentes que hacerse, (3) cesaban las contrataciones por estar los mercaderes temerosos en aventurar sus haciendas,

(3) Parece que aqui debe suplirse la conjuncion y, para que la oracion haga algun sentido, y úna con las antecedentes; bien que aun así quedará poco inteligible este lugar por defecto de la expresion.

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y los navegantes de navegar; y porque la comun voz del pueblo era que Francisco había de volver por el Estrecho, pues lo sabía ya: por lo qual, y para obviar á lo futuro, determinó embiar á descubrir el Estrecho de Magallánes, que por esta Mar del Sur se tenía quasi por imposible poderse descubrir, por las innumerables bocas y canales que hai ántes de llegar á él, donde se han perdido muchos Descubridores que los Gobernadores del Pirú y Chile han embiado allá; y aunque han ido á ello personas que entraron en él por el Mar del Norte, nunca lo acertaron, y unos se perdieron, y otros se volvieron tan destrozados de las tormentas, desconfiados de lo poder descubrir, que á todos ha puesto espanto aquella navegacion; para que quitado este temor de una vez, y descubierto el Estrecho, se arrumbase y se pusiese en cierta altura y derrota, y se tantease por todas partes para saber el modo que se tendrá en cerrar aquel paso para guardar estos Reynos ántes que los enemigos lo tomen, que importa lo que V.M. mejor que todos entiende: que á juicio de

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todos no va ménos que los Reinos, haciéndas, cuerpos y ánimas de los habitadores dellos. Esto bien mirado y comunicado con la Real Audiencia de los Reyes, Oficiales-Reales, y con otras muchas personas de gran experiencia en gobierno y cosas de Mar y Tierra, se concluyó en que se embiasen dos Navíos para lo arriba dicho al Estrecho de Magallánes: y dentro de diez dias como llegó la Armada de Panamá, lo comenzó á despachar el Virréi; y personal mente, aunque estaba indispuesto, fué al Puerto, que está dos leguas de la Cidad, y entró en los Navíos, y con candela, y Oficiales los andubo mirando hasta la quilla, y de todos escogió los dos mas fuertes, mas nuevos y veleros, y comprólos por Vuestra Magestad; y mandó al Capitan Pedro Sarmiento aceptase el trabajo deste Viage y Descubrimiento con título de Capitan-Superior de ambos Navíos: y Pedro Sarmiento por servir á V. M. lo acceptó, no-obstante muchas cosas que hubo y podía haber en ello; pero como su oficio siempre fué gastar la vida en servicio de su Rei y Señor natural, no era justo se ven-

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diese, ni escusase su persona en éste, por temor de la muerte, ni trabajos que se publicaban, ni por ser cosa de que todos huían; ántes por esto se ofreció con mas voluntad al servicio de Dios y de V.M. cuyo esclavo es en voluntad, con la qual, si sus obras igualasen, V.M. se tendría por mui servido dél. Y luego que se compraron estos dos Navíos se puso mano á la obra dellos, así á la carpintería y herrería, xarcias, velas, mantenimientos, como á las demas cosas necesarias, asistiendo en el Puerto para el despacho de los Navíos Don Francisco Manrique de Lara, Fator de V.M. y Caballero del Hábito de Sanctiago, y Pedro Sarmiento, el qual iba y venía á la Cidad y al Puerto, dando mano al despacho y haciendo gente, haciendo pagar la gente de Mar, y haciendo dar socorro á los Soldados: y en juntarla hubo mucha dificultad y trabajo, porque como era Jornada de tanto trabajo y tan peligrosa y de tan poco interes, nadie se quería determinar á ella, y así muchos se huyeron y escondieron. En fin, se juntaron los que fueron menester entonces, que por todos

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fueron ciento y doce, la mitad Marineros y la mitad Soldados. Y porque el verano se pasaba y convenía mucho la brevedad, fué el Virréi segunda vez al Puerto, y personalmente asistió á todas las obras hasta que se acabó:y trahía ordinariamente en el despacho de la Mar al Licenciado Recalde, Oidor de la Audiencia Real de los Reyes, que con mucha diligencia executaba lo que el Virréi le mandaba: y el Tesorero y Contador, en la Cidad trabajaban en las pagas y socorros y vituallas como por el Virréi les era ordenado. Con esta diligencia se despacharon los Navíos y gente con brevedad, qual no se creía que se pudiera hacer.

Expedidos los despachos desta Armada, nombró el Virréi á la Nao mayor Nuestra-Señora-de-Esperanza, á quien Pedro Sarmiento eligió para Capitana; y á la menor nombró San-Francisco, que fué hecha Almiranta. Por Almirante, á Juan de Villalobos; y para despedillos Su Excelencia el viérnes nueve de Octubre de 1579. mandó parecer ante sí al Capitan-Superior, Almirante y los otros Ofi-

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ciales y Soldados, que entónces se hallaron en la Cidad, y hablóles apacible y gravemente, encareciéndoles la mucha dificultad del negocio á que los embiaba, puniéndoles tambien delante el premio y mercedes que les prometía hacer, encargándoles mucho el servicio de Dios Nuestro Señor y el de V. M. y la honra y reputacion Española. Tras esto entregó la Bandera al Capitan-Mayor, y él al Alferez Juan Gutierrez de Guevara: y besándole todos la mano, y echándoles el Virréi subendicion los despidió; y el sábado por la mañana se fué el Capitan-Mayor á embarcar, y tras él los demas Oficiales, Soldados y Marineros que estaban en la Cidad. Este mesmo sábado en el Puerto, en presencia del Oidor Licenciado Recalde, y Oficiales-Reales, el Secretario Albaro Ruiz de Navamuel leyó la Instruccion del Virréi al Capitan-Mayor, Almirante y Pilotos, que es la siguiente, que la pongo aquí porque el Virréi me manda que me presente con ella ante la Persona Real de V. M. y de su Real Consejo de Indias.

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INSTRUCCION DEL VIRREI.

„Para honra y gloria de Dios, y de la Vírgen María, su Madre y Señora Nuestra, á quien Vos el Capitan Pedro Sarmiento habéis de tener por Abogada y Patrona de los Navíos y Gente que lleváis á cargo para este Descubrimiento y Jornada, que se os ha encargado, del Estrecho de Magallánes, por la experiencia que de vuestra persona se ha hecho en las Jornadas de guerra que se han ofrecido, así en la Mar como en la Tierra, de diez años á esta parte que Yo estói en este Reyno, y para que se consiga con vuestro trabajo y solicitud el servicio de La Magestad del Rei Nuestro Señor, la guarda y seguro destos Reinos, é que los enemigos de nuestra Sancta Fe Católica no los ocupen, como se podría esperar, poniendo en peligro lo que en ellos se ha ganado.

Y porque, como veis, se han armado y proveído dos Navíos para este Viage y

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Jornada, el uno nombrado Nuestra-Señora-de-Esperanza, que va por Capitana, en que Vos el dicho Pedro Sarmiento vais por Capitan, y el Navío nombrado San-Francisco en que va por Almirante Juan de Villalobos: y conviene al servicio de Dios Nuestro Señor y de La Magestad Real, y buen subceso desta Jornada, que obedezcan el dicho Almirante, Pilotos y demas Oficiales y Gente de Mar y Guerra de los dichos Navíos Capitana y Almiranta, á Vos el dicho Pedro Sarmiento, como á Capitan de la dicha Armada. Se provee y manda así, conforme á los títulos de los dichos Oficios, que Vos y el dicho Almirante lleváis, y so las penas en que incurren los que no obedecen á sus Capitanes, y así se le da por Instruccion al dicho Juan de Villalobos Almirante. Y Vos comunicaréis con él las cosas y por la órden que en esta Instruccion se os advertirán, tomando su parecer y de los demas como viéredes que conviene; de manera que los unos y los otros en vuestros oficios cumpláis con la fidelidad que debéis y se confía de vvuestras

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personas en negocio de tanta importancia, en el qual, demas de lo contenido en los dichos títulos, guardaréis la Instruccion siguiente, so las penas en que incurren los que no guardan las Instrucciones y órden que en nombre de Su Magestad del Rei Nuestro Señor les son dadas.

I. Primeramente se os manda y ordena, que miréis con particular cuidado que Vos é la Gente que á vuestro cargo va, corresponda en su Viage á lo que deben á Christianos y al servicio de Nuestro-Señor, pues la Jornada que lleváis pide en particular se tenga mucho cuidado desto, é que le tengáis de castigar á qualesquiera que delinquieren contra esto en delitos que lo merezcan.

II. Y supuesto que se os entregan dos Navíos, que estan aprestados en este Puerto, la Capitana llamada Nuestra-Señora-de-Esperanza, y la Almiranta llamada San-Francisco, aderezadas y bastecidas con doblados aparejos en todo y en las comidas y municiones, y con artillería y arcabuces de la Casa-de-municion de Su Magestad, que os darán

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el cargo y memoria de lo que de todo ello os entregan los Oficiales-Reales desta Cidad, y darán un tanto á los Maestres de los dichos dos Navíos que lo han de distribuir, y á los Pilotos notificarán esta Instruccion mia para que sepan y no ignoren lo que se manda y ordena que hagáis.

III. Y salido con buena ventura, que Dios os dé, de este Puerto, con la derrota que tenéis y tenemos platicado, sin tocar en la Costa ni Reino de Chile, sinó poniéndoos á los cincuenta y quatro, ó cincuenta y cinco grados, como viéredes que mas conviene para hallaros en el parage de la Boca del Estrecho; y dada la traza con el dicho Almirante y Piloto y Maestre y Oficiales del Navío San-Francisco, que va por Almirante, de la corresponsion que ha de tener en la navegacion para seguiros, y hacer siempre su farol de noche (que le han de llevar ambos Navíos;) y tomando el nombre todas las veces que ser pueda, y concertando, si os derrotáredes con algun temporal, lo que debéis hacer para tornaros á recoger, ó esperar uno á otro,

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conforme al tiempo y posibilidad, seguiréis la dicha vuestra derrota.

IV. E yendo discurriendo por vuestra navegacion, habéis de ir advertido que todo quanto os pasáre así en rumbos por donde navegáredes, como en todas las Tierras que fuéredes viendo y descubriendo, lo habéis de ir escribiendo en el Libro que para ello habéis de llevar, así Vos como el dicho Almirante del otro Navío, é poniéndolo en Carta; (1) lo qual habéis de hacer por vuestra persona y en vuestro Navío con autoridad de testigos y de Juan Desquíbel y Francisco de Trejo, Escribanos que para los dichos Navíos se han proveído: y demas desto habéis de ordenar al dicho Almirante, Piloto y Maestre y demas personas del dicho Navío Almirante, que así lo hagan y cumplan, haciendo que lo que así se escribiere se lea en público en cada uno dos (2) dichos Navíos, cada dia; de

(1) Carta. Debe entenderse Carta de marear.

(2) Acaso el que extendió esta Instruccion estaba acostumbrado á escribir Portugues, pues puso aquí dos en lugar de de los que corresponde en Castellano.

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lo qual ha de dar fe el Escribano del tal Navío para que conste cómo y de qué manera se cumplió, y el autoridad que se le puede y debe dar; y si á alguno de los que van en los dichos Navíos le pareciere que se ha excedido ó excede en la verdad, ó hai alguna cosa que advertir, ó pueda decir ó apuntar, se asiente lo que así dixeren para que despues conste de todo; y hanlo de firmar de sus nombres juntamente con el Religioso que va en cada uno de los dichos Navíos, y dar dello fe el Escribano.

V. En todo el Viage que llevardes (3) no habéis de perder el cuidado, así Vos en el un Navío, como el dicho Almirante en la Almiranta, de ir echando vuestros puntos, y mirando con cuidado las derrotas, corrientes y aguages que hallardes, (4) y

(3) Llevardes, por lleváredes.

(4) Hallardes, por balláredes.

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los vientos que en los tiempos de vuestra navegacion os corrieren, y los Baxos y Arrecifes, Islas, Tierras, Rios, Puertos, Ensenadas, Ancones y Bahías que halláredes y topáredes: lo qual habéis de hacer asentar en cada Navío en uno de los Libros que para ello se os manda que llevéis, y en las Cartas que fuéredes haciendo Vos y los demas Pilotos, consultándoos y concordándoos los del un Navío con los del otro, juntándoos para ello las mas veces que pudiéredes y el tiempo os diere lugar: y habéis de ir advertidos de que, pudiendo ser, en las partes señaladas que os pareciere se pongan cruces altas para señales para los que despues por allí fueren y pasaren; y donde no hubiere nombres puestos, los iréis puniendo para el órden de los dichos Libros, y de las Cartas de marear.

VI. Al tiempo que os halláredes en la altura de la Entrada del Estrecho iréis con mucho mayor cuidado de ver todas las particularidades de Mar y Tierra que halláredes, atendiendo á las comodidades de Poblacio-

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nes que por allí puede haber, y si hai algunas muestras de haberlas habido ántes de agora, sin dexar muestra, ni particularidad por apuntar: y procurad con vigilancia saber todas las Bocas que tiene el dicho Estrecho á la entrada por esta Mar, y medirlas, poniéndoles nombres á quantas fueren, midiéndolas así por lo ancho como por lo fondo, y mirando en qual dellas hai mayores comodidades para fortalecerlas.

VII. Hecho esto, habéis de colar por una de las dichas bocas del dicho Estrecho, qual os pareciere mas conviniente, y habéis de ir en compañía del otro Navío Almiranta, sin dexarle ni apartaros el uno del otro, de tal manera que lo que el uno viere vea el otro, y de todo lo que pasare podáis ambos dar teftimonio. Y en el discurso de todo el Estrecho por donde desembocáredes no habéis de dexar de hacer la mesma Descripcion, y llevar particular cuidado de ver si en la una, ó en la otra Costa hai alguna Poblacion, y qué gente es la que está poblada en ella, con todas las señales de mayor claridad y cer-

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teza que pudiéredes hallar y poner.

VIII. Y adonde quiera que llegáredes y saltáredes en tierra tomaréis Posesion en nombre de Su Magestad de todas las Tierras de las Provincias y Partes donde llegáredes, haciendo la solemnidad y autos necesarios, de los quales den fe y testimonio en pública forma los dichos Escribanos que lleváis.

IX. Y hallando algunas Poblaciones de Indios, despues de habellos acariciado y dado de las cosas que lleváis de tiseras, peines, cuchillos, anzuelos, botones de colores, espejos, cascabeles, cuentas de vidrio y otras cosas de las que se os entregan, procuraréis llevar algunos Indios para lenguas á las partes donde fuéredes de adonde os pareciere ser mas á propósito, á los quales haréis todo buen tratamiento; y por medio de las dichas lenguas, ó como mejor pudiéredes, hablaréis con los de la tierra, y tendréis pláticas y conversaciones con ellos, procurando entender las costumbres, qualidades y manera de vivir dellos y de sus comarcanos, informándoos de la Religion que tienen, Idolos

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que adoran; con qué sacrificios y manera de culto; si hai entre ellos alguna doctrina, ò género de Letras; como se rigen y gobiernan; si tienen Reyes; si estos son por eleccion ó derecho de sangre, ó si se gobiernan por Repúblicas, por Linages; qué rentas, tributos dan y pagan, é de qué manera y á qué personas é qué cosas son las que ellos mas precian; qué son las que hai en la tierra, é qué les trahen de otras partes que ellos tengan en estimacion; si en la tierra hai metales, y de qué qualidad; si hai Especería, ó alguna manera de Drogas y cosas aromáticas, para lo qual lleváis algunos géneros de especias, así como pimienta y clavos, canela, gengibre, nuez-moscada y otras cosas que lleváis por muestra para enseñarlo y preguntarles por ello. Así mesmo os informaréis si hai algun género de piedras, ó cosas preciosas de las que nuestra Nacion estima; y sabréis los animales domésticos y selvages, y la calidad de las plantas y árboles cultivados é incultos que hubiere en la tierra, y de los aprovechamientos que dellos

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tienen, é de las comidas é vituallas que hai: y de las que fueren buenas os proveeréis para vuestro Viage, y no les tomaréis á los Indios cosa alguna contra su voluntad, sinó fuere por rescate, ó dándolo ellos de amistad: y de tal manera os habéis de informar y tomar razon de lo susodicho y de las demas cosas y particularidades que pudiéredes, que no os detengáis, ni embaracéis en ella á la ida, porque el tiempo no se os pase, y el efecto á que sois embiado dexe de conseguirse.

X. Llega do que seáis á la Mar del Norte, procuraréis juntaros con el otro Navío, si por algun caso forzoso os hubiéredes apartado, para descubrir las Bocas y Entradas que tubiere el Estrecho por aquella parte y las comodidades que hallardes para poblarlo y fortalecerlo, descubriendo las dichas Bocas por vuestra persona y de los de vuestro Navío, lo qual haréis con la mesma diligencia y cuidado que se os manda hagáis á la Entrada del dicho Estrecho. Y siendo tiempo de poder volver uno de los dos Na-

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víos, haréis que sea el que Vos señáláredes por una de las Bocas del Estrecho que no sea aquella por donde desembocastes, sinó por otra de las que se entiende hai en el dicho Estrecho, pues importaría poco descubrir la una, si á los Cosarios les quedase otra; y verná por ella con las advertencias que en la ida se le manda que tenga, la qual sea la que os pareciere que es de mas comodidad para poder volver el dicho Navío á esta Tierra y Puerro en que estamos.

XI. Y en caso que no sea tiempo de volver, procuraréis que el dicho Navío que eligiéredes, con los recados que lleváis para el Gobernador y Cabildo del Rio-de-la-Plata, se vaya costeando hasta allá á imbernar y aguardar tiempo, y le ordenaréis quando y cómo ha de salir, por qual de las Bocas ha de dar la vuelta á este Reino, y que venga al Puerto desta Cidad á darme cuenta á mí, ó á el Gobernador que fuere, y á esta Real Audiencia de todo lo que en la ida y vuelta oviere visto é oviere pasado, de los tiempos y vientos que oviere tenido; y acá á los que vinieren

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se les hará merced é gratificacion conforme á lo que Su Magestad manda, y á lo que es tan justo que se haga en Jornada de tanto momento é importancia. Y con este Navío embiaréis Vos dos Recaudos duplicados de todo lo que hubiéredes fecho, y os hubiere subcedido hasta allí: uno para que el Gobernador ó Cabildo del Rio-de-la-Plata me lo embíe á mí ó á esta Real Audiencia por tierra por la via de Tucuman, y otro que ha de llevar el dicho Navío; pero porque en esto no pueda haber falta de qualquiera manera que subcediere, Vos de vuestro Navío, y el dicho Almirante del otro, ó qualquier de Vos en caso que os derrotáredes y no saliésedes juntos, ó saliendo juntos, ó en otra qualquier manera, habéis de embiar estos Despachos con un Soldado de los que lleváis para que por el Rio-de-la-Plata y Provincia de Tucuman me venga á dar aviso de lo subcedido con el uno dellos; y otro Despacho quedará á la Justicia del Rio-de-la-Plata cerrado y sellado para que así mesmo me lo embíe: y demas desto dexaréis otro Despacho

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á la dicha Justicia del Rio-de-la-Plata, para que en qualquiera ocasion que se ofrezca desde allí se embíe á Su Magestad, de mas del que Vos habéis de llevar: de manera, que conforme á esto, para que no se detenga el Navío que hubiere de ir con el aviso de Su Magestad, en cada Navío se han de ir por el camino escribiendo quatro Relaciones y Despachos por la forma susodidicha: Uno que ha de quedar en cada Navío: otro que ha de quedar á la Justicia del Rio-de-la-Plata para embiar á Su Magestad: otro á la dicha Jufticia para embiarme á mípor la via de Tucuman: otro que ha detraher el Soldado que acordáredes que venga con él: y para esto, si os pareciere que será de dilacion, lo embiaréis con el Bergantin (1) para que los dé y se traigan como

(1) Pedro Sarmiento, como tan cuidadoso y experimentado en las cosas del Mar, llevaba á su bordo todas las maderas, herrages, xarcias y lo demas correspondiente para construir un Bergantin en qualquier parte adonde la necesidad le obligase á ello; y éste es el Bergantin de que habla esta Instruccion.

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dicho es, porque todo esto es de mucha importancia para los casos dudosos que suelen ofrecerse.

XIL. Dado que hayáis esta órden al dicho Navío que así eligiéredes, para la vuelta procuraréis Vos cumplir y guardar lo siguiente: Que es que prosigáis vuestro Viage y Derrota para los Reinos de España derecho al Puerto de San-Lúcar, ó á otto de aquella Costa, el que con mas comodidad pudiéredes tomar.

XIII. Llegado que seáis á él ó á otro, tomaréis las dichas Informaciones, Relaciones y Descripciones que hubiéredes hecho en el Viage, ansí hasta desembocar el dicho Estrecho, como de la Navegacion que hubiéredes llevado en la dicha Mar del Norte, porque en todo el Viage della habéis de ir echando vuestros puntos, y mirando y anotando mui bien las proprias particularidades que en otro Capítulo desta Instruccion se contienen, y poniéndolas y asentándolas en el dicho Libro y en Calta, y leyéndolo cada dia en público para que mejor se ave-

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rigue lo que pasare, y pueda constar de la verdad, y dar dello fe el Escribano, y firmarlo todos los que supieren escribir, segun dicho es.

XIV. Y con la dicha Relacion y el Despacho que lleváis mio para Su Magestad iréis ante su Real Persona y Consejo Supremo Real de las Indias á dar cuenta de la execucion y cumplimiento de vuestras Instrucciones, y á presentar las dichas Informaciones, Relaciones y Descripciones autorizadas en la forma que dicha es, y á informar de palabra con testigos del hecho, para que Su Magestad mande y provéa en todo lo que mas fuere servido para la prevencion y seguro de aquella Entrada, ántes que sea ocupada de los Cosarios, que ya la saben: y de acá se le habrá dado á Su Magestad aviso de la embiada destos Navíos, y del efecto para que van, para que se espere la Relacion que lleváredes, y mejor se acierte á proveer en todo.

XV. Y para que mejor hayan lugar las diligencias que se os manda hacer y escribir,

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y conocimiento y descripcion de la Mar y Tierra, iréis Vos y el Almirante, cada uno en su Navío, y los Pilotos, tomando las alturas así por el Sol como por la Estrella en todas las mas partes que pudiéredes y os pareciere, comunicándolas y concordándolas entre todos quando os juntáredes, como cosa de tanta importancia á que vais.

XVI. Y si en la prosecucion de vuestro Viage y Navegacion, ora sea en esta Costa de la Mar del Sur, ó en ella, ó en alta Mar, ó en el Estrecho, ó en la otra banda de la Mar del Norte topáredes algunos Navíos de Ingleses ú otros Cosarios, ó halláredes alguna Poblacion dellos hecha en alguna de las dichas partes, ó tuviéredes noticia y aviso cierto que lo está en alguna Isla, tomad en esto la mayor razon y claridad que posible sea, y del número de gente que es, y de los pertrechos y aderezos de guerra que tienen: y del tiempo que ha que allí llegaron y poblaron me daréis aviso en la forma que dicha es. Y Vos haréis en quanto á esto lo que el tiempo y las ocasiones os

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enseñaren, sin que ninguna sea parte para que ceséis en la prosecucion de vuestro Viage, y se dexen de conseguir los fines y efectos para que sois embiado. Pero si encontráredes ó tuviéredes noticia del Navío en que va Francisco Draquez, Cosario Ingles, que ha entrado en esta Mar y Costa del Sur, y hecho los daños y robos que sabéis, procuraréis de lo prender, matar, ó desbaratar, peleando con él, aunque se arriesgue qualquiera cosa á ello, pues lleváis bastante gente, municion y armas para poderlo rendir conforme á la gente y fuerza que él lleva, ó puede llevar: y esto haréis con gran diligencia sin perder en ello ocasion, pues sabéis de quanta importancia será para el servicio de Dios Nuestro Señor y de Su Magestad, y bien destos Reinos que este Cosario sea preso y castigado; y Dios Nuestro Señor, en cuyo servicio se hace, os dará fuerza para ello. Y prendiéndolo Vos y vuestros Oficiales y Soldados seréis mui bien gratificados del robo mesmo que llevan hecho, y se os harán otras mercedes; y ansí

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os lo prometo en nombre de Su Magestad Real. E si otros Navíos de otros Cosarios, compañeros deste topáredes ó tuviéredes noticia dellos, conforme á lo arriba dicho de las ocasiones que hubiere, acometeréis, ó haréis lo que mas coviniere, teniendo siempre esperanza en Dios Nuestro Señor, que os dará esfuerzo y fuerza para contra sus enemigos: y esto os ponga mas animo. Y esto se encomienda mui en particular al dicho Almirante, Oficiales y gente de su Navío para que así lo cumplan, y ayuden conforme á la órden que les diéredes.

XVII. Y porque los tiempos tengo relacion que en aquella Costa del Estrecho suelen ser algunas veces contrarios, iréis advertidos que si por ellos, ó por otra qualquiera ocasion que se ofrezca, la Nao-Capitana se derrotare, ó apartare de la Almitanta, no por esto habéis de dexar de proseguir vuestro Viage, y el otro Navío el mesmo con el recato, cuidado y diligencia que de vuestro zelo y buenas partes se confía: y haréis las informaciones que convi-

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nieren de los tiempos, ocasion y necesidad forzosa, ó precisa, que obo para que el dicho Navío se quedase, ausentase, ó derrotase, con la verdad y fidelidad que de Vos se espera, para que por ellas en qualquier tiempo los culpados sean castigados con el rigor que tanto delito y exceso merecen, lo qual ni creemos, ni es justo se presuma de gente de Nacion Española, tan obligada á mayores hechos.

XVIII. Mas en caso que os derrotáredes y no saliésedes mas de un Navío por el Estrecho, se os advierte que este, dexando las dichas señales, como dicho es, ha de ir á España á dar cuenta á Su Magestad y al dicho su Real Consejo de todo, pues de allá ha de venir el remedio, y prevencion para cerrar é impedir la dicha Entrada á los Cosarios, como dicho es.

XIX. Y en el dicho caso de haberos derrotado, como entrambos Navíos vais á un fin, que es á descubrir el dicho Estrecho por la órden que dicha es, y á salir por él á la Mar del Norte; para saber y entender

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qual Navío va adelante, y que yendo el uno á España no vaya el otro, pues ha de volver como dicho es aquí, acordaréis entre Vos é los dichos Pilotos y Maestres de vuestro Navío, y el Almirante y Pilotos y Maestres del otro, qué señales ciertas habéis de ir dexando para que esto se entienda y conozca, dexando por escrito, si fuere posible, quanto ha que pasasteis y lo que mas conviniere, y lo que el que quedare atras debe hacer: y estas han de ir quedando en las mas partes que pudiéredes para que por falta desto no haya desórden en lo que conviniere hacerse.

Todo lo qual Vos el dicho Capitan y Almirante, cada uno como es obligado, haréis y cumpliréis con la prudencia y buen cuidado que de vuestras personas se confía, y negocio tan enderezado al servicio de Dios Nuestro Señor y de Su Magestad requiere. Y para esto mando que se entregue á cada uno de Vos un traslado desta Instruccion firmada de mi mano, refrendada de Albaro Ruiz de Navamuel, Secretario de la Gober-

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nacion destos Reinos, y que se os lea por él á Vos y á los Oficiales de Guerra y Pilotos, para que todos entiendan lo que se ha de cumplir y guardar en la dicha Jornada y Descubrimiento. Y Vos el dicho Capitan y Almirante guardaréis y cumpliréis esta dicha Instruccion, so pena de caer en mal caso y de las otras penas en que caen é incurren los que no guardan las instrucciones y órden que en nombre de Su Magestad del Rei Nuestro Señor les son dadas. Fecha en la Cidad de los Reyes en nueve dias del mes de Octubre de mil é quinientos y setenta y nueve años. = Don Francisco de Toledo. = Por mandado de Su Excelencia. = Albaro Ruiz de Navamuel.“

NOTIFICACION Y JURAMENTO.

„En el Puerto y Calláo de la Cidad de los Reyes de los Reinos y Provincias del Pirú en diez dias del mes de Octubre de mil y quinientos y setenta y nueve años, en presencia de los ilustres Señores Li-

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cenciado Recalde, Oidor de la Real Audiencia y Chancillería, que reside en la dicha Cidad de los Reyes, y de Don Francisco Manrique de Lara, Domingo de Garro y Pedro de Vega, Oficiales-Reales de Su Magestad, que están en el dicho Puerto para el despacho de los dos Navíos de Armada que Su Excelencia embía al Estrecho de Magallánes: Yo Albaro Ruiz de Navamuel, Secretario de Cámara de la dicha Real Audiencia y de la Gobernacion destos Reinos, notifiqué esta Instruccion al Capitan Pedro Sarmiento, Capitan-Superior de la dicha Armada, y á Juan de Villalobos, Almirante della, y á Hernando Lamero, Piloto-Mayor, y á Hernan Alonso, y Anton Páblos, Pilotos de la dicha Armada; y se la leí de verbo ad verbum como en ella se contiene. Y por mandado del dicho Señor Licenciado Recalde, los dichos Capitan-Superior, Almirante y Pilotos juraron por Dios Nuestro Señor y por una señal de cruz, en forma de Derecho, que con los dichos dos Navíos de Armada que se les entrega para la dicha

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Jornada y Descubrimiento del dicho Estrecho en nombre de Su Magestad, servirán á Su Magestad en la dicha Jornada y Descubrimiento con toda fidelidad como sus buenos y leales Vasallos, y guardarán en la dicha Jornada y Descubrimiento esta Instruccion como son obligados y Su Excelencia lo manda; de lo qual doi fe.= Albaro Ruiz de Navamuel.“

Y luego incontinente ante los nombrados por mandado del Virréi platicaron el Capitan-Superior, Almirante y Pilotos la parte y lugar donde se habían de esperar é ir á buscar y hallar, si acaso por alguna ocasion ó tiempo forzoso se apartasen el un Navío del otro, y acordóse que en la Boca del Estrecho en la parte de la Mar del Sur del Poniente se fuesen á buscar y esperar: y porque ya era mui noche no se hizo mas, ni nos pudimos embarcar, y tambien por faltar alguna gente que no había venido de la Cidad.

Otro dia Domingo once de Octubre el Capitan-Superior y Oficiales y otros muchos

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confesaron y comulgaron, y luego el Capitan-Superior y Almirante hicieron Pleito menage y solemnidad de fidelidad al servicio de V. M. en manos del Fator Don Francisco Manrique de Lara por ante el Secretario Albaro Ruiz de Navamuel: y tras esto luego el Capitan-Mayor tomó la bandera y se embarcó con ella á las dos de la tarde deste dicho dia, y tras él se embarcó toda la demas gente que habían de ir en su compañía esta Jornada. Y para que el Almirante, Piloto-Mayor y gente de la Almiranta supiesen lo que se había de hacer para ir en conserva y donde nos hallaríamos si nos apartásemos, y para otras cosas, le dió la Orden é Instruccion siguiente.

ÓRDEN DEL CAPITAN SUPERIOR Pedro Sarmiento para el Almirante Juan de Villalobos y Gente de la Nao-Almiranta.

„El Capitan Pedro Sarmiento, Capitan-Superior de la Armada de Su Mages-

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tad para el Descubrimiento del Estrecho de Magallánes, digo que porque una de las cosas que el Excelentísimo Señor Don Francisco de Toledo, Virréi, Gobernador y Capitan General destos Reinos y Provincias del Pirú, encarga en su Instruccion á mí y al Almirante de la dicha Armada, es que vamos juntos y en conserva, y que la Nao-Almiranta haga su farol sin se apartar, ni derrotar, por lo mucho que importa al servicio de Dios Nuestro Señor y de Su Magestad, así para el dicho Descubrimiento y buen efecto de la dicha Jornada, como para que si Dios Nuestro Señor fuere servido de que topásemos con esta dicha Armada con el Capitan Francisco, Ingles Cosario, mediante su ayuda y favor, le podamos acometer y rendir: y en la Junta que por mandado de Su Excelencia se hizo ante los Ilustres Señores Licenciado Recalde, Oidor de la Real Audiencia de la Cidad de los Reyes, y Oficiales-Reales de Su Magestad por mí y por los Pilotos de la dicha Armada, se acordó y determinó que si acaso porfortuna,

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ó tiempo forzoso nos derrotásemos el un Navío del otro, lo qual se ha de procurar por todos los medios posibles que no subceda, nos aguardásemos el un Navío al otro quince dias en la Boca del Estrecho, y todos vamos haciendo viage para la dicha Boca. Por tanto, para que se cumpla lo susodicho, ordeno, mando y encargo al Capitan, Almirante de la dicha Armada, que va en la dicha Nao-Almiranta, llamada San-Francisco, y á Hernando Lamero, Piloto de la dicha Nao, y Mayor de la dicha Armada, que si acaso por alguna tormenta, ó tiempo forzoso se apartare, ó derrotare de la conserva de la Capitana donde Yo voi, siga su Viage y Derrota la vuelta de la Boca del dicho Estrecho de Magallánes; y por el camino donde Dios le llevare vaya haciendo y cumpliendo lo que Su Excelencia manda por su Instruccion. Y llegados que sean á la Boca del dicho Estrecho, que cae en esta Mar del Sur, esperen y aguarden surtos en la dicha Boca, á mí y á la dicha Nao-Capitana los dichos quince dias, tiniendo vigilancia con señales y otras diligencias de salir de dia á re-

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conocer el Golfo y el Estrecho con el batel para descubrirme, á causa que podría ser que por estar surta la dicha Almiranta, la Nao-Capitana no la pudiese ver, estando de mar en fuera; porque la mesma órden tendré Yo, llegando primero al dicho Estrecho y Boca dél. Y si acaso dentro de los quince dias no llegare el Navío que obiere quedado atras, pasados los dichos quince dias, dexen señales en árboles haciendo cruces grandes, y plantando otras en peñascos: y en las Canales y Estrecho por do se pueda creer que ha de pasar qualquiera de los dos Navíos, echen boyas de palos livianos con potalas, y en ellas algunas cruces clavadas, y cartas escritas de todo lo sucedido hasta allí, y de lo que piensa hacer adelante; derrota y camino que determina llevar conforme á la Instruccion de Su Excelencia, y avisos de lo que hubiere reconocido y sabido, para que la Gente del un Navío se aproveche del aviso de la Gente del otro.

I. Iten, encargo al dicho Almirante Juan de Villalobos que para que entre la Gente que va en el dicho Navío-Almiranta

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haya toda buena Disciplina Militar y Christiana, trabaje y procure con todas sus fuerzas de escusar y prohibir los juramentos y blasfemias con que Dios Nuestro Señor tanto se ofende, y se hagan oraciones á la mañana y tarde, suplicando á Nuestro Señor nos guie y dé buen suceso en negocio tan enderezado á su servicio.

II. Iten, prohibirá los juegos, especialmente (1) armas y vestidos, advirtiendo á todos que el que ganare vestidos ó armas no gana cosa que haya de llevar, porque de aquí se siguiría quedar desnudos y desarmados los Soldados, por donde no podrían substar (2) el trabajo, y vendrían en gran deshonor y oprobrio y peligro de la vida por los frios y otras necesidades.

(1) Aquí debe suplirse la preposicion de.

(2) Substar. Sostener, sufrir, aguantar. Parece voz tomada del Latin Substare. No tiene uso en Castellano, y puede rezelarse que el Escribano Esquível pusiese por equivocacion substar, en vez de substentar, ó sustentar.

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III. Iten, que se eviten pendencias y disensiones entre la Gente de la dicha Almiranta, porque se conserven como amigos y de una Nacion en concordia. Y si acaso, (1) lo que Dios no quiera, procure con brevedad y sumariamente castigallas por la lei de la Milicia como el caso lo requiere, sin demandas, ni respuestas de procesos, mas de aquello que baste para averiguacion y testimonio. Y si acaso fuere menester castigo presencial, ántes lo castigue con la espada que con palabras pesadas, porque de esto se siguen muchos bienes y enmiendas, y quedan los hombres ménos agraviados.

IV. Iten, todas las noches ántes que anochezca, por la tarde, ó á la mañana, quando fuere posible juntarse, arribe y venga la Almiranta á juntarse á la Capitana,

(1) Parece deden substituirse las palabras sucediese lo contrario, ú otras equivalentes para que haga sentido la oracion.

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y lo mesmo hará la Capitana quando conviniere para pedir el nombre del Sancto que han de tener en memoria para aquella noche para nuestro conocimiento.

V. Iten, sigan siempre el farol de noche, y la bandera de la Capitana de dia. Y si acaso conviniere que la Capitana en que Yo voi, mude derrota ú otro camino del que hasta allí ha llevado, terná aviso que se le harán dos faroles acia aquella parte donde se mudare el camino, meneándolos para que mejor se conozcan y sigan el dicho camino.

VI. Iten, si se viere en alguna necesidad que haya menester socorro tirará una pieza, y si fuere necesidad de socorro de personas tirarán dos, porque lo mesmo terná entendido que haré Yo en mi Navío para que él me socorra si lo hubiere menester.

VII. Todo lo qual encargo y mando al dicho Almirante haga y cumpla conforme á la Instruccion de Su Excelencia, y como se confía de su persona, so las penas en que

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caen los que hacen lo contrario. Fecha en el Puerto y Calláo de la Cidad de los Reyes en once dias del mes de Octubre de mil y quinientos y setenta y nueve años. = Pedro Sarmiento. = Ante mí Juan de Esquível, Escribano Real. = La Gente de la Armada.“

Embarcáronse en la Nao-Capitana el Capitan-Superior y General de la Armada Pedro Sarmiento, el Padre Frai Antonio Guadramiro, de la Orden del Bienaventurado San Francisco, Vicario desta Armada y Predicador, persona venerable, que tambien había ido en la Jornada pasada á Panamá con el mesmo cargo, sirviendo á V. M.; el Alférez Juan Gutierrez de Guevara; Anton Páblos, Piloto desta Nao-Capitana; y Hernando Alonso, Piloto asimesmo de la dicha Nao; Juan de Sagasti, Tenedor de bastimentos; Juan de Esquível, Escribano Real; Pedro de Hojeda, Contramaestre. Estos se nombran por ser Oficiales, los quales con los demas Soldados y Marineros eran por todos cincuenta y quatro los de la Capitana. En la Almiranta se em-

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barcaron el Almirante Juan de Villalobos; el Padre Frai Christóval de Mérida, de la Orden dicha; Hernando Lamero, Piloto-Mayor y de la Almiranta; Pasqual Xuarez, Sargento-Mayor; Francisco de Trexo, Escribano; Guillermo, Contramaestre: con los quales y los demas Soldados y Marineros son cincuenta y quatro, pocos mas ó ménos, y por todos son ciento y ocho los de ambas Naos, y algunos mas de servicio.

Llevaba cada Navío dos piezas de artillería medianas y quarenta arcabuces entre ambos Navíos, y pólvora, plomo, mecha, picas, morriones de cuero, algodon y mantas para escaupiles, que son unos petos estofados que se hacen para armaduras del cuerpo, todo esto de la Casa-de-Municion de V.M.

Con este aviamiento y despacho este dicho dia 11. de Octubre de 1579. á las quatro de la tarde, en el Nombre de la Santísima Trinidad Padre y Hijo y Espíritu-Sancto, Tres Personas y un solo Dios verdadero, nos hicimos á la vela y partimos del Puerto del Calláo de Lima, que está en 12. grados y un quarto;

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y esta mesma noche fuimos á surgir á la Isla del Puerto questá dos leguas á Loeste del Calláo. Surgimos aquí por necesidad de acabar de poner segura y en andana la Capitana que iba zelosa porque hubo descuido en lastralla y no sustentaba velas. Esta noche no durmió la Gente porque todos anduvieron trabajando, unos trahiendo lastre de la Isla, otros acabando de aparejar y enxarciar la Nao, que no se había podido acabar en el Puerto: y lúnes por la mañana 12. del mes nos levamos desta Isla con un vahage de norte bonancible, con que comenzamos á navegar la vuelta del Sur, y desembocamos por entre la Isla y el Puntal del Puerto á popa, que mui pecas veces se ha visto; y empezando á salir á la mar, vino la virazon y amuramos la vuelta de tierra, y fuimos desta vuelta tras un Morro que llaman de Solar en el Valle de-Surco, dos leguas de la Isla, y tres del Calláo.

Mártes siguiente 13. de Ccti bre, comenzando á salir á la mar luego sentimos que iba abierta la proa de la Capitana por muchas partes, y por calafetear algunas costuras; que

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con la priesa que hubo en el despacho no les bastó la diligencia á los Sobre-estantes á verlo todo. Con esta falta, quando la Nao arfaba entraban mui grandes golpes de agua por la proa, que llegaba algunas veces hasta el mástel-mayor el agua hasta la rodilla, de lo qual la Gente se comenzó á afligir mucho; y la Gente de mar iba fatigada en dar contino á la bomba, y en acabar las velas y otros aparejos, y zafar el Navío: y el peligro de la proa era de suerte que no se podía hacer fuerza de vela sin abrir el Navío del todo, porque las mares jugaban, y el corbaton de la gorja iba abierto y desempernado, y desclavada toda proa y espolon: y por no volver á Lima trabajaron mucho por ir al Puerto de Pisco, treinta y tantas leguas de Lima, á adobar; y así con el ayuda de Dios entramos en Pisco sábado 17. de Octubre, y luego se repartió la Gente, unos á tierra (1) acabar las velas, otros á la xarcia, y los Car-

(1) Aquí debe suplirse la preposicion á

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miércoles 21. del mes.

pinteros y Calafates á reparar y fortalecer la proa, la qual del todo se fortificó bien, conforme al lugar. Tomáronse aquí quatro hombres de la mar: dióseles á tres pagas á cada uno, conforme en Lima se había pagado á los demas; y el uno era Calafate, y se le pagó con la ventaja de soldada y media, que son 37. pesos y medio ensayados cada mes. Embióse á Paraca, dos leguas de allí, por una batelada de sal: tomáronse en este Puerto algunas cosas de que veníamos faltos para los Navíos, y para mantenimientos. Muchas dellas pagó Pedro Sarmiento y otras se obligó por ellas; y á peticion de la Gente de mar y Oficiales se tomaron y compraron docientas botijas de vino de la tierra, que costaron á quatro pesos y medio, que montaron novecientos pesos corrientes. Estas se repartieron por mitad, las ciento á la Capitana y las ciento á la Almiranta, y en cada Nao se repartieron por cabezas, partes iguales: y todos juntos y cada uno por su parte se obligaron de lo pagar, y dieron libranzas á los dueños para que en Lima lo cobrasen de sus sa-

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larios: y habiéndonos aparejado y reparado, con nueva alegría nos hicimos á la vela miércoles 2–1. de Octubre á la una despues de mediodía; y todo este dia anduvimos barloventeando por esta Ensenada, que es grande, sin tener viento para poder salir.

juéves 22.

12. leguas.

El juéves todo el dia tuvimos calma, y anochecimos sobre la Isla de Sangallan cerca della, que esta en catorce grados al Sur, y dende á dos horas despues de anochecido comenzó el viento Susueste y fuímos la vuelta de la mar al Sudueste toda la noche, y hasta el viérnes á mediodía que anduvimos 12. leguas por el arbitrio.

viérnes.

Desde el viérnes á mediodía 23. de Octubre al Oessudueste hasta la noche, seis leguas. Este dia se repartieron las armas de municion, y toda la noche siguiente navegamos al Sudueste, guiñando sobre la quarta del Sur, ocho leguas por fantasía.

3. leguas.

El sábado, al Sudueste quarta al Oeste, 4. leguas, y al Sudueste 6. leguas por arbitrio hasta la noche. Este dia mandó Pedro Sarmiento al Almirante Juan de Villalobos

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que no pasase delante de la Capitana, sinó que siguiese el farol de noche y la bandera de dia, so ciertas penas, porque así convino al servicio de Su Magestad, porque claro comenzaba ya á mostrarse quererse apartar de la conserva de la Capitana contra las Instrucciones del Virréi y del Capitan-Mayor.

10. leguas.

La noche siguiente hasta domingo de mañana con viento fresco al Sudueste quarta al Sur y al Susudueste, diez leguas por arbitrio. El domingo á mediodía á 25. de Octubre tomé el altura en diez y seis grados y cincuenta y cinco minutos al Sur, 60. leguas de Pisco Lesteoeste: con Ocoña 70. leguas.

6.

10.

Desde el domingo á mediodía hasta prima noche, al Sudueste 6. leguas, y hasta las ocho de la mañana del lúnes 26. del mes, al Susudueste diez leguas. A esta hora escaseó el viento, y fuimos con Susueste la vuelta del Sudueste, y luego á la quarta del Oeste, y luego á largo; y fuimos al Sudueste franco. Este lúnes á mediodía tomé el altura en diez y siete grados y cincuenta y cinco mi-

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nutos, ochenta y siete leguas de Pisco Lesteoeste: con Tambo 107. leguas á Loeste. Este dia abrió claro, porque dende la conjuncion había hecho tiempo mui obscuro y cerrado. Hace por aquí en este tiempo mui templado con mas parte de calor que de frio. Desde este parage comienzan los vientos suestes una quarta mas larga y mas escasa con mar bonanza y cielo claro.

15.

Desde lúnes hasta mártes á mediodía 27. de Octubre con Sueste y Susueste bonancible, entrando y saliendo la vuelta del Sudueste y del Susudueste. Echéle el camino del Sudueste, porque este dia arribamos sobre la Almiranta. Anduvimos 15. leguas. Este dia á las ocho de la mañana nos dió el primer aguacerito del Susueste, que nos dexó viento fresco en la vela, y con él fuimos al Sudueste; y pasado el aguacerillo volvió el viento al Sueste bonancible que nos dexaba ir al Susudueste. Los aguacerillos no llueven mas que un rucío poco y mui menudo, y trahen viento fresco. Hace por este clima mas calor que frio; mas mui buen

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temple; cielo, mar y viento apacible. Tomóse este dia el altura: Pedro Sarmiento en 19. grados 22. minutos, y Anton Páblos en 19. grados y 50. minutos; Hernando Alonso en 19. grados y 5. minutos, de manera que por el Sudueste quarta al Sur anduvimos desde lúnes hasta mártes á mediodía 28. leguas. Iban las aguas al viento en nuestro favor al Sur: halléme este dia Lesteoeste con el Rio de Juan-Diaz ciento y quarenta leguas. Abre por esta Region el cielo de las diez del dia adelante. Por este mar vimos poco pescado, y vimos algunos paxarajos bobos blancos. Este dia pedí el punto al Piloto de la Almiranta, y dixo que no había tomado el Sol, habiendo hecho tiempo para ello: reprehendióle Pedro Sarmiento su descuido, y mandóle que no dexase de tomar el Sol todos los dias que hiciese claros para ello.

30.

Desde mártes hasta miércoles á mediodía 28. de Octubre, al Sudueste quarta al Sur 30. leguas. Tomamos este dia el altura en 21. grados largos: reconocímos por el ca-

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mino ir los aguages al Sudueste en nuestro favor. Este dia hicimos particularmente gracias á Nuestro Señor Dios por el buen tiempo que nos daba, y hicimos cierta limosna para la Casa de Nuestra Señora de la Rabida de España. Todos los dias de fiestas el Padre Vicario hacía sermon que nos consolaba mucho con su buena doctrina. Hallámonos este dia Lesteoeste con el Rio de Pisagua 160. leguas; de Pisco 154.; de Lima 168. Nordeste Sudueste: Toma de la quarta de Norte-sur.

30.

Desde miércoles hasta juéves 29. de Octubre con Susueste y Sueste quarta al Sur fresco fuímos al Sudueste, y al Sudueste quarta al Sur, y al Susudueste largo y escaso: que cotejado lo uno con lo otro sale el camino al Sudueste quarta al Sur 30. leguas por fantasía.

10.

Desde juéves á mediodía hasta la noche, seis horas al Sudueste quarta al Sur: la resta de la noche cargó mucho el viento, que nos hizo tomar las velas de gabias: y con las maestras á medio árbol al mesmo rumbo y al Sur quarta al Sudueste y al Susudueste, doce le-

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guas: y por la mañana viérnes cargó el viento mas y nos hizo sacar la boneta del trinquete, y fuimos al Sudueste hasta el viérnes á mediodía 30. del mes diez leguas por arbitrio.

Desde viérnes hasta sábado á mediodía 31. de Octubre, al Sudueste quarta al Sur y al Susudueste 20. leguas.

Islas Desventuradas.

Islas de San-Felix y San-Ambor.

Desde el sábado hasta el Domingo á mediodía primero de Noviembre, la mitad al Sudueste quarta al Sur, y la otra mitad al Susudueste 30. leguas. Este dia tomé el altura en 26. grados y un tercio largo, y sumando lo que anduvimos dende 28. de Octubre, estando en 21. grados, hasta este punto, son ciento y catorce leguas y dos tercios de legua. Va de diferencia deste camino, que es el vero, al del arbitrio, cinco leguas y un tercio que había hurtado la fantasía á la altura. Hallámonos este dia Lesteoeste con Copayapo ciento y ochenta leguas; y halléme apartado del meridiano de Lima al Oeste ciento y cincuenta leguas, estando con Lima docientas y ochenta y cinco le-

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guas Nordeste-sudueste quarta de Norte-sur. Pasamos por el Oeste 18. leguas de las Islas Desventuradas, que están en 25. grados y un tercio, las quales año de 1574. Juan Fernandez, Piloto, yendo á Chile acaso las descubrió segunda vez, que desde que Magallánes las descubrió año de 1520. no se habían visto mas; y se llaman agora San-Felix y San-Ambor. Son pequeñas, tres cuerpos de tierra, despobladas, sin agua. Tienen mucha paxarería y lobos-marinos, y mucha pesquería. No se fien los Navegantes en este parage de los reloxes hechos en España y Francia y Flándes y partes de mas altura para fixar el Sol con el Astrolabio ordinario; ni tampoco por el Aguja-de-marear, porque quando lo marcares al Norte pensarás que es Mediodía y habrá ya pasado mas de una quarta. Por tanto, téngase aviso que quando se tomare el Sol se espere con el Astrolabio en la mano hasta que le vean subir por la pínula baxa, que es baxar por la parte de arriba: y este es el mas perfecto y preciso relox para todas partes para el Me-

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ridiano del altura. La causa es, que las Agujas-de-marear tienen trocados los azeros quasi una quarta del punto de la flor-de-lis, teniendo respecto los que las hacen al nordestear y noroestear, y quieren que una regla valga para todo el Mundo, como ya que fuese así cierto, como algunos lo enseñan, es mas y ménos; y en el Meridiano del Cuervo dicen que no nordestéa, ni noroestéa; pero la verdad es ser ul regla falsa por la experiencia que Yo be hecho y (1) muchas, varias y mui diferentes partes del Mundo, orientales, occidentales, septentrionales y meridionales, el mas de ciento y ochenta grados de longitud, y mas de ciento y cincuenta de latitud, habiendo pasado por diferentes pares la Equinocial muchas veces: y los reloxes que no son hechos generales, solo son precisos para aquella altura para donde so hacen, ó para poca mas ó ménos, aunque algunos piensan que al Mediodía

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(1) Aquí parece debe decir en, y no y.

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todos los reloxes sirven bien: lo uno y lo otro es error notabilísimo y dañoso, que convinient haber advertido y emendado; pero si las Agujas agora se emendasen, sería nuevo (1) mayor quel primero, porque ya las tierras estien arrumbadas por estas Agujas de azeros camliados: y así para ir en busca de las Costas has de usar destas Agujas necesariamente, so llena que si se van á buscar con Agujas buenas y precisas, no las hallarán, ó se ha de volver á arrumbar la tierra toda de nuevo, poro qual se sufre y va con este yerro de indescipcion por evitar otro mayor hasta que haya quien lo mande hacer de intento.

Del domingo al lúnes á mediodía dos de Noviembre, al Susudueste quarenta y dos leguas. Tomamos este dia el Sol Yo y Anton Páblos y Hernando Alonso et. 28. grados y 37. minutos Lesteoeste: con el Guasco 178. leguas, y de Lima 325. leguas Nor-

(1) Parece debe suplirse yerro, ó error.

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deste-sudueste quarta de Norte-sur, algo sobre la media partida.

Desde el lúnes al mártes á mediodía 3. de Noviembre, al Sudueste 26. leguas. Tomé el Sol en 29. grados y dos tercios largos Lesteoeste: con el Rio de Coquimbo 190. leguas, y de Lima 355. Norte-sur quarta de Nordeste-sudueste, tomando de la media partida.

24.

Desde mártes á miércoles á mediodía 4. de Noviembre, al Sudueste y al Susudueste por mitad, 24. leguas. Este mártes fue la Capitana arribando, escotas largas, sobre la Almiranta, y lo mesmo hizo el miércoles, porque la Almiranta iba delante y mui descayendo á sotavento, sin querer aguardar poco ni mucho como le estaba mandado. En fin la alcanzamos, y sospechóse que se iba huyendo y apartándose; pero entónces no convenía rigor: y en alcanzándola Pedro Sarmiento pidió el punto al Piloto Mayor, y respondió que el dia ántes, que fue mártes, había tomado en 29. grados y quarta. Este dia comenzó á ventar Nordeste, y fui-

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mos bolinas largas al Susueste. Este dia platicó el Capitan-Mayor con los Pilotos sobre la derrota que tomarían, pues ya ventaban vientos largos. Lamero, de la Almiranta, dixo que al Sur, porque se multiplicaba mas brevemente altura, no mirando que por allí no se tomara tierra en setenta grados. Pedro Sarmiento, Anton Páblos y Hernando Alonso se concordaron en que se fuese por el Susueste, porque aun por aquí con dificultad se reconocería tierra de 45. á 50. grados, á buen decir la navegacion: y. yendo por el Sur era perder el verano y las vidas, y no hacer aquello á que éramos embiados; y así esa noche siguiente se caminó por el Sur quarta al Sueste hasta juéves á mediodía: y por haber ido el mediodía de ántes al Susudueste, le eché el camino del Sur. Tomè este dia el altura en 33. grados y once minutos, que desde mártes á mediodía hasta este punto son sesenta y dos leguas largas, 410. leguas de Lima Nornordeste Susudueste entre la quarta de Norte-sur. Este dia hizo bonanza, y con poco viento y dia claro fui-

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mos al Sur quarta al Sudueste. Tomamos este dia el altura en treinta y tres grados y un tercio.

10.

Del juéves al viérnes al Sur, guiñando sobre la quarta del Sueste. Tomamos este dia el altura en 33. grados 42. minutos. Este dia anduvimos poco, porque hubo calmas. Anton Páblos tomó en 33. y 54.; Hernando Alonso en 33. y 40. Leguas diez Lesteoeste: con el Rio de Mayapo 170. leguas, y de Lima 418. leguas, y del Meridiano de Lima 140. El dia de ántes y éste hizo calor mas que la ordinaria, y calmas: y por esto caminamos poco.

Del viérnes al sábado 7. de Noviembre, al Sur, catorce leguas. Tomé este dia el altura en 34. grados y medio largo Lesteoeste: con Cóbas 150. leguas, y de Lima 440. leguas por el rumbo dicho, (digo por donde navegamos;) pero tomado por el Nordeste Sudueste, como á este punto nos demoraba la Isla de Lima, estábamos della 420. leguas. Estos dias hizo calmerías y gran calor hasta mediodía: y el sábado algo ántes de

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mediodía comenzó á ventar nordeste, é íbamos navegando á popa.

Desde el sábado al domingo 8. de Noviembre á mediodía, las diez y ocho horas, al Sur quarta al Sueste 25. leguas, y las 6. horas, al Susueste 6. leguas por arbitrio. Este dia no se tomó el Sol. Este dia á las siete de la mañana calmó el Nordeste, y del Sudueste vinieron aguaceros, que duraron mas de dos horas, y traxeron viento que nos hizo ir al Susueste y al Sueste y al Lesueste; y escaseó hasta el Leste hasta mediodía, largando y escaseando; y de mediodía arriba calmó este viento, y ventó Leste y Lesueste. Amuramos de la finiestra, y caminamos al Sur quarta al Sueste: y dende á una hora ventó Nordeste, y caminamos á popa al Sur quarta al Sueste. Este dia hubimos habla con la Almiranta: y el Piloto-Mayor Hernando Lamero dixo que gobernásemos al Sur; y Pedro Sarmiento le respondió, que pues no quería emendar su determinacion, que era ir á tierra de demasiada altura para lo que veníamos á hacer, que

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la Capitana haría lo que fuese servicio de Dios Nuestro Señor y de Su Magestad, y que El con la Almiranta no pasase delante, sinó que siguiese la bandera de la Capitana de dia y el farol de noche: y volviendo á replicar Lamero, dixo que fuésemos á tierra no descubierta; y Pedro Sarmiento le dixo que El no venía sinó á hacer lo que el Virréi en nombre de S. M. le mandaba, que era descubrir el Estrecho de Magallánes y á aprovechar el tiempo todo lo que fuese posible por no perder el tiempo del verano; y que si pasaban á mas altura que la Boca del Estrecho está, habíamos de tener nortes que no nos dexarían baxar al Estrecho hasta que ventasen los sures, que es por fin de Abril, y entónces ya sería imbierno cerrado, y era perdido este año, quando por buena ventura escapásemos; demas de ser andar el camino dos veces, y ponernos á peligro de que entretanto veniesen mas Cosarios y poblasen el Estrecho, y nosotros no pudiésemos pasar por él á dar aviso á Su Magestad á España, ni volver al Pirú á darle al Virréi; que eran

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muchos daños é inconvinientes dañosísimos y mui perniciosos, y que pues esto era tan evidente que por el Sueste ó Susueste quería descubrir tierra de la banda del Norte del Estrecho en parage conviniente donde nos aprovechásemos de los nortes quando otros vientos no hubiese, y que esta era mi determinacion y parecer, y de los demas Pilotos de la Capitana, Hernando Alonso y Anton Páblos, Piloto experto y de mucho crédito en estas navegaciones de mucha altura, especial en la de Chile. Y perseverando Hernando Lamero en su despropósito, el Capitan le mandó que siguiese la Capitana de dia y de noche, so pena de privacion de oficio, y que embiaría á la Almiranta quien la marease; y al Almirante le mandó, que so pena de la vida no se apartase de la Capitana de dia ni de noche: lo qual fue causa para que por entónces no se apartase, aunque lo llevaba determinado de hacerlo aquella noche, segun me dixo el Padre Vicario Frai Antonio Guadramiro que le había dicho Frai Christóval de Mérida, su compañero y

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súbdito, que iba en la Almiranta, que aquella noche siguiente se apartaría la Almiranta, sinó les pusiera la pena que les puso Pedro Sarmiento, que así lo habían platicado el Almirante, Piloto y otros de aquel Navío-Almiranta.

Desde el domingo hasta el lúnes á mediodía 8. de Noviembre con viento norte, nordeste y nornordeste navegamos la vuelta del Sur quarta al Sueste. Tomé el altura en 37. grados, 56. minutos, que suman leguas, desde el sábado que se tomó el altura, 58. leguas Lesteoeste: con el Puerto del Carnero 100. leguas, y de Lima 500. leguas Nornordeste Susudueste. Hernando Alonso tomó en 38. ménos un quarto.

Desde el lúnes al mártes á mediodía 10. del mes, al Sur quarta al Sueste; y el mártes al amanecer cargó tanto norte, que nos hizo tomar la mesana y velas de gabia, y sacar las bonetas, é íbamos con los papahigos baxos á medios árboles; y con ir á popa entraban muchos y grandes golpes de agua en la Capitana, que sinó fuera por la puente

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corríamos gran riesgo de anegarnos, porque demas de la mucha mar, penejaba tanto que cada vez bebía agua por los bordos por ser de muchos delgados. Anduvimos 30. leguas por fantasía: llovió tanto, que los Marineros se mudaron dos ó tres veces la ropa. Todo este dia y la noche ántes toda, la Almiranta fue delante sin hacer lo que le era mandado, ni hacer lo que el Virrei le mandaba, aunque se le hizo farol y otras señas de noche y de dia; pero en alcanzándole, disimulóse con El, porque convenía al servicio de Su Magestad que se hiciese su hacienda, y no la particular presuncion.

Del mártes al miércoles á mediodía 11. de Noviembre, al Sur quarta al Sueste, corrimos tormenta de Norte, que nos hizo ir sin velas de gabias y sin bonetas, y los papahigos amainados de medio árbol abaxo; y porque la Nao daba tan grandes balances que se anegaba por la proa y por los lados, se quitaron los mastaléos (1) de gabia; y al sa-

(1) Masteléos por Masteleros, que es como hol se dice.

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car se nos quebró el de la Capitana, el de proa. Anduvimos desde el lúnes á mediodía hasta miércoles á mediodía 82. leguas. Tomè el altura por tres Astrolabios en 42. grados largos y medio; Anton Páblos lo mesmo, y Hernando Alonso 43. escasos. Hallámonos este dia 573. leguas de Lima Lesteoeste: con la tierra que está entre Osorno y Chiloé 70. leguas.

Desde miércoles á mediodía hasta la noche cargó mucho el Norte, saltando al Noroeste y Oesnoroeste; y fué tanta la furia, que nos hizo tomar de todo el papahigo mayor, y hacer cinturas á los másteles, y xaretas falsas á la xarcia. Ibamos corriendo á popa con los papahigos de trinquete baxo sobre cubierta quanto gobernasen los Navíos para huir de la tormenta de mar y viento. Estas seis horas hasta la noche fuimos al Sueste 8. leguas; y toda esa noche al Sueste quarta al Sur 12. leguas: y desde juéves por la mañana saltó el viento al Sudueste, y fuimos al Sueste ocho leguas. Este dia por la mañana metimos el masteléo mayor, y dimos el papahigo

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mayor y mesana, la qual sacamos á las dos del dia, porque el Navío trasorceaba; de manera que desde miércoles hasta juéves á mediodía por los rumbos dichos anduvimos por fantasía 30. leguas.

Desde juéves á mediodía con sudueste y susudueste fuimos al Sueste y Susueste seis horas seis leguas; y toda la noche al Sur quarta al Sueste 14. leguas, y hasta viérnes á mediodía 13. de este mes al Sur quarta al Susueste, ocho leguas. Este dia nos dió otra tormenta grande de mucho mar y viento oeste y ossedueste con mucho frio: corrimos al Sur quarta al Sueste con los papahigos amainados sobre la cubierta con medias tiestas, haciendo fuerza de velas bolinas haladas, porque nos hallábamos cerca de tierra; y dábamosle resguardo.

Desde viérnes al Sábado 14. de Noviembre, 25. leguas: las seis al Sueste, y las doce al Susueste y al Sur quarta al Sueste por fantasía. En este parage hizo mucho frio, y las gotas de agua que caen vienen redondas y corpulentas como granizo frigidísimo. Esta

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noche abonanzó algo el viento. Sea aviso que por aquí, en dexando el norte, acude luego á la travesía, que es el oeste, con mucha furia, y mete mucha mar; y de allí salta al sudueste con muchos aguaceros menudos, y de noche abonanza, y de dia venta con mucho rigor y frio. Estos tres dias no vimos el Sol á tiempo que se pudiese tomar. Por la fantasía debímos estar hoi en 46. grados largos.

Desde sábado al domingo 15. deste mes al Sueste, seis leguas; y toda la noche al Sur, 15. leguas; y hasta mediodía al Sur, ocho leguas por fantasía. Mas porque tomé á mediodía el Sol en 48. grados largos, digo que desde miércoles once deste mes hasta hoi anduvimos por altura ciento y quince leguas Lesteoeste: con el Puerto de Nuestra-Señora-del Valle leguas (1) y de Lima 690. leguas.

Del domingo al lúnes 16. de Noviem-

(1) En el original hai un claro como aquí, que es el lugar que debía ocupar el número de las leguas.

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5.

bre tuvimos tanto tiempo del Sudueste y Oessudueste, que nos hizo ir quasi sin velas; y de noche, porque nos hacíamos con tierra, no llevábamos mas de dos brazas izadas de los papahigos. Fuimos al Sueste y al Susueste y al Sur 15. leguas.

49. ½ grados.

Del lúnes al mártes 17. de Noviembre cargó el Oeste y Sudueste, que nos hizo ir con pocas velas; y á la noche, porque el General se hacía ya con tierra con parecer de los Pilotos de la Capitana, advirtió al Piloto de la Almiranta, que fuese al Susueste con solos los papahigos de los trinquetes, y de media noche abaxo fuésemos al Sueste, y así se hizo. Y en amaneciendo el mártes 17. del dicho mes del año de 1579. en el Nombre de la Sanctísima Trenidad vimos tierra alta que nos demoraba el Lesueste como diez leguas, y fuimos derechos á ella para reconocella y marcalla; y á mediodía cerca de tierra tomamos la altura en quarenta y nueve grados y medio, y Hernando Alonso en 49. 9. minutos: y acercándonos á tierra, descubrimos una grande Bahía y Ensenada que

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entraba mucho la tierra adentro hasta unas Cordilleras nevadas; y á la banda del Sur tenía una tierra alta amogotada con un monte de tres puntas, por lo qual Pedro Sarmiento nombró á esta Bahía Golfo de la Sanctísima-Trenidad: (1) La tierra alta del monte de tres puntas, que por eso fué nombrado Cabo de Tres-Puntas, ó montes. Esta tierra es pelada, y á la mar tierra baxa y de mucha reventazon y baxos sobre agua; y en lo alto tiene muchas manchas blancas, pardas y negras. Al Norte deste Cabo de Tres-Puntas, seis leguas, está la tierra de la otra banda de la boca deste Golfo, que es un Morro alto gordo, y cae luego á lo llano la tierra adentro al Norte con muchos Isléos á la mar. Esta tierra gorda parece Isla de mar en fuera: Llamóse Cabo-Primero. Hace esta seña quando demora al Nordeste.

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(1) Aquí faltan algunas palabras para que la oracion que empieza La tierra alta haga sentido perfecto.

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[Véase en las Láminas que están al fin, la Fig.]

Num. 1.

La tierra del Sur, que es el Cabo de Tres-Puntas, sobre la mar hace un pico como Vernal, desta manera.

[Véase en las Láminas la Fig. Num. 2.]

La Boca y Entrada de esta Bahía y Golfo de la Sanctísima-Trenidad tiene seis leguas desde el Cabo-Primero al Cabo de Tres-Puntas; y corre la Costa de la mar brava Norte-sur quarta de Nordeste-sudueste lo que podimos determinar con la vista: y la Canal deste Golfo de la Santísima (1) corre Noroeste-sueste, lo que á prima faz alcanzamos á determinar. Cabo-Primero con Cabo de Tres-Puntas demoran el uno por el otro Norte-sur, y toma algo de la quarta de Nordeste-sudueste.

Estando ya cerca de tierra, juntámo-

(1) Aquí debe suplirse la palabra Trinidad.

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nos la Capitana y Almiranta, y platicaron sobre lo que se debía hacer; y resolviéronse todos que entrásemos en esta Bahía á tentar la tierra: y el General viendo que estaban en buen parage para descubrir el Estrecho, y que aquella Bahía, conforme á su traza, quel General tenía descrita, había de responder á la Mar por otra Boca cerca del Estrecho, mandó gobernar allá; y así entramos dentro como á las dos del dia de la tarde con la sonda en la mano. Y aunqué entramos tres y quatro leguas la Canal adentro no se halló fondo con muchas brazas hasta que nos arrimamos á la tierra, y sondamos en treinta brazas; y allí surgimos la primera vez, cinco leguas la Bahía á dentro: y por presto que lanzamos el ancla tomó fondo en muchas mas brazas de las que se habían sondado, y el fondo es sucio. La Almiranta surgió mas en tierra, y garró, y luego dió en mar sin fondo porque es allí acantilado, y por esto se hizo á la vela, y lo mesmo hizo la Capitana por la mesma causa. Y por ser

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noche y no saber la tierra y ser tormentosa, que no hai hora segura, viramos luego la vuelta de tierra donde habíamos surgido la primera vez: y sondando algo mas en tierra que ántes, surgimos en veinte brazas. Todo el fondo deste surgidero es peñascoso y Costa brava, acantilado; y luego surgió la Almiranta mas cerca de tierra.

Otro dia miércoles 18. de Noviembre Pedro Sarmiento, no teniendo por bueno ni seguro Puerto éste por estar desabrigado del norte y noroeste, que son los dañosos aquí, entró en un batel y con El Anton Páblos, y fué á buscar Puerto la vuelta del Sueste; y anduvieron todo el dia sondando ancones y caletas, y hallaron un Puerto razonable. Y porque quando volvió á los Navíos para llevallos allá no halló al Piloto-Mayor en ellos, que era ido tambien á buscar Puerto sin avisar adonde iba, no los llevó luego ese mesmo dia.

Otro dia juéves amaneció el tiempo mui turbado, y con tanta tormenta de nor-

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te, que no fué posible poder, ni osar desamarrarnos, porque era cierto hacernos pedazos en la Costa ántes de dar la vela; ni pudiéramos salir aunque no hubiera este inconviniente. Tanta era la mar y viento que nos comía y deshacía sobre las amarras: y cargó tanto, que la tirana (1) y golpes de mar quebró una ancla por el hasta, de ludir en los peñascos del fondo, y rebentó el cable grueso de la otra áncora; y así quedamos del todo desamarrados, y la Nao Capitana comenzó á ir atravesada á dar al traves en los arrecifes de la Costa questaba (2) poco mas de un ahuste (3) de distancia. Lo que aquí se debió sentir júzguelo quien en otras semejantes se ha visto; pero no por esto los Pilotos y Gente

(1) Tirana. Hoi no se conoce esta voz en la Náutica.

(2) Questaba. En lugar de que estaba.

(3) Ahuste. Voz náutica antiquada. Lo mismo que Ayuste, que es como hoi se dice.

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de mar y tierra desanimaron, ántes con gran ánimo y llamando á Dios y á su benditísima Madre, dieron con grandísima diligencia fondo á otra ancla que iba entalingada; y quiso Dios que tomó fondo y aferró, y con mucha presteza se abitó, y la Nao hizo cabeza; y así se salvó la Nao, que sin falta la libró la sacratísima Madre de Dios milagrosamente, y con este reparo nos sustentamos este dia y viérnes siguiente. La mar y viento no abonanzaba; y estar aquí era estar arriscados á la perdicion cierta; y salir á fuera no podíamos; y pararnos y desamarrarnos no nos convenía, so pena que haciendo qualquiera destas tres cosas éramos perdidos, y conveníanos irnos de allí al Puerto sondado que dixe arriba. Y para ménos daño y peligro embió Pedro Sarmiento al Piloto Hernando Alonso en el batel á que sondase un boqueron que se hacía entre una Isleta y la Tierra grande para si por allí hubiese fondo, aventurar á pasar las Naos al Puerto dicho. Fué y halló cinco brazas, y desde allí hizo cinco veces seña con una bandera blanca que llevó para ello, y quedóse

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allá con el batel que no pudo volver. Sabido aquel pasage determinámonos de ir y pasar por allí y así en el Nombre de la sacratísima Reina de los Angeles largamos las amarras por mano, teniendo primero el trinquete arriba; y en un inftante nos llevó la Madre de Dios y nos metió por el boqueron que iba tocando con los penoles quasi en las tierras de ambas partes; y llegamos al otro Puerto sondado, donde surgimos, y quedamos en una bonanza y tranquilidad maravillosa; á lo ménos que lo pareció entónces. Fue cosa de admiracion ver las vueltas que la Nao iba dando por entre los arrecifes y vueltas de la Canal del boqueron, que un caballo mui arrendado no las diera tales; y en todas iba como un rayo, que si discrepara qualquiera cosa, se hacía pedazos. Tuvimos por mejor acometer esta temeridad donde había alguna esperanza de salvacion, que no estarnos obstinados y con pereza en aquel Puerto, donde cierto, si esto no hiciéramos, esa mesma tarde pereciéramos todos sin escapar hombre. Ancorada la Capitana, volvió el batel de la

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Capitana por la Almiranta, y por la mesma órden y pasos la traxeron á este mesmo Puerto, aunque surgió mas en tierra por la señalada merced que Dios nos hizo de darnos este Puerto, donde nos reparamos por intercesion de su gloriosísima Madre. Llamamos á este Puerto de Nuestra-Señora-del-Rosario; y al otro, Peligroso; aunque los Marineros le llamaron Cache-diablo.

El domingo siguiente 22. de Noviembre el General Pedro Sarmiento, con la mayor parte de la Gente, saltó en tierra; y arbolando Pedro Sarmiento una Cruz alta, todos con mucha devocion la adoraron, y cantóse en alta voz el Te Deum Laudamus de rodillas, y con gran regocijo dieron todos gracias á Dios conociendo las mercedes que de su Divina mano habíamos todos recibido. Esto hecho, el Capitan-Superior Pedro Sarmiento se levantó en pie, y echando mano á una espada que tenía en la cinta dixo en alta voz en presencia de todos: „Que le fuesen Todos testigos como El en Nombre de la Sacra, Católica, Real Magestad del Rei DON PHELIPE Nuestro Señor,

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Rei de Castilla y sus Anexos, y en Nombre de sus Herederos y Subcesores, tomaba Posession de aquella Tierra para siempre jamas.“ Y en testimonio dello, para que los presentes tuviesen memoria con la espada que tenía en la mano, cortó árboles, ramos y hierbas, y mudó piedras, y dellas hizo un Mojon en señal de Posesion. Y porque las Posesiones semejantes conviene que consten amplamente, y el Virréi manda particularmente que se tome Posesion en las partes donde saltáremos en tierra, hizo Pedro Sarmiento el Testimonio siguiente por ante Escribano.

POSESION PRIMERA.

„En el Nombre de la Santísima Trenidad Padre, Hijo y Espíritu Sancto, Tres Personas y un solo Dios verdadero, que es Principio, Hacedor y Criador de todas las cosas, sin el qual ninguna cosa buena se puede hacer, comenzar, ni conservar. Y porque el principio bueno de qualquiera cosa ha de ser en Dios y por Dios, y en El con-

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viene comenzarlo para gloria y honra suya: en su Sanctísimo Nombre sea notorio á todos los quel presente Instrumento, Testimonio y Carta de Posesion vieren, como hoi Domingo, que se contaron veinte y dos dias del mes de Noviembre de mil y quinientos y setenta y nueve años, habiendo llegado esta Armada Real del Mui Poderoso, Mui Esclarecido y Católico Señor DON PHELIPE, Rei de las Españas y sus Anexos, Nuestro Señor, que por mandado del Excelentísimo Señor Don Francisco de Toledo, Virréi, Gobernador y Capitan General de los Reinos y Provincias del Pirú, salió de la Cidad de los Reyes del Pirú para el Descubrimiento del Estrecho que dicen de Magallánes, de que vino por Capitan-Superior el General Pedro Sarmiento á esta Tierra, ahora de nuevo por el dicho Capitan-Superior descubierta. Y estando surta en este Puerto ahora de nuevo nombrado NUESTRA SEñORA DEL ROSARIO, y Bahía ahora nombrada de LA SANCTÍSIMA-TRENIDAD: y habiendo desembarcado en tierra el dicho Señor General, y con El la mayor par-

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te de la Gente de mar y tierra del Armada, y Religiosos, sacó en tierra una Cruz, la qual adoró de rodillas con toda la Gente devotamente; los Religiosos cantaron el Cántico Te Deum Laudamus. En alta voz dixo, que en el Nombre de Su Magestad del Rei DON PHELIPE SEGUNDO Nuestro Señor, Rei de Castilla y Leon y sus Anexos, á quien Dios Nuestro Señor guarde por muchos años con acrecentamientos de mayores Estados y Reinos para servicio de Dios, bien y prosperidad de sus Vasallos, y de los Mui Poderosos Señores Reyes, Herederos y Subcesores suyos, que por tiempos fueren, como su Capitan-Superior y General desta dicha Armada, y en virtud del órden é Instrucciones que en su Real Nombre le dió el dicho Señor Visorréi del Pirú, tomaba y tomó, aprehendía y aprehendió la Posesion desta Tierra donde al presente está desembarcado; la qual ha descubierto, para siempre jamas en el dicho Real Nombre, y de la dicha Real Corona de Castilla y Leon, como dicho es, como cosa suya propria que es y que realmente

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le pertenece por razon de la Donacion y Bula que el Mui Sancto Padre Alexandro Sexto, Sumo Pontífice Romano expidió motú proprio en donacion á los Mui Altos y Católicos Señores Don Fernando Quinto y Doña Isabel, su Muger, Reyes de Castilla y Leon, de gloriosa recordacion, y á sus Subcesores y Herederos, de la mitad del Mundo, que son ciento y ochenta grados de Longitud, como mas largamente en la dicha Bula se contiene, dada en Roma á quatro de Mayo del año de mil y quatrocientos y noventa y tres: en virtud de la qual estas dichas Tierras caen, son y se incluyen dentro de la Demarcacion y Meridiano de la particion de los ciento y ochenta grados de Longitud, pertenecientes á la dicha Real Corona de Castilla y Leon, y como tal toma y tomó la dicha Posesion destas dichas Tierras y sus comarcanas, Mares, Rios, Ensenadas, Puertos, Bahías, Golfos, Arcipiélagos, y deste dicho Puerto-del-Rosario donde al presente está surta esta Armada: y las subrogaba y subrogó debaxo del poder y posesion y do-

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minio de la dicha Real Corona de Castilla y Leon, como dicho es, como cosa suya propria que es. Y en señal de Posesion, vel quasi, echando mano á su espada que tenía en la cinta, con ella cortó árboles y ramos, y hierbas, y mudó piedras, y paseó los campos y playa sin contradiccion alguna; pidiendo á los presentes que dello fuesen testigos, y á mí el Escribano infra escripto se lo diese por testimonio en pública forma. Y luego in continente tomando una Cruz grande á cuestas, y puesta la gente de la Armada en órden de guerra con arcabuces y otras armas, llevaron en procesion la Cruz, cantando los Religiosos Frai Antonio Guadramiro, Vicario, y su Compañero una Letanía, respondiéndoles todos; y acabada la dicha procesion el dicho Señor General plantó la Cruz en un peñasco recio, y hizo un Mojon de piedras al pie de la Cruz para memoria y señal de la Posesion de todas estas Tierras y Mares y sus términos, descubiertas continuas y contiguas; y puso nombre á este Puerto NUESTRA SEñORA DEL ROSARIO, como es dicho: y lue-

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go que la Cruz fué plantada, la adoraron segunda vez é hicieron oracion todos, pidiendo y suplicando á N.Sr. Jesu-Christo fuese servido que aquello fuese para su santo servicio, y para que nuestra Sancta Fe Católica fuese ensalzada y aumentada, y anunciada y sembrada la palabra del Sancto Evangelio entre estas bárbaras Naciones, que hasta agora han estado desviadas del verdadero conocimiento y doctrina, para que las guarde y libre de los engaños y peligros del Demonio, y de la ceguedad en que están, para que sus ánimas se salven. Y luego los Religiosos cantaron en alabanza de la Cruz el Himno Vexilla Regis &c. Tras esto en un Altar que allí se había hecho dixo Misa el Padre Vicario, que fué la primera que en esta Tierra se ha dicho, á gloria y honra de Nuestro Señor Dios Todo-Poderoso, y para extirpacion del Demonio y de toda Idolatría: y predicó al propósito, y confesaron y comulgaron algunos. E luego que la Misa fué dicha, el General, para mas perpetua señal y memoria de Posesion, hizo mondar un árbol grande, y en él

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hizo hacer una Cruz grande y mui alta, y puso en ella el santísimo Nombre de Nuestro Señor Jesu-Christo I. N. R. I. y abaxo al pie de la Cruz puso PHILIPPUS SECUNDUS REX HISPANIARUM. De todo lo qual Yo Juan Desquíbel, Escribano Real desta Armada y Nao-Capitana, doi fe y verdadero testimonio que pasó así como dicho es. = Juan Desquíbel, Escribano Real.“

Despues de todo esto, este dia á mediodía Pedro Sarmiento tomó el altura en tierra contres Astrolabios en cincuenta grados, y luego el General y Alférez y Sargento-Mayor y otros tres Soldados subieron á la cumbre de una asperísima montaña y cordillera de mas de dos leguas de subida de peñascos tan ásperos y agudos, que cortaban las suelas de los alpargates y zapatos como navajas, y muchas veces íbamos por cima las puntas de los árboles de rama en rama como monos. Subimos á esta Sierra para marcar la Canal de aquel Golfo, y para ver si la tierra donde estábamos era Isla, ó Tierra-firme, porque Pedro Sarmiento la trazaba por Isla, y para ver si

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por aquella Canal había pasage limpio para llevar por allí las Naos al Estrecho, por no sacarlas otra vez á la mar brava por las muchas tempestades que veíamos que hacía cada dia; y miéntras mas iba eran mayores. Y habiendo subido á lo alto con trabajo y riesgo de despeñarnos mil veces, se descubrieron muchas Canales y Brazos, y Rios y Puertos, y pareció toda la tierra que alcanzamos á ver, despedazada, y luego la juzgamos por Arcipiélago; y contamos Ochenta y cinco Islas grandes y chicas, y vídose ir la Canal mui grande, ancha, abierta y limpia: y quasi se certificó que por aquella Canal había salida á la Mar cerca del Estrecho; y porque no se pudo ver bien, determinó Pedro Sarmiento ir con el batel á vello y descubrirlo y sondarlo: y el lúnes 23. del mes no se pudo salir á ello porque hizo gran tormenta, y lo mesmo fué el mártes. Este dia se comunicó entre el General y Oficiales del Armada, y resolvióse que se hiciese así por la seguridad de los Navíos, así para hallar el Estrecho, como para que se tuviese Puerto sabido primero que se levasen

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los Navíos do estuviesen surtos, Este mesmo dia mandó Pedro Sarmiento á los Carpinteros ir á cortar madera para abita y corbatones de la Capitana y Almiranta, y para aderezar el daño que en las tormentas pasadas habíamos recibido; y tráxose. Y asimesmo, el dia de la Posesion y éste, se hallaron señales de gentes, pisadas, dardos, remos y redecillas; pero hasta agora no se había visto gente.

RELACION

DEL PRIMER DESCUBRIMIENTO

Que hizo el General, y los Pilotos

Anton Páblos y Hernando Lamero,

En el Batel Nuestra Señora de Quia.

Por el Golfo

DE LA SANCTÍSIMA-TRENIDAD.

En el Nombre de Dios Nuestro Señor y de su Madre Sancta María Señora Nuestra, Pedro Sarmiento salió en el Batel de la

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Almiranta, llevando consigo á Anton Páblos, Piloto de la Capitana, y á Hernando Lamero Piloto-Mayor de la Almiranta, y diez Marineros Soldados con arcabuces y rodelas y espadas y comida para quatro dias, del Puerto de Nuestra Señora del Rosario miércoles veinte y cinco de Noviembre de 1579. á las diez horas del dia, para descubrir las Canales que parecían por no poner en peligro los Navíos, y para dalles Puerto seguro y descubrir el Estrecho.

Saliendo de los Arrecifes del Puerto del Rosario fuimos por el Golfo adentro arrimados á la Costa de la mano derecha, la qual está arrumbada por la forma siguiente.

Desde el Puerto del Rosario demora una Punta que llamamos la Candelaria tres quartos de legua Lesteoeste quarta de Nordeste-sudueste, y en medio desta distancia hai un Ancon que entra por la tierra adentro Noroeste-sueste quarta de Norte-sur. Tiene á la boca veinte y tres Isléos, y hace dos bocas grandes; y aunque hai otros, no cuelan.

Desde la Punta de la Candelaria vuelve la

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Costa al Leste quarta al Sueste como quinientos pasos, y al cabo hace un Puerto grande que tiene la entrada de Norte-sur. Hanse de arrimar á la Costa del Noroeste, que hai vein te brazas de fondo limpio, y vuelve el Puerto sobre la quarta del Sudueste. Es tierra amogotada (1) y alta á la redonda; tiene un Morro alto de la banda del Sur de frente de la Punta. Llaméle Puerto del Morro.

Desde el Puerto, ó Surgidero del Morro vuelve la Costa al Lesueste un tercio de legua hasta un Morro gordo.

Del Morro-Gordo vuelve la Costa al Sueste un sexmo de legua.

Desde allí vuelve la Costa al Sueste quarta al Sur dos leguas hasta un Monte agudo que llamamos Pan-de-Azucar, y en medio desta distancia hai un Ancon que entra Nornordeste-susudueste.

l 2

(1) Tierra amogotada. La que tiene mogotes, 6 puntas. Voz náutica cuya significacion se comprehenderá mejor quando se haya leído la definicion de la palabra Mogote que se encuentra mas adelante en una de las Notas del Editor.

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Desde el Pan-de-Azcar vuelve la Costa al Sur media legua hasta un Morro redondo, y en medio esta un Ancon que entra la vuelta del Sudueste. Llamóse el Ancon del Sudueste. Tiene á la boca veinte y dos brazas, caxcajal: puédese surgir junto á una Isleta redonda á la banda del Noroeste della, que está acopada de árboles. Es menester aforrar quatro ó cinco brazas de cable: y á la entrada deste brazo sobre la mano derecha está una caldereta de mar muerto donde puede estar un Navío surto á quatro amarras, la proa en tierra. En este brazo embió Pedro Sarmiento á Lamero á un monte alto á descubrir las Canales, y desde lo alto descubrió gran número de Islas chicas y grandes, y Canales; y el Piloto Anton Páblos guió á la Caldereta, adonde por ser ya noche hicimos dormida, y llamamos la Dormida-de-Anton-Páblos. Aquí se tomó Posesion en Nombre de Su Magestad, y se puso Cruz en unárbol. Aquí hallamos alojamiento y comedero de gente de la tierra.

Desde la Punta del Brazo del Sudueste vuelve la Costa al Sur quarta al Sueste hasta un

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Morro alto y pelado una legua, y la boca del Ancon del Sudueste demora con la boca del Brazo del Norte Norte-sur quarta de Nordestesudueste.

Salimos de la Caldereta juéves 26. de Noviembre y fuimos á reconocer la Canal-Grande, y caminamos al Leste la vuelta de unas Isletas, que están media legua de la Caldereta (digo de la boca del Brazo del Sudueste:) y la Canal-Madre se corre Nornoroeste-sueste, y en medio della sondamos, y con ciento y veinte brazas no se tomó fondo: y en la Canal que está entre las Isletas hai quarenta brazas de fondo arena, y cerquita de las Isletas hai veinte y tres brazas, y mui junto á las Isletas hai quince brazas. El fondo no es limpio.

Al Leste media legua entre las Isletas se tomó fondo 15. brazas: Comedero. Aforra el cable, y puedes surgir á necesidad de (1) una Isletilla destas la de mas al Leste. A la tierra alta sale una restinga que corre Norte-

(1) Acaso debería decir aquí en, y no de.

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sur. Parecen sobre agua tres puntas de Arrecifes della; y en la Canal, que está dos ahustes del Arrecife, hai quatro brazas de agua Nortesur con el Arrecife. La salida es de Leste-oeste, y por la Canal de sotavento de la parte del Sur arrimado á la Isla por media canal hai doce brazas. Es roca.

Desta Canal una legua al Leste en medio de la Canal-Madre está una Isleta, que llamamos la Isla-de-En-medio; la qual demora con la boca de la entrada del Golfo-de-la-Trenidad, que desde aquí se parece clara Noroeste-sueste quarta de Leste-oeste. Esta Isleta De-En-medio tiene una Baxa sobre agua á la parte del Sudueste como un ahuste de distancia. Hai ocho brazas de fondo entre la Baxa y la Isla. Puédese pasar por aquí arrimándose mas á la Isla que á la Baxa.

Desta Baxa sale una restinga Norte-sur con muchas hierbas, y en abrigándose del noroeste con la Isla un ahuste hai quince brazas, arena parda, blanca y negra gordilla.

Desde esta Isleta De-En-medio está la Tier-

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ra-Grande de la mano derecha tres quartos de legua Nornoroeste-susueste á una Punta-Delgada, que se llamó así por serlo: y estando tanto adelante como la Punta-Delgada se cierra la Boca del Noroeste por donde entramos del mar bravo, y se descubre otro Golfo que prosigue desta mesma Canal-Madre, que corre á media Canal Nordeste-sudueste; y en él se descubrieron una andana de Islas que se corren unas por otras Noroeste-sueste quarta de Lesteoeste.

De la Punta-Delgada á otra Punta, una legua Nordeste sudueste quarta de Norte-sur. Enmedio de la Canal en este parage está un Isléo redondo, y al Oeste deste Isléo están otros quatro; y enmedio desta Canal hai quarenta brazas: cascajal, comedero y conchas. Aquí vimos páxaros en bandadas que hasta aquí no los habíamos visto: y llegados á los baxos hai veinte y quatro brazas: comedero. En esta distancia hai dos Morros altos, y al Sueste del Morro del Sur hai una Ensenadilla ó Anconadilla. Puédeste arrimar á la tierra sin miedo, porque no hai mas de

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lo que parece. Sondóse la primera vez en diez brazas medio cable de tierra; y un cable mas adelante hai treinta brazas un ahuste de tierra, estando Nornoroeste-susueste con el Morro alto. Prois (1) en tierra, porque va creciendo el fondo de golpe. Es cascajal.

Desde esta Punta hai otra Punta Nordeste-sudueste quarta de Norte-sur tres leguas. Llamóse Puncta del Brazo-Ancho; y para salir della han de gobernar al Susudueste: y en este camino y distancia hai dos grandes bocas de Canales; y aunque hai fondo en cincuenta, y treinta, y veinte brazas cerca

(1) Profs. Voz náutica, cuya definicion se lee en el Vocabulario Portugues y Latino de Bluteau en estos términos: „PROÎZ. (Termo Nautico) He a pedra, ou outra cousa em terra, em que se amarra a galé. (Aquí limita Bluteau el uso de los Proíses á las Galeras, debiendo extenderle á toda Embarcacion) „ Triremis, ou longæ navis retinaculum, i Neut. (Tendo as galés á Proiz em terra. Barros, 2. Dec. fol. 42. col. 1.) Fernão Mendes Pinto faz Proiz de genero Masculino (Os que vinhaõ, &c. o atracáraõ com os dous Proizes de popa a proa, fol. 58. col. 2.)„
Hállase usada la voz Prois en el discurso de esta Relacion por la misma amarra que se da en tierra para asegurar la embarcacion en el Prois.

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de tierra, es sucio. Al Sur de la Punta del Brazo-Ancho cerca della hai quince brazas de buen fondo; y cable y medio, 34. brazas: cascajal. Es reparo, aunque acantilado, de mucho fondo.

Desde la Punta del Brazo-Ancho parece otra Punta que fué nombrada la Galeotilla, por su figura que hace Nordeste-sudueste quarta de Norte-sur quatro leguas.

Desde la Punta de la Galeotilla está otra Punta que llamamos Hocico de Caiman tres leguas Nordeste-sudueste quarta de Norte-sur: toma de la media partida.

Una legua de Hocico de Caiman al Sudueste hai buen Surgidero 12. brazas, arena. Y al Norte de Hocico de Caiman hai un Puerto, razonable fondo, catorce brazas, y doce, y ocho, y siete brazas. Tiene esta Punta una Baxa cerca de tierra, que revienta la mar en ella.

De Hocico de Caiman descubrimos otra Punta, media legua al Sudueste; y al Noroeste della hace un Puerto que tiene una Playa bermeja de arena, buen fondo de are-

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na, siete y ocho y nueve brazas. Tiene entrada por el Nordeste entre una Isleta montosa y la Tierra-Grande de la mano derecha por quatro brazas de baxa mar; pero no te fies de entrar con Navío grande por allí, porque es angosta la entrada y sale mucho un placel de la Isleta montosa, y dentro está seguro de todos vientos. Aquí hicimos noche viérnes veinte y siete de Noviembre. Llamóse Puerto Bermejo de la Concepcion de Nuestra Señora. Desde este Puerto pareció un torno de mar escombrado.

Esta mesma tarde que aquí saltamos en tierra, el Capitan tomó Posesion por Vuestra. Magestad y sus Herederos y Subcesores, y puso Cruz alta en un árbol; y luego con dos Soldados y el Piloto Lamero subió la tierra adentro en una loma alta á explorar la Canal y marcar los caminos de todas partes, y Abras de adelante, que así se hacía todas las veces que era posible, y nos era de mucho provecho para caminar adelante y para la precisa descripcion de la tierra. Y desde este alto descubrio Pedro Sarmiento toda la Canal

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Madre que iba la vuelta del Sudueste seis leguas hasta salir á la Mar brava, la qual vimos y juzgamos claramente, de que recibimos alegría, porque temían mucho que estábamos ensenados; y sobre esto había en la Almiranta algunas diferencias de gente grosera. Y otro brazo iba la vuelta del Oesnoroeste, que parecía partir la tierra donde estabamos. Solo Pedro Sarmiento se certificó ser la Mar la que parecía, que Piloto ni Marineros no se determinaban en ello. Y marcado y tanteado todo, nos volvimos á la dormida bien mojados y fatigados de un pedazo de montaña que atravesamos á la ida y á la vuelta, mui cerrada. En esta Playa hallamos mucha huella de gente fresca y dos puñales, ò harpones de gueso con sus presas en las empuñaduras. Tiene este Puerto un arroyato grande de buena agua dulce, que sale á la mar deste Puerto. Y la salida y entrada deste Puerto no es la que arriba dixe para Naos, sinó por el Leste. Tiene una Canal por siete brazas: hanse de allegar mas á la Isla, porque si se allegan á la Tierra-Grande hai poco-

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fondo, ménos de tres brazas, y mas afuera 20. brazas, buen fondo.

Sábado siguiente 28. de Noviembre salimos deste Puerto-Bermejo, y siguiendo la costa de mano derecha como hasta allí habíamos hecho; y luego en saliendo descubrimos una Punta pequeña que demora con este Puerto Nordeste-sudueste tres leguas. Nombrámosla Punta de la Anunciada; y enmedio deste camino y distancia va una Canal y Brazo de una legua y media de boca, que va la vuelta del Oesnoroeste. Llamámosle el Brazo del Oeste, porque mas toma de la quarta sobre el Oeste; y va atravesando la tierra que parece pasar á la mar brava pos aquella derrota. Atravesamos este Brazo, y llegamos á la Punta de la Anunciada, y allí marcamos la Costa y Abras que pudimos ver. Y porque se nos acababa la comida, y los Navíos quedaban en peligro por quedar consolo un batel que no podía acudir á ambos si les viniese alguna refriega á un tiempo, no pasamos mas adelante, y dimos la vuelta para sacallos de aquel Puerto que no era bueno,

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y trahellos á éste seguro que habíamos descubierto de la Concepcion de Nuestra Señora, para mejor poder despues desde allí descubrir mas adelante, porque por tierra de tan ásperos tiempos como esta, y de no sabidos Puertos no conviene sacar los Navíos de un Puerto sin tener primero descubierto otro donde llevarlos por camino sondado y visto, siendo posible. Toda esta tierra, quanto podimos juzgar de una y de otra parte, es áspera y montosa cerca de la mar y los altos peladeros de peñascos y limos de herbazales fofos. Conocimos algunos árboles de los de España, Cipreses, Sabinas, Acebos, Arrayan, Carrascas; hierbas: Apio y Berros; y aunque estos árboles están verdes y mojados, arden bien, que son resinosos, especialmente la Sabina y Cipreses. La masa de la tierra, lo que vimos, no nos pareció bien cerca de la mar; porque no hai migajon de terrial, sinó de la demasiada humidad hai sobre las peñas un moho tan grueso y corpulento que es bastante á criar en sí y sustentar los arboles que se crian en aquellas mon-

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tanis; y estos céspedes deste moho es esponjoso, que pisando sobre él se hunde pié y pierna, y algunas (1) el hombre hasta la cinta: hombre hubo que se hundió hasta los brazos, y por esta causa son trabajosísimas de andar estas montañas; y rambien por ser espesísimas, tanto que algunas veces nos era forzoso caminar por las puntas y copas de los árboles, y podíannos sustentar por estar los unos árboles con los otros fuertemente trabados y entretexidos, y teníamos esto porménos trabajoso que andar por el suelo: y qualquiera destos caminos era mortal, lo qual hacíamos por escusar despeñaderos.

Y viéronse páxaros. Niños.

Las aves marinas que vimos son Patos negros, í que otros llaman Cuervos-marinos, y otros pardos reales, grandes y chicos; Gaviotas; Rabos-de-juncos, que así se llaman porque tienen en la cola sola una pluma mui larga y delgada encarnada, que quando vuelan parece aquella pluma un junco ó palo del-

(1) Parece debe suplirse aquí la palabra veces.

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gado; por lo qual los Españoles les pusieron este nombre quando se descubrieron las Indias. Rabi-horcados, que son como Milanos, y tienen la cola partida; cuyo unto es mui medicinal: y viéronse una manera de patos pardos y bermejos sin pluma, que no vuelan, sinó á vuela pié corren, y por el agua no se pueden levantar sinó á vuela pié, dando con los alones á manera de remo. Huyen por el agua con mucha velocidad, y dexan un rastro por el agua como un batel quando boga. Huyen tanto que un buen batel á la vela á popa no los alcanzara con buen viento. Hai en la montaña páxaros Chicos negros como Tordos, y pardos como Zorzales; Cantores, Buharros grandes, Cernícalos y Gavilanes. Esto vimos. Otras cosas debe haber; pero de paso y en poco tiempo no se puede ver mucho destas cosas. Debe de haber Antas y Venados: no los vimos, sinó el rastro y guesos grandes. Pescados no vimos sinó Cabrillas coloradas, buen pexe; Botes grandes. Marisco, vimos grandísima abundancia de Mixillones, y en los que están en

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las peñas fuera del agua hai muchas perlas menudas, y muchas dellas son pardas, y tambien las hai blancas, y en algunas partes hallamos tantas perlas en los mixillones, que nos pesaba porque no las podíamos comer, porque era comer guijarrillos; porque quando íbamos á descubrir, mucho mas deseábamos comer que riquezas, porque muchas veces nos faltaba, porque por aprovechar el tiempo, y por descubrir una Punta y otra Punta, tasábamos la comida de quatro dias para diez dias; y entónces procurábamos suplillo con marisco, y las perlas nos lo impedían. Aquí se veía bien en quan poco se estiman las riquezas que no son manjar quando hai hambre, y quan poco son de provecho, y quanto fueron mas cuerdos los antiguos que las riquezas que por tales estimaban eran ganados mansos y mieses cultivadas, por lo qual vinieron muchas Naciones Estrangeras á España.

En este tiempo llueve mucho en esta tierra y vienta norte y noroeste y oeste tempestuosísimo; y quando quiere acabar la

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tempestad de norte y venir la traves ía, graniza con gran refriega y hace frio intenso, y con el norte hace mas templado: y quando llueve todos los montes son una mar y todas las playas un rio que entra en el mar.

Este dicho sábado 28. de Noviembre que llegamos á la Punta-de-la-Anunciada volvimos á hacer noche al Puerto-Bermejo: y este dia Anton Páblos subió á lo alto, que aún estaba incrédulo de que era la Mar la que parecía, siéndolo ciertamente.

Deste Puerto-Bermejo partimos otro dia domingo para los Navíos y Puerto del Rosario; y porque la comida nos faltaba ya, y no podíamos ir á la vela, como á la venida, por ser el viento contrario, se animaron los Marineros, y con tanto ánimo bogaron que caminaron á fuerza de brazos tres dias otro tanto como habíamos navegado á la vela en otros tres dias. Pasaron y sufrieron todos mucho trabajo, porque tras poco comer, todos los dias había tempestad de viento y agua y se mojaban y calaban muchas veces, y se les enjugaba la ropa en el cuerpo porque no te-

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nían que mudarse, porque no se sufría ni podía llevarse, porque ni convenía ni cabía en el batel mas que la gente y comidilla: y padecióse mucho frio que se tullía la gente, y para remedio no se tenía otro sinó remar con gran fuerza y furia; y el que no remaba padecía trabajo. Desto y con estos pasos plugó á Nuestro Señor Dios que llegamos al Puerto de Nuestra-Señora-del-Rosario mártes primero de Diciembre de 1579. años, habiendo andado de ida y vuelta mas de sesenta leguas descubriendo y sondando Puertos y Canales, Caletas, Ancones, Baxos, Restingas, puniéndoles nombres, y en derrota y altura: todo lo qual iba descubriendo, pintando y escribiendo el General en público ante los que allí iban, Anton Páblos y Hernando Lamero, Pilotos.

La otra Costa del Leste no la navegamos esta vez; pero vímosla de manera que la pudimos marcar y arrumbar para ponella en Carta: y lo que della marcamos es lo siguiente.

Desde la Punta de la Galeotilla en la otra

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Costa del Leste demora una Boca al Leste quarta al Sueste quatro leguas. Tiene de Abra una legua. Llamose Canal de San-Andres.

Desde la Canal de San-Andres torna la Costa al Norte dos leguas hasta otra Boca y Canal que entra por la tierra adentro la vuelta del Nordeste: y al Oeste della cerca en la Canal-Madre en medio della está un Isléo pequeño.

De la Punta-del-Brazo-Ancho la vuelta del Sueste, quarta al Sur, está una Canal que llamamos Abra de Tres-Cerros, porque los tiene grandes á la entrada.

De la mesma Punta-del-Brazo-Ancho al Nordeste quarta del Leste (toma de la media partida dos leguas y media de travesía) demora el Brazo-Ancho: Tiene tres leguas de boca: entra la tierra adentro la vuelta del Nordeste hasta una Cordillera nevada grande y continuada de la Tierra-firme: y desde la Costa del Brazo-Ancho torna la Costa al Noroeste haciendo muchas Islas y Canales que no se pueden contar, y (1) en mucho tiempo.

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(1) Parece debe leerse ni, en lugar de y.

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Aviso que aunque á la ida fuí puniendo la Costa del Oeste y mano derecha seguida, no es toda una Costa asida ni seguida, sinó la tierra es quebrada y horadada toda: y cada Canal hace gran número de Islas, y despedazan toda la tierra: y de la otra banda hace lo mesmo hasta la Cordillera-nevada, la qual se parece des de el Rosario y por toda esta Canal-Madre. Y por esto Pedro Sarmiento nombró á esta Tierra Arcipiélago del Virréi Don Francisco de Toledo, porque por su mandado se hizo esta Armada y la embió á descubrir estas Tierras.

E llegados que fuimos al Puerto de Nuestra Señora del Rosario, y (1) se dió parte á los Compañeros que habían quedado en los Navíos de la bondad de la gran Canal, y como salía al Mar bravo, y el buen Puerto que se dexaba descubierto. Regocijáronse mucho porque de todo lo dicho estaban desconfiados, y sobre todos el Almirante, y aun mas el Sargento-Mayor Pascual Xuarez, que era el que

(1) Parece debe suprimirse la conjuncion y.

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acobardaba á todos en este punto, diciendo que estábamos ensenados y que no era posible sinó que nos habíamos de perder; pero con esta llegada todos se quietaron, y alegraron aquellos que deseaban ir adelante, porque los que deseaban volverse decían que el General los engañaba por llevallos adelante, y que si El se quería ahogar, Ellos no estaban desesperados, y se querían volver á Chile.

Miércoles siguiente 2. de Diciembre embió Pedro Sarmiento al Piloto Hernando Alonso con ambos bateles esquipados á echar resiegas para buscar y sacar las anclas perdidas en el Puerto-Primero, que hasta este dia no había sido posible hacerse por no haber estado los bateles juntos; mas aunque anduvo hasta mediodía no las pudo hallar, y por esta causa no nos fuimos este dia á Puerto-Bermejo.

Juéves 3. de Diciembre, ántes que amaneciese, vino tanto norte y nordeste que pensamos perecer sobre las amarras surtos; que aunque el Puerto era bueno, las refrie-

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gas de sobretierra, y lo que resultaba y desembocaba por el boqueron era cosa furiosísima; y la Almiranta quebró el cable del proir (1) que tenía en tierra: y fue garrando sobre tierra y estuvo el corredor de popa sobre las peñas de la costa, que milagrosamente Dios la guardó. Aferró el ancla que venía garrando, y con mucha diligencia se le embió el batel de la Capitana con un ancla y dos cables, con lo qual se volvió á amarrar y sacar de aquel trabajo y peligro. Y como el viento perseveraba en su furia, que cierto era grande, temió el Almirante, y no osó estar en el Navío y desamparándolo como mal Capitan, se fue á tierra con algunos Soldados, y en tierra hizo un toldo y allí se estuvo esa noche y dia siguiente viérnes. Este dia como el viento no cesaba, ántes era mayor, reventó otro cable á la Almiranta que se cortó en una roca por que el fondo allí era sucio: y visto desde la Capitana el peli-

(1) Proir. Aquí parece debe leerse prois como en otras partes.

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gro de la Almiranta, Pedro Sarmiento fué allá, y llevó consigo al Piloto Hernando. Alonso y Marineros, los quales ayudaron á amarrar y ancorar seguramente la Nao con el ayuda de Dios. Y echando ménos al Almirante, y sabiendo lo que había hecho, embió con el batel por El y por los Soldados que con El estaban, y reprehendióle con moderacion, porque no era tiempo de mas. Ningun descargo dió, sinó su poca constancia, y los Soldados se escusaron con El, diciendo que El los había llevado; y quedando segura la Nao se volvió Pedro Sarmiento á la Capitana.

Y sábado 5. del mes llovió todo el dia tanto que los montes todos eran un diluvio general; y la obscuridad fué tanta que por cada cosa descas fué imposible salir este dia deste Puerto.

Domingo 6. de Diciembre amaneció algo claro y bonanza, por lo qual nos levamos, y hicimos vela, y por refriegas que nos dieron no pudimos salir del Puerto, y así nos fué forzoso dar fondo y atoarnos para repa-

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rarnos; y así no podimos salir este dia por ser tarde, y estuvímonos surtos á la boca de los Arrecifes para con la primera clara salir, porque aquí no hai seguridad de una sola hora sinó la que acaso viniere. De esa se ha de gozar súbitamente, so pena de no hacer nada y destarse (1) siempre aislados, ó perderse, que todo es quasi uno.

El lúnes siguiente 7. del mes amaneció bonanza, y luego el Capitan mandó levarse y hacer vela. Salió primero la Almiranta porque estaba mas á la boca del Arrecife, y luego la Capitana. Fuimos á popa la vuelta del Sueste, que así se corre esta Canal. A las diez horas abrió el dia y hizo claro, y Pedro Sarmiento fué todo el dia en el castillo de popa con Aguja, volviendo á marcar y ratificar la Carta que en el Primer Descubrimiento había hecho: y como íbamos á media Canal y con dia claro y desde alto, pudo bien determinar ambas Costas é Islas forañas, Ba-

(1) Destarse, En vez de de estarse.

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xas, y Arrecifes, y Bocas de Canales, y añadió algunas cosas que no pudo bien determinar el viage del batel, por nieblas y cerrazones que tuvo entónces; y así lo descubrió precisa y puntualmente todo lo que se pudo ver. En la Isla de En-medio tomó el General el altura en cincuenta grados y un tercio entre la Boca del Brazo Ancho y la Isla de En-medio; y desde allí comenzamos á caminar por el Brazo del Sudueste que se nombró el Brazo de la Concepcion, porque en su víspera lo navegamos; y á la oracion venimos á surgir á la boca del Puerto-Bermejo de la banda del Sur, y por ser el fondo acantilado garraron las anclas y perdieron fondo; pero con la buena diligencia de los Pilotos y Marineros echaron toas dentro del Puerto, y por ellas nos fuimos atoando y metiendo dentro: y la Almiranta, yendo entrando, tocó en un banco de arena y dió dos golpes, pero no se hizo daño; y como iba aviada con la toa, salió. Gloria á Dios que la libró! Luego esta mesma noche ventó norte, y aunque no mucho, porque llovió pesadamente toda la noche, que es lo

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que quita mucha fuerza al viento.

El mártes 8. del mes, dia de la Concepcion de Nuestra Señora la Madre de Dios sanctísima, amaneció tan cerrado por todas partes la Tierra y Mar y con tanta tempestad de agua y viento norte que no fué posible entender en cosa de navegacion, sinó estarnos quedos en las Naos, porque de ningun efecto era el trabajar sinó morir mala muerte sin provecho alguno. Llegados en este Puerto se determinó salir segunda vez á descubrir con el batel, y entre tanto que se iba á esto se hiciese el Bergantin que trahíamos labrado y abatido en la Capitana; y luego se sacó en la playa la madera, y se armó la madera de cuento, y se armó la fragua, y se hicieron ramadas para poder trabajar, y se puso guarda de Soldados para que estuviesen con los Oficiales. Y esto así dispuesto, determinó Pedro Sarmiento salir á descubrir, dexando en su lugar al Almirante para que mirase por los Navíos y Gente, y para acabar el Bergantin.

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SEGUNDO DESCUBRIMIENTO

Del Batel Sanctiago.

En el Nombre de la Sanctísima Trenidad salió Pedro Sarmiento en el batel de la Capitana nombrado Sanctiago, y con El Anton Páblos, Piloto de la Capitana, y Lamero, Piloto-Mayor de la Almiranta, y catorce Soldados marineros con arcabuces, espadas y rodelas, y con comida para ocho dias, viérnes once del mes de Deciembre de 1579. á las ocho horas de la mañana, para descubrir la Mar y Puerto, para la Boca del Estrecho.

Del Puerto-Bermejo fuimos á la Punta de la Anunciada, ya dicha en el Primer Descubrimiento. Desde la Anunciada se descubrió otra Punta un quarto de legua al Sudueste, y desde allí vuelve la Costa al Sudueste quarta del Oeste dos leguas hasta una Punta que llamamos Nuestra-Señora-de-la Peña-de-Francia. Tiene á la punta cerca de tierra un faralloncillo chico. En esta distancia de las dos leguas

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hace dos Ensenadillas.

Desde la Anunciada descubrimos un Cabo gordo de mar en fuera de la tierra de mano izquierda al Sudueste quarta al Sur (toma algo del Sudueste) seis leguas. Llamóse Cabo de Sanctiago.

Prosiguiendo nuestro viage pusímonos algo á sotavento de la Punta de la Anunciada, y desde allí atravesamos el Brazo y Golfo de la Concepcion á la vela la vuelta del Sur. Y en este brazo, al Sueste de la Anunciada dos leguas, está un Isléo chico, y luego tras este Isléo sigue una andana de siete Islotes chiquitos Nordeste-sudueste, unas por otras en espacio de legua y media todas. Y atravesando la vuelta del Sur los dos tercios del camino, y al Sueste el un tercio, llegamos á un Ancon que llamamos de los Arrecifes por tener muchos, tres leguas de la Anunciada.

Desde aquí vuelve la Costa de mano izquierda al Sudueste quarta al Sur 300. pasos hasta una Puntilla.

Desde esta Puntilla se descubrió un Islote alto, que llamamos de San-Buenaventura Nor-

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nordeste-susudueste, legua y media.

Desde el Islote de San-Buenaventura está otro Islote menor la vuelta del Norte quarta al Nordeste, media legua. Llamóse Isla de Lobos, porque los vimos allí mui grandes; y de la una Isla á la otra hai una restinga que revienta la mar en ella. Isla de Lobos demora con el Cabo de Sanctiago Nordeste-sudueste quarta de Norte-sur, y toma de la media partida, quatro leguas. Cerca de Isla de Lobos hai ocho brazas, piedras, entre muchas hierbas. La tierra que va entre Ancon de Arrecifes y la Isla de San-Buenaventura; (digo desde Ancon de Arrecifes hasta el parage de San-Buenaventura,) hace una gran Anconada, y corre legua y media hasta una Punta y Ensenada que llamamos Ensenada de San-Francisco. Aquí desembarcamos en tierra por ser ya tarde para hacer noche. Y estándonos alojando, tiro un Soldado un arcabuzazo á unas aves, y á la respuesta del arcabuz dieron muchas voces unos Indios que estaban en una montaña en la otra parte desta Ensenada: y al primer grito pensamos ser lobos-marinos hasta que los vi-

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mos desnudos y colorados los cuerpos, porque se untan estos, segun despues vimos, con tierra colorada. Y por entender lo que era, embarcámonos en el batel, y fuimos adonde la gente estaba; y llegados cerca, vimos unos en una breña entre unos árboles de montaña espesa, y entre ellos uno viejo con una capa de pellejo de lobo-marino que mandaba y hablaba á los otros: y en la costa brava junto á la mar, entre unos peñascos, estaban quince mancebos desnudos totalmente; y llegados á ellos con señas de paz, nos señalaban con grandes voces é instancia con las manos acia donde dexábamos los Navíos: y llegándonos mas á las peñas les señalamos se llegasen y les daríamos de lo que llevábamos. Llegáronse, y dímosles de lo que teníamos. Sarmiento les dió dos paños de manos y un tocador, que otra cosa no tenía allí; y los Pilotos, y Soldados les dieron algunas cosas con que ellos quedaron contentos. Dímosles vino, y derramáronlo despues que lo probaron: dímosles vizcocho, y comíanlo; y no se aseguraron con todo esto. Por lo qual, y porque está-

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bamos en costa brava á peligro de perder el batel, nos volvímos al alojamiento primero, y les diximos por señas que fuesen allá. Y llegados al alojamiento, Sarmiento puso dos centinelas por la seguridad, y para procurar de tomar alguno para lengua; y con la buena diligencia que se puso se tomó uno dellos, y luego Pedro Sarmiento lo abrazó y halagó: y tomando de unos y de otros algunas cosillas, lo vistió y lo metieron en el batel, y nos embarcamos todos, y partimos de allí ya quasi noche, y fuimos á parar á tres Islotes que están en triángulo una legua de la Punta donde vimos esta gente; y por esto la nombramos Punta de la Gente, Nornordeste-susudueste las Islas con la Punta. Llamamos á estas Isletas, de la Dormida, porque fuímos allí á hacer noche y parar. La tierra que está entre la Punta de la Gente, y las Islas de la Dormida hace un gran Ancon, y es costa brava de mucha reventacion. No saltamos en las Islas porque llegamos mui noche. Dormimos en el batel.

Sábado 12. de Diciembre partimos des-

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tas Isletas de la Dormida, que están juntas con la Tierra grande. Desde estas Islas vimos una Sierra alta Norte-sur, quarta de Nordeste-sudueste tres leguas. A esta Sierra llamamos la Silla, porque hace una gran sillada en la cumbre: y en esta distancia hai un gran boqueron y todo lleno de Islotes y baxos y herbazales. Este dia amaneció claro, y el Sol salió al Sueste franco, estando el Sol en el trópico de Capricornio, y nosotros en cincuenta y un grados, y fuimos á la vela con vientecillo nor-nordeste bonancible. La figura y señas de la Silla son estas.

[Vease en las Láminas la Figura Num. 3.]

Las Isletas de la Dormida con el Cabo de Sanctiago demoran uno por otro Leste-oeste franco; y el Cabo de Sanctiago con la Silla, Noroeste-sueste: toma de la quarta del Leste seis leguas.

Al Noroeste de la Silla, media legua, hai un Islote que nombramos Isla de Páxaros, porque tiene muchos; y entre esta Isla y la Silla hai diez y siete Islotes pequeñitos.

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Desde la Silla descubrimos una Isla que tiene un morro alto partido, todo de piedra, que nombramos la Roca-partida Nordeste-sudueste quarta de Norte-sur dos leguas y media. Demora con la Isla de Páxaros Norte-sur quarta de Nordeste-sudueste: toma de la media partida.

Al Sudueste quarta al Sur de la Silla, una legua, hai muchas baxas que revienta la mar en ellas. Llegamos á la Roca-partida á mediodía, y desde esta Isla descubrimos un Cabo gordo de tierra al Sudueste quarta al Sur de la Roca, cinco leguas. Llamamos á este Cabo de Sancta-Lucía.

Al Oessudueste de la Roca-partida, dos leguas de la mar, están dos farallones, y desde ellos sale una andana de baxos y faralloncillos: los baxos baña la mar que revienta en ellos, y los faralloncillos hacen un arco que cercan la Isla en arco por el Oeste y Norte y Nordeste, y dentro hacen un corral lleno de baxos y herbazales. Salimos á comer á esta Isla á mediodía, y tomamos el Sol en tierra en cincuenta y un grados y un sexmo.

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Demora el Cabo de Santiago de esta Isla Nornoroeste-susueste. Esta Isla tiene por la banda del Norte buena madera para guiones de remos, y agua; y por la banda del Leste tiene Puerto razonable grande, aunque en tierra hai tumbo de mar. Hai agua dulce. No podrán entrar aquí Naos grandes, porque toda la Isla es cercada de baxos: Quatro ahustes de tierra tiene siete brazas, fondo piedra.

Posesion.

Desde esta Isla navegamos por la parte del Leste della la vuelta del Sudueste en demanda del Cabo de Sancta-Lucía; y en el camino es toda la mar quaxada de baxos, peñascos, islotes y herbazales: y dos leguas antes de llegar á la tierra del Cabo, poco mas, ó ménos, parte la tierra una Canal que entra Nornordeste-susudueste una legua. Llamámosla Canal de San-Blas; y á la boca della hai muchos Islotes altos al Sueste y al Leste y al Noroeste. Yendo á la vela por medio de los baxos comenzó á refrescar el viento con refriegas, que nos fué forzoso dexar el camino que llevábamos al Cabo de Sancta-Lucía, y arribar á popa á nos abrigar; y entramos

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á la vela por la Canal de San-Blas, por la qual íbamos alegres creyendo que habíamos hallado abrigo por donde sin peligro podríamos salir á la mar otra vez; y por esto nos dexamos ir: y una refriega que vino arrebató el mástel, y hecho pedazos, dió con él y con la vela en el agua: y metida otra vez en el batel, seguimos al remo la Canal adentro; y quando creímos que salíamos á la mar nos hallamos ensenados al cabo de haber andado legua y media. Desto nos afligimos todos, porque como (1) los tiempos eran contrarios y pesados para volver á la vela; y al remo contra mar y viento es dificultosísimo, y por allí parecía imposible á fuerzas humanas. Y para desengañarnos del todo, y ver si por alguna via había salida, porque por abaxo no se discernía todo bien, saltamos en tierra; y Pedro Sarmiento y los Pilotos y otros algunos subieron á una Sierra mui alta mas que todas las comarcanas, y desde arriba descubrimos

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(1) Aquí parece debe suprimirse la partícula como para que haga sentido esta oracion.

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la mar, y vimos que la Canal no tenía salida por allí, y por ménos de un tiro de piedra no se juntaban una Canal que venía de la banda del Sudueste y un Ancon del Oeste. Recibimos desto mucha pena; pero encomendándonos á Dios tomamos Posesion por Su Magestad: y púsose una cruz pequeña en lo alto, y llamamos al Monte de la Vera-Cruz, y baxamos adonde habíamos dexado el batel y los demas compañeros, y aquí quedamos esta noche.

Domingo por la mañana 13. de Deciembre volvimos por la Canal á fuera, y en saliendo á la mar vimos tanta tormenta que nos fué forzoso arrimarnos á unas peñas para solo abrigarnos de la tempestad, sin poder salir en tierra.

Lúnes por la mañana 14. del mes trabajamos por salir á la mar y hacer nuestro camino, y en desabrigándonos de las peñas hubiéramos de perecer por la gran mar y viento: y así nos fué forzoso volvernos arribando á las peñas donde habíamos salido; y al quarto del alba se huyó el Indio, que habíamos tomado, al que velaba; y embiándole

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á buscar de rama en rama, y de peña en peña por la orilla del mar, le halló el guarda á quien se había huido; y echándole mano de una camiseta que llevaba vestida se la dexó en las manos, y se arrojó á la mar, y se le fué. Este dia, que fué mártes, hizo gran tormenta, y no pudimos salir; y á mediodía abrió el Sol y tomamos la altura en cincuenta y un grados y un quarto. Llamamos á ésta Isla do se huyó el Indio. El mártes á la tarde pareció abonanzar la mar algo por una de las Canales: y pareciendo ser mejor volvernos á los Navíos que ir adelante, porque ya no teníamos mantenimiento, y por ganar algo, salímos destas peñas; y en saliendo á la mar por entre los baxos, hallamos mucha mar y viento y forzamos de ir adelante, y hubiéramonos de anegar con golpes de mar: por lo qual nos fué forzoso arribar, y con grandísimo trabajo pudimos tomar el abrigo de otras peñas donde nos arrimamos por abrigarnos de la tempestad. Eran estas peñas de gran aspereza de puntas agudísimas frisadas, que no había donde poder poner los pies; y para ha-

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cer lumbre nos metimos en una sopeña, toda manantial sucísimo.

Miércoles 16. de Deciembre salimos destas peñas para ir á la Roca-partida; y llegando sobre los baxos, cargó tanta tempestad que pensamos perecer, y fué forzoso arribar á popa, y fué Dios servido que huyendo los mares, salimos dentre (1) los baxos, y nos abrigamos detras de otras peñas asperisimas, peores que las pasadas, que eran como erizos, que nos hizo luego pedazos los calzados, que los cortaba como navajas. Aquí estuvimos esperando que abonanzase algo aquella tempestad general de viento oeste y oessudueste con aguaceros y granizo eladísimo. Tomamos aquí el altura en cincuenta y un grados y un quarto. La mesma tempestad hizo el juéves, y no pudimos salir.

El viérnes 18. del mes pareció abonanzar algo el norte, y salimos con el batel á la mar; y por ir á barlovento por entre los baxos, por poder tomar la Roca-partida,

(1) Dentre por de entre.

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que (1) nos metimos en medio de todos ellos; y cargó tanto el norueste y metió tanto mar que no pudimos romper para ir adelante, y por no anegarnos arribamos á popa hasta salir de los baxos, que son muchos y mui peligrosos, y lo que es peor las hierbas que se crian entre ellos, que no dexan salir ni romper al batel si acaso acierta á entrar entre algun herbazal. Por tanto, sea aviso que en viendo por aquí herbazal huyan dél, porque es baxo, y no se fien por no ver reventar la mar en todas partes, porque la mesma hierba, aunque sea mui baxa, quita á la mar que no reviente tanto como donde no la hai, y así es peligrosísimo. Abre el ojo. Y en saliendo de los baxos, fuimos cortando la vuelta del Leste tomando los mares á popa por escapar de la muerte: y estando como media legua de los peligros fuimos cortando entre mar y mar la vuelta de la Roca-partida; y reventando los fuertes marineros á fuerza de brazos, huyen-

(1) Parece que este que está de mas.

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do de un Cabo y acometiendo á otro fue Dios servido que ese dia ántes de anochecer llegamos á la Ensenada de la Roca-partida, aunque por rodéos, que anduvimos el camino doblado, y con el Credo en la boca. Este Puerto de la Roca-partida es Ensenada de playa de arena; pero no es para navíos, sinó para bateles, ó bergantines. Está apartada de la tierra del Leste legua y media: hai poco marisco y mucha leña buena, y al un cabo de la playa debaxo de la mesma Roca-partida hai una gran cueva en una sopeña. Aquí hai abrigo para poder estar mucha gente alojada. Aquí hallamos gran rastro de gente y una osamenta y armadura entera de hombre ó muger. Hai en la playa tumbo de mar y refriegas. Estuvimos aquí dos dias y dos noches por las grandes tempestades: y porque ya nos faltaba la comida, y por socorrer á los Navíos, salimos contra tiempo domingo 20.de Deciembre: y queriendo boxar la Isla por ponernos á barlovento, llegamos á los baxos que la Isla tiene al Nordeste, y hallamos mucha mar y viento y orgullo de corriente que rompía por

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todas partes; que por no perdernos fue forzoso arribar á popa, y correr con la mar, huyendo della á popa la vuelta de una grande Ensenada, que parecía en la tierra la vuelta de Lesnordeste lo mas cercano que parecía, por no volver á la Isla. Y como iba llegándose la noche, cargó la cerrazon tanto que perdimos la tierra de vista, y así íbamos navegando á ciegas, hasta que llegando cerca de tierra víamos la reventazon de la Costa, y no se parecía la tierra, y como víamos reventar la mar por todas partes llevábamos gran temor de perdernos, no viendo parte que no fuese costa brava; y tenernos á la mar no podíamos, y qualquiera cosa era peligro de muerte: y así caminando por la reventazon nos fué anocheciendo; y anochecídonos cerca de tierra, por el blanco de la reventazon fuimos á demandar la tierra encomendándonos á Nuestra Señora de Guadalupe: y guiándonos su divina Magestad, entramos á escuras en una Ensenada abrigada de todos vientos, donde estuvimos aquella noche con harto contento, pareciéndonos cada vez que surgíamos que nos

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hallábamos resucitados. Llamamos á esta Ensenada de Nuestra-Señora-de-Guadalupe por lo dicho. A Ella sean dadas infinitas gracias!

Lúnes por la mañana embió Pedro Sarmiento dos hombres por diferentes partes por los altos á ver si una Canal que iba al Leste y otra al Norte desde esta Ensenada, iba adelante: y uno dellos traxo por aviso, que una de las Canales iba mui la tierra adentro, y que había visto venir una piragua con gente India; por lo qual, y por escusar el peligro de la furia de la mar, y por buscar algun buen paso y reparo para los Navíos, fuimos por aquella Canal por donde se dixo venía la piragua; y en saliendo de la Ensenada de Guadalupe se partía en dos brazos: el uno iba al Leste, que era el mayor, y otro al Nordeste; y por éste encaminamos, y dende á media legua que entramos, hallamos la piragua con quatro ó cinco Indios. Fuimos á Ellos, los quales en viéndonos se llegaron á la Costa, y saliendo á tierra dexaron la piragua y se metieron al monte. Tomamos la piragua, y metiendo en ella al Piloto Hernando Lamero y otros quatro hombres, pa-

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só el batel adelante hasta otra Punta donde parecía mas gente: y llegados allá, no hallamos á nadie sino una sola choza baxa y redonda hecha de varas en tierra, y cubierta de cortezas anchas de árboles y cueros de lobo-marino. Saltaron dos Marineros en tierra, y no hallaron en la choza sinó cestillos y marisco y redecillas y guesos para harpones de fisgar, (1) y unos zurroncillos de la tierra bermeja con que se untan todos estos Indios el cuerpo: y habiendo recibido al Piloto, que quedó en la piragua, y había entrado la tierra adentro con otro hombre á espiar en el batel, y á los demas, dexamos la piragua á los Indios, y seguimos la Canal al Nordeste hasta la noche, tres leguas, porque nos detuvimos mucho con la piragua. Fuimos por esta Canal con pena, porque á cada recodo que hacía nos parecía que no pasaba adelante y que estábamos ensenados.

Mártes por la mañana seguimos la Canal

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(1) Fisgar. Pescar con la Fisga, que es una especie de harpon con que se cogen peces grandes.

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que desde la dormida volvía al Oeste quarta al Sudueste una legua, y media legua al Sudueste: y aquí salimos á la mar otra vez como una legua de la Ensenada de Nuestra Señora de Guadalupe: y al salir, vimos volver otra Canal Norte. Fuimos por ella una legua, y vimos ser Isla la Sierra de la Silla; y seguimos al Norte. Y en pasando la Isla de la Silla hai legua y media de Abra llena de baxos, Isléos y corrientes, que sale á la Canal grande de la Concepcion llamóse esta Isla de San-Martin del Pasage. En esta legua y media tardamos hasta la noche desde ántes de mediodía por causa de las grandes corrientes contrarias que hallamos y viento norte por la proa. La Costa del Leste es brava y tierra alta peñascosa; y de trecho á trecho hai bocas: y la Abra por donde atravesamos, que sale á la Concepcion, está toda cercada y cerrada de Isléos y baxos. Llegamos á las espaldas de la tierra donde tomamos el Indio que se nos huyó, y vimos ser Isla. Nombrámosla Isla de San-Francisco; y entrando por la Canal, entre ella y la tierra del Leste, hai seis Isléos y baxos á la boca. Hici-

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mos noche en esta Isla de San-Francisco.

Miércoles 23. del mes partimos desta Isla de San-Francisco, que tiene por la parte desta Canal muchas Caletas y Anconcillos, que son buenos reparos para bateles y bergantines, y á las entradas muchos hierbazales: y la Costa de la otra banda tiene tres Abras á trechos. Sigue la Canal al Norte á legua poco mas y menos de ancho por toda ella; y la tierra quebrada, que es la Costa del Leste desta Canal, sigue al Norte dos leguas, y de allí vuelve al Lesnordeste la vuelta del angostura que adelante se verá: y desde donde escota la Costa, mudando derrota siguen unos Isléos baxos montosos una legua Norte sur; y la Costa de la Isla de San-Francisco corre Norte-sur hasta llegar en parage de unos Arrecifes que están á la punta de los Islotes, Lesteoeste quarta de Nordeste-sudueste, un quarto de legua de Canal entre uno y otro. Llamamos á la postrera Punta de esta Isla de San-Francisco, Punta de Clara; y á la frontera, de Arrecifes; y á la Canal por do veníamos ahora, de Santa-Clara.

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Desde la Punta de Arrecifes vuelve la Costa de la tierra quebrada al Susueste poco, y luego al Sueste; y entre ella y la Cordillera de Tierra-firme pareció abrir Canal. Vimos la boca ancha y clara, la vuelta del Leste. Por entre estas dos Puntas Clara y de Arrecifes se junta la Canal de Sancta-Clara con la grande de Nuestra-Señora-de-la-Concepcion; y mas al Norte como un quarto de legua sale otra Punta que tiene un farallon en ella. Entre esta Punta del Farallon, y la Punta Clara se hace una canal que parte la Clara en Isla, y desde allí vuelve aquella Costa al Les-sudueste, y hai muchos Isléos que van hasta el Ancon de Arrecifes, donde comimos quando salimos de la Anunciada y Puerto-Bermejo.

Juéves 24. de Deciembre salimos desta Isla y Punta Clara de San-Francisco, aunque ventaba el norte; y atravesamos el Brazo de la Concepcion. Corrían las aguas al Nordeste con la maréa creciente, y tomamos en la otra Costa á barlovento de la Anunciada: y con la corriente llegamos mui temprano al Puerto-Bermejo donde estaban los Navíos, ya

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sin bocado de mantenimiento; que con habello moderado mui menudamente, lo que llevábamos para ocho dias para trece, esa mañana que llegamos se había acabado, y no se acabara en esos tres dias sinó nos viéramos tan cerca de los Navíos, aunque no había para una razonable comida. Gloria á Dios Nuestro Señor que todo lo cumple y suple con su sanctísima gracia!

Hallamos el Bergantin armado del todo, y del un lado entablado y calafeteado y breado, y del otro quasi; y supimos que miéntras el General había ido á descubrir habían venido Indios á un monte sobre el Puerto-Bermejo, y fueron á ellos, y tomaron uno, y lleváronlo á la Almiranta, y se huyó.

Viérnes 25. de Diciembre, primer dia de Pascua de Navidad, no se trabajó en el Bergantin por la solemnidad de la fiesta, y tambien llovió tanto que estorbara mucho á los que habían de trabajar fuera del toldo; y ventó norte.

Sábado 26. del mes ventó sudueste frio y elado, con que aclaró el Cielo, porque en

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esta Region los nortes son templados, y llueven mucho; pero son furiosísimos, y lo mesmo se dice del nordeste: y desde el noroeste al Sudueste son mui frios, y el oeste el mas tormentoso de todos; pero dura ménos que todos, y abonanza breve: y así se tiene por sabida experiencia, que quando hai fortuna de norte y noroeste, en saltando al oeste se sabe que va acabando la tormenta, y aclara el Cielo y la Tierra, aunque con mucha furia y frio.

Como no pudimos hallar Puerto bueno, ni pasage seguro para llevar los Navíos, Pedro Sarmiento, con parecer del Almirante y Pilotos, determino de ir á tentar la boca que parecía al Leste acia la Cordillera-Nevada de la Tierra-firme, porque tenía por cierto que había Canal que salía por la otra parte del Cabo de Santa-Lucía; y á ser así, y haber buen pasage, era lo que convenía para llevar los Navíos seguros miéntras se acababa el Bergantin.

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TERCER DESCUBRIMIENTO

Con el Batel

Nuestra Señora de Guia.

Martes veinte y nueve del mes de Deciembre de 1579. salió Pedro Sarmiento, y con El Anton Páblos y Hernando Lamero, Pilotos, y doce Soldados marineros en el batel Nuestra Señora de Guia con vitualla para diez dias, de Puerto-Bermejo, para descubrir la Canal que parecía que demoraba la vuelta del Sueste de Puerto-Bermejo para ver si habría Canal y Puerto para poder llevar los Navíos seguros por no volverlos al mar bravo.

Fuimos á la vela la vuelta del Sueste quarta del Leste con viento oessudueste dos leguas, hasta una Isla que prolonga de Nornoroeste-susueste una legua. Nombróse los Ignocentes porque salimos otro dia despues de su fiesta, y seguimos la Canal al Sueste otras quatro leguas hasta una Punta de la Costa del

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Leste del Brazo de la Concepcion. Detras desta Puncta, que llamamos Punta de San-Juan, al Norte della hace una Caleta donde surgimos esta noche, y aquí dormimos con buena guardia, como siempre hacíamos.

Al Susueste de la Isla de los Ignocentes está una boca grande de Canal, que, á lo que creemos, es la que sale de la Ensenada de Nuestra-Señora-de-Guadalupe, que arriba diximos.

Y al Nordeste de los Ignocentes está una Canal grande donde surgimos y paramos esta noche, que creemos es la que sale de la Ensenada y Canal de San-Andres. Y una legua al Nordeste de la Punta de San-Juan está una boca de Canal, que debe ser la Canal de San-Andres del Brazo de la Concepcion. En esta Caleta donde hicimos noche hai mucho fondo á pique. Es laxa.

Miércoles 30. del mes salimos desta Caleta á la vela la vuelta del Sueste; y habiendo navegado legua y media por una Abra ancha, embocamos en una angostura de trecientos pasos de ancho; y en esta Angostura hai una Punta, detras de la qual al Norte della está una

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Caleta donde hai fondo de veinte brazas, arena, y arrimado á la Isla un cable, es piedra. Es abrigo de todos los vientos y mar. Llamóse Puerto del Ochavario.

Desde la Angostúra prosigue la Canal mas ancha, y va ensanchando poco á poco al Susueste dos leguas hasta una Isleta que llamamos Isla de Dos-Canales porque allí se parte este Brazo en dos Canales; y el Brazo que va sobre la mano derecha corre al Sur sobre la quarta del Sudueste tres leguas hasta una Punta que llamamos de San-Estévan, y la Canal de la mano izquierda va al Susueste una legua hasta una Punta que se nombró Punta de San-Antonio. Entre la Angostura, é Isla de Dos-Canales en la Costa de la mano izquierda se hace una Ensenada llena de Islotes baxos con arboleda.

Caminando por esta Canal del Susueste como media legua á mano izquierda, la vuelta del Leste, abre una Canal que entra una legua, y hace un Islote en medio: y pasado el Islote parte en dos Canales grandes: la una va la vuelta del Leste hasta la Cordillera-Nevada,

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y la otra va al Norte, que pienso es la que se parte en el principio del Brazo-Ancho de la Canal de la Concepcion: y al Sur del Islote hai otra Isla grande; y al Leste della se juntan los dos Brazos dichos con este del Susueste, por donde íbamos navegando. Y como una legua de la Punta de la Isla de Dos-Canales se parte la Isla en dos, y hace Canal que junta la Canal de San-Estévan con la del Susueste: y á la Punta del Leste en la Canal, arrimados a tierra un cable de la Isla, hai quince brazas de fondo, roca; y algo mas fuera, 40. brazas, puede estar una Nao á la plancha apuntalada con las vergas. Desde la Punta de San-Anton vuelve la Costa al Sur quarta al Susueste.

Leste-oeste con la Punta de San-Anton cerca está una Isleta que hace una Ensenadilla, que medio cable de tierra hai veinte brazas, limpio, fondo arena; y algo mas fuera, piedra: y como cincuenta brazas mas á fuera, quarenta brazas, limpio: y á la punta de la Isleta está una piedra y herbazal, y junto á la piedra hai ocho brazas, piedra; y como medio cable hai doce brazas, limpio: Abriga

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del norte; y poco mas fuera hai veinte brazas, limpio, al Leste de un Arroyo de agua dulce que baxa por una Sierra abaxo; y algo mas á fuera como un ahuste de tierra 25. brazas, es limpio. Hase de surgir al Sur de la Isla, la qual llamamos el Surgidero: y descubriendo la Canal por el Norte dos ahustes de la Isla hai cincuenta brazas, lama.

Una legua y media de la Punta de San-Anton vuelve la Costa al Sur quarta al Sueste, y en este parage en la Costa del Leste, que es la de mano izquierda, hace una Bahía grande de buen fondo, á la entrada, arrimado á las hierbas, cinco brazas, y dentro siete, y ocho, y nueve brazas, limpio, arena y lama. Entrase á ella por la boca del Oeste para el Leste, y tiene salida para el Sur. Es cercada de playuelas de arena y hierbas. Tiene la canal y salida del Sur deste Puerto diez brazas: Es comedero. Llamamos á esta Bahía Puerto-Bueno, ó Bahía-Buena, que lo uno y lo otro es.

Desde la Bahía-Buena sigue la Costa de la mano izquierda, y descubrimos una Punta al Sur quarta al Sueste media legua, que

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se llamó Punta-Delgada, porque es baxa: y en medio hai playuelas, y Costa baxa.

Desde la Punta-Delgada por la mesma costa parece otra Punta, que llamamos de San-Márcos al Sur quarta al Sueste una legua.

La otra costa del Oeste sigue la mesma derrota: Es mas alta y tiene algunas nieves. La costa del Leste es mas baxa, y tiene mas Caletas; y ántes de llegar á la Punta de San-Márcos está una boca que sale de Gran-Brazo, y una Caleta donde tomamos la altura: Pedro Sarmiento y Anton Páblos en cincuenta y un grados, y Lamero en cincuenta y uno y un quarto. Llamámosla Caleta del Altura.

Adelante de la Punta de San-Márcos está una Punta que demora al Sur tres leguas, que se nombró Punta de San-Lúcas; y en la otra Costa del Oeste desta Canal al Oeste quarta del Noroeste, como una legua, está una Ensenada grande, que tiene una Playa y pareció surgidero: No llegamos á ella. Y al Oeste quarta al Noroeste está otra boca en la Costa de la mano derecha donde se junta la Canal de San-Estévan, y esta boca y Abra sale á la

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Caleta del Monte de Trigo Leste-oeste con él, y de allí sigue á la Canal del Arcipiélago.

Y legua y media mas al Sur quarta al Sueste está otra Punta, que se llamó Punta de San-Matéo, y desde esta Punta al Sur demora otra Punta de la mesma Costa legua y media. Llamámosla Punta de San-Vicente: y entre ambas Puntas entra un Brazo grande, y al Sueste deste Brazo demora una Punta larga, y al Oeste della vá una Canal á juntarse con esta principal.

Desde la Punta de San-Vicente parece otra Punta baxa al Sur, que se llama San-Pablo, una legua; y en medio hace Abras y dos Ensenadas. Este dia miércoles hizo norte. Las corrientes iban contra viento la mayor parte del dia.

Al Sur désta demora otra Punta de tierra baxa dos leguas: Llamóse San-Baltasar; y en medio hace la Costa de la Tierra-firme Ensenada llena de Isletas baxas y montosas. La Costa es toda morros gordos de peñascos pardos pelados de medio arriba; y aquí hace

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una Ensenada que llamamos San-Melchior; y aquí hicimos noche el miércoles.

Juéves treinta y uno de Deciembre partimos desta Ensenada á la vela; y media legua al Sur está una Punta que llamamos San-Gaspar, y en medio están dos Islotes.

Desde esta Punta sigue la Costa de la mano izquierda quatrocientos pasos al Sur donde hace esquina; y desde allí muda derrota. Llamé á esta esquina Punta de Gracias-á-Dios; y enfrente della en la otra Costa de la mano derecha al Oeste de esta Punta están dos Ensenadas á manera de Puertos. Tiene aquí de ancho la Canal un quarto de legua escaso. En esta Punta de Gracias-á-Dios hai fondo 30.brazas limpio, medio cable de tierra; y á un cable no hai fondo.

Desde aquí vuelve la Canal Nornoroestesusueste, y toma de la quarta del Sueste.

Desde la Punta de Gracias-á-Dios parece otra Punta trecientos pasos por la mesma derrota. Llamóse San-Bernabé; y por la mesma derrota está otra Punta que se nombró San-Bartolomé. Desde Gracias-á-Dios aquí hai una legua.

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Al Sudueste quarta al Oeste en la Costa de la mano derecha se hace una Ensenada como brazo, y por detras della al mesmo rumbo está una Islilla algo grande negra echada de Norte-sur, y en medio della un monte como pan de azúcar. Llamóse Pan-de-Azúcar. Tiene por aquí la Canal de ancho media legua escasa.

Desde la Punta de San-Bernabé parece otra Punta por la mano izquierda al mesmo rumbo, que llamamos San-Benito; y en medio de ambas Puntas hace Ensenada como arco, y por medio hace Abra hasta la Cordillera-Nevada, la qual parece por esta Abra mui alta y con muchos picos; y uno dellos parece corona que tiene seis puntas, y otra al Sur que parece mano de Júdas abierta y vista por las espaldas. Hai mucha nieve: la alta es blanca, y la baxa azul como cardenillo; y lo que no es nevado es negro. Esta es la Cordillera de la Tierra-firme, porque todo lo demas que está desde allá al Oeste, por donde al presente andamos descubriendo, es Arcipiélago de Islas, y tierra despedazada.

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Y poco ántes de llegar á la Punta de-San-Benito en la Costa de mano derecha, entre tres playuelas chiquitas de largo de un batel, un cable de tierra, hai quarenta brazas: es arena; y cerquita de tierra dos bateladas veinte y cinco brazas limpio, cascajo; y arrimado á las peñas hai tres brazas, y enfrente de la playuela que está mas al Sudueste, dos bateladas de tierra, hai doce brazas, cascajo. Dentro en la mesma Caleta arrimado á las peñas, siete brazas, limpio, puede estar el navío á la plancha; y en unas hierbas que eftán en medio de la Caleta y playuela de en medio hai cinco brazas; es piedra. Hai entre la Playa de en medio y la postrera, medio cable de tierra, diez brazas, limpio; y enfrente de la playuela tercera hai diez y siete brazas limpio.

En esta Punta de San-Benito se estrecha la Canal dos ahustes. En esta angostura hai quatro Islotes y baxos, hierbazal. Los tres Islotes, mas arrimados á la Punta del Leste, y el uno á la parte del Oeste: y va la Canal mayor entre el uno y los tres Islotes, mas arrimada a

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los tres Islotes, que va sin hierba mas ancha. Es Canal de seis y siete y ocho y diez brazas, limpio. Puédese seguir y servir de Puerto. Guardense de las hierbas, que tienen poco fondo, y especialmente donde están espesas á la parte del Oeste donde está un Baxo entre las hierbas, que solo se parecen los mixillones que están sobreaguados en el Arrecife.

Desde los Arrecifes del hierbazal sigue la Canal á la mesma derrota dos leguas, y al cabo dellas sale una Punta larga y baxa de la tierra de la mano derecha que se nombró Punta de Santa-Catalina, y tiene al Leste una Isleta, y al Sur una Baxa. Aquí se juntan la Canal que viene desde los Baxos de la hierba, arrimada á la Cordillera-Nevada, y hace una Canal de mas de quatro leguas de ancho. Y desde allí desde la Punta de Santa-Catalina vuelve una Ensenada á manera de Canal la vuelta del Sudueste que pareció partir tierra, y es así verdad que la parte.

La vuelta del Nordeste de la Punta de Santa-Catalina media legua, hai un Islote: y

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al Sur dél está un Baxo sobre agua; porque entre esta Isla y Punta va Canal hondable, limpia para poder pasar por ella. Doblada la Punta de Santa-Catalina, al Sudueste della cerquita hai unas Caletas para bergantines y bateles.

Posesion.

Desde estas Caletas la vuelta del Sueste quarta al Sur tres leguas, sale una Punta y, morro de tierra. Fuimos allá á hacer noche. Este dia hizo muchas diferencias de temples: el tiempo amaneció claro y el Sol mui caliente, y luego añubló y llovió poco con nortecillo bonancible, y luego calmó, y de mediodía arriba ventó sur, y hubo mar. Las corrientes hallamos unas veces al Sur, y otras al Norte, que andan conforme al viento y maréas. La Canal que pasamos desde las Caletas de la Punta de Santa-Catalina al Morro donde hicimos noche, tiene de travesía quatro leguas desde la Cordillera-Nevada hasta el Morro Nordeste-sueste, al qual llamamos Año-nuevo, porque llegamos allí su víspera: y el dia de la Sanctísima Circuncision de Jesu-Christo por la mañana pusimos en la

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punta deste Morro dos cruces, y Pedro Sarmiento tomó la Posesion por V. M. en presencia de los Pilotos Anton Páblos y Hernando Lamero y de los demas marineros soldados.

La multitud de Islas y tierras despedazadas sigue por esta parte hasta este parage, porque aquí dimos en la Cordillera-Nevada de la Tierra-firme que sale á la mar por esta Canal; y sea aviso que va mayor Canal entre la Cordillera-Nevada de la Tierra-firme y las Isletas que están entre la Punta de Santa-Catalina y los Baxos del Herbazal: verdad es que aquella Canal no la navegamos; mas vimos la entrada y la salida por donde se aparta y junta con esta Canal por donde fuimos.

Corre la frente deste Morro de Año-nuevo por la banda del Norte que mira á la Cordillera-Nevada Lesteoeste punta por punta como media legua: y allí hace arco, caletas y playas de guijarrales. Desde la Playa de enmedio, donde pusimos las cruces la vuelta del Noroeste, cerca como dos ahustes, está un Isléo

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chico, y enmedio hai canal hondable, limpiz para pasar Navíos.

Al Sueste desta Playa de las Cruces como dos leguas sale á la mar (digo á la Canal) la Cordillera-Nevada de la Tierra-firme que tiene cerca de la mar una mancha blanca que parece nieve, y es despeñadero de Rio que hace espuma, que hai muchos por aquí; y desde el medio acia arriba tiene una gran chapa de nieve mui azul, que parece turquesa.

Este Morro de Año-nuevo por la cabeza de la banda del Leste va en redondo al Sueste y Susueste como una legua hasta la primera quebrada de agua que desciende de la cumbre por un Rio, y Lesteoeste con este Rio parece una gran boca de Canal como dos leguas. Fuimos allá, y hallamos ser Ensenada sin salida, y hace Cala á la vuelta del Norte como una legua; y como nos vimos ensenados, volvimos á salir por donde habíamos entrado con harta pena. Tiene este codo quatro Isletas que hacen canales; y esta Ensenada desde las Isletas para el Oeste va ha-

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ciendo playa de arena y tierra, playa baxa, mas de legua y media hasta el Morro alto de Año-nuevo. Hai en éste pasage y playa que va haciendo arco hasta el pie del dicho Morro, y fuimos hasta él este mesmo dia, que fue viérnes primero de Enero del año de mil é quinientos y ochenta. Pasamos de largo de la dormida, y fuimos á una Ensenada que está al Oeste del Morro; y buscando canal y paso que rompiese, tambien hallamos ser Ensenada sin salida de tierra baxa. Aquí hicimos alto esta noche: es playa y tierra baxa, llana y anegadiza. En esta Ensenada hai ocho y diez brazas, buen fondo; hai en esta Costa muchas hierbas, y donde quiera que están es baxo: guárdense dellas donde se vieren.

Posesion

Sábado dos de Enero salimos de esta Ensenada, y fuimos á otra que está al Oeste de la dicha poco mas de una legua, que tambien es tierra baxa, sinó es la Punta que está entre ambas Ensenadas. Aquí embió Pedro Sarmiento dos hombres á la Cordillera alta para que viesen si parecía mar, ó canal de la otra parte al Oeste, y no vieron cosa destas.

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Entramos en esta Ensenada, y de ella fuimos á otra cercana, y al cabo della es tierra baxa; y visto que todo era sin salida, Pedro Sarmiento y Hernando Lamero, Piloto-Mayor de la Almiranta, subieron á una Cordillera mui alta á descubrir mar y tierra, y á la banda del Oeste descubrieron de la otra banda un brazo de mar ancho y derecho que corre Nornoroeste-susueste. A esta Cordillera llamamos Cordillera de la Oracion, porque allí nos encomendamos á Dios, y pusimos una cruz; y Pedro Sarmiento tomó la Posesion por V. M.: y subiendo mas arriba descubrimos una Ensenada que hace el brazo dicho, y contáronse en ella treinta y tres Islotes chicos y grandes, y á la redonda hacía muchas canales y caletas, al parecer angostas: y desde la Ensenada donde dexamos el batel á este brazo hace una Abra la Cordillera, y por ella va un estero, que de plea-mar se junta un brazo con otro por aquí, que puede pasar un batel. Hai del uno al otro un tiro de arcabuz, por el qual pasó al otro brazo Anton Páblos miéntras nosotros subíamos á lo alto.

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Este dia sábado ventó norte é hizo tanta niebla y obscuridad, que los que estábamos en la Cordillera, con estar juntos, no nos víamos, y con solas voces, y marcándonos con una Aguja-de-marear nos hallábamos. Todos estos dias tuvimos grandes y pesados aguaceros y grandes frios, y de noche pasábamos mucho trabajo en hacer fuego, y por enxugarnos nos metíamos en el fuego sin sentirlo, y quemábamos las ropas y calzados, porque de otra manera no podíamos vivir, mayormente los marineros, que molidos y cansados de remar, y mojados, llegaban los pobres yertos y pasmados sin tener ropa que poderse mudar, porque en el batel no se podía llevar por ser pequeño, y la comida tambien era poca, porque siempre la íbamos tasando mucho, y esta vez mas; procurando entretenernos con mixillones y hierbas de la mar, y muchas veces no las hallábamos, así por llegar á Costa brava donde no se cria, sino en abrigo, como porque donde llegábamos á repararnos sucedía, estos dias que llegábamos con plea-mar, que no se podía

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coger marisco aunque lo hubiera. Toda esta noche llovió mucho y hizo mucho frio, porque ventó oeste.

Domingo tres de Enero partimos de esta Ensenada de la Oracion, y ventó luego oeste frio, y saltó al noroeste; y metió tanto mar, que habiendo caminado como una legua con grandísima fuerza y trabajo de los marineros que bogaban, nos hizo fuerza que volvimos á arribar á popa á buscar donde repararnos por no anegarnos y perecer; y así nos metimos detras de unas peñuelas que solo abrigaban el batel, no mas de para que pasase aquella primera furia del tiempo. En estas peñas tomamos la altura en cincuenta y dos grados. Llamáronse las Peñas del Altura. En todo este dia no fué posible poder salir de allí, porque la tormenta fue tanta que los Navíos mui grandes no la sufrieran, y aquí esperamos dia y noche.

El lúnes quatro de Enero amaneció alguna bonanza de mar, aunque había grandes refriegas de viento oeste y oessudueste; mas con todo arrimándonos á la Costa del Oeste

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partimos de aquí atravesando bocas y canales y caletas de punta á punta, unas veces con corrientes, y otras contra corrientes con grandísimo trabajo de los marineros que bogaban en estas travesías fortísimamente porque así era menester; y aun con todo muchas veces volvíamos atras mas que íbamos adelante. Con todo este trabajo anduvimos este dia siete leguas con el favor de Dios. Este dia no llovió sinó por la mañana poco con nieblezuelas que venían con refrieguillas del oeste y oessudoeste. Desde las nueve del dia hizo claro.

Mártes cinco del mes partimos desta dormida, y caminamos al remo por la Canal al Norte con gran trabajo, y tomamos otra Canal que va al Oeste, entre la qual y la Punta-Larga hace un torno de Arcipiélago de muchas Islas pequeñas hasta acia la Punta que declina acia el Oeste, y de allí á una Punta que está al Oeste una legua; y entre una Punta y otra hace una Ensenada grande; y entre ella y la Punta-Larga hai muchas Islas de tierra baxa y montosa.

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Desde la Punta del Oeste á otra Punta que sale léxos, que nombramos Punta de Mas-al-Oeste, hai una legua. Este dia hubo bonanza. Ventó noroeste y oessudueste; pero hácese ordinariamente el viento á las Canales: y así aunqué es un viento, en cada boca de Canal parece otro conforme á la derrota que corre el rompimiento de la boca y Canal.

Desde esta Punta del Oeste descubrimos un torno de mar y tierra en redondo que llamamos Arcipiélago, sembrado de muchas Islillas chicas, y grandes baxos, que juzgamos haber diez leguas de travesía.

Desde esta Punta parece un Cabo de tierra de mar en fuera una gran vista al Oeste, que es la tierra que se continúa con el Cabo de Sancta-Lucía que por la mar brava descubrimos el Segundo Viage y Descubrimiento.

Este Arcipiélago hace una Ensenada redonda, y desde la Punta del Oeste vuelve la Costa al Oessudueste dos leguas, y al cabo desta distancia sale la boca de la Canal de Nornoroeste-susueste que descubrimos desde el Monte de la Oracion.

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Desde esta Punta del Oeste navegamos por medio del Arcipiélago tres leguas al Leste, hasta unas Islillas donde nos alojamos esta noche entre unos peñascos, donde había muchos lobos-marinos, que en toda la noche no hicieron sinó bramar como becerros; y por esto las llamamos Islas de Lobos.

Miércoles seis de Enero salimos destas Islas de Lobos con norte y nornordeste al Oeste y Oesnoroeste tres leguas hasta un golpe de muchas Islillas chicas y grandes; y al Norte dellas cerca de la mas foraña, cerca por donde íbamos navegando, está una Baxa cercada de hierbazal. En viendo la hierba huye della. Desde aquí parece la Mano de Júdas de la Cordillera-Nevada que demora al Lesueste. Y desde la postrera Islilla que está en la boca deste Arcipiélago Nordeste-sudueste está un Cabo gordo y pardo de tierra, que llamamos Cabo de Nuestra-Señora-de-la-Victoria: es negro, gordo y tajado, y hace unas manchas vetadas de blanco acia la parte del Arcipiélago, lo baxo con monte de arboleda, que es lo negro, y lo alto pelado. A los que salen deste

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Arcipiélago por este rumbo parece esta la postreta tierra acia el mar bravo por aquella parte: y estando en media Canal, demora este Cabo de la Victoria con otro Cabo que está en la otra costa de la otra parte de la Canal grande del Arcipiélago, que nombramos Cabo de Nuestra-Señora-de-las-Virtudes Nordeste-sudueste. Toma de la quarta del Leste-oeste cinco leguas; y deste la postrera Isla de la boca al Cabo de la Victoria, hai legua y media.

Desde esta Isla y Baxo de la hierba fuimos al Oesnoroeste como dos leguas hasta una Caleta en la costa, y allí saltamos en tierra: y porque habíamos abierto ya el mar bravo y visto los cabos de una parte y de otra de las costas que hacen esta Canal, subieron Pedro Sarmiento, Hernando Lamero y Anton Páblos á una Sierra alta de mui mal camino, gateando á peligro de despeñarnos, y desde arriba marcamos los Cabos y Ensenadas que pudimos alcanzar con la vista desta manera. A esta Sierra donde subimos llamóse de San-Jusepe, Desde aquí con un Aguja-de-marear marcamos la tierra y Cabos.

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El Cabo de Nuestra-Señora-de-la-Victoria demora Norte-sur quarta de Noroeste-sueste con el Monte de S.-Jusepe dos leguas de Canal enmedio sin recuestas que se parezcan; y otra mas de fuera, que llamamos Cabo de Santa-Isabel, demora con el Monte de San-Jusepe Noroeste-sueste quarta de Norte-sur: Toma: algo de la media partida, quatro leguas de Canal de mar: y la Tierra de Nuestra-Señora-de-la-Victoria es Isla. Hai Canal entre ella y el Cabo de Santa-Isabel, y en medio hai muchos Islotes y Baxas.

Desde el Monte de San-Jusepe demora el Cabo que se continúa con el de Santa-Lucía que descubrimos el Segundo Descubrimiento al Oessudueste quatro leguas. Hai entre (1) Cabo y el de Santa-Lucía dos grandes Ancones que tienen muchas Islillas y Baxas.

Hecha esta marcacion, baxamos del monte por un despeñadero tan áspero que cierto tuvimos riesgo de nos despeñar á cada paso, y

(1) Aquí parece debe suplirse el pronombre este.

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Dios nos libró deste peligro y de otros muchos. A El sean dadas infinitas gracias! Amen. Y por ser quando baxamos á la Caleta ya tarde, y venir mojados, hicimos aquí noche.

Aquí entendieron los Pilotos que la traza de Pedro Sarmiento y la Descripcion suya era cierta en quanto al todo.

Juéves siete del mes partimos desta Caleta de San-Jusepe, y con gran tempestad caminamos al remo la vuelta del Nordeste por la Canal como seis leguas entre Islas y la Tierra-Grande contra mar y viento norte y corrientes, y con muchos aguaceros. Hicimos noche en una Caleta al Oessudueste de la Punta de-Nuestra-Señora-de-las-Virtudes.

El viérnes ocho del mes partimos desta Caleta, y fuimos al remo con mucho viento norte y gran mar y muchos aguaceros y gran frio, y con trabajo montamos la Punta-de Nuestra-Señora-de-las-Virtudes: y ántes de llegar á ella hallamos dos grandes Ancones llenos de Islillas, y baxos, y es todo tierra quebrada. Y doblada esta Punta de-las-Virtudes, descubri-

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mos otra Punta al Nordeste quarta al Norte dos leguas, y por entre una Punta y otra hai gran Ensenada que entra la vuelta del Norte con muchas Isletas en medio, que es toda esta tierra despedazada, y cada boca echa de sí su viento diferente y las mas veces tormentoso. Es Costa toda de peñascos, y quasi toda brava, y el fondo á pique y malo. Por aquí va la Canal á media canal Nordeste-sudueste. Cargó este dia tanto mar y viento norte y aguaceros y granizo y frio que era imposible ir adelante; y volver atras era perder mucho. Por no perder lo que tanto trabajo había costado ganar, nos determinamos dar la vela baxa, y con ella navegamos al Lesnordeste como tres leguas; y no pudiendo ir mas á la vela amainamos, y comenzaron á bogar por doblar una Punta para nos abrigar de la tempestad, y corrientes: y con grandísima fuerza de brazos los buenos y valientes marineros rompieron la corriente, y doblaron una Punta que una galera tuviera mucho que hacer en romper; y como la tormenta cargaba cada vez mas nos fué forzoso meternos en una

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Caleta à repararnos por esta noche.

Sábado nueve del mes salimos desta Caleta, que llamamos del Monte de Trigo, porque tiene encima un morro que parece monte de trigo; y ántes de salir marcamos la Canal de San-Estévan, que es la que habíamos dexado á mano derecha en la Isla de las Dos-Canales, como arriba se dixo: y saliendo desta Caleta, atravesamos á la primera Punta, que está Norte-sur quarta de Norueste-sueste, una legua de la Caleta. Llamamos á esta Punta de San-Blas.

La Punta de Nuestra-Señora-de-las-Mercedes demora con la de San-Blas Noroeste-sueste.

Desde la Punta de San-Blas vuelve la Canal y Costa hasta otra Punta que llamamos San-Luis Norte-sur una legua. Por aquí tiene la Canal de ancho Leste-oeste una legua, y tiene unas Isletas mas allegadas á la Costa del Leste.

Desde el parage de la Costa de San-Luis vuelve la Costa por ambas partes, y la Canal al Norte quarta del Norueste-sueste.

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Desde la Punta de San-Luis al Norte quarta al Nordeste como media legua está un Morro alto redondo que tiene de la banda del Sudueste una mancha de nieve que hace figura de animal de quatro pies como que está paciendo, y tiene la cola como zorra, y por esto le llamamos el Morro de la Zorra; y en la costa frontera de la Zorra está un Ancon Nordeste-sudueste, que es surgidero de fondo de piedra en treinta, y veinte, y quince, y diez brazas. Es abrigado del sur y norte y travesía, que en estas partes es el Oeste. Este dia nos terció el tiempo razonablemente que pudimos ir un rato á la vela. Ventó algun vahage de sur y sudueste y oeste, y todo con aguacerillos y frio y algun granizo. Este dia venimos á alcanzar alojamiento tres leguas al Sur de las Puntas de la Isla de Dos-Canales. Esta noche llovió y ventó norte furiosamente hasta buen rato de la mañana del domingo. Por aquí vimos muchas corrientes que nos detenían unas veces, especialmente en las Puntas, y otras nos ayudaban conforme á las crecientes y menguantes de las maréas.

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El domingo diez de Enero con todo el mal tiempo que hacía de aguaceros, porque abonanzó la mar con ellos, partimos al remo; y luego en saliendo comenzó el norte y noroeste y con mucho frio y aguaceros y corrientes contrarias que hacían ir reventando los marineros, bogando y quebrando los remos por no arribar un palmo, porque se siente mucho perder lo que cuesta tantas gotas de sangre como estos caminos cuestan, que por no arribar se ponían muchas veces á peligro y riesgo de ahogarse, y demas desto ya no teníamos comida ninguna porque habían pasado ya seis dias mas del término para que habíamos llevado racion, y algunos se sentían ya mui flacos, y sin fuerzas, y aun marisco ya no lo hallábamos porque no se cria sinó en abrigos, y lo mas de todo esto es Costa brava sin fondo. Y con todos estos impedimentos y trabajos este dia alcanzamos unas quebradas de muchas Isletas donde en una dellas vimos dos nutrias, y úna gordísima que no se podia menear.

Lúnes once del mes amaneció bonanza,

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y partimos desta dormida y fuimos por el angostura, y poco despues de mediodía descubrimos el Brazo de la Concepcion, y Puerto-Bermejo; y queriendo ir á nos alojar á la Isla de los Ignocentes con calma, por ser léxos pareció tarde: por lo qual, y porque entraba la maréa y viento fresco con ella, dimos la vela, y súbito cargo tanto sudueste y oessudueste y metió tanta mar que un mui gran navío se viera en trabajo y arribara, si tuviera donde; y así nosotros, aunque quisiéramos arribar no podíamos sin peligro de la vida; y tomar la Isla no era posible: por lo qual, encomendándonos á Dios, nos aventuramos, confiados en su misericordia, de atravesar el golfete de la Concepcion á la otra banda, teniendo cuenta los Pilotos con las mares, unas veces arribando, otras yendo á orza, largando y cazando escota, y los marineros achicando el agua que los golpes de mar metían en el pequeño batel, á quien guardó Nuestra Señora de Guia, cuyo nombre se le había puesto; y ansí con su favor venimos ántes que anocheciese á tomar la Ensenada que está al

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Nordeste del Hocico-de-Caiman, donde á puesta de sol los marineros, habiendo comido un bocado bien escaso, se determinaron de ir esta noche á los Navíos, que estaban una legua escasamente: y tomando los remos llegaron al Hocico-de-Caiman; y queriendo doblar la Punta hallamos tanto sur y mar que no fué posible ir adelante. Y por esto y por ser mui noche nos volvimos detras de la Punta; donde, tentando como ciegos, hallamos un pedregalejo abrigado donde nos recogimos é hicimos fuego y estuvimos esta noche.

Mártes doce del mes partimos de aquí con bonanza, porque las mas veces la hai por las mañanas; y mediante Dios llegamos al Puerto-Bermejo-de-la-Concepcion donde hallamos los compañeros buenos de salud, que ya habían acabado el Bergantin, en lo qual todos habìan trabajado mui bien, y nos regocijamos unos con otros porque los unos temíamos que á los otros les subcediese algo, porque como la tierra es de tiempos tan pesados, los que estaban en los Navíos temían que nos hubiese algun golpe de mar anegado el batel, é ya

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trataban de irnos á buscar como debían, sinó fuera con cautela, por quel Almirante y algunos de la Almirante decían que ellos habian de ir, y Hernando Alonso Piloto que nó, sinó El. Y entendióse que los del Almirante y El no pretendían sinó salir y dar una vuelta con el Bergantin por la parte que se les antojase, y de ahí á dos dias volverse y decir que ya era perdido el General, y volverse á Chile; que era una maldad contra el servicio de Dios Nuestro Señor y de V. M. Y por venir este dia no hubo efecto su mala intencion.

Y sea aviso para los que por aquí hubieren de venir que traigan los navíos cargados de cables y anclas en mui mucha abundancia, porque son mucho menester para esta tierra, porque esta tierra es mui hondable y hai muchos ratones y tormentas de vientos mui pesados; y hai muchas corrientes diversas, porque cada Canal llama sus corrientes en todo este Arcipiélago. Pasóse en este tercero (1)

(1) Aquí debe suplirse la palabra Descubrimiento.

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grandísimo trabajo; y el mayor fué no hallar Puertos seguros, y Canales claras para poder llevar los Navíos, aunqué se hizo mucho en descubrir la salida á la mar por el Sur del Cabo de Sancta-Lucía, porque desde allí tenía Pedro Sarmiento por cierto que á la otra salida habíamos de embocar en el Estrecho, que era lo que buscábamos.

Llegado Pedro Sarmiento y Pilotos y compañeros á los Navíos, visitó los pañoles y despensas de las Naos, porque en su ausencia supo que había habido desórden, especialmente el Almirante había mandado acrecentar la racion del pan á los Soldados porque se les daba á diez onzas de racion, y les mandó dar á libra á los que quedaban en el Navío, sin tener consideracion á lo de alante, ni teniendo respeto á la miseria quel pobre de Sarmiento y sus Compañeros pasaban en el batel. Entendióse, por lo que despues se supo, que Juan de Villalobos no pretendía sinó consumir y acabar los mantenimientos brevemente por tener ocasion para que nos volviésemos á Chile, diciendo que por falta

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de comida se volvían, y que no se podía ir adelante sin ella, y procuraba hacer amigos á costa de las vidas de los que andaban trabajando para que le ayudasen en sus malos propósitos, que despues se supieron. Mas Pedro Sarmiento, entendiendo solo la destruicion de las vituallas de la Almiranta, visitóla, y emendó lo que era necesario, y dió las llaves, que tenían Despensero y Guardian, á una persona sola, que fué al Piloto-Mayor, para que por su mano se distribuyese, y en dando racion guardase las llaves: y en la Capitana quitó las llaves al Tenedor-de-bastimentos Juan de Sagasti, así por sedicioso, como por dañador de los mantenimientos, y puso otro Despensero mas diligente y fiel, y mandó que se volviese á dar la racion que ántes se daba, porque mucho mas vale que digan: „Aquí pasó hambre fulano y hizo lo „que era obligado á Dios y á su Rei,“ que no que digan: „por desordenado se consumió, y no efectuó á lo que fué embiado.“ Esta reformacion fué murmurada malamente, y despues llegó á mucho riesgo; pero,

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en fin, se llevó adelante, porque así convenía al bien y vida de todos, porque Sarmiento siempre tuvo determinado de morir ó hacer efecto con el ayuda de Nuestro Señor Jesu-Christo y de su benditísima Madre Santa María. Y para esto, viendo la largueza del camino que se le ofrecía por delante, íbase previniendo lo mejor que Dios le daba á entender, y hacía orejas sordas á palabras locas.

En este Puerto Pedro Sarmiento hizo una linea meridiana en tierra, y marcó las Agujas-de-marear, y se cebaron y adobaron y aderezaron, cebándolas y reparándolas; porque con las tormentas y humidades habían recebido mucho daño. Y sea aviso á todos que las que estaban bien cebadas nada nordesteaban, ni noroesteaban, sinó solo aquella media quarta que los azeros están trocados de la punta de la flor-de-lis: y es opinion de poco experimentados afirmar que hai nordestear, ó noroestear si la Aguja está bien cebada y afinada; y quando se halla algun defecto que parece tirar á esto en la Aguja, es otro el secreto, que tiene remedio; y no es de aquí, por ser experiencia manual.

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Arriba se dixo que quando la primera vez se llegó á este Puerto-Bermejo se tomó Posesion por V. M. y olvidábase de decir como despues se volvió á tomar con Escribano quando la Armada estuvo aquí surta; cuyo Testimonio es el que se sigue.

POSESION

DE PUERTO-BERMEJO.

„En veinte y siete del mes de Deciembre, dia del Señor San Juan Evangelista deste presente año de mil é quinientos y setenta y nueve, el Ilustre Señor General Pedro Sarmiento, estando esta Armada Real surta en el PUERTO-BERMEJO DE LA CONCEPCION DE NUESTRA SEÑORA, en presencia de mí el Escribano infraescrito y testigos de yuso contenidos, dixo: que aunqué á veinte y seis del mes de Noviembre próxîmo pasado, habiendo venido á descubrir en el batel con los Pilotos Anton Páblos y Hernando Lamero, y otras personas, había tomado y tomó la Posesion deste

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dicho Puerto y Tierra comarcana: Pero porque á la sazon no había Escribano presente que dello diese fe, y al presente lo hai, dixo: Que tomaba y tomó, aprehendía y aprehendió la Posesion realmente y con efecto deste dicho Puerto, á quien había nombrado y nombró PUERTO-BERMEJO DE LA CONCEPCION DE NUESTRA SEÑORA, y de toda la tierra comarcana, Canales, Golfos, Puertos y Bahías, Salidas y Entradas y Navegaciones, y lo subrogaba y subrogó debaxo del dominio, señorío y propriedad del Mui Católico y Mui Poderoso Señor DON FELIPE SEGUNDO, Rei de Castilla y de Leon, y sus Anexos, y de sus Herederos y Subcesores, como cosa que es suya propria, que realmente y verdaderamente les pertenece, que está debaxo, incluso y dentro de la Demarcacion de los ciento y ochenta grados que tiene en su Conquista y Descubrimiento por la Bula del Mui Sancto Padre Papa Alexandro Sexto, como en ella mas largamente se contiene, á que se refiere. La qual dicha Posesion tomó sin

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contradiccion de los Naturales desta dicha Tierra, ni de otros algunos; y en señal de Posesion arboló y plantó una grande cruz de madera en el arrecife y peñascos de la dicha Playa-Bermeja, é hizo un Mojon grande de piedras al pie della, á lo qual ayudaron todos los presentes; de lo qual pidió á todos los presentes fuesen testigos, y á mí el dicho Escribano se lo diese por testimonio en manera que haga fe en pública forma, para en guarda del Real Derecho; y que este Puerto está en cincuenta grados y medio largos al Sur de la Equinoccial. Fueron presentes por testigos á lo susodicho el Almirante Juan de Villalobos, el Padre Vicario Frai Antonio Guadramiro, el Alférez Juan Gutierrez de Guevara, el Sargento-Mayor Pascual Xuarez. De todo lo qual doi fe y verdadero testimonio, y me hallé á todo ello presente. Fecho ut supra. = Pedro Sarmiento. = Ante mí = Juan Desquíbel, Escribano Real.„

Y como ya no teníamos que aguardar, por estar el Bergantin acabado, y era nece-

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sario determinar por qué Canal habían de llevarse las Naos mas seguramente, y por donde con mas certeza se descubriese el Estrecho, Pedro Sarmiento juntó al Almirante y Pilotos para platicar sobre ello; de lo qual se hizo el Testimonio que se sigue.

„En este Puerto-Bermejo de la Concepcion en la Nao Capitana, nombrada Nuestra-Señora-de-Buena-Esperanza, domingo diez y siete del mes de Enero de 1580. años el Ilustre Señor Pedro Sarmiento, General desta Armada del Estrecho de Magallánes, hizo congregar en esta dicha Nao Capitana al Piloto Mayor Hernando Lamero, y á los Pilotos desta Nao Capitana Anton Páblos y Hernando Alonso en presencia de mí el Escribano infraescripto; y estando presente, asistiendo á ello el dicho Señor General, y el Almirante Juan de Villalobos, les propuso que, como bien saben, se ha salido tres veces con los bateles á descubrir las Costas y Canales destas comarcas de mar y tierra, desde el Puerto del Rosario, que está en cin-

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cuenta grados hasta en cincuenta y dos grados al Sur, para buscar pasage seguro y Puertos por donde poder llevar estos dos Navíos de Su Magestad con el ménos riesgo que fuese posible para hacer el Descubrimiento del Estrecho, á que fueron embiados por el Excelentísimo Señor Don Francisco de Toledo, Visorréi del Pirú y que los dichos Pilotos Hernando Lamero y Anton Páblos, Piloto desta dicha Nao Capitana, han visto y experimentado por vista de ojos los inconvenientes y utilidades que puede haber en el camino de las Canales por el Arcipiélago, ó por la Costa-brava: y como á personas prudentes les encarga le digan su parecer en Dios y en su conciencia, de qual camino de los dos les parece mejor y mas seguro para llevar los dichos Navíos en demanda del dicho Estrecho, y qué dia les parece será bueno salir de aquí, por que conforme á lo que les pareciese así se pondrá en execucion. = Pedro Sarmiento.

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Respuesta del Piloto-Mayor.

„Eluego incontinente el dicho Hernando Lamero, Piloto-Mayor dixo y respondió á lo que por el Señor General le era mandado: Que Su Merced había ido en estos Tres Descubrimientos, y había visto los fondos y Canales y los riesgos que podía haber por el un camino y por el otro; y asimesmo es Cosmógrafo, y ha dos meses que estamos en este Arcipiélago y Canales, y ha visto y hecho experiencia en los tiempos; y de ocho ó diez dias á esta parte Su Merced ha visto la diferencia que hasta aquí ha hecho en los tiempos, haciendo muchas eladas y ventando los vientos suduestes: por lo qual Su Merced ha dicho le parece que entra el verano en esta tierra, y es el principio de reinar estos tiempos: lo qual me parece á mí ser ello así cierto, por lo que hemos visto desde que aquí entramos hasta agora, por la diferencia de tiempos que ha hecho. Y así

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dixo y dió por su parecer, en virtud de lo que el Señor General manda, y de lo que Dios le daba á entender, y en su conciencia para la siguridad de la Gente y Armada de Su Magestad le parecía y pareció: Que saliese el Bergantin deste Puerto en busca del Estrecho; y visto y tanteado y mirado la Canal del dicho Estrecho de cincuenta y dos grados y medio, y mirando algun Puerto dentro dél, y mirando señas, se viniese por los Navíos á este Puerto, y de aquí se llevase la dicha Armada por la Mar ancha, y no por Arcipiélagos, ni Canales, por la diversidad que hai de corrientes y pocos surgideros en la Canal quel Señor General vino de ver. Y si esto á Su Merced no le estuviere bien, por la dilacion del tiempo y no alejarse de los Navíos, ó por otra cosa, debría Su Merced de mandar salir el Armada mañana lúnes, si hubiese tiempo para ello, ú el dia primero que hiciere tiempo para ello, por esta Canal que tenemos abierta de Nordeste-sudueste, arrimados al Cabo de Sanctiago, é ir

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en demanda del Estrecho con los Navíos y Bergantin, y tentar la Canal, habiendo tiempo para ello. Dice la Canal de cincuenta y dos grados y medio; y no dando el tiempo lugar, buscar la de cincuenta y quatro escasos. Y esto dixo y dió por su parecer, y firmólo de su nombre. = Fernando Gallegos Lamero.„

Respuesta de Anton Páblos.

„Eluego incontinente el dicho Anton Páblos, Piloto desta Nao Capitana, dixo: Que daba por su parecer que los Navíos fuesen por la Canal por mas seguridad, asegurando de Puerto en Puerto hasta metello (1) en el Estrecho por la experiencia que se ha tenido de los tiempos que ha hecho desde el dia que se tomó tierra hasta hoi, por haber muchas diversidades de tiempos y travesías, y por haberse to-

(1) Aquí parece debe decir metellos en plural.

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mado mui pocas veces el Sol, y la poca Costa que se anduvo el Segundo Descubrimiento, y ser mui sucio, y haber muchos baxos, y no haber Puertos, y cerrarse con obscuridad la Costa. Y el Estrecho es necesario buscallo por altura como cosa no vista de ojos; y por no poder tomar el altura todas veces, habría mucho riesgo así de los Navíos, como de la primera noche de travesía y cerrazon, perder el Bergantin y la gente que en él fuere. Y por estos peligros le parecía en Dios y en su conciencia ir por la Canal descubierta de la mano derecha. Y lo firmó de su nombre. = Anton Páblos Corzo.

Respuesta y Parecer de Hernando Alonso, Piloto.

„Eluego incontinente Hernando Alonso, Piloto desta Nao Capitana, dixo: Que daba y dió por su parecer que no había visto las Canales y Costa que el batel había descubierto las dos veces postreras;

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y que para en quanto á ir por la una parte, ó por la otra, le parece que sería bueno para seguranza de los Navíos qué fuésemos por la Canal descubierta de mano izquierda al Puerto bueno que dicen haber allí; y de allí el Bergantin saliese á descubrir el Estrecho hasta cincuenta y dos grados y medio que dicen está el dicho Estrecho: y quando no se hallase en los dichos cincuenta y dos grados y medio, se fuese con los Navíos á buscalle mas adelante; y que hallado con el Bergantin, se llevasen los Navíos á la boca del Estrecho: y que sobre todo se remite al parecer del Señor General, como hombre que lo ha visto y experimentado. Y firmólo. = Hernando Alonso. = Ante mí = Juan de Esquíbel, Escribano Real.„

Vistos estos pareceres por Pedro Sarmiento, y tanteando los pocos Puertos que en las Canales había, y que era menester tiempo mui concertado y medido, so pena de perderse por las corrientes y otros muchos impedimentos y variedades de tiempos; y por

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no dexar los Navíos al albedrío de gente poco amiga de trabajar, que hiciesen alguna locura de volverse á Chile, determinó salir por la mar, aunqué se temía (y con mucha razon) tormentas y muchos peligros, por ser la mar desta tierra la mas tormentosa y de mas pesados vientos que se puede imaginar en lo que se navega del mundo; y si acaso hai un dia de serenidad luego le siguen otro y otros, y ocho, y diez dias mas de tormenta; y en ningun tiempo se puede tener certidumbre de buen tiempo mas de la hora que acaso se viere de presente. Lo qual determinó así Sarmiento por lo arriba dicho; y lo mas principal porque lo hizo fué porque entre la gente de la Almiranta, especialmente el Almirante y Pasqual Xuarez, Sargento-Mayor, tractaban mui de veras de volverse á Chile, so color de decir que no tenían anclas ni amarras, y que las pocas que había estaban mui quebrantadas y rozadas, y que ya no tenían bastimentos, y que yéndose á imbernar á Chile se bastecerían de nuevo, y volverían otro verano al Descubrimiento: y esto,

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aunqué Sarmiento lo sospechaba, no lo pudo averiguar. Y tras esto Lamero y el Almirante, cada uno por sí, dixeron á Pedro Sarmiento que dexase el un Navío en Puerto-Bermejo, y el otro llevase al Estrecho. A lo qual Sarmiento les respondió quel haría lo que Su Excelencia mandaba y mas conviniese, que era ir ambos en conserva para que el uno viese lo que el otro, y se favoreciesen el uno al otro, así para lo tocante á si acaso se topase con enemigos hubiese mas fuerza con que resistir y ofender, como tambien porque si el uno peligrase, ó le subcediese algo que no pudiese navegar, el otro pasase á España: y para estas cosas era necesario ir ambos Navíos juntos. Y de lo que dixo el Almirante sospechó Sarmiento quel Almirante tractaba de volverse con los demas de aquella Nao, y dexar el Descubrimiento: por lo qual, para evitar mayores daños, tuvo por menor salir á la mar con los Navíos, aunqué temía lo dicho. Y así salimos de Puerto-Bermejo con las Naos y Bergantin juéves 21. de Enero de 1580. Fué en el Bergantin Hernando Alonso, Pilo-

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to, y seis Marineros y un Soldado. Salímos con norueste, que es viento furioso y porfiado, porque para salir á mas altura no se puede salir con otro sinó es con norte ó norueste, ó oeste; y estos son tan furiosos, que cada vez que cada uno dellos vienta es tormentoso. Fuimos por la Canal la vuelta del Sudueste hasta la Puncta de Sanctiago; y porque aquí salíamos á la mar, donde ordinariamente hai tormentas deshechas, dimos un cablote al Bergantin por no perdello, y así venía por popa de la Capitana: y comenzó la Capitana luego á ir á orza saliendo á la mar por huir de los baxos de la Roca-partida, que son muchos y salen mucho fuera, y por doblar el Cabo de Sancta-Lucía adonde Pedro Sarmiento había dado por órden al Almirante que se tomase y nos metiésemos en aquella Ensenada. Y como fué siendo tarde fué cargando la travesía y oesnoroeste y noroeste con tanta furia, y metió tanta mar, que era cosa temerosa de ver, que con ningunas diligencias no nos podíamos valer, sinó por momentos creíamos perecer; y la Almi-

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ranta se iba metiendo en tierra donde no podía dexar de correr riesgo por los baxos malos que hai en aquella Costa por donde iba corriendo contra la órden que tenía del Capitan-Superior, y podía ir mui bien la vuelta que llevaba la Capitana, que era lo mas seguro, á la mar. Así que anocheciendo cargó mui mas pesadamente la tormenta, y la Capitana hizo farol con mucho cuidado á la Almiranta para que siguiese su via y no se perdiese, y la Almiranta respondió con otro farol, el qual dende á poco le vieron por popa, que segun se juzgó iba arribando la vuelta del Cabo de Sanctiago, ó de la Bahía de Puerto-Bermejo. Y en la Capitana se iba con grandísimo trabajo y peligro llamando á Dios Nuestro Señor, y á su benditísima Madre, y á los Sanctos que intercediesen por nosotros con Nuestro Señor Jesu-Christo que hubiese misericordia de nosotros. Era el viento de refriegas, y esa poca vela que llevábamos en el trinquete nos la hizo pedazos, que á no llevar otra velilla de correr, quedábamos sin vela de trinquete. Entraba la mar por un

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bordo y salía por otro, y por popa y proa, que no había cosa que no anduviese debaxo del agua: y como el Bergantin era pequeño, y la Nao daba muchos estrechones, corría grandísimo peligro, y cada golpe de mar lo arrasaba, y los que iban dentro iban dando voces que los socorriesen de la Nao, que hacían grandísima lástima oir los gritos que daban y lástimas que decían, y mas viendo que no los podían socorrer por ser de noche, y nos pusiéramos todos á riesgo de perdernos: y animábanlos desde la Nao diciendo que presto sería dia, y los recogerían en la Nao. Y en siendo de dia, la Nao fué puesta de mar en traves, las velas tomadas con harto peligro, por tomar y socorrer la gente del Bergantin; y tirando de la guindalesa con que venía amarrado lo llegaron á bordo del Navío, y con los mares grandes embestía con el espolon el costado del Navío que temimos ser desfondados con los golpes: y cierto se pensó ser verdad, porque un Marinero subió de debaxo de cubierta diciendo que estabamos desfondados; y diciéndole que no había

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agua en la bomba, dixo que se embebía el agua en el pañol del bizcocho; y á prima faz se creyó, y causó harta confusion en muchos, hasta que se fué á ver, y pareció no ser así, con que todos volvieron á cobrar nuevo ánimo, y á encomendarse á Nuestra Señora de Guadalupe: y echamos un Romero con limosna para azeite á su Sancta Casa, y luego comenzamos á echar cabos y tablas y boyas á la gente del Bergantin para que se aferrasen á ellas y los metiésemos dentro de la Nao. Y como la mar era tan sobervia, y los balances del Navío ahorcaban el Bergantin (que en esto tenían tanto y mayor peligro que en la tormenta de mar) nunca podieron aferrar las sogas, ni tablas que les habíamos echado; y dábamosles voces desdel bordo del Navío que se animasen y se encomendasen á Dios que los salvase, y así lo hicieron: y uno de los Marineros llamado Pedro Jorge sé arrojó á la mar y se aferró del timon del Navío, y asiéndose del varon y de la cámara de popa le echaron un cabo, y dióse mala maña y soltó el cabo, y fuese á fondo y se ahogó. Los de-

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mas, unos guindados por las cabezas con lazos, medio muertos; otros arrojándose á las cintas y mesas de guarnicion, fueron metidos dentro, y los salvó Nuestro Señor Jesu-Christo. A El sean dadas infinitas gracias. Algunos dellos venían lisiados de los golpes que habían recibido, y Hernando Alonso fué milagro escapar, porque estuvo debaxo de la quilla del Bergantin, y escapóle Dios con su misericordia. Esto fué viérnes por la mañana; y todo este dia fué creciendo la tormenta unas veces de viento norte, otras de travesía, que es oeste en esta region, la qual es tan sobervia y mete tanta mar, que no se le puede mostrar el costado, y levanta el Navío del agua: y por esto estábamos en mayor peligro, porque por estar cerca de tierra no podíamos correr á popa, que es lo que se suele hacer para huir de la tormenta de la travesía, porque si corriéramos á popa en mui poco tiempo diéramos en tierra donde nos perdiéramos; y así, no osando ponernos del todo mar al traves por no abatir sobre tierra, y por ser Navío peligroso de mar en traves,

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íbamos con poquita vela del trinquete á orza por traher siempre vivo el Navío: en lo qual el Piloto Anton Páblos trabajó como mui buen Piloto y hombre de mucha vigilancia y cuidado, sin descansar de dia ni de noche; y sobre todo el trabajo era el agua y frio grande, con que los Marineros se sentían mui fatigados, y así vinieron á punto de pasmarse todos; pero favoreciólos Dios, y hiciéronlo como mui hombres de bien, y grandes trabajadores, acudiendo á lo que el Piloto les mandaba con presteza. Duró la tormenta todo este dia viernes y su noche, y Dios por su sanctísima misericordia aplacó el viento, y vimos tierra por la banda del Leste sábado por la mañana 23. de Enero ménos de dos leguas de nosotros, donde había muchos arrecifes, y baxos, que si Dios no nos alumbrara era imposible escapar. Y viniendo sobre tierra, que es una Isla, á la qual nombramos Santa-Ines porque salímos de Puerto-Bermejo su fiesta. Así que yendo acia tierra, calmó el vahage, y esto nos dió mas temor, porque estábamos mui cerca de tierra, y la mar de

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leva que venía del oessudueste que había quedado de la tormenta pasada temíamos que nos arrojase sobre las peñas: y encomendándonos al Espíritu-Santo Consolador, y á la gloriosísima Madre de Dios, súbitamente por su misericordia nos vino un ventecito claro y bonancible, con que salimos de aquel peligro, y fuimos doblando el Cabo de la Isla de Santa-Ines. Llamamos al Cabo El Espíritu-Sancto por la merced que nos hizo sobre este Cabo; y así como fuimos entrando de la parte de dentro del Cabo y cabeza de la Isla de Santa-Ines, reconoció Pedro Sarmiento que quedaba la vuelta del Norte el Cabo de Santa-Lucía diez y ocho leguas, que el Segundo y Tercero Descubrimiento de los Bateles habíamos descubierto, y la Canal de Nordeste-sudueste del Arcipiélago del Tercero Descubrimiento. Y en doblando el Cabo del Espíritu-Sancto, pareció clara una Canal ancha clara y seguida la vuelta del Sueste: y porque era noche procuramos buscar surgidero, y así en la primera Ensenada que hallamos, como dos leguas la Canal adentro, surgimos en

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quince brazas. Llamamos á esta Ensenada el Puerto de la Misericordia, por la que Nuestro Señor Dios usó con nosotros en salvarnos de tantos peligros como los que pasamos en esta tormenta y tormentas. Esta noche estuvimos como sordos en bonanza, la qual no duró mucho, porque luego domingo por la mañana amaneció tanto viento y mar y tantas refriegas del norte y de travesía que surtos nos comía la mar: y luego se nos comenzaron á romper las amarras y agarrar las anclas; y por abrigarnos mas en tierra quisimos atoarnos, y para echar las toas fue tanto lo que se trabajó, que se acabaron las fuerzas de los Marineros, los Mandadores cansados y roncos de dar voces y trabajar, y los Marineros hechos pedazos y tullidos del frio y agua y golpes y heridas; y fue tanto el temporal que aquí sobre las amarras y toas tuvimos por ocho dias arréo, sin darnos una hora para nos amarrar en abrigo, que aquí mas que en la mar tuvimos por cierta nuestra perdicion. Mas con el favor de la Sanctísima Madre de Dios á cabo de los ocho dias, que fueron

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treinta de Enero, nos amarramos cerca de tierra, y el viento y mar abonanzó. Y domingo treinta y uno de Enero salió Pedro Sarmiento y Anton Páblos, Piloto, en el batel, y fueron á la Cordillera que está como media legua del Puerto de la Misericordia, y subieron á una cumbre alta; desde la qual Pedro Sarmiento y el Piloto ojearon y marcaron una gran Canal que proseguía la vuelta del Sueste, y la marcaron, y otras muchas Islas grandes é Islotes y baxíos la vuelta del Leste y Nordeste. Tomóse Posesion, y se volvieron al Navío. Este Puerto de la Misericordia está en cincuenta y dos grados y medio cumplidos, y tiene buen tenedero de barro blanco, que con gran trabajo que (1) á fuerza de cabrestante zarpábamos las anclas dentro deste Puerto. Hai muchos herbazales, y tiene tres Islotes al Norte juntos, que ayudan á abrigar si están surtos mui en tierra. Tiene al Oeste una Caleta por donde salen refriegas que levantan el agua del mar y la lleva por los aires que parece nubes de humo. Este domingo hubo eclipse

(1) Parece que este que debe convertirse en y.

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de Luna; y aunque Sarmiento le observó é hizo la noche clara, y pareció la Luna al Oriente en puniéndose el Sol, quando salió, salió redonda deseclipsada del todo, aunque se echó de ver la roxez y negregura que hizo el cielo quando asomaba por el horizonte oriental quando se iba deseclipsando del todo; y en cierta manera se pudo juzgar el punto quando se deseclipsó, aunqué no tan precisamente como si clara y patente se viera: y si á esto damos crédito, colegirémos de aquí que el Meridiano deste Puerto está mas occidental que el de Lima, y la quantidad que es la diré adelante.

Posesion.

Lúnes primero de Febrero de 1580. Pedro Sarmiento salió en el batel y con El Anton Páblos, y con algunos Marineros, á descubrir Canal y Puerto, y así fueron tanteando hasta mediodía como tres leguas al Sueste por donde va la Costa desta Isla haciendo arco sobre el Sur, y entramos en una Ensenada, y subimos á una Cordillera alta con Agujas de marear y Cartas, desde donde marcamos lo que vimos, que fueron muchas Ensenadas; y Pedro Sarmiento des-

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cubrió lo que desde allí pudo marcar, que sería como diez leguas de Canal al Sueste. Y de allí, tomando la Posesion, nos volvimos al Navío; y: á la vuelta hallamos muchos herbazales que con la bonanza habían sobreaguado: sondámoslos y hallamos algunos dellos peligrosos; y finalmente, de qualquiera manera que se vean hierbazales se guarden dellos, que uno tiene seis, y otro diez brazas de fondo, y otros tienen mucho ménos; y quando no sea tan baxo que toque el Navío, es gran peligro para los timones, que los embarazan; y son tan recias algunas ramas destas hierbas que podría ser arrancar el timon si el Navío fuese con viento fresco. Por tanto, guárdense dellas como de qualquiera otro peligro.

Quando llegamos al Navío hallamos que un Soldado, llamado Bonilla, había intentado cierta sedicion grave, y el General lo prendió y despues lo castigó como convenía al servicio de V. Magestad.

Ya se hizo relacion como la Almiranta respondió al farol que se le hizo á media noche. Es agora de saber que en todo este tiempo

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que estuvimos en este Puerto de la Misericordia, nunca vino la Almiranta, ni tuvimos nueva della, ni rastro, y todo el trabajo que se ha dicho que aquí se pasó, y mas que no se dice, sufrimos, no tanto por estarnos quedos, como por aguardar á la Almiranta, conforme á la órden que Pedro Sarmiento le había dado al Almirante de que qualquiera que llegase primero á la Boca del Estrecho esperase quince dias al otro Navío: y visto que no venía, echábanse juicios. Unos decían que había dado en los baxos de la Roca-partida, porque descargó en vela mucho sobre ellos; otros decían, que aquello había sido de malicia y concierto por apartarse y derrotarse de la conserva de la Capitana, y en esto se afirmaban los mas, y á esto se ha dado mas crédito por lo que se ha sabido despues acá de los que se escaparon en el Bergantin de la Almiranta y de otras personas que sobre ello han dicho sus dichos; y lo que se ha averiguado es que siempre el Almirante Juan de Villalobos tractó de volverse á Chile y á Lima, y juntamente con El Pascual Xuarez, Sargento-Mayor, y otros de

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la Nao Almiranta; y decía el Almirante, que si Pedro Sarmiento se quería ahogar, que El no se quería ahogar, y quería vivir y volverse á Chile; y que saliendo á la mar, cada uno iría por donde quisiese, que fue dar claro á entender lo que despues hizo. Y Pascual Xuarez decía que hiciesen con Pedro Sarmiento que arribase á Chile, haciéndole entender que allí se bastecerían de nuevo y volverían al Descubrimiento, y que llegados á Chile, harían un requerimiento al General para que no tomase la Costa de Chile, diciendo que no convenía gastar mas hacienda de Su Magestad, y así pasarían de largo á Lima. Y Lamero el Piloto dixo, tratando de volverse, que pidiesen á Pedro Sarmiento la fragua y que con ella irían á parte donde hasta los negros y mulatos fuesen mui prósperos; y diciéndole otros ¿donde podéis ir para eso sinó es á la China? respondió: Pues allá. Por cierto esta gente se le acordaba mal de la obligacion que tenía y tienen á Dios Nuestro Señor y á V.M. que es su Soberano Señor y Rei natural, y á las honras que de vuestro Visorréi habían re-

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cibido, y de las buenas obras y amistades que Pedro Sarmiento, su Capitan, les había hecho. Solo sé decir que fué de grandísimo daño su quedada y apartada: lo demas júzguelo Dios Nuestro Señor y V. M. á quien incumbe-saber estas cosas. Así que visto que no venía la Almiranta y que este Puerto de la Misericordia no era seguro, habiendo estado en él diez dias, nos pareció irnos con los Navíos (1) al otro Puerto que dexábamos descubierto tres leguas mas adentro, porque parecía mejor Puerto, y allí acabarían de esperar los quince dias del plazo ordenado: y determinóse esto porque el Capitan Pedro Sarmiento estaba bien satisfecho ser aquel el Estrecho que buscaban, aunqué los demas no tenían esta confianza, ántes estaban mui dudosos y incrédulos, y estaban todos desconfiados; y si algunos concedían con Sarmiento quando El los animaba á que creyesen ser aquel el Estrecho, era en presencia, y despues cada uno

(1) Debe decir con el Navío, porque la Almiranta se había separado.

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hablaba lo que su corazon le administraba: y sobre esto no convino rigor sinó sufrir porgue padecían los pobres, así Marineros como Soldados, grandes trabajos.

El segundo dia de Febrero, que fué fiesta de Nuestra Señora de la Candelaria, nos levamos, y al zarpar las anclas se nos quebró una amarra, y nos hicimos á la vela deste Puerto de la Misericordia para seguir la Canal del Sueste; y en saliendo, cargó tanto norte que no nos dexó dar la vela-mayor; y miéntras mas iba entrando el dia mas iba cargando; y llevábamos el batel por popa. Y en fin, poco despues de mediodía llegamos á este Puerto, que el dia ántes habíamos descubierto, al qual el Capitan-Superior nombró de Nuestra-Señora-de-la-Candelaria; y en dando fondo garró el ancla, y luego dimos fondo á otra, y tambien garró; y en un instante cargaron las refriegas tan furiosamente que rebentaron dos cordones de la amarra mayor y mejor: y porque no se acabase de quebrar la hizo el Piloto Anton Páblos largar por la mano con boya, y quedando sobre un cala-

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brote reventaron otros dos cordones y quedaron dos cordones del calabrote sanos, tan gordos como un dedo pulgar cada uno, los quales con el ayuda de la sacratísima Vírgen María Madre de Dios Señora nuestra de Guadalupe nos tuvieron la Nao que no fuese al traves sobre las peñas y nos perdiésemos, no habiéndonos podido tener una mui gruesa amarra que ántes y despues nos había tenido en grandísimas refriegas. Tuvímoslo todos por milagro que Dios y su benditísima Madre hizo con estos pecadores siervos suyos que la llamaban de corazon, y los valió. Gracias infinitas le demos por siempre jamas! Amen. Tuvimos este caso por tan grande, que guardamos el calabrotillo para colgallo en el Templo de la serenísima Reina de los Angeles; y quien lo viere la alabe por las mercedes que hace á las criaturas de su preciosísimo Hijo Dios verdadero y Señor nuestro. Al cabo nos amarramos allegándonos mas en tierra y dando proises (1) en ella

(1) Proises. Plural de Prois.

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á costa de mucho trabajo de la Gente de mar y Soldados, que en todas partes ayudaban en todo lo que se ofrecía mui bien, porque así convenía.

El miércoles tres de Febrero vinieron algunos Indios naturales desta Tierra; y desde un cerro alto que está sobre este Puerto nos dieron voces, y nosotros les respondimos con otras voces y con señas llamándolos. Ellos pusieron una bandera blanca, y pusímosles otra, y vinieron baxando á la Costa, y por señas nos llamaron que fuésemos donde ellos estaban. Por lo qual Pedro Sarmiento embió al Alférez, y al Piloto Hernando Alonso con solos quatro hombres que fuesen remando, porque no se huyesen viendo mucha gente, que no eran mas de quatro ó cinco: y á los que fueron se les dió chaquiras, (1)

(1) Chaquiras. Argensola dice, que son cuentas de vidrio; pero Herrera, que son de hueso. Herrer. Dec. IV. lib.2. cap. 8. „Y cuentas de hueso menudas, que llaman Chaquira, cosa entre ellos mui estimada….. Y le echó al cuello una sarta de Chaquira.“ Y mas adelante Dec. V. lib. 1. cap. 2. „Y cuentas que llaman Chaquira, joya de ellos mui estimada.“

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cascabeles, peines, zarcillos y cañamazo para dalles y tratar amistad con ellos. Fueron los nuestros, y los Indios no se osaban llegar al batel: por esto salió uno solo de los nuestros en tierra, y este les dió lo que llevaban para dalles; y llegáronse á El por velle solo, y poco á poco se osaron fiar; y salieron en tierra el Alférez y Hernando Alonso, y los halagaron y les dieron mas cosas de los rescates que se llevaban para este efecto, mostrándoles, por señas, de qué servía cada cosa, y para donde era: con lo qual Ellos se regocijaron mucho, y luego mostraron á los nuestros unas banderillas de lienzo que trahían en unas varas. Eran las banderillas unas tiras angostas de ruan, angéo y holandeta; de lo qual conjeturamos que habían comunicado con gente de la Europa que por aquí habrían pasado: y luego ellos mesmos sin se lo preguntar nos dieron á entender por señas mui patentes que acia la parte del Sueste estaban, ó habían venido, ó estado, dos Navíos como el nuestro de gente con barbas, vestidos y armados como nosotros. Con lo qual, y con el lienzo les di-

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mos crédito y sospechamos debían ser los que decían los Navíos de los Ingleses que habían el año pasado entrado por allí con Francisco Draquez: y con esto y con decir por señas que otro dia volverían y nos traherían refresco, se fueron; y los nuestros se volvieron á la Nao y dieron relacion á Sarmiento de lo que habían pasado en tierra con los Indios: y desde el Navío se parecía y juzgaba mui bien, porque estaba mui cerca de tierra.

Y este mesmo dia en la tarde Pedro Sarmiento saltó en tierra, y tomó la Posesion de la tierra en forma: y dello se hizo el Testimonio siguiente.

POSESION.

„En la Isla ahora de nuevo llamada SANTA INES, habiendo esta Nao Capitana surgido en este Puerto de nuevo llamado NUESTRA SEñORA DE LA CANDELARIA, por haber llegado á él su fiesta: el Ilustre Señor Pedro Sarmiento, General desta dicha Ar-

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mada, saltó en tierra y tomó la Posesion deste Puerto, Tierra y su Comarca, sin contradiccion de los Naturales della, por el Mui Católico y Mui Poderoso Señor DON PHELIPE SEGUNDO, Rei de España y de las Indias y sus Anexos, Nuestro Señor y Rei natural, á quien Dios guarde por muchos años, y de su Real Corona, Herederos y Subcesores suyos; y en señal de la dicha Posesion plantó una Cruz, la qual adoraron los que presentes estaban, siendo presentes por testigos el Padre Frai Antonio Guadramiro, Vicario desta Armada, y Hernando Alonso, Piloto desta Nao Capitana, y Gerónimo de Arce del Arroyo, Soldado della, y Pedro de Bahamonde en presencia de mí el Escribano infrascripto; de lo qual doi fe y verdadero testimonio para que en todo tiempo y parte haga fe para en guarda de la justicia y derecho de los mui Altos y mui Poderosos y Católicos Señores Reyes de Castilla y Leon: la qual dicha Posesion tomó como de cosa que pertenece por derecho á la Corona Real de los dichos Señores Reyes, por quanto cae

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dentro de su Jurisdicion y Demarcacion. De todo lo qual doi fe, como dicho es, que es fecha esta Carta de Posesion á tres de Hebrero de mil y quinientos y ochenta años. = Pedro Sarmiento. = Ante mí = Juan Desquíbel, Escribano Real.“

OTRO TESTIMONIO.

„Otro sí, Yo Juan de Esquíbel infra escripto doi fe y verdadero Testimonio que este dicho dia mes y año susodicho, en este dicho Puerto parecieron ciertos Indios naturales de esta tierra en un monte cercano deste dicho Puerto, y por voces y señas pidieron á la gente desta Nao Capitana: á lo que se entendió, que fuesen allá que querían hablar con ellos. Y Pedro Sarmiento, General, embió al Alférez Juan Gutierrez de Guevara y cinco Soldados marineros en el batel, para que les hablase y les diese algunas cosas de donas. (1) El qual fué

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(1) Donas. Mugeres.

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y habló con Ellos en amistad, y les dió lo que llevaba: y segun se entendió de las señas que hacían daban á entender que habían visto otros dos Navíos con gente que tenían barbas y dagas como el dicho Alferez llevaba. A lo qual se pudo dar credito porque trahían unas tiras de lienzo de ruan, con costuras y pespunte á nuestra usanza, lo qual no pudieron haber de otra parte sinó de la gente y Navíos que habían visto en este Estrecho. El qual dicho lienzo Yo el dicho Escribano lo vi y lo tuve en mis manos, y dello doi fe y testimonio para que haga fe. Fecho ut supra. = Juan Desquíbel, Escribano Real.

Este dia hizo alguna bonanza y de noche tormenta. Viérnes cinco de Hebrero amaneció bonancible y ventó oeste y sudueste, y aclaró algo el dia, y granizó; y á mediodía vinieron los Indios como lo habían prometido, y Pedro Sarmiento embió á tierra al Alférez y á Hernando Alonso con seis hombres y con algunas cosas de rescates para dalles, con instruccion que, si pudiesen, tomasen algunos para len-

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guas, y para nos informar de cosas de la Tierra, y de lo que habían dicho de los dos Navíos que habían visto. Fueron los nuestros; y no quiriéndose llegar los Indios, hicieron las mesmas señales que el dia ántes; y viendo los nuestros que no se querían llegar á ellos, ni ir al Navío para nos informar, arremetieron seis de los nuestros á ellos y se abrazaron dos hombres con cada uno de los Indios, y así tomaron tres, los quales por se soltar dieron muchos puñetazos á los nuestros por los hocicos; pero no lo pudieron hacer, aunqué tienen grandes fuerzas; y los nuestros no les quisieron hacer mal, aunqué recibieron muchas puñadas, considerando que cada preso quiere ser suelto, y los traxeron al Navío donde el General los trató con mucho amor, y les dió de comer y beber, y comieron y bebieron, y tanto los regaló que les hizo perder el temor y enojo y se rieron: y preguntándoles por señas por lo que habían dicho el dia ántes, y mostrándoles las tiras de lienzo, señalaban con la mano una Ensenada donde habían estado los que se lo dieron, y que

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eran barbados y tenían dos Naos como la nuestra, y que trahían flechas y partesanas, y uno dellos mostró dos heridas, y otro úna, que les habían dado peleando con ellos.

En este Puerto se vido Pedro Sarmiento mas atribulado de espíritu que en todos los trabajos pasados, porque vido toda la Gente tan cansada y mohina con tantas tormentas, que del todo estaban desconfiados de poder descubrir el Estrecho, estando ya, como estaban, dentro dél: y como los cables que teníamos eran tan pocos y molidos y hechos pedazos, parecíales que conforme á los tiempos que hacían no podíamos dexar de peligrar por falta de cables y anclas si íbamos adelante: y en corrillos decían y tractaban que Pedro Sarmiento los llevaba á ahogar, y que no sabía donde iba, que mejor sería volverse á Chile á repararnos; pero no se lo osaba decir nadie á Pedro Sarmiento, aunque él sabía mui bien lo que pasaba, y iba puniendo remedio en ello: y llegó el negocio á tanta desconfianza, que los dos Pilotos Anton Páblos y Hernando Alonso entraron en la cá-

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mara de Pedro Sarmiento, y le dixeron: „Que mirase que había hecho mas que todos los Descubridores del Mundo en llegar allí, y que la Almiranta era vuelta, y estábamos solos; y que si algun peligro nos subcediese ningun remedio teníamos, sinó que pereceríamos donde jamas se supiese de nosotros; y que no teníamos anclas, ni cables, ni xarcia, y que los tiempos eran de tal condicion, como se había visto, que era imposible poder ir adelante, sin esperar la perdicion de todos por momentos; que nos volviésemos á Chile, y de allí avisaríamos al Virréi.“ Esto dixo Anton Páblos en nombre de ambos; y sospecho que de todos, que se lo habrían rogado que lo tratasen: y no era de espantar, que todo lo que decían era verdad, y todos los hombres del mundo temieran lo mesmo si lo vieran. Mas Pedro Sarmiento, como tenía determinado, con la confianza que tenía en Dios y en su gloriosísima Madre, de perseverar hasta el fin en acabar el Descubrimiento, ú la vida en él, respondió á Anton Páblos: „Que aunqué se había hecho mucho en llegar allí, que todo

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era nada si desde allí nos volviésemos; que se espantaba, que siendo hombre de tan buena determinacion, agora que era menester le faltase, y mas teniendo en El tan grande confianza como tenía; que mirase las mercedes que Dios nos había hecho, y esperase que no nos desampararía, sino que ántes nos las había de hacer mayores; y que estas palabras le decía como amigo, y no le tratase El, ni nadie, mas de aquel negocio.“ A lo qual Hernando Alonso dixo al General: „Que lo mirase bien, que lo que Anton Páblos decía era lo que convenía, y querer perseverar en ir adelante era tentar á Dios.“ A esta palabra Sarmiento, no pudiéndolo ya disimular, le quiso castigar rigurosamente; pero porque lo dixo simplemente y con pecho de hombre llano, y con solo temor de ahogarse, lo disimuló y se reportó, diciéndole: „Yo no quiero, ni pretendo tentar á Dios, sinó confiar en su misericordia, haciendo de nuestra parte lo que fuere posible á nuestras fuerzas; y lo que El decía era desconfiar; y no me trate mas desta materia, que al que dello me tratare le

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castigaré poderosamente: y con esto no tengo mas que decir, sinó que luego nos hagamos á la vela.“ Y no convino entónces mas rigor por muchas causas. Esto era viérnes en la noche, y por esto no nos podimos hacer á la vela.

Otro dia sábado por la mañana, por la misericordia de Dios Nuestro Señor Dios, amaneció bonanza y salimos deste Puerto, habiendo esperado los quince dias que el General había dado por órden al Almirante para quel Navío que se obiese derrotado y llegase primero á la Boca del Estrecho aguardase quince dias al otro, y pasados, siguiese su camino á España, no viniendo el otro, conforme á lo mandado por el Virréi del Pirú. Salidos, pues, deste Puerto de Nuestra-Señora-de-la-Candelaria, seguimos la Canal como una legua al Sueste quarta al Leste, y en este parage hacían señas los Indios que en un Ancon por donde íbamos pasando habían estado los Barbados, que nosotros creemos ser Ingleses del año pasado; y dábannos mucha priesa para que llegáramos con la Nao. Llegamos

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cerca; no vimos mas de una Ensenada la vuelta del Sueste, y habiendo andado tres leguas, vimos una boca de Puerto limpio, y dos leguas mas adelante al Lesueste vimos un Puerto que entraba la vuelta del Oeste, y mas adentro iba una Ensenada al Sur. Aquí nos dixeron los Indios que llevábamos, que allí habían estado los Barbudos, y habían tomado agua. En este Puerto entramos á las tres despues de mediodía: las aguas corrían aquí para el Noroeste á la Mar del Sur, y mas en el refluxo que en la creciente, y con viento fresco rompíamos con dificultad las corrientes. Nombróse á este Puerto de Sancta-Mónica. Tiene veinte brazas de fondo bueno, arena, y veinte y dos brazas. Es abrigado de todos vientos. Aquí tiene la Canal de ancho tres leguas, que es desde este Puerto la vuelta del Nordeste hasta una Isla que está al Nordeste, que se nombró Isla de Santa-Ana, que es puncta en remate de la Ensenada de San-Gerónimo.

Posesion.

Domingo siete de Febrero partímos deste Puerto de Sancta-Mónica en el nombre de la

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Santísima Trenidad; y con viento Lesnordeste y mar bonanza, navegamos por esta Canal mas arrimados á la Costa de la mano derecha, la qual iba al Lesueste como tres leguas, hasta una Punta, que llamamos Puncta de Sanctelifonso: (1) y en medio desta distancia hace la Costa Ensenada en arco, y muchas Caletas y Abras, donde parecía haber Puertos; pero no entramos en ellos por no perder tiempo. Es toda esta Isla pelada y de peñascos. La primera Ensenada nos dixeron estos Indios que se llamaba PUCHACHAILGUA en su lengua, y la segunda Ensenada se llama CUAVIGUILGUA. Aquí dicen estos Naturales que los Barbudos pelearon con ellos, y mostraban las heridas que les dieron. La tercera Ensenada es grande y va la vuelta del Sur, y la llaman ALGUILGUA. En la Costa contraria de la mano izquierda al Nordeste se llama XAULTEGUA. Este dia hizo mui claro Sol y bonanza. Tomamos el Sol en cincuenta y tres grados lar-

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(1) Punta de San-Ildefonso.

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gos. La Ensenada llamada XAULTEGUA está en esta altura. Por esta Ensenada XAULTEGUA entra una boca y brazo que va á raiz de la Cordillera-Nevada de la Tierra-firme; y dos leguas mas al Sueste de donde se tomó el altura surgimos en un Puerto que nombramos Puerto-Angosto. Tiene veinte y dos brazas de fondo limpio, un ahuste de tierra. Medio cable fuera, y prois (1) en tierra. Luego que surgimos esta mesma tarde subió el General, y con él Anton Páblos y otros dos hombres á una Cordillera á descubrir la Canal, y descubrieron gran quantidad de Canal la vuelta del Sueste quarta al Leste. Este dia hizo claro y Sol caluroso, y vientos bonancibles oesnoroeste: Corrientes contrarias. Descubrimos otras muchas Abras y Caletas á barlovento y á sotavento. En lo alto de la Cordillera hizo mucho calor. Pusieron aquí una Cruz en un monte sobre la mar, y Pedro Sarmiento tomó aquí Posesion por V. M., y en

(1) Prois. Véase la Nota de la pag. 88.

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señal puso un gran Mojon de piedras que hizo El y Anton Páblos, y en él puso una Cruz; y otra Cruz hizo poner en otro Monte mas alto á un hombre llamado Francisco Hernandez, que embió á descubrir. Esta noche á una hora de noche á la banda del Sueste quarta al Sur vimos salir una cosa redonda bermeja como fuego, como una darga, que iba subiendo por el cielo, ó viento. Sobre un monte alto se prolongó; y estando como una lanza alta sobre el monte, se hizo como media luna entre bermeja y blanca. Las figuras eran de esta manera.

[Véase la Figura Num. 4. en las Láminas.]

El lúnes ocho de Febrero amaneció calma, y luego refrescó el oesnorueste claro y bonancible, con el qual hicimos vela de Puerto-Angosto en el nombre de la Santísima Trenidad, y navegamos por la Canal de este Estrecho la vuelta del Sueste quarta al Sur; y dende á tres quartos de legua, por la Costa de la mano derecha descubrimos una Ensenada grande, que tiene una Isla grande á la boca,

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que se llama CAPITLOILGUA, en la Costa llamada CAYCAYXIXAISGUA. Hai mucha nieve y muchos Picos nevados. Tiene por aquí la Canal legua y media de ancho.

Andadas tres leguas al Sueste quarta al Leste, por la Costa de la mano derecha, hai una gran Ensenada, que entra mas de dos leguas la vuelta del Oessudueste, y tiene en la boca una Isla. Llamámosla Abra, porque no la vimos cerrada; y al Nordeste desta Abra, en la otra Costa de mano izquierda hai otro Puerto y Playa parda, y tiene una Isla que la abriga. Llamóse la Playa-Parda. Dentro de la Abra es tierra baxa y amogotada. Media legua adelante de la Abra hai un Ancon en la Costa de la mano derecha, y al Lesnordeste de efte Ancon en la otra Costa una legua de travesía está otra Caleta que hace Puerto, que llaman los Naturales PELEPELGUA; y el Ancon llaman EXEAQUIL.

Desde este Ancon una legua al Sueste quarta al Leste está una Anconada grande que entra la vuelta del Sur dos leguas hasta unas Sierras nevadas. Llamóse Ensenada de

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Mucha-nieve. Desde allí vuelve la Costa: al Lessueste legua y media ambas Costas de mano izquierda y derecha hasta una Punta que sale de la Costa del Leste y va la vuelta del Sur: con la qual Punta desde una legua antes que lleguen parece que se cierra la una y la otra tierra, lo qual fué causa de harta tristeza y desconfianza en muchas personas deste Navío, pensando que no había salida; y en esta distancia de legua y media hace una gran Ensenada en la Costa de la mano derecha, y por allí hace rompimiento y boca la vuelta del Sur. Así que como fuimos siguiendo fué abriendo la Punta, y hallámonos en una anchura que en la Punta dicha hai, ménos de una legua de ancho de tierra á tierra: y desde esta Punta parece otra Punta una legua Lesteoeste quarta de Noruestesueste, y enfrente de esta Punta en la otra Costa sale otra Punta que cierra la una por la otra, que ántes de llegar á ellas parece que la tierra se cierra. Entre estas Puntas en este compas de legua hacen ambas Costas dos Ensenadas grandes, y en la de la mano izquier-

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da la vuelta del Norte está una Abra y Boca que hace Canal, que va arrimada á la Cordillera-Nevada de la Tierra-firme. A esta Boca sale la Canal que comienza en la Ensenada XAULTEGUA frontero de Puerto-Angosto; y la Tierra que queda entre esta Canal de la Cordillera, y la que nosotros navegamos es Isla, llamada CAYRAYXAYIISGUA. Es toda un peñasco pardo sin hierba: y acabada esta Boca que dicho tengo aquí, fuimos favorecidos de la corriente que iba para dentro; y en estas angosturas hallamos muchos remolinos de corrientes que fué menester ir arribando y á orza, huyendo de ellos y dándoles resguardo, porque no hiciesen al Navío dar alguna vuelta. Acabada esta Isla comienza luego la Tierra-firme con llanos á la mar y valles entre loma y loma. Desde las Puntas dichas sigue la Canal y Costas al Sueste quarta al Leste, legua y media por la mano derecha, y dos por la izquierda; y por la izquierda es todo Playas á la mar, y algunos herbazales que salen mucho fuera; y por la derecha sigue legua y media como es dicho; y desde allí sigue por

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esta banda al Sueste y al Susueste dos leguas. Y al Sueste quarta al Leste desta Punta están quatro Islillas pequeñas en espacio de tres leguas á media Canal, unas por otras Lessueste-oesnoroeste; y entre la primera y la segunda hai quatro farallones de una banda y de otra. Este dia surgimos en la primera Isla de la banda del Leste en catorce brazas buen fondo un ahuste de tierra con proises (1) á las peñas; y luego vimos humos en la otra Costa, y los Indios que llevábamos comenzaron á llorar: y lo que pudimos entender fué que lloraban porque temían que aquellas gentes de los humos los matarían, que significaban que eran grandes hombres y tenían flechas y peleaban mucho; y consoláronse con decirles por señas que Nosotros los defenderíamos y mataríamos á los otros: y aconsejábannos que fuésemos allá de noche y los prendiésemos y matásemos. En surgiendo salímos á la Isla Pedro

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(1) Proises. Aquí se toma esta voz por el mismo cable con que se asegura la Nao en el Prois. Véase la Nota de la pag. 88.

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Sarmiento, y Anton Páblos, Piloto Mayor, y algunos Soldados, y marcamos la Canal grande, que va la vuelta del Sueste quarta al Leste mui ancha, y volvimos á ver el humo de la Gente Grande, cuya Tierra llaman en su lengua TINQUICHISGUA, y marcamos la Canal que va al Noroeste. Esta Isla primera donde subimos tendrá dos leguas de box: es llena de unas frutillas como ubillas negras y colorada y murtilla, (1) manjar de aves. Por entre esta Isla y la Tierra del Oeste va Canal de media legua de ancho. En esta Isla puso Pedro Sarmiento Cruz, y tomó Posesion por V. M. Púsosele nombre Isla-de-la-Cruz. Aquí apercebimos la artillería y arcabucería por la sospecha de los Cosarios, como por los Naturales,

(1) Parece debe leerse todo este lugar así: Está llena de unas frutillas como ubillas negras y coloradas, y de murtilla, manjar de aves. Poco mas adelante en la pag.229. se encuentra la palabra Murtiña, que Sarmiento define Fruta colorada como cerezas. Parece es lo propio que Murtilla, y que ambas voces se tomaron de la Portuguesa Murtinbos, que significa las Bayas de la murta. Murtiña conserva la terminacion de su orígen: Murtilla toma la Castellana.

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y se hizo siempre guardia con las armas en la mano. Aquí se vieron Ballenas y muchos Lobos-marinos, y Buféos, y vimos grandes pedazos de nieve andar sobreaguados por la mar, que salen de las Islas-Nevadas que están al Sur desta Isla de la Cruz tres leguas, y las tormentas del viento despedazan la nieve, y la echan y sacan á la mar.

Mártes nueve de Febrero amaneció bonanza: levámonos de esta Isla, y con viento oeste hicimos vela por la Canal que va entre esta Isla de la Cruz y la Costa de la mano izquierda del Norte, y luego calmó el viento, y tuvimos corrientes contrarias: y á las dos del dia el agua comenzó á estar estóa, y con el batel fuimos remolcando la Nao, y llegados á la Isla tercera, que es la mayor, oímos voces de gentes y piraguas con gente que iban atravesando de una Isla á otra. Embié allá á Hernando Alonso, Piloto, y á Juan Gutierrez con gente en el batel con armas, para que viesen qué gente y tierra era aquella. Los quales entraron en un buen Puerto que tiene la Isla donde vieron una Poblacion

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y Gente crecida que habían anegado las piraguas: y Ellos se habían puesto en la montaña con sus armas; y desde el bosque llamaron á los nuestros que saliesen en tierra, y los nuestros á ellos que viniesen á la mar. Los Isleños estaban emboscados con arcos y flechas para matar á los nuestros en saliendo á tierra; y entendiendo esto los nuestros, tiraron á tierra algunos arcabuzazos; y unas mugeres comenzaron á dar grandes voces, por lo qual los nuestros dexaron de tirar mas arcabuzazos. Entre tanto la Nao andaba barloventeando de una vuelta y de otra sobre la Boca del Puerto esperando el batel, y quando oyó Sarmiento la arcabucería hizo arribar para el Puerto y aprestar una pieza; y el batel vino luego con una piragua amarrada por popa, y dixeron lo arriba dicho, y que habían visto quantidad de gente y buen Puerto y tierra apacible. Llamamos á ésta Isla de Gente. Aquí tomamos la altura en cincuenta y tres grados y dos tercios. Tiene esta Isla de la Gente arrimada otra á sí, la vuelta del Sueste, que le abriga el Puerto. Esta es la postrera destas Isletas.

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Legua y media al Leste desta Isla está una Ensenada que llamamos la Playa, porque la tiene grande. En esta Ensenada en la mesma altura dicha, y al Susudueste della en la Costa del Sur de la mano derecha tres leguas, está una gran Ensenada, que llamamos Bahía de San-Simon. Desde esta Bahía de San-Simon va la Costa al Leste tres leguas hasta una Punta que se llama TINQUICHISGUA. Desde esta Punta va la vuelta del Sudueste una gran Bahía donde está un Monte mui alto agudo delante de unas Sierras nevadas. Este Monte es el que llaman las Relaciones antiguas la CAMPANA DE ROLDAN. (1) Toda esta Bahía de la Campana es cercada de Sierras altas y nevadas: y las tres leguas de tierra que se dixo haber entre la Bahía de San-Simon y la Punta de TINQUICHISGUA es toda tierra despedazada, alta y nevada. Aquí son las ISLAS NEVADAS que dicen las Relaciones viejas, y no las quatro

(1) Campana de Roldan. Véase el Testimonio de Herrera en su Descripcion de Indias, que se copia entre los que preceden á esta Relacion como Apéndice al Prólogo.

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que están en medio de la Canal del Estrecho.

Por la Bahía de San-Simon entra un brazo la vuelta del Sueste. Por aquí tiene la Canal deste Estrecho tres leguas de ancho, y la Costa de la banda del Norte es de mejor vista, y tiene faldas y llanadas á la mar, y valles y rios; y la Costa del Sur es toda peñascos é Islas nevadas hasta la Bahía de San-Simon. Toda poblacion que hasta aquí se topó se halló de la banda del Sur.

Desde la Playa de 53. grados y dos tercios sigue un quarto de legua la Costa al Sudueste hasta una Punta que se nombró San-Julian, y luego detras della entra un Rio por una Playa que va la vuelta del Nornordeste como una legua, y desde allí vuelve al Leste. Es todo esto Playa y tierra baxa á la mar, y va un valle por este Rio arriba, y parece abrigado; á lo ménos hoi, á la hora que esto escribo, hace calor de estío y calma, y sabe mui bien la agua fria con estar cercados de Sierras nevadas y balsas de nieve por la mar en cincuenta y tres grados y dos tercios, donde

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en muchos meses no suele verse el Sol. Este dia hizo poca corriente hasta puesta del Sol ni en fluxo, ni refluxo, y la calma y calor fué grande, que no pudimos caminar sinó obra de tres leguas, y lo mas dello con el batel al remolque fuimos á surgir.

Este dia se puso el Sol al Oeste quarta al Sudueste á las seis horas y quatro minutos, de manera que este dia, que son nueve de Febrero, tuvo el dia trece horas y media y un décimo de hora, que son seis minutos de hora, y la noche tuvo diez horas y dos quintos de hora en este Rio-Hondo en cincuenta y tres grados y dos tercios en este Estrecho, agora de nuevo nombrado por el General Pedro Sarmiento ESTRECHO DE LA MADRE DE DIOS, estando el Sol en veinte y nueve grados y cincuenta y siete minutos de Aquario.

Este dia anduvimos poco mas adelante por las calmas y corrientes. Anduvimos quatro leguas, y lo mas fué remolcando la Nao con el batel lo mas del dia y toda la noche, y nunca pudimos llegar á la Costa, ó á parte donde pudiésemos hallar ningun fondo.

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El miércoles diez de Febrero amaneció el cielo claro y el viento calma; y como no habíamos surgido, no tuvimos que levarnos. Fuimos al remolque hasta que comenzó á ventar viento sueste bonancible. Duró poco; calmó luego: y desta manera un rato al remolque, y otro con viento, ó vahajuelos del sueste, íbamos unas veces adelante y otras descayendo. Este dia tomamos la altura en cincuenta y tres grados y tres quartos, y dende á poco despues de mediodía comenzó el vahage del Sueste y atravesamos á la otra Costa de la banda del Sur, y por ella vimos dos grandes Boquerones, junto uno de otro, y muchas Caletas y Puertos, y mucha quantidad de hierba cerca de la Costa. Calmónos el viento, y con el remolque nos llegamos á la Costa del Sur, y dimos fondo desabrigados y frontero de una Caleta de agua dulce: y aquí salimos en tierra Pedro Sarmiento y Anton Páblos con algunos Soldados arcabuceros y rodeleros, y subimos á un alto á marcar y explorar: y estando en lo alto vimos refrescar el norte y baxamos apriesa y

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nos embarcamos, y en zarpando el anc la para nos hacer á la vela para surgir detras de una Punta que parecía adelante calmó el viento, y por esto volvimos á dar fondo; y aquí estuvimos esta noche surtos y con gran cuidado y guarda. Refrescó una vez el noroeste, y luego calmó. Tiene por aquí la Canal de ancho quatro leguas. Llamóse esta Caleta de Agua-dulce.

Esta parece buena tierra; pero no vimos barrial.

Juéves once de Febrero hicimos vela en nombre de la Santísima Trenidad, y seguimos la Costa de la mano derecha, que es la del Sur desde la Caleta de Agua-dulcé dos leguas, hasta una Punta que nombramos de San-Bernabé; y media legua de la Caleta de Agua-dulce hai un brazo ancho que va la vuelta del Sur hasta topar en una frente de tierra mas de cinco leguas, y al cabo por una parte y por otra hace brazos. Tiene una Isla grande y dos farallones á la boca. Llaméla Bahía de San-Pedro. Tiene de boca y ancho quasi media legua, y desde aquí va la Costa haciendo

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arco, y en medio tiene una gran Cala, y al Norte de la Punta de San-Bernabé en la otra Costa parte la Cordillera que está sobre la mar hasta la mar, y por aquí parece gran Valle la tierra adentro. Llamóse Gran-Valle. Tiene de ancho por aquí la Canal dos leguas. Desde la Punta de San-Bernabé va la Costa al Susueste, y desde la mesma Punta de San-Bernabé arrimado á ella entra una Bahía la vuelta del Sur quarta al Sueste tres leguas, y vuelve con un Brazo la vuelta del Sudueste, y léxos parece una Cordillera nevada. Nombróse este Brazo Bahía de San-Fernando. Tiene por aquí la Canal tres leguas de ancho de Norte-sur.

De la Punta de San-Fernando la vuelta del Nordeste tres leguas, que es la travesía del Estrecho, está una Punta que se llamó Punta de Santa-Agueda. Esta Punta hace un Morro alto gordo nevado, y una Quebrada entre él y la Sierra-Nevada, desta manera.

[Véase la Figura Num. 5. en las Láminas.]

Desde la Punta de San-Bernabé vuelve por aquella parte de la tierra del Sur la Costa al

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Lessueste seis leguas hasta una Cordillera, que es de mucha nieve, que está tendida llana; y ántes della está un Morro alto con un pico como Vernal, y en medio deste Vernal y de un monte que parece pan de azúcar está otro Morro con tres puntas. Este Vernal, ó Pan-de-Azúcar, tiene figura de campana. De la una parte de los Morros hai una boca y de la otra hai otra: la figura es esta.

[Véase la Figura Num. 6. en las Láminas.]

Desde esta Punta y Morro de Sancta-Agueda por la Costa del Norte vuelve la Costa al Norte sobre la quarta del Nordeste hasta una Punta, que se llamó Punta de Santa-Brígida una legua. Es Punta delgada y baxa. En esta legua hai muchas playuelas de arena. Este pedazo de tierra es montosa, y tierra alta, y la Punta de Santa-Brígida es toda playuelas desde el Pan-de-Azúcar de los Boquerones hasta esta Punta. Demora el uno por el otro Norueste-sueste quarta de Norte-sur seis leguas. Desta Ensenada de la mano derecha, donde está el Pan-de-Azúcar y Vernal, van dos

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Brazos y Canales grandes una la vuelta del Sur, que llamé la Canal-de-la-Madalena, y otra al Sueste, que se nombró Canal-de-San-Gabriel; y al Oeste de la Puncta de Santa-Brígida está una gran Bahía toda de playales de arena. Tiene Rio, y en medio de la Bahía un farallon. Llamóse Bahía-de-Sancta-Brígida y Sancta-Agueda, por estar ambas juntas y mas arrimada á la de Sancta-Brígida. El Rio hace un gran Valle entre dos Sierras, y va un trecho al Nornoroeste, y de allí parecía volver al Nordeste. Llamámosle Rio-del-Valle-Grande. La Punta-de-Santa-Brígida es Isla pequeña algo prolongada, y acia la banda del Sur es tajada, que parece cortada, con unos árboles ralos y solos en lo alto della.

Desde la Puncta-de-Santa-Brígida está otra Punta delgada Lesnordeste-oessudueste. Llamé á esta Punta de Sancti-Isidro que hace al remate un mogote (1) como á manera de fa-

(1) Mogote. Propiamente llaman así los Cazadores á las Cuernas de los Venados y Gamos desde que empiezan á nacer hasta que tienen un palmo de largo. Y metafóricamente se aplica este término en la Náutica á las puntas de las peñas que sobresalen. De Mogote se formó el adjetivo Amogotado, que se lee repetido en varios lugares de esta obra, y de que trata la Nota de la pag. 83. Don Francisco de Seixas y Lovera en su Descripcion Geográfica y Derrotero de la Region Austral Magallánica usa esta voz Mogote en el Capit. VII. Tit. XXIX. fol. 56. Sus palabras son las siguientes: Con dos Farillones, ó Mogotes.

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rallon. Entre estas dos Puntas hai dos Ensenadas grandes. Desde la Punta de Sancti-Isidro á la Costa del Sur de la otra banda y Costa de la mano derecha están dos Sierras y en medio dellas un Valle hondo Lesueste-oesnoroeste, quatro leguas de ancho de Estrecho y Canal de la Punta de Sancti-Isidro. Llamámosle Valle-hondo. Aquí hallamos escarcéo y grandes hileros de corrientes, que es encuentro de maréas. Desde la Puncta de Sancti-Isidro á un Morro alto que está de la otra banda en la otra Costa la vuelta del Sueste tiene por aquí la Canal del Estrecho de ancho quatro leguas. Llamóse Morro de Lomas: y desde este Morro de Lomas, siguiendo la Costa al Lesnordeste, comienza la tierra baxa y de buen parecer de lomas; y acabada la Punta del Morro,

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sobre la tierra baxa hace una gran Ensenada, y por aquí tiene de ancho la Canal ocho leguas Lessueste-oesnoroeste.

La Puncta de San-Isidro está en cincuenta y quatro grados escasos. Desde esta dicha Punta vuelve la Costa firme del Norte hasta una Punta larga llamada Punta de Santana Nornordeste-susudueste: y junto á la Punta de Sancti-Isidro está una playa de arena á manera de Ensenada. Aquí vimos Gente en tierra, y desde la playa nos dieron voces: por lo qual la llamamos la Playa de-las-Voces. Desde aquí va entrando la Ensenada hasta la Punta de Sancta-Ana; y dos leguas desta Punta de Santa-Ana al Sudueste en medio de la Ensenada surgimos en siete brazas, buen fondo, que toda esta Ensenada es de buen fondo; á lo ménos esto que nosotros sondamos. Aquí tomamos agua y leña; y estando nuestra gente en tierra, vinieron á ellos los Naturales que nos habían dado voces, como se dixo ántes, y abrazaron á los nuestros y comenzaron á tratarse familiarmente unos con otros: y como Pedro Sarmiento lo vido desde la Nao,

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les embió sartas de chaquiras, peines y cascabeles, bizcocho y carne; y estuvieron sentados con el Alférez y Hernando Alonso y con los demas Christianos, que eran diez, en buena comunicacion por señas, y dieron á entender estar contentos con nuestra amistad con lo que se les había dado, y dixeron que se querían ir á dormir, y que mañana volverían; y quedando, á lo que pareció, mui nuestros amigos, se fueron á sus chozas. A esta Bahía se llamó Bahía de la Gente, y al Rio que había allí, Rio de San-Juan. En este Rio tomamos la altura en cincuenta y tres grados y dos tercios.

Desde este Puerto y Rio de San-Juan parece una Abra y Boca de Canal entre dos tierras la vuelta del Leste quarta al Nordeste ocho leguas; y la tierra que esta Abra tiene al Sur llamamos Punta de San-Valentin, y la que tiene al Norte se nombró Punta del-Boqueron. Tendrá este Boqueron de ancho media legua. La tierra del Cabo de San-Valentin es continuada hasta el Morro y Ensenada de Lomas ántes dicha; y desde la Ensenada de Lomas va descendiendo la

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tierra, haciendo llana y adelgazándose hasta que en la Punta de San-Valentin se viene á hacer tan llana como la mar; y la chapa que desciende desta tierra acia la Canal del Estrecho es tierra blanca como arenales blancos. Es tierra buena, sombrada y apacible á la vista; y en la Costa del Norte hai buenos Valles y Rios de buen agua, y mui buena madera, y buenos Puertos y Surgideros. Este dia tuvimos viento oeste bonancible hasta las diez todo lo que duró la menguante de la mar, y dende las once ventó sur fresco claro toda la creciente de la maréa. Las corrientes de aquí son con las maréas.

Desde este Puerto y Ensenada, y desde la Canal adentro la vuelta del Sur se ve un Volcan nevado que hace una Sillada de dos puntas en la cumbre; y al Norte del Volcan-nevado parecen el Vernal y Pan de-Azúcar, que por esta parte hacen esta figura.

[Véase la Fig. Num. 7. en las Láminas.]

Quando el que viniere entrando por este Estrecho de acia la Mar del Norte para des-

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embocar á la del Sur verá estos Volcanes y Montes de la figura aquí pintada, y por medio una gran Canal y Boca que parece mayor que la principal, y (1) podríase engañar y ensenarse, y errar el parage y camino. Por tanto, sea aviso que no vayas por la Canal que va entre los montes, sinó que en llegando á descubrir estos dichos montes todos tres, se descubre una Canal á mano derecha de los dichos montes, la vuelta del Noroeste quarta del Oeste, y aquella es la buena Canal, y por allí se ha de ir, y dexar á la mano izquierda todos los dichos tres montes; y el que viniere de la Mar del Sur los ha de dexar á la mano derecha.

Viérnes doce de Febrero salió la Gente nuestra en tierra para acabarnos de apercebirnos de agua y leña, y á cortar madera para fortalecer la Nao, que tenía mucha necesidad dello para tan largo camino como se

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(1) Suprimiendo la conjuncion y quedaría algo mas comprehensible la oracion, aunqué siempre defectuosa de Gramática.

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esperaba; y entretanto que hacían esto en tierra, Pedro Sarmiento fué en el batel fuera á descubrir, y llevó consigo al Padre Vicario y á Anton Páblos, Piloto de la Capitana, y siete compañeros Marineros, y fueron á la Punta de Sanctana, que está dos leguas y media del Rio; y legua y media del Rio sale una Punta de tierra de arena mui baxa, y della un Placel que va saliendo mas de media legua á la mar, y mas de úna á luengo de Costa: y entre esta Punta del Placel, y la de Santana hai una gran Ensenada. En todo esto hai gran suma de madera echada á la Costa en las partes que bate el sur, que debe ser aquí tormentoso en imbierno, porque el norte viene aquí por sobre la tierra. Llegamos á la Punta de Santana, y subimos á una mesa alta donde hai grandes rasos y cabanas (1) de mui buena hierba para ganado, y vimos dos venados grandes y mui gordos: y un arcabucero mató el uno, y el que se huyó tenía grandes has-

(1) Aquí debe leerse Cabañas, y tambien mas adelante.

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tas. Aqui reconocimos la Canal y altura y marcamos la tierra.

Desde esta Punta de Santana demora la Abra-de-San-Valentin al Leste quarta al Nordeste seis leguas; y desde esta Punta de Santana vuelve la Costa al Norte quarta al Nordeste hasta una Punta que llamé de San-Antonio-de-Padua, diez leguas; y en medio hace cinco Ancones; y en la Punta del quarto Ancon sale una restinga que tendrá una legua de largo la vuelta del Sueste; y tomamos Sarmiento y Anton Páblos la altura en tierra en cincuenta y tres grados y medio largos, y pusimos una Cruz grande en esta Punta: y el General Pedro Sarmiento tomó solemnemente la Posesion por V. M. y puso al pie de la Cruz, dentro de un gran Mojon de piedras, una Carta en unos caxcos de botija breados y con polvos de carbon, por ser incorruptible, y en el palo de la Cruz escrito de letras cavadas: CARTA AL PIE. En esta Carta se daba aviso á todas Naciones y Gentes como esta Tierra es de V. Magestad, y como se tomó la Posesion por la Corona de Castilla y

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Leon para que no pretendan ignorancia, y como este Estrecho en nombre de Su Magestad le fué puesto nombre ESTRECHO DE LA MADRE-DE-DIOS, á quien Pedro Sarmiento tomó por abogada en este Viage y Descubrimiento: y mándase al Almirante, si acaso por aquí llegase, que con la Relacion de lo hecho, y con saber como esta Nao Capitana, y Pedro Sarmiento en ella iba delante, se volviese al Pirú á dar aviso á Su Excelencia. Y firmaron esta Carta Pedro Sarmiento y el Padre Vicario, y el Piloto Anton Páblos, y y volvimos al Navío de baxa mar, donde hallamos quel Placel descarna aquí mucho en la menguante, que hubimos menester meternos á la mar con algun trabajo de los bogadores para poder montar el Placel. Púsose fuego á la cabana con el fuego que se hizo para derretir la brea, y segun despues supimos. A este tiempo habían venido los Indios adonde estaba nuestra Gente haciendo agua legua (1) con sus hijos y mugeres: y

(1) Agua legua. Parece debe leerse agua y leña.

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estando en gran conversacion vieron el humo del fuego que salía del monte que se quemaba, y luego se fueron, que no los pudieron detener, creyendo que eran aquellos humos de los Gigantes con quien deben de tener guerra, y deben ser mas poderosos que ellos. Traxeron de presente un pedazo de carne de lobo-marino hediondo, y páxaros Niños de mar, y murtiña, fruta colorada como cerezas, y unos pedazos de pedernal, pasados, y pintados de margaxita de oro y plata: y preguntándoles que para qué era aquello? dixeron por señas, que para sacar fuego; y luego uno de ellos tomó unas plumas de las que trahía, y sirviéndole de yesca, sacó fuego con el pedernal. Paréceme que es caxa (1) de metal de plata ú oro de veta, porque es al natural como el curiquixo de porco en el Pirú.

Quando hicimos fuego en esta Punta respondieron con otros muchos humos en la otra Isla de frente, que se llamó Isla-de-S.Pablo.

Desde el Rio de San-Juan demora la Punta de Santana al Nordeste quarta al Norte dos

(1) Caxa. Quizá deberá leerse aquí Carsta.

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leguas y media. El sábado trece deste mes se dixo Misa en tierra y se puso la fragua en tierra, y se hizo la pernería que fué menester para corbatones y llaves, y fortalecióse la proa con corbatones y reatas. Aquí en este Rio de San-Juan, Pedro Sarmiento tomó la Posesion, y hizo un gran Mojon de piedra, y en él arboló una Cruz alta que se parecía desde toda la Canal de el Estrecho, y se puso una Carta, que es la siguiente.

POSESION
DEL RIO DE SAN-JUAN

Y del

ESTRECHO DE LA MADRE-DE-DIOS.

JESUS, MARIA.

„En el Nombre de la Sanctísima Trenidad Padre, Hijo y Espíritu-Sancto, Tres Personas y un solo Dios verdadero Todo-poderoso, que de nada crió el Cielo y la Tierra y todas las demas cosas, en el qual

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Yo creo y todo fiel Christiano debe creer firmemente, y de la sacratísima siempre Vírgen María Madre de Dios, abogada nuestra, y particularmente de esta Armada &c. Sea notorio á todas las vivientes, Gentes y Naciones de todo el Mundo, así fieles, como infieles, como hoi juéves doce dias del mes de Febrero de mil y quinientos y ochenta años, habiendo llegado á esta Bahía y Ensenada, agora de nuevo llamada DE LA GENTE, estando surta en esta aguada y RIO DE SAN-JUAN DE LA POSESION la Nao nombrada Nuestra-Señora-de-Esperanza, que es Capitana de la Armada, que el Mui Excelente Señor Don Francisco de Toledo, Virréi, Gobernador y Capitan General de los Reinos y Provincias del Pirú despachó desde la Cidad de los Reyes del Pirú al Descubrimiento del Estrecho á once de Octubre de 1579. años. Y habiéndose apartado la Nao-Almiranta, nombrada San-Francisco, de la Capitana ántes de la Boca del ESTRECHO, esta dicha Capitana, con el favor de Dios, sola entró por él y lo descubrió, en la qual

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Nao-Capitana vino por Capitan-Superior y General de la Armada por el Christianísimo Señor Rei DON PHELIPE Nuestro-Señor y Rei natural, á quien Dios guarde por muchos años con acrecentamiento de mayores Estados y Reinos para amparo y defensa de la Sancta Iglesia Católica Romana nuestra Madie, Pedro Sarmiento, el qual habiendo tomado la Posesion en muchas y diferentes Partes del Arcipiélago y deste ESTRECHO, la tomó en este Rio llamado SAN-JUAN-DE-LA-POSESION, questá en cincuenta y dos grados y dos tercios, hoi sábado trece de Hebrero. Y ayer doce del dicho, tomó la Posesion en la Punta-de-Sanctana, arriba nombrada, que está en cincuenta y tres grados y medio: lo qual avisa en este Escripto é Instrumento para que sea notorio á todos, y ninguna persona de ninguna Nacion bárbara ni política, Católico ó no Católico, fiel ó infiel pueda pretender ni pretenda tener escusa por ignorancia ahora, ni en algun tiempo, ni se atreva temerariamente, sin particular y espresa licencia del Mui Poderoso Señor Rei de

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Castilla y Leon, y sus Herederos y Subcesores á entrar, asentar, ni poblar en estas Regiones y Tierras deste Estrecho vulgarmente llamado de Magallánes, por causa de comercio, ni por otra causa, creyendo que son Tierras vacas que no tienen Señor, ni Rei proprio á quien pertenecen, por que como es dicho son del Mui Poderoso y Mui Católico Señor DON PHELIPE SEGUNDO, Rei meritísimo de las Españas con sus Anexos, y de las Indias, y de la Navegacion y Descubrimiento de la mitad del Mundo, que son ciento y ochenta grados de Longitud, conforme á la Donacion y Concesion del Beatísimo Sumo Pontífice Romano Alexandro Sexto, conforme á la qual Concesion, Donacion y Bula proprio motû despachada, estas dichas Tierras caen y se incluyen dentro de la Demarcacion y Límites contenidos en la dicha Bula, en la qual Su Santidad prohibe á todos generalmente, que ninguno se entremeta por ninguna via á venir por ninguna ocasion á estas Partes sin expresa licencia de los Señores Reyes de Castilla por estas

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palabras formales: Y del todo inhibimos á qualesquier Personas de qualquier dignidad, aunqué sea Real ó Imperial, estado, grado, órden, condicion, so pena de Excomunion latæ sententiæ, en la qual eo ipso incurran si lo contrario hicieren, que no presuman ir por haber mercaderias, ó por otra qualquier causa sin especial licencia vuestra y de los dichos vuestros Herederos y Subcesores á las Islas y Tierras-firmes halladas y que se hallaren, descubiertas, y que se descubrieren acia el Occidente y Medio-dia, fabricando y compuniendo una linea desde el Polo Artico al Polo Antártico, ora las Tierras-Firmes é Islas sean halladas y se hayan de hallar acia la India, ó acia otra qualquiera parte, la qual Linea diste de qualquiera de las Islas que vulgarmente llaman de los Azores y Caboverde cien leguas acia el Occidente y Mediodía, como queda dicho, no obstante Constituciones y Ordenaciones Apostólicas y otras qualesquiera. Y dice al cabo de la Bula plomada así: Que á ningun hombre sea lícito quebrantar, ó con atre-

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vimiento temerario ir contra esta Carta de nuestra encomienda, amonestacion y requerimiento, donacion, asiñacion, constitucion, deputacion, decreto, mandado é inhibicion y voluntad: y si alguno presumiere intentarlo, sepa que incurrirá en la indignacion del Omnipotente Dios y de los Bienaventurados San Pedro y San Pablo. Dada en Roma en San Pedro á quatro de Mayo de la Encarnacion de mil é quatrocientos y noventa y tres años, en el primer año de nuestro Pontificado.

La Posesion tomada es tomada aquí y en todo el Estrecho y Arcipiélagos por ambos Mares de Sur y Norte por el dicho Rei, mi Señor, de Castilla y Leon, y descubierto á su costa y por su mandado y órden.

Yo el dicho Pedro Sarmiento, Capitan-Superior desta dicha Armada, de parte de La Magestad del Rei mi Señor, mando al Almirante Juan de Villalobos y Hernando Lamero, Piloto-Mayor, y á Pascual Xuarez, Sargento-Mayor, y á todos los Oficiales, Soldados y Marineros de la dicha Nao Almi-

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ranta, llamada San-Francisco, que si por aquí aportaren, ó llegaren y vieren esta Cruz y Carta, luego incontinente se apresten y se vuelvan al Pirú á la Cidad de los Reyes á dar cuenta y razon al Excelentísimo Señor Don Francisco de Toledo, Vissorréi del Pirú, y á los Señores Oidores de la Real Audiencia de la dicha Cidad de los Reyes, llevando esta Carta juntamente con las Relaciones de las cosas subcedidas hasta este lugar y RIO DE SAN-JUAN DE LA POSESION; y dirán como esta Nao-Capitana, Nuestra-Señora-de-Esperanza, llegó á este dicho Rio, con el favor de Dios, y habiendo descubierto la Canal adelante, desembocó el ESTRECHO, y pasó á la Mar del Norte, y va la vuelta de España á dar cuenta á Su Magestad, como Su Excelencia manda por su Instruccion, y que toda la gente que salió de Lima en este Navío van vivos, gloria á Dios, y mas otros quatro que eran de la Almiranta que tomamos en el Bergantin. Los nombres de los que van son: Pedro Sarmiento, Capitan-Superior; el Padre Frai Antonio Gua-

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dramiro, Vicario desta Armada; Juan Gutierrez de Guevara, Alférez; Anton Páblos, Piloto-Mayor; Hernando Alonso, Piloto, su compañero; Juan de Esquíbel, Escribano Real desta Armada; Juan de Sagasti, Tenedor-de-bastimentos; Pedro de Hojeda, Contra-maestre; Baltasar Rodriguez, Lombardero; Pedro Lopez, Calafate; Gaspar Antonio, Guardian; Mase Agustin, Carpintero. Los Soldados son: Alvaro de Torres, Francisco Gares de Espinosa, Pedro de Aranda, Gerónimo del Arroyo, Grabiel (1) de Solis, Antonio del Castillo, Christóval de Bonilla, Andres de Orduña, Pedro de la Rosa, Pedro de Bahamonde, Francisco de Mazuelas, Pedro Martin. Los Marineros, fuera de los Oficiales arriba puestos, son: Pero Pablo, Angel Baltolo, Despensero; Domingo Baxaneta, Juan Antonio Corzo, Sancho de Larréa, Diego Perez, Portugues; otro Diego Perez, Francisco Hernan-

(1) Grabiel, como pronuncian los rústicos, en vez de Gabriel; al modo que hoi suelen decir muchos ignorantes Joachin por Joaquin.

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dez, Pero Marquez, Ximon de Abreu, Luis Gonzalez, Gaspar Gomez, Francisco Perez Rocha, Francisco de Urbéa, Matéo Andres, Jácome Ricalde, Manuel Perez, Pedro de Villalustre, Perálvarez, Pero Gonzalez. Falta uno llamado Pedro Jorge, que se ahogó en la tormenta que tuvimos un dia despues de haber salido de Puerto-Bermejo. Los demas, gente de servicio, Mulatos, Negros é Indios van buenos, y la Nao aderezada. Lo qual mando al dicho Almirante, y á la demas gente de la Almiranta cumplan y guarden de la manera arriba dicha, porque así conviene al servicio de Su Magestad, y á la execucion de lo mandado por el dicho Excelentísimo Señor Virréi; y llevarán la Relacion del Viage y Descubrimiento que hubieren hecho, con las Tres Relaciones que Yo les dí de los Tres Descubrimientos que hice en tres Viages con los bateles por los Arcipiélagos con esta mesma Carta, dexando en este mesmo lugar un treslado autorizado (porque será de mucha importancia para el Derecho del Rei Nuestro Señor en los tiempos de adelante) para

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que Su Excelencia sepa como se cumplen sus mandamientos, y provéa lo que fuere servido que mas convenga al servicio de Su Magestad, lo qual así cumpla y cumplan el dicho Almirante Juan de Villalobos y los demas de la dicha Almiranta, so pena de caer en mal caso, y de las penas en que incurren los desobedientes á los mandatos de sus Capitanes, que en nombre de su Señor y Rei natural les mandan cosas tocantes á su servicio.

Iten, hago saber á todos, que para hacer este Viage y Descubrimiento tomé por Abogada y Patrona á la serenísima Señora Nuestra Reina de los Angeles Sancta María Madre de Dios siempre Vírgen, conforme á la Instruccion de Su Excelencia. Por lo qual, y por los milagros que Dios Nuestro Señor por su intercesion ha usado con Nosotros en este Viage y Descubrimiento, y en los peligros que en él hemos tenido, puse por Nombre á este ESTRECHO-DE-LA-MADRE-DE-DIOS, puesto que ántes se llamaba ESTRECHO-DE-MAGALLANES; y es-

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pero en Su Magestad, siendo, como es, tan devoto de la Madre de Dios, le confirmará este mesmo Nombre en sus Escriptos y Provisiones, pues Yo en su Real Nombre se le puse, para que siendo Patrona y Abogada destas Regiones y Partes, interceda con su preciosísimo Hijo Jesu-Christo Nuestro Señor por ellas alcance de su benditísima Magestad haya misericordia de las Gentes dellas, y les embíe su Sancto Evangelio, para que sus ánimas se salven; de lo qual resultará suma honra y gloria á los Reyes de España que lo hicieren y fueren Ministros dello, en este Mundo y en el otro; y á la Nacion Española que lo executare no ménos honra y provecho y acrecentamiento.

Púsose esta Cruz á doce deste dicho mes, y esta Carta á trece, habiéndose dicho Misa este dicho dia en este dicho PUERTO Y RIO DE SAN-JUAN-DE-LA-POSESION; y firmélo de mi Nombre y mano. = Pedro Sarmiento, Capitan-Superior y General de Su Magestad. = En fe lo qual Yo el Escribano-Real desta Arma-

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da escrebí esta Carta, y pasó ante mí, y fice aquí mio signo. = A tal. = En testimonio de verdad. = Juan de Esquíbel, Escribano-Real.“

Los dias que estuvimos en este Rio de la Posesion hizo calor y ventó sur fresco desde las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde, y á esta hora calmaba, y toda la noche era calma: las noches hizo mui serenas, cielo claro, las estrellas claras de mui buen color, el aire sin sereno dañoso. Aquí se vieron Papagayos y Catalinas, que es otra especie de Papagayos menores, que tienen medias cabezas coloradas. Oyéronse cantar Sirgueritos, y otros páxaros suave canto, que es indicio de tierra templada. Vídose rastro de Tigres y Leones. Este dia embarcamos la herrería y la leña y agua que nos faltaba, que fué sábado trece deste mes.

Domingo catorce de Febrero partimos deste Rio de San-Juan-de la-Posesion con bonanza, y fuimos la vuelta de la Isla de San-Pablo, y Cabo de San-Valentin; y ántes de llegar en el parage de la Punta-de-Sanctana calmó

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el viento, y así anduvimos al rebalage de las corrientes, una vez descayendo, y otra ganando; y desta manera estuvimos sin surgir porque no pudimos tomar tierra por nos tomar la calma á media Canal, y por no descaer mucho fuimos quasi toda la noche al remolque.

Lúnes por la mañana amaneció calma, y como á las siete vino un vahajuelo del Oeste y con él llegamos á ponernos Lesteoeste con la Punta de San (1) de la Isla-de-San-Pablo. Este dia tomamos la altura en cincuenta y tres grados y medio, que la dicha Punta desta dicha Isla está en esta altura, que está Lesteoeste con la Punta-de-Santana: y de medio-dia arriba calmó el viento, é hizo este dia y el dia ántes tanto calor como en Lima por Quaresma, y como en España por Julio.

Mártes diez y seis de Febrero como á las nueve del dia comenzó á ventar sur, y miéntras mas entró el dia mas fué frescando el

(1) En el original se nota el mismo blanco que aquí.

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viento; y fuimos á popa la vuelta del Nordeste llegándonos á una tierra baxa de barrancas y pelada en la Costa del Sur: y á media legua de tierra sondamos en diez brazas; y con rezelo de que no diésemos en algun banco íbamos la vuelta de la mar (digo del medio de la Canal:) y como á las dos de la tarde cazamos á popa siguiendo la Costa al Nornordeste y al Nordeste hasta una Punta que estará seis leguas de la Isla de San-Pablo al Nornordeste, y en medio hace Ensenada en arco de unas barrancas y tierra baxa y pelada de hierba blanca, porque á este tiempo estaba agostada. En medio de esta Ensenada se tomó la altura en cincuenta y tres grados y un sexmo.

Pasada la Punta dicha, que llamamos Punta de Gente-Grande, parece otra Punta como cinco leguas al Nornordeste, y pasada la Punta de Gente-Grande hace la tierra una Ensenada ó Brazo la vuelta del Leste: y porque ya era tarde surgimos enmedio de la boca de esta Canal del Leste en doce brazas buen fondo. Aquí corren las aguas mas que en todo

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lo que hasta aquí habemos andado de este Estrecho de la Madre-de-Dios. Y en surgiendo pareció Gente en la Costa y nos dió voces: y para ver qué era y para tomar alguno de esta Provincia para lengua, Pedro Sarmiento embió allá al Alférez y á Hernando Alonso con algunos arcabuceros en el batel; y llegados á tierra, los Naturales de aquella Provincia, que era Gente Grande comenzaron á dar voces y saltar acia arriba las manos altas y aleando y sin armas, porque las habían dexado allí junto; y el Alférez hizo las mesmas señas de paz, y los Gigantes se llegaron á la playa cerca del batel, y el Alférez saltó en tierra con quatro hombres, y los Naturales les hicieron señas que dexase el Alférez la gineta, y se fueron retirando acia donde habían dexado sus arcos y flechas. Y visto esto el Alférez dexó la gineta y les mostró rescate que llevaba para darles: lo qual visto, los Gigantes se detuvieron y volvieron, aunque rezelándose. Y como los nuestros vieron que se íban, apercibiéronse para que arremetiesen, y así arremetieron diez hombres que

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habían salido del batel con uno de los Indios, y asiéndole, apénas le podían tener; y entre tanto los demas arremetieron donde habían dexado los arcos y flechas, y volvieron con tanta presteza contra los nuestros flechándolos, que no se habían podido meter en el batel, (1) y al fin los nuestros se embarcaron con el preso, y cargaron con muchos flechazos sobre ellos y los hicieron echarse á la mar; y ayudándole á subir entró en el batel, y los naturales desta tierra disparaban muchas flechas, y con una hirieron por un ojo al Tenedor-de-bastimentos: y al embarcarse se cayeron dos arcabuces á la mar. Y trahendo al preso se volvieron á la Nao, y el preso aunque lo regalamos (que él recibía de buena gana) no se podía asegurar, ni quiso comer ese dia, ni noche. Es crecido de miembros.

Esta tierra es llana y sin monte: barrial

(1) Aquí se usa un tiempo por otro, pues segun el sentido debía decir que no se pudieron meter en el batel.

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mui poblado de esta gente, que (1) á lo que entónces vimos. Desde aquí hallamos la Gente Grande. Vieron los nuestros en tierra madrigueras de conejos como los de Castilla, y los naturales trahían unas mantas de pellejos de Vicuñas, que son de las del Pirú que se llama en lengua natural Neuxo, y calzados abarcas: y pareció aquí tierra de buen temple para poderse poblar. Es gente temida de la gente que está mas acia la Mar del Sur, y como gente valiente tiene la mejor tierra de la que hasta aquí vimos. Tiene el gesto y apariencia de la tierra del Colláo: parece mui buena para ganado, hai lomas, y entre ellas valles donde vimos muchos humos por estar allí la poblazon, y debe allí ser lo mas templado.

Miércoles de Ceniza 17. de Febrero embió Pedro Sarmiento á Hernando Alonso,

(1) Parece sobra este que, pues sinó se suprime no forma sentido la oracion que á lo que entónces vimos, en la qual si se conservase el primer que sería indispensable suponer algun segundo miembro, omitido por olvido de pluma del Escribano.

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Piloto, á descubrir si había abrigo detras de una Isleta que está en medio de la Bahía de la Gente-Grande, porque nos temimos del norte; y no hallando buen surgidero, se volvió á la Nao: y en comenzando la maréa á vaciar hicimos vela para proseguir nuestro viage, y miéntras duró esta maréa fuimos algo adelante, porque el viento era poco y calmaba muchas veces, y el que había era nornoroeste y norte y nos hacía ir bordeando: y en medio de la Canal nos calmó el viento, y comenzó la creciente, y fuenos forzoso ir el batel remolcando la Nao; pero como la corriente era grande y cabeza de aguas, no nos podíamos sustentar, y así descaímos buen pedazo de camino, y por no estar en parte que convenía, ni podíamos surgir, nos estuvimos ansí hasta que vino la maréa y un fresco del Noroeste: y siendo ya noche, nos fué forzoso ir á buscar fondo donde surgimos en quince brazas obra de una legua mas adelante de donde habíamos salido este dia por la mañana. Este dia no pudimos descubrir Canal clara, ántes parecía Ensenada cerrada á muchos

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del Navío, por lo qual hubo variedades: unos que habíamos de volver atras á otra Abra, otros que aquellas corrientes, siendo de la jusente (1), no podía ser que fuesen para Ancon ó Ensenada sin salida, y toda la noche estuvimos experimentando con la sonda si crecía la maréa ó menguaba, y hallóse que menguaba quando iba la corriente acia lo que nos

(1) Jusente. La maréa que baxa. Es voz tomada de la Portuguesa Jusante ó Juzante que significa lo mismo, y explica Bluteau en su Vocabulario en los términos siguientes: „JUZANTE, ou JUSANTE. Derivase de juso, ou yuso, palavra Castilhana antiquada, que val o mesmo que Abaixo; e assi no Bispado de Cuenca há duas povoaços a que os Castelhanos chamaõ, Valera de Suso, e Valera de Yuso, ou Juso: id est, Valera de riba, e Valera de abaixo. A Juzante: A maré que baixa, ou vaza. (Vide Vazante) Ancoras com cadeas de ferro taõ compridas que chegavaõ ao fundo dagoa, tres a montante, e tres a juzante. Damiaõ de Goes, 70. col. 3.“
Sarmiento, así como adopta la palabra Portuguesa Jusante, usa tambien en el discurso de este Derrotero pag. 256. la voz Montante, que en aquel idioma equivale á la maréa que sube: y aun hoi en dia se dice en la Costa de Cantabria Montante y Jusente por fluxo y refluxo, ó creciente y menguante. Como la Nacion Portuguesa emprendió tantas navegaciones nuevas, y llegó á ser no ménos experimentada que famosa en la Nautica, no es estraño haya dado tantos términos á la Marina Española.

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parecía ser Ensenada, lo qual nos dió esperanza que por allí había salida, porque realmente parecía cerrado todo; pero la experiencia del refluxo, y ver por cima de la tierra baxa otra cordillera mas alta que hacía como Valle entre una y otra, que íba de Lesnordeste-oessudueste, nos dió cudicia de rloi á ver por no dexar cosa sin tentar de que nos pudiésemos quexar ni arrepentir despues.

El juéves siguiente 18. de Febrero salió Pedro Sarmiento, y llevó consigo à Anton Páblos, Piloto-Mayor en el batel con ocho marineros Soldados, y fueron á la vela con la corriente la vuelta del Norte hasta un morro de barranca, barrial alto, como dos leguas y media del Navío, y tres y media de la Bahía, y llegados allí descubrimos la Canal que va al Lesnordeste. A este Morro y barranca nombró Pedro Sarmiento Cabo de San-Vicente, hasta el qual hace Ensenada la Bahía de la Gente Grande. Desde este Cabo de San-Vicente demora en la otra Costa de la tierra del Norte otro Morro y Cabo de barranca alta y barrial par-

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do una legua Noroeste-sueste, y toma de la quarta del Lesteoeste. Esta es la mayor angostura que hallamos desde que llegamos á la tierra baxa. Llamóse esta Punta Nuestra-Señora de Gracia. Aquí en estos dos Cabos se pueden hacer Fortalezas para defender esta entrada de ambas partes.

Desde este Cabo de San-Vicente pasamos con el batel adelante como una legua por la Costa, que se corre Lesnordeste-oessudueste que por toda ella hai playales de calláo. Aquí dexando guarda en el batel saltamos en tierra con nuestras armas: subimos á lo alto de la barranca; subimos hasta un morro de barranca la mas alta que allí hai donde muda derrota la Costa. Allí marcamos la Canal, Cabos, Puntas y Costa quanto pudimos juzgar con la vista y con dos agujas de marear; y así, marcaron Pedro Sarmiento y Anton Páblos lo que allí se vido. A este Morro y Barranca donde nos pusimos á marcar llamamos Barranca de San-Simon, y desde esta Barranca de San-Simon parece una Punta de barranca algo alta en la Costa de la otra parte de la tierra

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del Norte-nordeste-sudueste quarta de Nortesur quatro leguas. Llamóse ésta Punta de San Gregorio; y en la mesma Costa del Norte sale otra Punta delgada, que demora con la Barranca de San-Simon Nordeste-sudueste; toma de la quarta del Leste. A esta se llamó Nuestra Señora del Valle. Desde aquí vimos mui gran boca de mar la vuelta del Lesnordeste. Sobre la Costa de la tierra del Sur vimos una gran vista una tierra larga y delgada: y hecha esta demarcacion, y vista esta tierra, que es como dehesas de Castilla de unas matas de hierbas de buen color como tomillos salseros de Castilla, y con muchos agujeros y bocas como ratoneras; y esta tierra es de lomas. Y notado, nos volvimos al batel: y por ambas Costas nos hicieron los Naturales muchas y grandes ahumadas; y sin mas detenernos dimos vela en el batel, y con maréa creciente venimos al Navío, porque comenzaba á ventar norte. Y tomamos aquí el altura en cincuenta y tres grados y tres minutos. Este dia á las tres de la tarde la maréa estuvo estóa y sin correr al Estrecho ni á la Mar; y en co-

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menzando á menguar nos hicimos á la vela con la Nao por probar á desembocar la angostura del Cabo de Nuestra Señora de Gracia, y el viento comenzó á variar del Oeste al Noroeste, y las corrientes y reversas á impedirnos, de manera que ganábamos poco: é yendo por esta Bahía bordeando por salir della y meternos en la Canal, los remolinos y reversas que hace por cima destos placeles nos fueron grivando de manera que nos echaron sobre unos baxos, que aunqué reventaban los mares, creían ser remolinos de corrientes, porque había muchos, y por esto no se rezelaban; pero en llegándonos cerca echaron la sonda y halláronse en seis brazas, y volviéndola á lanzar otra vez dió en cinco, y luego en quatro y media, y cada vez que se echaba iba habiendo ménos fondo; y aunqué arribamos á la banda para salir dellos, calmó el viento de manera que la corriente nos iba echando sobre los baxos, que aunqué reventaban no parecían. Y viéndonos en tan gran peligro, encomendámonos á Nuestra Señora del Valle, y Pedro Sarmiento se ofre-

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ció de ser su Romero, y se sacó ofrenda para su santa Casa en Sevilla, suplicándole nos librase de aquel peligro: y súbitamente la Reina de los Angeles Madre de Dios y de misericordia nos embió un vientecico fresco, con que la Nao fué saliendo y cortando la corriente, aunqué fuimos prolongando las restingas destos baxos que tienen una legua, y prolongan Lesteoeste, tres leguas del Cabo de San-Vicente. La mitad dellos está Norte-sur del Cabo de San-Vicente, y el remate dellos del Leste demora Norte-sur quarta de Noroestesueste con el dicho Cabo de San-Vicente, y el otro remate destos baxos de parte del Oeste demora con el Cabo de San-Vicente Norte-sur quarta de Nordeste-sudueste. El que por aquí viniere tenga aviso que no se llegue á las Bahías de tierra baxa sinó con la sonda en la mano, porque como hai bonanza no revientan los placeles, que es todo aplacelado, y en muchas partes es tan alta y mas la mar que la tierra, que sinó es estando mui cerca de tierra no se ve, y piensa el que lo mira que es todo mar hasta que se halla zabordado. Ha-

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se de navegar con tiempo concertado y con maréa, y llevar las anclas prestas, que en toda esta tierra, desde el Rio de San-Juan-de-la-Posesion, en toda parte hallarán fondo, aunqué sea á media Canal, que la mayor hondura no sube de cincuenta brazas. No se lleguen mucho á tierra sin sondar por aquí, y el batel por delante.

Salidos que fuimos deste peligro de los baxos, fuimos con viento oeste fresco amurados destribor: (1) y porque la noche vino y la maréa comenzaba á estoar, surgimos à media Canal en quince brazas entre dos Islas pequeñas, que la una por la otra están Nordeste-sudueste una legua la una de la otra. A la del Sudueste llamamos la Madalena, y á la del Nordeste Santa-Marta. La Madalena es redonda; tendrá media legua de box, y Santa-Marta prolonga de Norueste-sueste media legua, y á la parte del Sueste tiene una Punta baxa con la mar que sale mucho como restinga.

(1) Destribor, Por de estribor.

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Entre estas dos Islas sale una punta de Tierra-firme de barranca algo alta que llamé Punta de San-Silvestre, entre la qual y las Islas hai gran Canal de mar. La Tierra-firme que está entre el Cabo de San Antonio de Padua y Punta de San-Silvestre, hace gran Ensenada de tierra baxa, y nombramos Ensenada de Santa-Catalina, y entre la Punta de San-Silvestre y la de Nuestra Señora de Gracia hace la Tierrafirme otra Ensenada mui grande la vuelta del Oessudueste. Llamámosla Bahía de San-Bartholomé: y en la boca desta Bahía hai un placel que revienta la mar en él. Guárdense dél. Despues que esta noche surgimos, en anocheciendo calmó el oeste, que había frescado, y toda la noche hizo calma.

Otro dia viérnes por la mañana diez y nueve de Febrero en comenzando la maréa nos hicimos á la vela con un vahage de viento Leste llevando el batel delante á la vela, y en él el Piloto Hernando Alonso con Marineros sondando; y siempre fuimos por veinte y cinco y treinta brazas, algunas veces poco mas, y otras algo ménos: y á las nueve del

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dia, llegando cerca de la angostura, nos calmó el viento, y llamamos al batel para que remolcase la Nao, y así la llevó buen rato hasta entrar por la angostura, por que aquí son los peligros grandes por las corrientes quando calma el viento. E yendo por el embocamiento, comenzó á frescar el Leste, y dexamos el remolque: y porque la maréa acababa de vaciar nos arrimamos acia la costa de la tierra del Norte sobre un Ancon que hace á aquella parte, que nombró Sarmiento Ancon de Sancta-Susana; y allí surgimos en ocho brazas de baxa mar, buen fondo, media legua de tierra. Toda la Canal de esta angostura tiene fondo de treinta y quarenta brazas. Es piedra, aunqué las Costas y barrancas y las playas, callao. Con la maréa de montante (1) frescó el viento Leste templado y caliente, y con él llovió poco. Este viento vienta pocas veces. En la otra Costa del Mar del Sur por donde anduvimos desde que entramos en la

(1) Véase la Nota de la pag. 248. sobre la palabra Jusente.

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Bahía de la Trenidad, lo que hace el norte es ser caliente y humido, y llueve con él. Eso hace aquí el Leste, aunqué allí siempre fué tormentoso, y aquí estotro bonancible.

Desde la Barranca de San-Simon arriba, nombrada en la Tierra del Sur, vuelve la Costa al Leste quarta al Sueste. Está una Punta baxa y delgada, que llamamos Punta de San-Isidro.

La Punta de Nuestra Señora de Gracia con la Punta de San-Gregorio demoran la una por la otra Lesnordeste-oessudueste.

Sábado veinte del mes de Febrero nos levamos por llegarnos mas en tierra de la banda del Norte, porque aquí estábamos en medio de la fuerza de las corrientes de las maréas; y dende á una hora surgimos en ocho brazas como una legua al Oeste de la Punta de San-Gregorio; y creyendo que estábamos bien surtos estábamos alegres, y en un instante que se echó la sonda nos hallamos en tres brazas de agua, y la maréa iba menguando, que nos dió pena; pero con la buena di-

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ligencia (1) Pilotos y Marineros y Soldados se echó una toa acia la Canal, por la qual nos fuimos halando hasta que nos pusimos en quince brazas, y allí dimos fondo á dos anclas, y allí nos pareció que estábamos seguros, aunqué peligrosa por las corrientes.

Y por esta causa, por huir del ímpetu y furia de las corrientes del medio desta Canal, Pedro Sarmiento fué en el Batel á descubrir si había Puerto detras de la Punta de San-Gregorio, y llevó consigo al Padre Vicario y á Hernando Alonso y siete Soldados arcabuceros y ocho hombres de mar, buenos hombres de mar y tierra. Fueron á tierra y saltaron en ella; y puestos en órden fueron por lo alto de la barranca hasta lo mas alto de la Punta donde se descubrió la mar de la otra mar detras de la Punta de San Gregorio: y Pedro Sarmiento marcó la Tierra, Puntas y Bahías, que desde allí parecían de la manera que abaxo se dirá: y en lo mas alto pusimos

(1) Debe suplirse aquí la preposicion de.

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una cruz pequeña, porque no hubo madera para mas, por ser tierra pelada y sin selvas ni arboleda; y Sarmiento tomó (1) la Posesion por V. M. de toda aquella Tierra, y ratificó las Posesiones.

Este Cabo de San-Gregorio es poblado de Naturales; y porque vimos que comenzaba á entrar viento fresco poniente, que suele ser furioso, no se quiso detener Sarmiento mas, sinó volverse al Navío, porque no corriese riesgo: y quando nos volvimos vimos una loma larga que corre Norueste-sueste, entre la qual y esta Punta de San-Gregorio hai unas llanadas baxas y llanas como valles y á manera de sementeras, unas verdes y otras agostadas, y una Laguna de agua dulce, por donde, y por la apariencia de la tierra, entendimos no haber por aquí Rios, sinó Lagunas y manantiales de que beben estos Naturales. Esto pudimos juzgar, porque pisando la tierra podrá ser hallarse aguas corrientes.

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(1) Aquí debe decir tomó.

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Embarcados en el batel, fuimos al Navío sondando: y sea aviso que toda la Bahía que está como dixe desde la Bahía de San-Gregorio, y Punta de Nuestra-Señora-de-Gracia para tierra, es placel de dos hasta quatro brazas. No se arrime á esta Costa el Navío que por aquí embocare, porque correrá riesgo; ántes surja á media Canal, ó á lo ménos no surja de doce brazas abaxo, porque en siendo en ocho, á un cumplidor de dos bateles dará en tres y en ménos, y de baxa mar quedará en seco. Y apénas hubimos llegado al Navío con el batel quando se levantó un viento oeste furioso, y como la maréa crecía contra el viento había mucha mar, y como teníamos experiencia de la furia de este viento, deseábamos levarnos y no podíamos, por que (1) la furia de la corriente y viento que trahía el Navío dando guiñadas de una parte á otra: y por esto esperamos á que la corriente fuese estoando, y en comenzando á ser ménos, vi-

(1) Este que sobra.

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ramos al cabrestante las amarras, y virábase con tanta facilidad, que todos creían que habían reventado las amarras y perdido las anclas, que nos fué causa de grandísima pena y temor de peligrar; pero perseverando con buen ánimo unos á una labor y otros á otra, y Pedro Sarmiento marcando la tierra para ver si íbamos á fuera ó á dentro, conoció estar sobre las anclas, y mirando las amarras conoció quel Navío hacía por ellas, y que la corriente que daba en la popa al Navío le hacía virar el cabrestante tan facilmente, y estar los cables en banda: y diciéndolo á voces altas, la gente se consoló y animó mucho sabiendo que estábamos amarrados; y al fin, aunqué con mucho trabajo de brazos, con grandes golpes de mar, que nos hizo quitar el masteléo de gabia, fué Dios servido que zarpásemos las anclas sin reventar los cables; y al virar, con las corrientes se atravesó el Navío, y lo llevaba sobre los baxos, hasta que un papo de vela tomó viento y encaminó: y así con poca vela fuimos á descubrir la Punta de San-Gregorio, detras de la

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qual descubrimos una buena Bahía, la qual habíamos visto quando venimos á descubrir por tierra, como arriba se dixo; é yendo á orza nos fuimos metiendo en la Bahía ó Ensenada, hasta que cerramos la Punta y Cabo de San-Vicente con la de San-Gregorio, y dimos fondo en veinte brazas, cascajal y calláo menudos.

El domingo veinte y uno de Febrero amaneció claro y bonancible; mas en apuntan do el Sol á salir comenzó el viento Leste á ventar, y miéntras mas el Sol fué subiendo, tanto mas el viento fué tomando fuerza. Y luego por la mañana parecieron Naturales sobre la Costa, y nos dieron voces é hicieron fuegos. Respondímosles con bandera blanca en señal de paz; y estando apercebido Pedro Sarmiento para ir en tierra á dalles algunas cosas y hablalles, creció tanto el viento que no convino ir en tierra entónces. Este dia tomamos todos tres el altura en cincuenta y tres grados, en los quales está esta Bahía y Punta de San-Gregorio. Desde el Cabo de S.-Gregorio se ve otro Cabo la vuelta del Nordeste quarta al

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Leste, cinco leguas, que es la que arriba se nombró Nuestra-Señora-del-Valle en la Costa del Norte; y entre una Punta y otra se hace una grande Ensenada en arco, que se nombró Ensenada de las Once-mil-Vírgenes. Y desde la Punta de San Gregorio parece otra Punta en la otra Costa del Sur, que llamamos Punta de San-Isidro, Noroeste-sueste (toma de la quarta del Sur) quatro leguas. Hoi hasta mediodía hizo frio miéntras el Cielo estaba sereno y claro, y de mediodía adelante se turbó el Cielo y hizo ménos frio. En esta Ensenada no corren tanto las aguas de creciente, ni menguante. Así como sigue esta Ensenada de punta á punta, y aun desde la Punta de Nuestra-Señora-de-Gracia hasta el Cabo, ó Punta de Nuestra-Señora-del-Valle, una legua la tierra adentro se tiende una Cordillera como loma, no mui alta, ni tampoco mui baxa, igual, pelada, que tendrá mas de ocho leguas, y va adelgazando y aguzando sobre la Punta de Nuestra-Señora-del-Valle, que hace esta figura.

[Veáse en las Láminas la Fig. Num. 8.]

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Este mesmo dia domingo ya tarde abonanzó algo el viento y se asentó la mar, y luego parecieron otra vez Naturales en tierra dando voces y capeando; y por ver que querían, y saber algo de aquella tierra, Pedro Sarmiento fué en el batel y otros diez y ocho hombres. Y llegados á tierra, se mostraron solos quatro Indios con arcos y flechas en las manos, y hechas señas de paz, alzando las manos, y dicíendo AXIJTOTE, que quiere decir Hermanos, saltamos en tierra; y los Naturales tomaron un alto, y por señas entendimos que decían embiásemos uno, y así se embió uno solo sin armas, con algunos dones de cuentas cristalinas y cascaveles y peines, y les dió; y luego dixeron que aquel se baxase, y así lo hizo, y subió otra vez el Alférez solo, y con él les embió el General mas dádivas, y lo recibieron; y con todo no se quisieron asegurar. Y visto esto, Pedro Sarmiento mandó al Alférez que se baxase, y así lo hizo. Y como ni por dádivas, ni halagos los Indios no se querían asegurar, determinó Sarmiento dexallos y subir á lo alto de la

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barranca por diferente parte de donde estaban los Indios, por no escandalizallos, para solo explorar la loma y llanos y canales: y puesta la gente en órden subió la barranca por una ladera arriba, y ántes que llegásemos á la cumbre de la barranca vinieron los quatro flecheros, y sin dalles ocasion alguna, y habiendo recibido los dones, comenzaron á despender muchos flechazos en el General, que iba adelante, y en el Piloto-Mayor y Alférez, que iban á su lado, y diéronles á cada cinco ó seis flechazos fuertemente dados y con gran presteza; y al General dieron una en la frente entre los ojos que fué á soslayo, y le hizo poca sangre, y otra en el lado derecho, que le defendió una cuera de anta, y las demas en la rodela; y al Alférez le pasaron la ropa y capelete, y le metieron otras en la rodela, y al Piloto le dieron por el cuerpo y brazos y rodela, y fué herido un Soldado en el ojo. Nombrábase el Soldado Pedro de Aranda, el qual como fué herido, dixo: muerto me han; y el Alférez como lo oyó dixo que se volviesen abaxo; y el General de tropel, diciendo:

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adelante, arremetió á los quatro Indios, los quales huyeron con tanta velocidad que por presto que fuimos en lo alto, que estaba mui cerca, ya los Indios parecían tan léxos que ningun arcabuz los alcanzara: y puesta la gente en órden seguimos la loma adelante por la tierra adentro por ver la tierra y su dispusicion. Descubrimos unos grandes llanos entre dos lomas mui apacibles á la vista y de mui linda verdura como sementeras, donde vimos mucha quantidad de vultos como Casas, que creímos ser Casas y Pueblos de aquella gente. No llegamos allá por quedar el Navío en condicion, por quedar con poca gente y ser menester mucha para valer un Navío quando viene la furia de la tempestad, que aquí siempre se ha de esperar, aunqué esta es tierra mas templada que las demas pasadas: y con ver esto, nos volvimos por esta causa, y á la vuelta hallamos dos capas de pellejos de ovejas, con su lana, como las de la tierra del Pirú, y unas abarcas, que como se les dió priesa y huyeron desatinados, no tuvieron lugar de podellas llevar, y nos volvimos al Navío, y

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el herido fue curado. Esta noche hizo á ratos bonanza, y de quando en quando viento fresco.

Lúnes 22. de Hebrero al amanecer comenzó á ventar nornordeste con mucha fuerza, y dende á poco saltó al norte, y luego al noroeste, que ventó bramando hasta las once del dia. A esta hora saltó al oeste, y luego al sudueste, y dende á poco abonanzó algo: por lo qual nos levamos de allí á la una del dia prosiguiendo nuestro Descubrimiento; y porque el oeste venía cargando, y para correr á popa no teníamos lugar, por estar cercados de tierra, y no teníamos certidumbre de la derrota que corría la Canal para osar arrojarnos á lo de adelante, y porque es necesario aquí surgir cada noche temprano, atravesamos á la otra Costa de la tierra del Sur cinco leguas á una Ensenada Nornoroeste-susueste con la Punta de S.-Gregorio; y llegando temprano surgimos detras de una Punta que ántes se dixo, nombrada Santisidro, en una Ensenadilla de tierra mui baxa de playales de arena en diez brazas, un quarto de legua de tierra: y en acabando de dar fon-

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do se tornó á lanzar la sonda, y ya estábamos en siete brazas, y el agua vaciaba y no sabíamos lo que allí descarna la mar, y nos temimos de lo que es ordinario, que en tierra baxa ordinariamente descarna mucho y desplaya el mar en las menguantes: por lo qual, temiendo quedar en seco, nos levamos; y rehusando el Navío para fuera con el viento sudueste que venía de sobretierra, volvimos á surgir en quince brazas, y luego cargó el viento mucho y garraba la áncora por ser el fondo acantilado, y volvimos á coger el áncora, y surgimos tercera vez en nueve brazas de fondo parejo arena; y de baxa-mar venimos á estar en seis brazas. Esta noche abonanzó algo, aunqué de rato en rato ventaba mucho el sudueste y oessudueste con algun frio, porque estos vientos son aquí los mas frios; pero esta Region es mas templada, y hace mejor tiempo que en las pasadas, y bien se echa de ver, pues sufre tanta poblacion de gente mui bien dispuesta, y ganado manso y bravo y caza; y segun Felipe el Indio grande dice hai algodon, que es la mayor prueba de tierra templada, y canela, á que llaman CABCA.

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Aquí el Cielo es mui sereno y las estrellas se muestran mui claras, y se dexan bien juzgar, marcar, arrumbar. Aquí es cosa mui provechosa el Crucero que está treinta grados sobre el Polo-Antártico, del qual nos aprovechamos para tomar las alturas del Polo, como se hace de la Estrella Norte al Septentrion, aunqué con diferente cuenta: y porque este Crucero no sirve para todo el año sinó solamente ciertos meses dél; trabajó mucho Pedro Sarmiento de buscar otra Estrella Polar, mas propinqua al Polo, de mas breve cuenta, y mas general y perpetua. Y como la diligencia hace que la investigacion sea fructuosa, fué Dios servido que la descubriese y verificase; y así en muchas noches claras, con muchas experiencias, ajustó las Estrellas del Crucero y sus Guardas, y de otros dos Cruceros y de dos Polares de mui poca circunferencia, con el favor de Dios, que serán de grande utilidad á los Navegantes curiosos que se quisiesen valer y aprovechar de ellas; y serles ha forzoso el tiempo que no pudieren aprovecharse del Crucero, que es la mayor parte del año.

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Desta observacion que á gloria y honra de Dios se hizo, y otras deste género para ciertas verificaciones de alturas de Latitud y Longitud, se dirá adelante parte, y lo demas en otra parte que será su propio lugar, que agora no parece buen proceso mezclar Astrologías con Itinerario y Derrotero.

'Aquí se han de hacer las Fortalezas.

Mártes veinte y tres de Febrero, en saliendo el Sol comenzó á ventar el oeste furioso y mui frio; y como esta tierra es baxa no nos reparaba ni abrigaba nada, y por que no reventase este cable solo bueno que teníamos; aunqué hecho por muchas partes pedazos, (pero era todo nuestro socorro y salvacion despues de Dios,) á los Pilotos Mayor, y Hernando Alonso les pareció bien que nos hiciésemos á la vela por poder correr todo el dia con maréa y contra ella, y así nos levamos y fuimos siguiendo nuestro Estrecho, dexando á la mano derecha una Ensenada que entra por la tierra del Sur mas de seis leguas. Nombróse Ensenada de S. Felipe adelante de la Punta de Santisidro, y fuimos corriendo la vuelta del Nornordeste, atravesando la Canal así,

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por descubrir una angostura que adelante parecía: é yendo al Nornordeste fuimos entrando en una Ensenada en la Costa del Norte, que fué nombrada Ensenada-de-Santiago, que está Norte-sur con la de San-Felipe: y estando tan adelante que descubríamos la angostura, íbamos sondando por veinte brazas. De repente dimos en ocho brazas; y apénas se hubo sacado la sonda del agua y vuéltola á echar con grandísima presteza, quando nos hallamos en ménos de tres brazas; y un Marinero que iba en el batel que llevábamos por popa, entendiendo que la Nao había tocado (segun él dixo)metió en el agua un palo de dos brazas y media de largo, y sin acaballo de lanzar todo llegó al fondo con las dos brazas, y este Navío demanda las tres brazas de agua, ó mui poco ménos. Estábamos todos en confusion mortal, como suelen estar los que esperan ser ahogados y perdidos en tierras ó mares donde no hai otro remedio sinó del Cielo: y acordándonos de éste, encomendámonos á Nuestra Señora la Madre de Dios de Esperanza, nuestra Abogada, cuyo nombre esta Nao tiene,

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y milagrosamente nos libró su precioso Hijo por su intercesion. Infinitas gracias le doi á mi Dios y Señor y á su preciosísima Madre la Vírgen María que tantas mercedes nos ha hecho en este Descubrimiento, librándonos por momentos de la muerte y de otros infinitos peligros! Y luego dió la Nao en ocho y diez y mas brazas, y el viento oeste vino cargando furiosamente, y con un papo de vela del trinquete embocamos por el angostura que tiene de ancho ménos de media legua, barranca por la una parte y por la otra, y de largo tres leguas. Córrese Les-nordesteoessudueste. Aquí corre mucho el agua y hai mas de cincuenta brazas de fondo arena y calláo, y por la barranca de la tierra del Norte hace Playa de calláo. Esta estrechura fue nombrada por Pedro Sarmiento Angostura de Nuestra-Señora-de-Esperanza, á quien nos encomendamos en el peligro. A la boca y al cabo destas tres leguas en la Costa de la Tierra del Norte hace una Punta delgada, que se nombró Punta-Delgada, y al sueste echa una restinga de herbazal, baxío, larga á la punta

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que está en la entrada de la Angostura de Nuestra-Señora-de-Esperanza á la banda del Norte. Nombróse Barranca, y á la otra que está enfrente de ella al Sur media legua escasa de travesía fué nombrada Punta-Baxa. De esta Punta-Baxa sigue la costa por esta parte del Sur derecha al Leste quarta al Nordeste cinco leguas y media hasta una Punta mui baxa, que llamé Punta-Anegada. Esta Punta-Anegada con la Punta-Delgada demoran la una por la otra Nordeste-sudueste quarta de Leste-oeste tres leguas. Al Norte desta Punta-Anegada, juncto á ella, está un baxío de hierbas que sale á la mar mas de un tiro de arcabuz de largo (prolonga Norte-sur.) En llegando á la Punta-Delgada donde ya la Angostura tiene mas de una legua de ancho, cargó tanto el tiempo del Oeste, que procurábamos abrigarnos, así por el peligro de la Nao, como por no perder el batel y un Marinero que iba en él gobernándole con mucho peligro. Y así como pasamos de la Puncta-Delgada, descubrimos una gran Ensenada á la parte del Norte, quo llamé Nuestra-Señora-del-Remedio; y quirien-

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do entrar en ella vimos un Isléo y una restinga de baxos, y herbazales muchos; por lo qual no osamos llegarnos á ella, y pasamos de largo hasta otra Punta que está Lesnordeste-oessudueste con la Punta-Baxa diez leguas. Llamó el Capitan á esta Punta Punta de Consolacion, y todo lo que hai entre una Punta y otra es Bahía y Ensenada en arco, y por cima della va una Loma baxa. Y ántes de llegar á la Punta de la Consolacion, yendo por veinte brazas, dimos en quatro brazas, media legua de tierra, que tambien nos vimos en harta fatiga, y tambien la Madre de Dios nos consoló con sacarnos della: y por esto llamé á esta Punta de la Consolacion. Esta Punta de la Consolacion demora con la Punta-Anegada Nornordeste-susudueste tres leguas de Canal en medio. Quando llegamos á esta Punta de la Consolacion tomamos el altura en cincuenta y dos grados y medio largos. Desde esta Puncta de la Consolacion descubrimos otra Punta baxa en la Costa del Norte que demora al Leste quarta al Nordeste quatro leguas. Llamé á esta Punta el Cabo de la Vírgen-María;

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y en medio de este Cabo y el de Consolacion hace la tierra Costa derecha algo cercada de barranca alta; y desde la Punta-Anegada es Costa la Costa del Sur, y va la vuelta del Sur, y hace una gran Ensenada, que se estiende y ensancha por aquí la Boca del Estrecho mas de diez leguas, y todo lo que pudimos determinar fue una tierra Norte-sur, con el Cabo de la Vírgen-María diez leguas, Llamé al Cabo de aquella tierra Cabo del Nombre de Jesus, y á la Ensenada que hace entre este Cabo y la Punta-Anegada llamamos Ensenada de Lomas, porque por toda esta Ensenada prolonga una loma, tierra mas alta que la de la banda del Norte; y porque no víamos tierra adelante la vuelta del Leste, y nos temímos que podríamos topar en alguna tierra baxa, como cada rato la topábamos, y sin vella nos hallabamos en muchos peligros: por lo qual el Piloto-Mayor mandó tomar los penoles del trinquete, y amainado con solo un papo de vela, fuimos, para solo gobernar, navegando, por andar poco, sinó solo parte de aquello que veíamos y se había determinado desde los topes de los

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másteles. A prima noche fué Dios servido que abonanzó el viento y mar. Metimos el batel y Marinero en la Nao de noche con el favor de la Madre de Dios, y como á las nueve de la noche comenzamos á gobernar al Lesnordeste, y íbamos por veinte y veinte y dos brazas; y al cabo de una, ó dos horas dimos en siete brazas y media, tres leguas del Cabo de la Vírgen-María, teniéndolo al Nordeste: y amuramos de la banda de la diestra, y fueron á orza la vuelta del Sur y del Susudueste buscando mas fondo, y fué creciendo el fondo hasta quarenta brazas y mas, y de allí volvieron á gobernar al Sueste, y luego tornamos á dar en trece brazas, y volvimos al Susueste y al Sur, y llegamos á veinte y dos brazas; y así fuimos con grandísima zozobra toda la noche. Los Pilotos Anton Páblos y Hernando Alonso en toda la noche no hicieron sinó sondar, que quando amaneció tenían las manos pasmadas ellos y los Marineros que los ayudaban, de echar y halar la sonda del agua y frio. Toda esta noche hubo bonanza de mar, y viento oeste y oessudueste.

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Miércoles veinte y quatro de Febrero amaneció claro; pero luego anubló el cielo. Este dia salimos y desembocamos del Estrecho de la Madre de Dios. Desde aquí se había de volver la Nao Almiranta, sinó se hubiera apartado ántes, porque hasta aquí no se cumplía con lo que la Instruccion del Virréi manda; y demas de ir contra el servicio de Dios y de V. M. y contra su pleito menage y mil otros Juramentos, Ordenes y Instrucciones, usó de poca amistad, y ménos caridad con sus Compañeros, y hizo gran mal, y pudiera ser mayor: y dexóse de hacer mucho que se pudiera hacer si la Almiranta viniera con la Capitana. Lo primero, si vinieran ambas Naos no venían á tanto peligro si acaso topáramos al enemigo, y si alguna peligrara en los peligros que tuvimos, pudiérase salvar y recoger la gente á la otra Nao; y quando salíamos en tierra fuera mas copia de gente, y quedara en los Navíos la necesaria para los guardar de enemigos y tormentas, y pudiéramos saber mas secretos de la Tierra. Menester es que en tales cosas no se pase por

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ellas, porque se escusen semejantes deservicios de que suelen resultar grandes daños y pérdidas.

Tiene el Estrecho de la Madre de Dios desde el Cabo del Espíritu-Sancto hasta el de la Vírgen-María ciento y diez leguas del Mar del Sur al Mar del Norte, y las cosas que se han de advertir mas substanciales para el intento que el Virréi pretendió, y para lo que conviene de principal intento, adelante se dirá.

Este miércoles que salimos del Estrecho ventó el Norte mucho, y con él fuimos al Leste una hora, y á este tiempo estábamos seis leguas del Cabo de la Vírgen-María, y nos demoraba el Cabo al Noroeste. Aquí tomamos fondo en doce brazas de arena: y para mejor salir destos placeles largaron los penoles, é izaron el trinquete, y fuimos al Leste quarta al Nordeste dos leguas. Aquí sondamos en trece brazas, estando Lesueste-oesnoroeste con el Cabo ocho leguas; y arribando al Lesueste, media legua sondaron en quatro brazas; y volviendo al Leste, guiñando sobre la quarta del Nordeste como media le-

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gua, sondaron en quarenta y nueve brazas, y dende este parage gobernamos al Lesnordeste una hora una legua. Aquí sondó el Piloto-Mayor en sesenta brazas. Todos estos fondos son de arena parda menuda.

El que por aquí viniere tenga mucho aviso de traher la sonda en la mano, porque es mui peligrosa navegacion, porque hai muchos baxos y bancos debaxo del agua, y todo se escusara si los que por aquí ántes pasaron hubieran sido diligentes en hacer Derroteros y avisar con buenas figuras é descripciones ciertas, porque las que hicieron, que hasta agora hai y andan vulgarmente, son perjudiciales, dañosas, que harán peligrar á mil Armadas si se rigen por ellas, y harán desconfiar á los mui animosos y constantes Descubridores, no procurando hacer otra diligencia. Dios Nuestro-Señor sea loado y su bendita Madre Sancta María que nos guió y encaminó y dió sufrimiento para ir adelante sin rendir el ánimo al Demonio y á sus lazos, que hartos procuró tender, porque este Viage no hubiese buen fin. Confío en la Divi-

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na Magestad que ha de resultar en gran servicio suyo, plantando en estas tierras su Santa Iglesia Católica para que estos Naturales y ciegos Gentiles sean instruidos en la Sancta Fe Católica de Nuestro Señor Jesu-Christo, y sus ánimas se salven.

El que hubiere de entrar en este Estrecho de la Madre de Dios por la Boca de la Mar del Norte no se llegue mucho al Cabo de la Vírgen-María, porque es baxío dos leguas desviado del Cabo. De veinte brazas para el Sur va la Canal por cincuenta y quarenta brazas. Procuren con mucho aviso dalle resguardo y no se arrime á la tierra de man derecha de la banda del Norte sinó la sonda en la mano y con mucho tiento.

Estando ya de mar en fuera en sesenta brazas de fondo Lesteoeste con el Cabo de la Vírgen-María como nueve leguas del Cabo, el qual es tierra baxa de una barranca parda á la mar, y por la tierra adentro parece la loma que arriba dixe que venía sobre la Punta de Nuestra-Señora-del-Valle, en el nombre de la Sanctísima Trenidad comenzamos á gober-

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nar al Nordeste quarta al Leste con viento noroeste fresco con el trinquete baxo, porque el tiempo era pesado, y llevaba el Navío dos cinturas á los másteles, y xaretas falsas á las xarcias, y la entena mayor prolongada de popa á proa y sin gabias ni masteléos por los grandes balances que daba el Navío con la mucha mar que había: y habiendo andado por este rumbo una legua se sondó en cincuenta y tres brazas, arena, y siguiendo el mesmo rumbo, dende á media hora escasa, medida por ampolleta de arena, volvimos á sondar en setenta brazas, arena roxa. Y siguiendo la derrota, dende á dos horas, que habríamos andado dos leguas, se tomó fondo sesenta y tres brazas, arena roxa; dende á tres horas, por la mesma derrota, tres leguas, se sondó en setenta brazas, arena menuda, y toda la noche fuimos con trinquete y mesana con oeste bonancible, y toda la noche al Noroeste (1) quarta al Leste: y al amanecer se sondó en setenta y cinco brazas de fondo arena. De

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(1) Aquí debe decir Nordeste.

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manera que dende el miércoles por la mañana hasta el juéves á las siete de la mañana anduvimos por el Nordeste quarta al Leste quince leguas por el arbitrio. Desde el juéves veinte y cinco de Hebrero por la mañana se gobernó al Noroeste, y á mediodía se tomó el altura en cincuenta y un grados y un tercio. Por aquí vimos algunas Ballenas grandes. Desde el juéves al viérnes veinte y seis de Febrero por la mañana fuimos al Nordeste, y á mediodía tomamos la altura en cincuenta grados y treinta y siete minutos, 30. leguas. Desde la Boca del Estrecho aquí hai quarenta y seis leguas. Juéves y viérnes hasta esta hora hizo buen tiempo y temple, sin frio ni calor notable, viento y mar bonanza.

Desde el viérnes á mediodía fuimos á popa y al paxaril con todas velas quatro horas al Nordeste y al Nordeste quarta al Leste dos horas, dos leguas, y al Leste quarta al Nordeste quatro leguas; y dende á dos horas de noche ventó sudueste y susudueste, y fuimos al Nordeste quarta al Norte hasta sábado veinte y siete de Febrero á mediodía que toma-

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mos el Sol en quarenta y nueve grados, tres minutos, que son todas treinta y una leguas por el Nordeste quarta al Leste.

Desde sábado á mediodía 27. del mes hasta domingo á mediodía 28. del mes, con viento Sudueste al Nordeste diez y ocho horas, y seis horas al Leste quarta al Nordeste. Sale todo el camino al Nordeste quarta al Leste treinta y quatro leguas. Tomóse este dia el altura en quarenta y ocho grados.

60.

Desde el domingo 28. de este mes con viento nornordeste fuimos al Leste tres horas tres leguas, y á las tres de la tarde viramos de la vuelta y fuimos al Noroeste seis horas seis leguas, y á esta hora íbamos al Noroeste quarta al Oeste, y el viento era fresco y metía gran mar y sospechábase que las aguas nos habrían echado sobre tierra; por lo qual los Pilotos mandaron tomar las velas, y nos pusimos mar al traves. Y el lúnes siguiente como á las diez del dia dieron el trinquete y mesana y fuimos al (1) con rucío y blandura,

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(1) Parece debe suplirse aquí Oesnoroeste.

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por que en esta region austral estos dos vientos norte y noroeste son húmidos y turbiosos, no frios. Fuimos por este rumbo seis horas seis leguas. A esta hora cargó el viento con mucha furia, y levantó gran mar y tormenta, y tomóse la vela-mayor y mesana, y sacóse la vela del trinquete, y amainóse baxo á dos puños, y había tanta mar, que eran quatro hombres al timon, dos arriba y dos abaxo, y no se podían valer, y toda la noche estuvimos en oracion y plegarias, y los Pilotos ambos al timon, mandando y trabajando grandemente. Eran grandes los golpes de mar que entraban en el Navío. Fuimos por este rumbo hasta mártes primero de Marzo hasta las dos de la tarde que anduvimos treinta leguas. Desde esta hora fuimos al Nordeste quarta al Leste con el mesmo viento y tormenta hasta miércoles dos de Marzo, y este dia tomamos el altura en quarenta y cinco grados y dos tercios, y Anton Páblos en quarenta y cinco y un sexmo, de manera que anduvimos desde domingo hasta este punto sesenta leguas de altura.

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36.

Desde el miércoles al juéves al Nordeste con el mesmo tiempo y mar hasta juéves á mediodía, que tomamos el altura, Pedro Sarmiento en quarenta y quatro grados y seis minutos, Anton Páblos y Hernando Alonso en quarenta y tres y cincuenta minutos, anduvimos treinta y seis leguas. Este dia izaron una vara mas del trinquete, porque abonanzó la mar tanto quanto, pero siempre llevábamos fortuna.

Desde el juéves á mediodía comenzó á cargar mucho mas el viento sudueste y levantar la mar mucho mas que hasta allí. La tarde hizo asperísima de turbiones con aguacerillos de agua y nieve. Estos trahían delante mucha furia, y en pasando dexaban alguna bonanza, y luego volvía el viento con la violencia que ántes: tanto fué que nos hizo amainar el trinquete sobre la cubierta, y desta manera fuimos toda la noche con mucha tormenta y turbiones de viento y agua-nieve hasta otro dia por la mañana 5 y á esta hora cargó mas la tormenta, y por esto el Piloto-Mayor sacó el papahigo del trinquete, y me-

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tió otro menor cinco paños, y de ménos decaída para correr con él mas seguramente. Desta manera y con este tiempo fuimos hasta viérnes á mediodía al Nordeste guiñando sobre la quarta del Leste: y este dia á mediodía tomamos el altura Pedro Sarmiento y Hernando Alonso en quarenta y tres grados y veinte y dos minutos, y Anton Páblos en quarenta y dos grados, cincuenta y dos minutos. Eché la derrota entre el Nordeste y la quarta del Leste. Suman diez y ocho leguas.

Desde el viérnes á mediodía abonanzó el Sudueste y la mar algo, y diose la vela de gabia en el mástel-mayor, y á dos horas de noche sacaron la vela de gabia y dieron la mayor, y fuimos toda la noche al Nordeste guiñando sobre la quarta del Leste; y el sábado al amanecer ventó noroeste furioso, que nos hizo preparar para tormenta, y luego nos hizo tomar la mayor, y quedamos con el papahigo del trinquete de correr. Anduvimos desde viérnes hasta sábado cinco del mes treinta leguas por fantasía.

41.

40. 34.

54.

Desdel sábado al domingo 6. del mes fui-

[page] 287

mos con esta tormenta al Noroeste y Oesnoroeste hasta las cinco de la tarde. A esta hora abonanzó y alargó el viento al Sudueste, y esta noche dimos la vela-mayor y fuimos al Nordeste hasta el domingo á mediodía que tomamos el Sol en quarenta y un grados largos, y Anton Páblos en quarenta grados y treinta y quatro minutos. Anduve por mi punto desde el viérnes á mediodía hasta este punto cincuenta y quatro leguas.

39. 46.

39. 48.

Desde el domingo á mediodía hizo calma y calor, y á puesta de Sol ventó nordeste y nornordeste, y fuimos toda la noche al Noroeste quarta al Norte ocho leguas: y desde quel Sol salió el lúnes hasta las once del dia siete de Marzo, al Noroeste quatro leguas. Desde esta hora fuimos al Noroeste quarta al Oeste una hora una legua. Hizo este dia mui cerrado de neblina, y todo el dia cayó rucío de la niebla, por lo qual no se pudo tomar el Sol. Desde la una del dia ventó norte, y fuimos al Oesnoroeste hasta una hora de noche seis horas seis leguas. A esta hora rindió el viento al Noroeste, y fui-

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mos al Nordeste quarta al Norte hasta media noche cinco horas cinco leguas. Desde la tercera guardia gobernamos al Nordeste franco hasta mártes á mediodía ocho de Marzo que tomamos el Sol en treinta y nueve grados y quarenta y seis minutos Sarmiento y Anton Páblos; Hernando Alonso en 39. 48.

38. ½

38.

38. ½

Desde mártes á mediodía hasta miércoles á mediodía nueve del mes gobernamos al Nordeste con viento sur fresco. Tomamos la altura Pedro Sarmiento en treinta y ocho grados y medio, Anton Páblos en treinta y ocho grados, y Hernando Alonso en treinta y ocho y un quinto. Este dia hizo claro, y la noche serena. Son leguas las que anduvimos treinta y quatro por altura.

34.

37.

32.

Desde miércoles á mediodía navegamos hasta las seis de la tarde á popa con sur al Nordeste. A esta hora saltó el viento al Noroeste y Nornoroeste fresco, y fuimos al Nordeste hasta juéves diez de Marzo. Tomamos el Sol en treinta y siete grados, que son treinta y dos leguas; hizo claro y calor, por quel viento fué caluroso.

[page] 289

35. 36.

36.

31.

Desde juéves á mediodía hasta viérnes á mediodía once de Marzo fuimos amurados de babor con el mesmo viento noroeste al Nordeste seis horas ocho leguas de fantasía, por quel viento era fresco; y toda la noche al Nornordeste y al Nordeste quarta al Norte mas de ocho horas diez leguas: y hasta mediodía el viérnes al Nordeste. A esta hora tomamos la altura el Capitan y Hernando Alonso en treinta y cinco grados y treinta y seis minutos, y Anton Páblos en treinta y seis grados largos. Son leguas de altura 31.

35. ½

12.

Desde el viérnes á mediodía fuimos con bonanza del viento noroeste la vuelta del Nordeste hasta las tres de la tarde. A esta hora vino un aguacerillo del Sudueste que nos dexó el viento á popa bonancible mui poco, y fué calmando, y fuese luego al Sur calma. Fuimos con todos estos vahajuelos al Nordeste hasta sábado á mediodía doce del mes que tomamos el altura todos en treinta y cinco grados y un quinto. Son doce leguas de singladura.

35.

Desde sábado á mediodía hasta domingo

oo

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á mediodía trece de Marzo fuimos con la mesma bonanza del Sur al Nordeste dos horas, y saltó al Norueste algo mas fresco, y fuimos al Nordeste dos horas; y á boca de noche rindió al Sur un aguacerillo y cazamos á popa con todas velas, y desde entónces fuimos al Nordeste quarta al Norte hasta el domingo á mediodía con viento mui fresco. Caminamos 35. leguas por arbitrio. No se tomó el altura.

Desde este parage de 35. grados hizo algun calor, y los vientos de todas partes venían calientes, á cuya causa el agua del mar lo estaba tanto que parecía haberla calentado al fuego, ó á lo ménos á un grandísimo sol.

36.

Desde domingo por la mañana saltó el viento al Sueste, y fuimos al paxaril al Nordeste quarta al Norte hasta seis horas despues de mediodía con viento fresco. A esta hora rindió al Susueste otras quatro horas, y todo lo demas de la noche ventó sur ocho horas: y lúnes por la mañana 14. del mes volvió al Susueste hasta el mesmo lúnes á mediodía, y

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siempre gobernamos al Nordeste quarta al Norte. Singlamos 36. leguas por fantasía, porque no se tomó altura.

32. ½

90.

Desde el lúnes á mediodía 14. de este mes ventó Lessueste, y gobernamos al Nordeste quarta al Norte hasta mártes 15. del mes, unas veces alargando, otras escaseando. Tomamos la altura mártes Yo y Anton Páblos en treinta y dos grados y dos tercios, que suman noventa leguas desde el sábado á mediodía hasta esta hora.

29. ½

29. ½

28.

Desde mártes á mediodía con viento Lessueste fuimos al Nordeste, y en anocheciendo cargó mucho Lessueste que nos hizo sacar la vela de gabia: y miércoles por la mañana nos hizo sacar las bonetas mayor y del trinquete, y íbamos con los papahigos baxos: y el miércoles á mediodía tomé el altura en veinte y nueve grados y un tercio largo, y Anton Páblos en veinte y nueve y medio. Anduvimos veinte y ocho leguas. Este dia miéntras mas fué baxando el Sol del Meridiano para el Poniente, mas fué cargando el lessueste, y causó alguna tormenta, aunqué no

oo 2

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de mucha mar, porque los vientos eran calientes, liviano y sobreaguado; pero con toda su bondad nos hizo calafetear los quarteles de la puente, porque entraban dentro del Navío mui buenos golpes de mar; mas como veníamos habituados á tantas tormentas como las pasadas, esta no la teníamos por tal.

27. ¾

28.

Desde el miércoles á mediodía diez y seis del mes hasta juéves á mediodía 17. del dicho con el mesmo viento fuimos al Nordeste y al Nornordeste. Hicimos el camino por el Nornordeste entre la quarta de acia el Nordeste y la media partida. Tomóse el altura en 27. grados y ¾ Anduvimos 28. leguas.

26. ½

22.

Desde el juéves á mediodía hasta viérnes á mediodía 18. del mes, con el mesmo lessueste mucho y mui fresco y mucho mar fuimos con los papahigos baxos, unas veces al Nordeste quarta al Norte y al Nornordeste y al Norte quarta al Nordeste, y por los grandes mares que nos daban en el costado diestro echamos el camino al Norte quarta al Nordeste por el abatimiento; y el viérnes á mediodía tomamos el altura en 26. grados

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y medio. Anduvimos 22. leguas. Este dia abrió el cielo, y aclaró por algunas partes.

6.

Desde el viérnes á mediodía con el lessueste y leste fuimos al Nornordeste y al Nordeste quarta al Norte hasta prima noche seis leguas. A esta hora súbitamente vino un aguacero del Leste con tanta furia, que por mucha priesa que nos dimos á amainar tomó la vela del trinquete por delante y la rompió. El agua duró poco y vino caliente, y no dimos mas vela esta noche. Y sábado por presto que se remendaron las velas ya eran las once, y entónces dimos la vela y proseguimos el mesmo rumbo del Nornordeste con el mesmo leste.

12.

5.

8.

25. ½

Desde el sábado á mediodía 20. del mes fuimos al Lesnordeste y al Norte con los papahigos baxos hasta las diez de la noche, doce leguas. A esta hora nos sobrevino un aguacero del Lessueste que nos hizo tomar las velas del todo y ponernos mar al traves, y así estuvimos hasta Domingo esperando que abonanzase; y cargó mucho viento leste saltando al Lesnordeste y al Lessueste con aguace-

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ros: y levantó tanto mar, que nos vimos en gran confusion, y así nos estuvimos mar al traves con mucha tormenta de mar y viento la proa al Norte y al Nornordeste, abatiendo la vuelta del Sueste hasta el lúnes quasi á mediodía. Y porque temimos que estábamos cerca de tierra, lúnes á mediodía viramos la proa al Sur y al Susueste, porque lo que abatiésemos y singlásemos fuese apartándonos de tierra, y vístonos angustiados de tan malos tiempos, hicimos plegaria á Nuestro Señor Dios y á su benditísima Madre Santa María Nuestra Señora, que nos diese buen tiempo, y Sarmiento hizo cierta limosna particular á Nuestra Señora de la Antigua en Sevilla, y encomendámonos á la advocacion de Nuestra Señora de la Consolacion, y sacamos Romero, que fué el Padre Vicario Frai Antonio Guadramiro, y diose limosna para azeite á su santa Casa; y tambien se sacó otra limosna para azeite á la Capilla del Cuerpo Santo, Abogado de los Mareantes en Sevilla, y plugó á la misericordia de Dios que mui poco despues que hicimos esta plegaria abonanzó el viento

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y mar, y dimos las velas á medio mástel, y fuimos al Susueste y otras veces mas al Leste, y algunas mas al Sur hasta la noche. Echámosle el camino del Susueste cinco leguas. Y toda la noche al mesmo rumbo y al Lessueste, porque nos fué largando el viento de aquella vuelta hasta la mañana, ocho leguas. A esta hora alargó mas el viento, que se hizo sueste, y viramos de la otra vuelta y comenzamos á navegar al Nordeste quarta al Leste y al Lesnordeste, y así fuimos hasta mediodía con viento bonancible quasi calma. Tomamos á mediodía el Sol en veinte y cinco grados y medio: de manera que del punto que había echado de fantasía me hallé este dia atras quatro leguas la vuelta del Susueste.

25.

24. ½

45. 3/5

Desde el mártes hasta miércoles á mediodía 23. de Marzo fuimos navegando con Sueste bonancible. Este dia hasta la noche fué pardo, de noche rindió el viento al susueste y sur fresco. Esta noche tomé el Crucero en 25. grados, y por la mañana el miércoles volvió al Sueste, y fuimos al Lesnordeste por montar el Placel de Abreojo del

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Brasil, y miércoles á mediodía se tomó el altura en veinte y quatro grados y medio, que son de singladura quarenta y cinco leguas y tres quintos. Todos estos dias hizo aguacerillos, respondiendo á las impresiones de nubes bermejas, y entre ellas nubes negras no mui gruesas. Aquí en toda esta Costa los vientos lestes son travesía, y el oeste y leste son húmidosy cálidos, y el sueste no es tan cálido como el lessueste, y miéntras el viento toma mas del Sur es mas frio, porque viene de Region mas remota de la Tórrida por donde el Sol anda.

24. ¼

27.

Desde el miércoles al juéves 24. de Marzo navegamos con los mesmos vientos sueste y lessueste, rindiendo y escaseando con aguacerillos como rucóo; y un aguacero alarga, y otro escaséa el viento. Ibamos al Lesnordeste y al Nordeste quarta al Leste por veces algo mas escaso y mas largo. Esta noche tomé el Crucero en 24. grados y un quarto, y el juéves á mediodía tomamos el altura en 23. grados y 53. minutos, que son 27. leguas. Echéle el camino del Nordeste quarta al Leste.

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23.

Del juéves al viérnes 25. del mes de Marzo fuimos al Nordeste quarta al Norte con viento lesnordeste largo, y trahía algunos aguacerillos de noche, y por las mañanas un aguacero en saliendo el Sol de agua como rucío, que así son por este clima, y pocas veces hai aguaceros grandes. A lo ménos en este tiempo Nosotros vimos esto. Esta noche á media noche vimos un arco que llaman los Filósofos Iris blanco baxo en contraposicion de la Luna que se iba á poner, y de la reciprocacion de sus rayos, que por antiparístasis (1) herían en las nubes opuestas, se causó. Cosa es tan rara, que ni la he visto otra vez, ni oido, ni leido que otra persona le haya visto tal como este, sinó en la Relacion de Alberico Bespucio, que dice en el año de 1501, haber visto otro como este. En este mesmo parage tomé el Sol en veinte y tres grados largos, que son 15. leguas. Este dia estuvimos dentro del Trópico de Capricornio.

PP

(1) Antiparístasis, por antiperístasis.

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23.

22.⅓

22. ½

Desde viérnes hasta el sábado á mediodía 26. de Marzo, con viento nordeste y lesnordeste fuimos al Noroeste y al Norte y al Nornoroeste hasta media noche, y despues de media noche fuimos al Sueste y al Leste quarta al Nordeste y al Lesnordeste como el viento se iba mudando, hasta sábado á mediodía que tomamos el Sol, en 23. grados Yo, y Anton Páblos en 22. ⅓, y Hernando Alonso 22. y ½

22. ¾

22. ½

24.

Desde el sábado á mediodía tuvimos vientos bonancibles nortes y nornoroestes, y fuimos al Lesnordeste y al Nordeste quarta al Leste. Echéle el camino del Lesnordeste, y por aquí fuimos hasta domingo á mediodía 27. de Marzo. Este dia tomó el General la altura en 22. grados ¾; Antón Páblos en 22. ½ Son leguas 24. Este dia nos hacíamos con tierra conforme á la derrota y altura en la Costa del Brasil, y lo mesmo en la Bahía-Anegada, por donde fuimos conociendo que las corrientes de los aguages nos sacaban al Leste. Desde el dia ántes comenzamos á sentir mucho calor y calmerías.

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22. 25.

6.

22.

21. 52.

Desde domingo al lúnes á mediodía 28. de Marzo tuvimos calma y corrientes al Sueste, y de noche hubo algun vahajuelo del Nornoroeste y Noroeste, y gobernamos al Nordeste quarta al Leste y al Nordeste y al Nornordeste: y al quarto del alba escaseó, y con el viento nordeste íbamos al Nornoroeste: andábamos mui poco. El lúnes á mediodía tomamos el altura en 22. grados y 25. minutos. Estos dias hizo gran calor. Echamos el camino al Lesnordeste: anduvimos seis leguas; y esta mesma noche tomé el Crucero en 22. grados largos. Toda esta noche hubo bonanza, que quasi no anduvimos camino alguno; pero ese poco fué gobernando al Nordeste y al Nornordeste y al Norte y al Nornoroeste, porque nunca el vahage que hubo afixó en un lugar, y así fuimos hasta mártes á mediodía con calmerías y gran calor, y mártes tomamos la altura en 22. grados largos; y todo este dia y su noche tuvimos calma. Esta noche pareció la Luna con dos círculos grandes, uno roxo que cercaba la Luna, y otro verdinegro que cercaba el roxo: y la Luna

PP 2

[page] 300

se puso mui roxa, y juzgóse por señal de viento futuro breve. Fuimos con calmas bonanzas hasta el miércoles á las quatro de la tarde, y entónces comenzó un vahajuelo del Sueste, y fuimos la vuelta del Nordeste al paxaril, y luego se cambió al Leste y fuimos al Nornordeste amurados con viento y mar bonancible. Así fuimos toda la noche, y al Nordeste y al Nordeste quarta al Leste. Esta noche tomé el Crucero y la Estrella Polar del triángulo en veinte y dos grados ménos un ochavo.

21. ½

20.

Y el juéves 31. de Marzo tomé el Sol en 21. grados y medio. Echéle el camino del Nordeste. Anduvimos desde 29. de Marzo á mediodía hasta esta hora 20. leguas.

Nota.

Era grande la perplexidad que teníamos de ver que muchas veces con el punto íbamos zabordando en tierra, y nunca la víamos: por donde, aunqué sabíamos donde estábamos segun Latitud, que es de Norte-sur, ignorábamos la Longitud, que es el camino del Lesteoeste; y para averiguallo, aunqué Sarmiento lo sabía tomar, no tenía instru-

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mento para ello: y la necesidad inventora de las Artes hizo que Sarmiento hiciese un género de báculo ó ballestilla con que lo tomase, y con este instrumento con el ayuda de Dios á 31. de Marzo al amanecer tomó el General los grados de Longitud por la llena de la Luna y nacimiento del Sol, y halló que estábamos diez y ocho grados mas al Occidente que el Meridiano de Sevilla. Por donde claramente entendió que las corrientes que habían ido al Leste, y (1) nos habían sacado al fuera en el Golfo acia el Leste mas de docientas y veinte leguas hasta aquel Punto. Esto comunicó Sarmiento con los Pilotos; y como es facultad que ellos no aprenden, no lo creían, y decían ser imposible.

20. 33.

23.

Del juéves al viérnes á mediodía primero de Abril de 1580. navegamos al Nordeste quarta al Leste y al Nordeste quarta al Norte y al Nornordeste con vientos que nunca fixaban. Esta noche tomé la Estrella Polar

(1) Para que este lugar forme sentido es preciso suprimir la y.

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del triángulo en veinte y un grados. A Dios sea gloria y honra! y doile infinitas gracias que con su ayuda y lumbre hallé esta Estrella, y la Altura de Lesteoeste, y todo bien viene de su mano. Destas dos reglas se podrán aprovechar los Navegantes, de que hallarán gran provecho y recreacion; y den dello gracias á Dios Nuestro-Señor. Tomé este dia el altura en veinte grados y treinta y tres minutos. Echósele el camino del Nordeste, y fueron de singladura 23. leguas largas.

Desde viérnes á mediodía, una vez con bonanza y otra con lessueste fresco, fuimos al Nordeste y al Nornordeste hasta sábado dos de Abril á mediodía. A esta hora tomamos el altura en diez y nueve grados y dos tercios, que son leguas 24. por el Nornordeste, salvo las corrientes. Esta noche corrió una Exhalacion gruesa como ceptro, y fuese partiendo en pedazos. Vino de acia el Lessueste, y corrió al Oesnoroeste: la color azul y blanca. Fué á prima noche: denotó viento de aquella parte; y así, vino al amanecer. La figura de la Exhalacion corriente fué de esta manera.

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[Véase en las Lam. la Fig. Num. 9.]

18. ½

24.

Desde el sábado al domingo tres de Abril, con viento leste y lessueste fuimos al Nordeste quarta al Norte y al Nornordeste. Echéle el camino del Nordeste quarta al Norte. Tomóse el altura el domingo á mediodía en diez y ocho grados y medio. Anduvimos 24. leguas.

17. ⅔

25.

Desde el domingo al lúnes á mediodía quatro de Abril ventó leste y lesnordeste y nordeste quarta al leste claro fresco, con dos ó tres aguacerillos. Fuimos navegando al Nornordeste y al Norte quarta al Nordeste y al Norte. Echéle el camino del Nornordeste. Tomó Sarmiento este dia el altura en diez y siete grados y un tercio, que son leguas 25. Este dia nos hicimos doblados los baxos y Placeles de Abreojo conforme á la derrota de Latitud, y estábamos mas de docientas leguas dellos al Levante. Salen estos Placeles y Baxíos de Abreojo en la Costa del Brasil quarenta leguas á la mar. Estábamos este dia Lesteoeste con el Rio del Brasil.

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15. 57.

15. ⅓

24.

Desde el lúnes al mártes á mediodía 5. de Abril, con leste y lesnordeste, escaseando y alargando, fuimos al Nornordeste y al Nordeste quarta al Norte poco tiempo, y lo mas al Norte quarta al Nordeste. Tomamos el altura á mediodía en quince grados y cincuenta y siete minutos: Hernando Alonso en quince grados y un tercio, que hicimos 24. leguas.

14.

34.

Desde el mártes al miércoles á mediodía 6. de Abril, con leste y entre lesueste, fuimos, escota larga, al Nornordeste con viento mui fresco. Dile media quarta de abatimiento, porque sospeché iban las aguas al Lesnordeste. Tomamos la altura en catorce grados, que son leguas 34.

12.

37.

Desde miércoles al juéves á mediodía 7. del mes con leste y lesnordeste, alargando y escaseando, fuimos al Nornordeste franco. Tomé este dia el Sol en doce grados largos. Anduvimos 37. leguas.

9. 32.

45.

Desde el juúves al viérnes ocho de Abril con el mesmo viento fuimos al Nornoroeste. Tomamos este dia el altura en 9. grados y 32.

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minutos, que son leguas que anduvimos quarenta y cinco.

7. 12.

7. 42.

46.

Desde el viérnes al sábado 9. de Abril, con los mesmos tiempos y vientos frescos fuimos al Nornordeste. Tomé el sábado el altura en siete grados y doce minutos: Anton Páblos en siete y quarenta y dos minutos; porque por mi punto anduvimos quarenta y seis leguas.

Desde el sábado á mediodía, con el mesmo sueste fresco y mar bonanza fuimos al Lesnordeste, y algunas veces al Nordeste quarta al Norte. Este dia á las cinco de la tarde vimos una Isla alta que nos demoraba al Leste quarta al Sueste la punta del Norte, y la del Sur al Lesueste. Estábamos quando la descubrimos ocho leguas della. En viéndola Pedro Sarmiento, dixo ser la Isla de la Ascension que está en el camino de la India, lo qual dixo por el altura que había tomado el dia ántes, y por la del Lesteoeste arriba dicha: y procurando ir á ella se cazaron las escotas, y haláronse mas las bolinas, y anocheciónos ántes que la pudiésemos tomar; y así esa no-

qq

[page] 306

che fuimos al Nordeste quarta al Leste, y al Lesnordeste, y de media noche abaxo fuimos al Sur, y domingo á las dos de la tarde surgimos en esta Isla de la Ascension, que por donde la vimos hace esta figura.

[Véase en las Láminas la Fig. Num. 10.]

7. ½

Domingo á las dos de la tarde surgimos, como es dicho, enfrente del Puerto y Playas de arena que están al Noroeste. Este dia no se pudo ir en tierra por buscar surgidero seguro. Lúnes por la mañana embió Pedro Sarmiento gente á tierra á buscar agua, y no se halló, y Hernando Alonso que había ido en tierra, embió unos puerquezuelos y tortugas mui grandes, que para metellas en el Navío fué menester un aparejo de los de meter el batel. Destas hai muchas. Había muchas cruces, que segun despues supimos las habían puesto los Portugues que allí se perdieron con una Nao viniendo de la India, y así como se iban muriendo, los vivos les ponían cruces, y murieron todos, y tambien ponen algunas los Portugueses quando vienen de la India,

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porque se halló clavada en una cruz una tabla que tenía un rétulo que decía de letras grandes: DON JOAN DE CASTEL-RODRIGO, CAPITAON MOR, CHEGOU AQUI CON 5. NAOS DA INDIA EN 13. DE MAYO 1576. Y tornóse á poner la tabla en su lugar donde se halló, y junto á ella se puso otra tabla escrita por memoria de haber llegado allí la primera Nao del Pirú que desembocó por el Estrecho de la Mar del Sur á la del Norte en servicio de V. M. embiada por el Virréi, y el efecto para qué. No se pudo hallar agua, aunqué despues supimos en la Isla de Sanctiago que había agua de la banda del Sur de la Isla. Hai aquí mucho pescado, y matóse quantidad, y salóse para nuestro bastimento, y matamos muchos Tiburones, porque nos impedían de matar el pescado pequeño. Hai aquí mucha paxarería de que se tomaron algunos, y son tan golosos, que todo lo que ven arremeten á tomallo; y unos páxaros rabo-de-junco, y rabihorcados, que así se llaman, arremetieron al sombrero quel Alférez llevaba en la cabeza, y por quitalle

qq 2

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una carta que llevaba revuelta á la toquilla, le llevaban el sombrero, sinó le asiera con las manos; y él teniéndole, y los páxaros tirando, le sacaron el papel y se lo llevaron: y sobre qual dellos lo había de llevar iban por el aire en una gran refriega: y cerca de tierra hai tanto pescado, que desde el batel lo mataban con cuchilo. Es tierra seca y calurosa: hai gran abundancia de tortugas grandísimas. Tomamos aquí el altura surtos en siete grados y medio cumplidos al Sur, en los quales está esta Isla de la Ascension. Tiene el Puerto al Nornoroeste, y despues supimos que á la banda del Sur tiene otro Puerto mejor donde está el agua.

Nota.

Nota.

Es mucho de notar, que la altura que el General Pedro Sarmiento había tomado de Longitud, ó Lesteoeste, se conoció verdaderamente ser bien tomada, y mui cierta la computacion que hizo, porque llevando el punto por la órden atras referida de tal manera que á la hora que vimos la Isla de la Ascension juzgábamos estar solamente sesenta leguas de Pernambuco, Lesteoeste con el Rio de las

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Virtudes en la Costa del Brasil, y hallámonos quatrocientas leguas al Leste enmarados de manera que del punto que llevabamos por el altura de Latitud nos engañaron y hurtaron las corrientes trecientas y quarenta leguas, lo qual se conoció por la altura del Lesteoeste, ó Longitud: y para comprobacion dello fué la experiencia de la Isla que está asentada en el dicho parage, aunqué con algun error, como luego diré. Quando veníamos navegando sobre la Costa del Paraguai y San-Vicente, y con los puntos, íbamos embistiendo en tierra y no la tomábamos. Echábamos la culpa á las Cartas que estaban falsas y mal pintadas y descriptas, y así lo creímos hasta que se tomó la dicha altura: y puesto que en algunas cosas lo están, no es el yerro en estas cosas, arriba de tres ó quatro grados de Longitud, porque Pedro Sarmiento las exâminó con mucho cuidado como cosa que iba en ello acertar, y la vida. Adviértase lo que importa saber esta regla del Lesteoeste para navegaciones largas y dudosas de Descubrimientos, y quan poco se

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dan por ello por no trabajar un poco mas de lo ordinario. Algun dia Yo pondré esta regla con el ayuda de Nuestro-Señor Dios de manera que se puedan aprovechar della los que quisieren, y al cabo pondré alguna notable regla para esta navegacion. Satisfecho Pedro Sarmiento desta altura y regla de Longitud, quiso experimentar el sitio desta Isla para verificar lo uno con lo otro, y así á doce de Abril tomó la Longitud á las seis y un quinto de la mañana; y hecha la suputacion, halló que esta Isla de la Ascension está tres grados mas occidental que el Meridiano de Cáliz, por lo qual ha de estar mas al Leste situada de lo que está en las Cartas Portuguesas un grado cumplido, que son diez y siete leguas y media. De manera que esta Isla se ha de emendar en su situacion de ambas alturas de como la tienen los Portugueses en sus Cartas, porque se ha de situar un grado mas al Levante, y se ha de baxar medio grado de Latitud, porque ella está en siete y medio, y tiénenla puesta en ocho. En lo demas está bien figurada en quanto á lo que vimos.

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Entre tanto que aquí estuvimos emendaron las velas y gabias y masteléos y aparejos, que venía destrozado de las tormentas y malos tiempos, que aunqué muchas veces se paraban, no bastaban ya las fuerzas humanas á reparar tanto como se destruía con las tempestades y pudriciones: y así, remendados lo mejor que fué posible, lúnes á las dos horas de la noche once de Abril con el favor de Dios Nuestro-Señor en su sacratísimo nombre nos hicimos á la vela desta Isla ques pequeña, y fuimos navegando con sueste al Norte quarta al Nordeste hasta mártes 12. de Abril. Esta noche tomé el Crucero en cinco grados y tres quartos.

5.1

4.21.

56.

Del mártes al miércoles 13. del mes, al mesmo rumbo. Tomamos á mediodía el Sol en quatro grados y veinte y un minutos: que son todas las leguas desde la Isla de la Ascension cincuenta y seis.

1. 25.

Desde miércoles al juéves í mediodía 14. de Marzo fuimos con bonanza al mesmo rumbo, y juéves desde mediodía tuvimos sures, y fuimos al paxaril hasta viérnes á me-

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diodía. Este dia tomamos la altura en un grado y veinte y cinco minutos al Sur. Anduvimos desde el miércoles quarenta y dos leguas y media.

42. ½

2. min.

Aquí acaban los grados del Sur.

Desde viérnes al sábado 16. de Abril con sueste y susueste bonancible fuimos al Norte. Tomé este dia el altura en dos minutos de la banda del Sur de la Equinoccial. Anduvimos veinte leguas.

Aquí comienzan grados del Norte.

17.

1.grad.

Del sábado al domingo á mediodía 17. del mes con el mesmo viento y al mesmo rumbo anduvimos 17. leguas. Tomé el altura en un grado de la banda del Norte. Gloria á Dios Todo-poderoso! Hoi hace cincuenta y dos dias que salimos del Estrecho de la Madrede Dios á esta Mar del Norte, y hoi estamos á la parte Septentrional de la Equinoccial, y sale un dia con otro á grado de disminucion de altura.

18.

Del domingo al lúnes 18. de Abril con el mesmo viento al Norte anduvimos 18. leguas por la fantasía. Este dia hizo nublado y no se pudo tomar el Sol. Aquí se verificó lo que ántes algunas veces he notado de la qua-

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lidad del viento del Polo Antárctico que se ha dicho que el sur, sudueste y sueste en la parte Austral es frio y seco, y aclara el cielo, y parece el Sol, y quita la lluvia: y el norte es caliente y húmido, y con él se cierra el tiempo, obscurece el cielo y llueve: mas desde la Equinoccial acia la parte del Norte mudan sus calidades y efectos, que el viento sur es húmido y caliente, y anubla y llueve, y el norte y nordeste es frio y seco: esparce y quita las aguas. Esto será de mucho momento á los que escriben Repertorios que escriben en un Polo generalmente como para todo el mundo generalmente, y conviene que vayan respectando los cárdines y plagas del Mundo quando de vientos y temples y qualidades, acciones y pasiones ponen reglas, las quales no deben hacer generales, sinó conforme á las Regiones, pues conforme á ellas son las tales cosas. Desto pudiera dar mas largas razones y reglas, y escribir mui largo de lo que he notado y observado, junto con el arte, en muchos años, en muchas y varias Regiones: pero no es deste lugar. Si Dios fuere

rr

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servido algun tiempo lo haré para provecho de mis próximos.

2. 3/

Desde el lúnes al mártes 19. de Abril con susueste bonancible y sur fuimos al Norte seis horas; y así fuimos hasta puesta de Sol, y como á las diez de la noche llovió un gran aguacero, del qual se tomó alguna agua, que fué gran consuelo, porque el calor era excesivo, y el agua que teníamos era poca y la racion mui tasada. Estuvimos esta noche amainados, y por la mañana mártes dimos vela, y fuimos al Nornoroeste; y á mediodía tomamos la altura en dos grados y dos tercios. Anduvimos diez leguas.

10.

4. ½

20.

Del mártes al miércoles 20. de Abril fuimos al Nornoroeste con aguaceros, calmas y vientos bonancibles, y de quando en quando con viento fresco, hasta el miércoles á la tarde, que con un aguacero acabó de calmar el viento, y con vahajuelos del Sur y Sudueste y Nordeste fuimos al Norte y al Norte quarta al Nordeste hasta las nueve de la noche. A esta hora tomé el Crucero en quatro grados y medio largo al Norte. Anduvose 20. leguas la vuelta del Norte y Nornoroeste.

[page] 315

2.

5.

7.

El juéves 21. del mes con mui poco viento oesnoroeste fuimos al Norte tres horas dos leguas con aguaceros y calmas. Este viento volvió al Lesnordeste, y cargaron tantos aguaceros de todas partes, que acabó de calmar el poco tiempo que había. Tomé esta noche el Crucero en cinco grados, que fueron siete leguas las que anduvimos, y dos son nueve.

6.

Del juéves al viérnes fuimos, como se dixo en la clausula ántes de esta, hasta media noche; desde media noche hasta el viérnes á mediodía con oesnoroeste y con aguaceros fuimos al Norte media quarta mas y ménos; y de mediodía arriba anduvo el viento variando hasta que á puesta de Sol calmó: y á media noche se tomaron las velas. Echéle este dia de singladura seis leguas por arbitrio.

5.

El sábado 23. de Abril al salir del Sol ventó un vahajuelo del Nordeste, y fuimos al Noroeste quarta al Norte. Hace por aquí terrible calor. Este dia no hubo aguaceros ni su noche; pero hizo calma. El altura se tomó por el Sol en cinco grados.

rr 2

[page] 316

5. 50.

5.

Del domingo al lúnes 25. de Abril con poco viento oesnoroeste y sueste y susueste bonancibles; y la noche del sábado hubo calmas y aguaceros, y con ellos algun viento á ratos. Fuimos los dos tercios al Norte, y el un tercio al Norte quarta al Noroeste. Tomamos el lúnes á mediodía el Sol, Pedro Sarmiento en cinco grados y cincuenta minutos, y Hernando Alonso en cinco y dos tercios. Anduvimos quince leguas.

15.

22.

7. ¼

Del lúnes al mártes 26. de Abril fuimos al Norte con calmas y aguaceros con los vientos ántes dichos: cada aguacero trahía su viento diferente; pero con todos fuimos al Norte con algunas guiñadas á la quarta del Noroeste. Tasósele el camino del Norte á la mitad sobre la quarta del Noroeste: y el mártes á las diez del dia vino un aguacero del Lessueste con mucho viento tan repentinamente que nos tomó con las velas arriba y quebró la entena de la mesana, y nos vimos en trabajo en tomar las demas velas. A estos aguaceros llaman los Portugueses en esta Guinéa Torboadas: son pesadas, peligrosas y es-

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pantables, sinó se tiene gran recato; y con todo han peligrado muchos Navíos con ellas, y por huir dellas han dexado de venir por esta via las Naos de la India que solían venir por aquí. Con todo este trabajo nos hacían algun bien, que nos daban agua que cogíamos, con que suplíamos lo que sin ellos no pudiéramos sin otro mayor daño. Aquí comenzó á enfermar alguna gente, porque este parage es mui enfermo. Despues de pasado este aguacero ó turbonada, y se emendó la entena, dimos las velas y seguimos el camino al Norte, unas veces á la bolina, y otras á popa hasta el miércoles 27. de Abril, que á mediodía tomamos la altura Sarmiento y Hernando Alonso en siete grados y un quarto. Anduvimos desde el lúnes 25. leguas.

8.

8.

22.

Desde el miércoles al juéves 28. de Abril, con las diferencias de vientos de los dias pasados fuimos al Norte hasta juéves al amanecer. Entónces se hizo el viento al Nornorote, y fuimos al Nordeste quatro horas; y desde las diez á las once al Nordeste quarta al Leste, y de las once á las doce al Lesnordeste.

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Tomé á mediodía el Sol en ocho grados y medio; Hernando Alonso en ocho y un quinto. La quarta parte del camino eché al Norte quarta al Nordeste, y las tres quartas al Norte. Caminamos 22. leguas. Este dia á las dos de la tarde, porque por el punto nos hacíamos con tierra, y la mar parecía agua de fondo, echóse la sonda y halláronse quince brazas de fondo arena, estando á esta hora mas de quince leguas de tierra; y dende á una hora, yendo al mesmo rumbo, se volvió á sondar en catorce brazas y se (1) parecia tierra: y dende á dos ampolletas volvimos á sondar en quince brazas. Hai por aquí mucha pesquería. Fuimos estas dos ampolletas al Nordeste quarta al Norte; y á las seis de la tarde, habiendo alargado el viento, é ido al Nornordeste y al Nordeste, vimos tierra, la Sierra Leona en la Costa de Guinéa en Africa, que nos demoraba diez leguas al Leste, estando nosotros en veinte y dos brazas, are-

(1) Debe leerse y no.

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na. La Sierra Leona hace estas señas por donde la vimos.

[Véase en las Láminas la Fig. Num. 11.]

Esta Sierra Leona es famosa tierra en esta Guinéa, de rescate de oro y Negros. Aquí solían reconocer las Naos de Portugal quando venían de la India, y porque enfermaban y morían muchos, porque la tierra es enferma, y por escusar las torbonadas dexaron este camino y van por defuera de las Islas de Cabo-Verde.

E luego vimos otra tierra no tan alta, que son unos Islotes que llaman los Idolos. Toda esta noche fuimos sondando por ocho, diez, veinte y veinte y dos brazas arena; y al quarto de alba nos vino una torbonada que nos hizo tomar las velas; y pasada, se tornó á dar trinquete y velacho, y fuimos al Norte y Nornoroeste y Noroeste y al Sueste. Segun iba largando el viento procurábamos salir á la mar por apartarnos de los baxos de tierra, y al amanecer estábamos diez leguas de tierra á vista de una Cordillera alta que

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hace una loma picada de mogotes (1) que corre Lesteoeste, y tiene diez leguas de largo, que es continuada con la Sierra Leona. Las senas que hacía son estas.

[Véase en las Láminas la Fig. Num. 12.]

9. 1/5

12.

Toda esta Costa tiene fondo diez leguas y mas. La mar en fuera quince, ocho, diez, veinte y veinte y dos brazas en este parage: y algunas veces veinte y ocho brazas. Y siguiendo la navegacion al Oesnoroeste viérnes 29. de Abril tomé el Sol en nueve grados y un quinto. Anduvimos leguas 12. desde el juéves al viérnes. Ibamos á vista de tierra doce leguas della.

20.

Desde el viérnes al sábado 30. del mes fuimos con la mesma variedad de vientos al Oesnoroeste y al Noroeste quarta al Oeste, y algun rato al Norte con bonanzas y algunas torbonadas del Sueste, que nos hicieron tomar las velas é ir con sola la cebadera y un

(1) Mogoses. Vease la Nota de la pag. 220.

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papo del trinquete. Tasados juntos los rumbos salió el camino del Noroeste quarta al Leste hasta sábado á mediodía 20 leguas. Por aquí hai muchas corrientes al Sur: y el placel de Guinéa sale mas de quince leguas en la mar por esta parte, y por otras mas de veinte leguas. De tierra lo mesmo.

9.

10.

10.

10.

35.

Del sábado al domingo primero de Mayo gobernaron al Noroeste. A las ocho de la noche tomé la Estrella del Norte la primera vez este viage en diez grados ménos un quinto; y domingo de mañana ventó Nornoroeste, y fuimos al Oeste y al Oeste quarta al Noroeste: y dende á dos horas al Lesnordeste hasta mediodía. Tomé el altura por el Sol en diez grados largos; Anton Páblos con diez escasos; Hernando Alonso en diez largos. Son leguas 35. Echéle el camino al Oesnoroeste tomando algo de la quarta de Noroeste quarta al Oeste.

5.

10. 13.

9.

10.

Del domingo al lúnes 2. de Mayo con las mesmas calmerías y bonanzas al Norte y Nornoroeste y Noroeste siete horas cinco leguas. Estuvimos despues desto en calma del

ss

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todo, sin gobernar el Navío hasta media noche, y despues ventó noroeste, y fuimos al Nordeste y Nornordeste mas escaso y mas largo una quarta. Tomé el altura lúnes á mediodía: Sarmiento y Anton Páblos, Piloto-Mayor, en diez grados y trece minutos, Hernando Alonso en diez ménos un quinto. Aquí juzgamos que las aguas del Rio grande de Guinéa nos habían sacado la vuelta del Oeste, pues con ir al Nordeste y tomar (1) en la altura de sus baxos no los veíamos; pero vimos muchas señales de las corrientes del Rio, de arroyadas, xibias, hileros, que iban de Nordeste-sudueste. Anduvimos diez leguas desde ayer hasta esta hora.

4.

10.48.

14.

Desde lúnes á mediodía al Norte cinco horas quatro leguas con viento oesnoroeste. A esta hora se sondó en veinte y dos brazas, el fondo peñascos. Por donde entendimos que estábamos sobre los baxos que salen del Cabo de Nuño-Diego, de las Islas que se llaman

(1) Tomar. Aquí parece debe decir estar.

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Islas de los Bixagoos, que son unos negros valientes, grandes flecheros, y mui diestros, que tiran con hierba mortal, que al que hieren con ella muere rabiando. A esta hora viraron, y fuimos con poco viento al Oessudueste, y por salir de placeles de poco fondo, porque con estar en tan poco fondo no víamos la tierra que nos hizo recatar del gran peligro que, segun despues supimos, hai allí: y así le fuimos dando resguardo. Fuimos por aquí tres horas, y viramos la vuelta de tierra, y fuimos al Nordeste toda la noche una quarta mas y ménos, y siempre íbamos dando en ménos fondo. Destos Placeles ya fuimos disminuyendo hasta siete brazas y media. Aquí vimos la tierra algo alta. A las seis de la mañana viramos, y fuimos al Sudueste, y dimos en doce brazas de fondo, y desde aquí volvimos la vuelta de tierra al Noroeste: y mártes á mediodía tres de Mayo tomamos la altura: Pedro Sarmiento en diez grados y 48. minutos; lo mesmo verificó Anton Páblos, y Hernando Alonso. Anduvimos por altura dende ayer á hoi catorce leguas estan-

ss 2

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do en seis leguas de tierra y en once brazas de agua.

11.

25.

Desde el mártes al miércoles 4. de Mayo fuimos, el mártes seis horas al Noroeste, y viramos al Oeste y Oesnoroeste y Noroeste con bonanza hasta el quarto del alba que calmó y con el vahajuelo que hubo fuimos de una vuelta y de otra hasta el miércoles á mediodía, que tomamos la altura Yo y el Piloto-Mayor en once grados y un quinto. A esta hora vimos al Oeste reventar unos baxos una legua poco mas, ó ménos, 25. leguas.

10.

12.

Desde miércoles á mediodía fuimos al Sur por salir de los baxos y bancos hasta media noche, y algunas veces al Susueste hasta veinte y quatro brazas de fondo. A esta hora navegando con Oesnoroeste fresco súbitamente vino uná turbonada de mucha agua y viento que nos vimos en mucho trabajo, porque nos tomó con todas las velas arriba, y mediante Dios con la buena diligencia se tomaron las velas, y el trinquete se hizo pedazos y la de gabia-mayor: y en pasando quedamos en calma amainados hasta la mañana que dimos

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vela, y con vahage fuimos al Oeste quarta al Sudueste, y luego entró ventecillo norte, y fuimos al Oesnoroeste y al Oeste quarta al Noroeste, y á mediodía juéves cinco de Mayo se tomó el altura en diez grados y medio, de manera que abatimos desde el miércoles al juéves doce leguas; y á la hora que tomamos el altura estábamos en trece brazas.

9.

Del juéves al viérnes 6. de Mayo fuimos por cima deste mesmo placel y bancos, y por salir del fuimos al Susudueste y al Sudueste y al Oessudueste hasta el viérnes por la mañana que fuimos al Oesnoroeste y Noroeste y Norte y Nornordeste hasta las diez; y entónces viramos porque íbamos otra vez sobre los placeles disminuyendo fondo. Ibamos por veinte y cinco brazas. Este dia se tomó el Sol en nueve grados escasos. Por huir destos placeles abatimos 28. leguas, y entendimos ir las corrientes al Sur.

10.

25.

Del viérnes al sábado 7. de Mayo, el viérnes hubo calmas hasta media noche. Desde esta hora ventó algo el Sudueste, y fuimos al Noroeste y al Nornoroeste hasta el

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sábado á las ocho de la mañana que por escasear el viento fuimos al Nornordeste, y de la otra vuelta íbamos al Noroeste y al Oesnoroeste. A mediodía tomamos el Sol en diez grados y medio. Anduvimos 25. leguas.

1.

6.

1.

11.

10. 53.

Desde sábado al domingo ocho del mes de Mayo, el sábado con bonanza tres horas al Noroeste legua y media. A este punto estábamos en veinte y quatro brazas:luego escaseó y fuimos al Sudueste hasta el domingo á la media noche seis leguas, y despues con Sueste fuimos al Oesnoroeste dos leguas y al Sudueste una legua. A las diez horas del dia frescó el Oesnoroeste y fuimos al Norte quarta al Nordeste. A esta hora estábamos en treinta y tres brazas. Fuimos por aquí hasta mediodía que 11. tomó Sarmiento el Sol en once grados escasos: el Piloto-Mayor y Hernando Alonso en diez y cincuenta y tres minutos.

Por estos dias nos fatigaban muchas cosas: lo comun eran calmerías, grandes calores, torbonadas, que fué causa de muchas enfermedades. Unos padecían de calenturas, que es la pestilencia que mata en esta tierra

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de Guinéa con mucha celeridad; otros de granos y nacidos; otros de tullimientos de piernas y de brazos y muelas; y especialmente dió una enfermedad que es contagiosa é insufrible de mal olor, contagiosa, (1) que es hincharse las encías, y se aposteman y mueren muchos dello, y el que no muere padece mucho. Tras esto la falta del agua y el terrible calor, que se ardía la cubierta del Navío, y se derretía la brea, y se desvaían las juntas y costuras de las tablas, que fué causa de hacer el Navío mas agua de la que hacía hasta allí, y creo que si Dios no nos socorriera embiándonos algunos aguaceros de que se cogió algun agua padeciérase mas por el gran peligro en que la sed nos pusiera; y como no teníamos con que curallos era la desconfianza de sanar general en todos, y solo Dios nos sustentó milagrosamente. El sea loado por siempre jamas! Amen. Y quando queríamos acometer í subir altura por ir á las Is-

(1) Así está en el original.

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las de Cabo-Verde adonde pensábamos repararnos con el ventezuelo que por gran ventura nos venía de provecho, luego dábamos en tan poco fondo y en bancos tan baxos, que por no ahogarnos nos haciámos á la mar, y así abatíamos y perdíamos lo que habíamos ganado, que era lo que sobre todo mas sentíamos, y en todo nos consoló Dios del Cielo y de la Tierra Nuestro-Señor.

11. 50

11. ⅔

17.

Este mesmo domingo desde mediodía con oesnoroeste fresco fuimos al Norte y al Norte quarta al Nordeste y al Nordeste tres horas tres leguas. A esta hora rindió el viento al Oeste (cosa bien nueva y rara en semejante altura) y fuimos al Norte quarta al Nordeste, y luego al Norte: y en anocheciendo alargó y fuimos al Nornoroeste hasta el lúnes á mediodía nueve de Mayo que tomó el altura Pedro Sarmiento en once grados y cincuenta minutos, y Anton Páblos lo mesmo, y Hernando Alonso en once y dos tercios. Anduvimos diez y siete leguas.

11. 6/

16.

Desde el lúnes al mártes diez de Mayo hubo calmas, y por la maréa creciente que

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iba al Rio grande de Guinéa, en cuya Canal estábamos, nos metía sobre la tierra hasta estar en diez brazas de agua: y por el gran peligro que hai en estas tierras baxas dimos fondo á una ancla miéntras acababa la maréa de crecer para hacernos á la vela con la menguante que necesariamente nos había de sacar á la mar, y comenzando á menguar, nos levamos y fuimos con ella sondando toda la noche al Noroeste quarta al Norte. Esta noche fuimos con gran confusion, porque acabado de sacar la sonda de ocho ó diez brazas, y vuelta á echar había seis y ménos, y así fuimos toda la noche por unos bancos y corrientes, y donde quiera que sonaba ruido de agua como Rio echábamos la sonda y hallábamos mui poco fondo. Pasamos muchos destos bancos á que los Portugueses llaman Alfaques. Es esta una peligrosísima Costa para Navíos grandes, y no se sufre andar por ella, sinó con particular Piloto de los Rios de Guinéa, so pena de andar á peligro de perderse por momentos, é yendo con esta fatiga sondando, y por diferentes derrotas por salir

tt

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destos bancos, navegando al Sudueste, dimos en veinte brazas, y luego fuimos de la otra vuelta al Noroeste y al Oesnoroeste. Este dia tomé el altura once grados y seis séptimos. A esta hora estábamos en treinta brazas: anduvimos diez y seis leguas.

12.16.

11.56.

5.

Del mártes al miércoles once de Mayo al Oesnoroeste hasta el miércoles por la mañana con bonanzas. Desde esta hora fuimos al Noroeste y luego al Nornoroeste y al Norte y al Nornordeste y al Nordeste quarta al Norte poco; y porque íbamos desminuyendo en fondo hasta en catorce brazas viramos al Oessudueste, y al mediodía tomamos el Sol en doce grados y diez y seis minutos. Anton Páblos lo mesmo; Hernando Alonso en once y cincuenta y seis minutos. Anduvimos cinco leguas.

12. 59.

23.

Desde el miércoles al juéves doce de Mayo, desde el mediodía hasta puesta de Sol al Sudueste y Oessudueste por salir de estos baxíos, y desde entónces íbamos al Sur quarta al Sudueste y al Susudueste con bonanzas quasi calmas. Anduvimos por fantasía qua-

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tro leguas: y á la primera guardia fuimos al Noroeste y Norte cinco horas cinco leguas, y la segunda guardia hasta el dia fuimos al Nornordeste quatro leguas. A esta hora estábamos otra vez en catorce brazas de fondo, y por esto volvimos á la mar al Oeste quarta al Sudueste, y desde las nueve de la mañana fuimos y fuimos (1) al Oesnoroeste, y luego abonanzó. Fuimos por este rumbo hasta las dos de la tarde cinco leguas. A esta hora viramos y fuimos al Norte escasamente hasta las quatro de la tarde una legua. A esta hora se hizo el viento norte, y fuimos al Oesnoroeste. A este punto no pudimos tomar fondo con quarenta brazas, que nos dió mucho contento. Gloria á Dios! Fuimos por aquí hasta rendir la primera guardia seis horas quatro leguas. A la segunda guardia fuimos un rato al Oessudueste, porque escaseó el viento, y luego al Oeste y al Oessudueste otra vez dentro de dos horas; y ántes de amanecer

tt 2

(1) Así está en el original.

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dos horas viramos y fuimos al Nornordeste y al Nordeste, y por aquí fuimos hasta viérnes á mediodía trece de Mayo. A este punto tomamos todos tres la altura en trece grados ménos un quinto. Anduvimos por el altura desde miércoles hasta esta hora veinte y tres leguas.

5.

4.

8.

4.

3.

14.

Desde el viérnes á mediodía viramos y fuimos al Oeste quarta al Sudueste y al Oessudueste cinco leguas, y luego al Oeste quarta al Noroeste quatro leguas con corrientes contrarias. De aquí viramos al Nornordeste: hasta que amaneció el sábado cinco leguas. Desde esta hora viramos al Oeste quarta al Noroeste: hasta las cinco de la tarde quatro leguas. Hallamos en este término mucha quantidad de mar bermejo de menjúa y desovacion de pescado. Desde esta hora comenzamos á ir al Oesnoroeste con calmas y muchas corrientes hasta lúnes de mañana ocho leguas. Desde esta hora fuimos á popa al Noroeste y y Nornoroeste con sueste poco, y luego al Norte por escasear el viento, y al Nornordeste y al Nordeste quarta al Norte quatro

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horas tres leguas. Desde la una quel viento saltó al Norte íbamos al Lesnordeste, y luego viramos y fuimos al Nornoroeste hasta puesta de Sol con calmas y bonanzas tres leguas. Desde esta hora fuimos al Norte quarta al Noroeste hasta tres horas de noche dos leguas. Estuvimos con calmerías hasta despues de media noche que el viento refrescó, y fuimos al Oeste quarta al Noroeste y Nornoroeste y Noroeste quarta al Oeste; de manera quel camino que se hizo desde este dia mártes 17. de Mayo hasta mediodía fué al Oesnoroeste. A esta hora tomamos el altura Pedro Sarmiento, y Anton Páblos, y Hernando Alonso en catorce grados y un tercio Aquí tuvimos corrientes contrarias que nos abatieron al Sur.

3.

4.

14. 33.

14. 38.

Desde el mártes á mediodía hasta miércoles á mediodía 18. de Mayo, al Nornoroeste y al Noroeste quarta al Norte con bonanzas y calmerías hasta prima noche tres leguas. Desde esta hora íbamos al Oessedueste poco, y luego se viró de la otra vuelta: íbamos al Norte quarta al Nordeste y al Nornordeste y al Norte: qua-

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tro leguas. A esta hora escaseó el viento y fuimos al Noroeste y al Nordeste quarta al Leste, y virando de la otra vuelta fuimos al Oeste quarta al Noroeste hasta el miércoles á las ocho de la mañana. A esta hora tomaba el viage y derrota de la media partida del Oesnoroeste, y luego fuimos al Oesnoroeste hasta las once del dia, y hasta mediodía al Noroeste con calmas. Este dia se tomó el altura en catorce grados y treinta y tres minutos, y Anton Páblos en 14. 38. minutos.

3.

6.

15. ½

Desde el miércoles á mediodía fuimos al Noroeste tres leguas, y luego al Norte y al Nordeste quarta al Norte hasta puesta de Sol una legua, y hasta media noche al Nornordeste escasamente seis leguas. Desde media noche fuimos al Norte y al Norte quarta al Nordeste hasta el juéves al amanecer seis leguas. Desde esta hora con calmas gobernaron al Norte con muchas corrientes y orgullo de mar, y así guiñando sobre la quarta del Noroeste hasta las ocho de la mañana y al Nornoroeste. Altura 15. ½

8.

Desde el juéves al viérnes á mediodía 20.

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de Mayo estuvimos en calma, tomadas las velas, hasta el quarto del alba del viérnes. A esta hora con sur bonancible fuimos al Oeste hasta las diez. A esta hora se hizo el viento norte y fuimos al Oeste quarta al Sudueste, y á mediodía tomamos la altura en quince grados y medio. Anduvimos ocho leguas de Lesteoeste.

4.

1.

5.

3.

Desde el viérnes á mediodía fuimos al Oeste y al Oeste quarta al Sudueste quatro horas quatro leguas, y al Oessudueste una legua; y al Oeste y al Oeste quarta al Noroeste cinco leguas: hasta el sábado de mañana al Oeste cinco horas, tres leguas; y hasta las once del dia al Norte quarta al Nordeste, y hasta el mediodía al Nornordeste. Tomamos la altura en quince grados y tres quartos. Anduvimos doce leguas.

15.

Desde el sábado al domingo 22. de Mayo con viento norte fresco al Oeste y al Oeste quarta al Sudueste guiñando á una y á otra quarta (el domingo á mediodía tomé el altura en quince grados y quarenta minutos escasos) anduvimos quince leguas de Lesteoeste

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por arbitrio. Desde mediodía fuimos al Oeste quarta al Sudueste hasta media noche. A esta hora olieron la tierra desde la Nao, y por no pasarla y no dar en ella, amainamos todas las velas hasta la mañana, y lúnes 23. del mes de Mayo luego dieron la vela la vuelta del Sur á popa, sin ver tierra; y caminando tiempo de tres ampolletas, que es hora y media, por aquí descubrimos dos velas que al principio creímos ser Portuguesas del trato de Guinéa, y luego volvimos la vuelta dellas por hablarles, y mirándolas con atencion se conoció ser una Nao grande y una lancha que iban en nuestro seguimiento y demanda, de lo qual y del talle sospechamos ser de Cosarios que iban amurando y á orza trabajando de ganarnos el barlovento, y quando venimos á reconocerlos estábamos cerca y fuimos de Ló, y con el favor de Dios esta Nao Nuestra Señora de Esperanza en poco espacio les ganó el barlovento, y quando venimos á estar unos de otros á tiro de cañon, todos estábamos apercebidos cada uno en su quartel sin parecer nadie sinó el que proveía de una parte á

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otra: y caminando los unos contra los otros, la lancha contraria se adelantó á reconocernos, y llegando á tiro de piedra de mano por sotavento, Pedro Sarmiento dixo al Piloto-Mayor hiciese señas á la lancha con un paño, á dos fines: el uno de paz, porque vimos las armas de Portugal en las Banderas de la Nao grande, y si fuesen ladrones entendiesen que los llamábamos, que llegasen á bordo, como quien no los tenía en nada. La respuesta fue mostrarnos una espada desnuda y tirar un arcabuzazo: respondióseles con otro arcabuzazo y pasó de largo, y la Nao grande pasó así mesmo tan cerca y mas que la lancha, y sin hablarnos los unos á los otros pasaron de largo, y en puniéndose en la estela de nuestro Navío viraron sobre nosotros, y á orza quanto podían procuraban ganarnos el barlovento, y nosotros y ellos fuimos regatando por caer el uno sobre el otro, y así fuimos porfiando los unos y los otros hasta mas de mediodía, y los Cosarios andaban mucho de la vela, mayormente la Nao grande, que era hermosa y recien despalmada, y mui bien

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velejada con dos grandes bonetas en la vela mayor; y nuestra Nao venía hecha un prado de hierba y caramujo de la larga navegacion que impidía mucho el camino, y así nos entraban algo los Cosarios, aunqué no á barlovento, puesto que quando viraron estaban mas de dos quartas á barlovento. Y yendo así, la lancha se adelantó de la Nao grande, y el viento refrescó, y la lancha no pudiendo sufrir vela de gabia la tomó, y así se quedó atras la lancha; y la Nao grande, visto que no podía ganar barlovento, y si lo procuraba había de quedar atras, dió la cebadera y fué descargando, y así nos vino á alcanzar; pero quedó por la banda de sotavento. Ibamos á esta hora la vuelta del Norte á vista del Puerto de la Cidad de Santiago de Cabo-Verde, y la Nao Francesa trahía su gente queran ochenta y cinco hombres, segun despues supimos, y veinte y cinco en la lancha, y trahía siete piezas de artillería gruesas por vanda sin versos, y mucha arcabucería, y nosotros trahíamos solas dos piezas y diez y siete arcabuces, y cincuenta y quatro hom-

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bres, y muchos dellos enfermos, y en llegando el Cosario por la quadra de popa á tiro de piedra nos tiro una pieza, y luego se le respondió con otra. La una, ni la otra no hicieron daño. El Francés segundó con una ruciada de arcabucería, y desta Nao se le respondió con otra con mejor órden, y mejores respuestas que la suya, porque la pólvora del Pirú (1) a todas las pólvoras que agora se saben. Ellos nos horadaron las velas por muchas partes, y nosotros no sabemos lo que allá pasó mas de que se vido que algunos que andaban sobre cubierta se abatieron. Entonces los Cosarios dispararon otras piezas y mosquetes y arcabuzazos en quantidad que nos hicieron podazos la vela mesana por muchas partes, y desta Nao se le arrojó otra pieza y toda la arcabucería por órden, de que se creyó recibieron daño; y los enemigos disparando metían todos sus tiros en nuestra Capitana; pero fué Dios servido que á nadie ha-

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(1) Parece que aquí debe decir muntaja, 6 excede.

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cían mal, aunqué pasaban las balas por los hocicos: y una dió en las puntas de las barbas á Pedro Sarmiento al pasar de popa á proa, que iba ordenando, y proveyendo de municiones; y los que estaban en proa de esta Nao tiraron ciertos arcabuzazos á la gente que venía en proa de los Franceses, y creyóse se les hizo daño, porque súbitamente los vieron apartarse unos de otros y abatirse: y los Franceses tirando su arcabucería, y de acá no durmiendo, los enemigos tocaron un clarin, y Sarmiento les hizo responder con atambor y arbolar la Seña de V. M. Y con esto á toque de campana se les puso tanto temor, que al momento cazaron á popa, y huyeron con mucha mas diligencia que habían acometido. No se procuró seguirlos por ser tiempo perdido, porque á popa corren mas aquellos Navíos que estos, y era cerca de noche, y no trahía comision, y por otras muchas causas justas y necesarias, y así seguimos nuestro Viage. Púsose mui bien la gente desta Nao de Vuestra Magestad, y tanto, que se crec que si llegaran a las manos, aunqué fue-

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ran mas no ganaran en la mercaduría, segun lo que se pudo juzgar de los filos que la gente tenía; mayormente con el favor de Nuestro-Señor Dios. Los que de la Cidad de Santiago nos estaban mirando pelear con los Piratas juzgaban ser nosotros Franceses, y que aquella refriega era añagaza para que saliendo los Portugueses al socorro, creyendo éramos Portugueses, fuesen presos por los Cosarios, y por esto estaban á la mira. Acabado de poner en huída este ladron, llegó á nosotros un Carabelon de Algarabios que iba de Portugal, y nos dixo que aquel era un Cosario que le había robado en el Cabo Blanco en la Costa de Africa, y que había roba do otros quatro, y que trahía ochenta y cinco hombres en la grande, y veinte y cinco en la lancha, y que llevaban el Piloto Portugues; y que en la Isla de Mayo cercana á la de Santiago había echado á fondo una Carabela de Armada que iba á poblar á Paraiba donde los Ingleses estaban poblados los años pasados, y tenían ya generacion de las Indias

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Tapuyes. Final (1) llegamos y surgimos en el Puerto de Sanctiago de Cabo-Verde lúnes en la noche segundo dia de Pasque de Espíritu-Sancto veinte y tres de Mayo de 1580. Y ántes de surgir fueron barcos del Pueblo á saber qué Nao era, y la gente que era, y de donde venía: y como se les dixo que éramos del Pirú, y veníamos de allá por el Estrecho de Magallánes, enmudecían no creyéndolo, y teniéndolo por imposible, y sin querer llegar á bordo fueron á dar por nuevas á tierra que éramos una gente de tantas faiciones (2) y tan mal encarados, y que trahíamos unos hombres de largas guedellas, que son coletas de cabellos largos (lo qual decían por unos Indios del Pirú y de Chile que trahíamos;) y en lo de mal encarados no nos levantaban nada, porque demas de no ser mui adamados de rostros, no nos había dexado

(1) Final. Parece debe decir finalmente.

(2) Faiciones, por facciones.

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mui afeitados la pólvora y sudor de los arcabuzazos de poco ántes: y en efecto veníamos mas cudiciosos de agua que de parecer lindos. Despues que hubimos surgido mártes siguiente, nos envió á visitar el Gobernador Gaspar de Andrade con el Juez de la salud para ver si veníamos de donde hai peste para no dexarnos salir en tierra, que era un gentil consuelo para nuestras necesidades y refrigerio de enfermos, que trahíamos algunos mui necesitados de curarse, y á vueltas de este exâmen vinieron á tentarnos á ver si éramos Castellanos ó Cosarios disimulados, porque esto pensaban ellos mas, y aún decían que podía ser que quando fuese verdad que fuésemos Castellanos y no ladrones, que se habían de recatar aun entónces mas, porque podría ser que de secreto fuésemos embiados por V. M. á tomar la posesion de aquella Cidad é Islas por maña. Y quando de todo esto se fueron asegurando, fué todo el Pueblo á vernos, y como trataban y oían de nuestro Viage, no acababan de hacer espantos y milagros, diciendo que lo tenían por imposible,

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á lo menos de allá para acá. Este dia se puso recado en despachar los enfermos á tierra para curallos, que muchos dellos venían mui al cabo de las enfermedades de Guinéa: y desto decían los Portugueses, que tenían por mas milagro haber escapado de los Alfaques y bancos de Guinéa, que de las tormentas del Estrecho.

El miércoles por la mañana salió Pedro Sarmiento en tierra con toda la gente del Navío, y en procesion y descalzos con algunas Imágenes y Cruces en las manos fuimos á la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, y nos confesamos y oímos una Misa cantada votiva, á la qual comulgamos, y se dió á los Oficiadores la limosna que se había sacado, y mas. Dimos gracias á Nuestro Señor Jesu-Christo y á su preciosísima Madre que nos había librado de tantos trabajos, y nos había trahído á tierra de Christianos. Y asimesmo se dió la limosna que se había juntado para la Casa de Nuestra Señora del Rosario, y la que se había sacado para pobres; y la que se trahía para Misas se dió á quien las dixese por noso-

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tros y por las ánimas de Purgatorio. Hecho esto fuimos á visitar al Gobernador, que estaba enfermo, y al Obispo. De todos fuimos amorosamente recibidos.

Luego sentendió (1) en limpiar el Navío y recorrelle de calafetería y enseballe y reformarle de xarcia y velas, masteléos, y aderezar el batél, que venía hecho pedazos, y en hacer aguada y aderezar la vasija como si de nuevo obiéramos de comenzar el Viage que así era menester, segun veníamos destrozados y faltos de todo: y vale todo aquí tan caro, que no bastando los dineros que Pedro Sarmiento tenía, tomó quantidad prestada; y no bastando, le fué forzoso vender hasta unos clavos para suplir, y aviar esta Nao y el Patax, que embió al Nombre-de-Dios, porque hasta el agua nos costó aquí como si fuera vino, y en cierta manera tanto y mas, por las vasijas que nos hurtaron los negros aguadores, demas de su paga, que aunqué sean demasiadas

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(1) Sentendió, por se entendió.

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menudencias quiero dar cuenta puntual de todo.

Entre tanto que esto se hacía como el fin deste Viage, entre las cosas urgentes, se manda por la Instruccion del Virréi que se sepa aun despues de salidos del Estrecho á esta mar se procure saber de los Ingleses, (1) así de los que pasaron al Mar del Sur con Francisco Draques, como los que se tenía noticia en Pirú que habían poblado acia el Brasil, ó Paraguái, Pedro Sarmiento procuró inquirido y supo lo que abaxo diré de un Piloto Algaravio del barco que nos fué á recibir quando acabamos de pelear con el Frances. Y lo que dixo debaxo de juramento en sustancia fué: Que á quince de Diciembre de 1579, entre Ayamonte y Tavila, tratando este hombre con dos Ingleses Mercaderes principales sobre cosas de Indias y del Ingles que pasó al Mar del Sur, le dixeron los Ingleses que el Francisco Dra-

(1) Aunqué se comprehende bastante el sentido de este lugar, abunda en defectos de Gramática, que dificultan su perfecta inteligencia.

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quez, que hizo el robo en el Mar del Sur, ya estaba en Inglaterra, que llegó allá con dos Naos mui ricas por fin del mes de Septiembre pasado, y que había llegado mui cargado de plata y riquezas, y hizo gran presente a la Reina de Inglaterra, la qual se lo agradeció y tuvo en mucho: y luego el mesmo Capitan Francisco aprestó cinco Naos para que fuesen al Estrecha a buscar las otras que se le había n perdido en el Estrecho, y pasar adelante; y llevaban bastimentos para tres años, y el mesmo Capitan Francisco quedaba aprestando otras ocho Naos. Las cinco dichas partieron de Inglaterra por Diciembre de 1579. Y mas le dixeron, que había quince dias que se había partido de Ayamonte el Maestre de la mesma Armada del Capitan Francisco con una Nao cargada de azeites y vino para bastimentos de la mesma Armada, la qual se hacía con mucha diligencia y saldría con mucha brevedad, y que los que á este testigo lo dixeron pareeían hombres de mucho crédito, y que se lo dixeron á este Testigo entendiendo que como era Portugues no lo diría á Cas-

xx 2

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tellanos, y dél no tenían que temerse, y así lo juró ante Escribano-Real, y (1) dixo queda en mi poder. Del qual asimesmo se supo, que quando fué robado del Francés (2) con esta Nao peleó, oyó decir á los mesmos Franceses, que robando uno ó dos Navíos de Negros en Cabo-Verde habían de ir á la Margarita y de allí á la banda del Norte de la Isla de Santo-Domingo á la Yaguana, y que no había quatro meses que habían venido de la Yaguana cargados de cueros y azúcar, y que estos habían preso al Gobernador de Puerto-rico, y no le hicieron mas mal porque le rescataron, y mataron al Capitan Barbudo, el que había muerto los Igleses en la Margarita. Llevan los Ingleses Pilotos Portugueses.

De Pilotos y Capitanes del Brasil, que había poco habían venido del Brasil y volvían

(1) En el original ocupa este claro una enmienda mui confusa. Parece puede suplirse así: esto que, y leerse todo: y esto que dixo.

(2) Aquí debe suplirse que.

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allá, supe por mui cierto que en la Bahía de Paraiba cerca del Rio-de-Janeiro, que está 21. grados al Sur en la Costa del Brasil, había ocho años que entraron y poblaron mucha quantidad de Ingleses, los quales estuvieron tiempo entre los Tapuyes, Indios naturales de aquella tierra, y que tenían generacion de las Mugeres de aquella tierra. Y habrá tres años que los Portugueses que estaban poblados en el Rio-de-Janeiro fueron sobre los Ingleses y mataron muchos dellos, y los que escaparon se metieron la tierra adentro entre los Naturales. Creese que los habrán muerto y comido, porque la gente India de aquellas comarcas son grandes comedores de carne humana, y tienen públicas Carnicerías della.

Demas desto otros Ingleses poblaron en una Bahía al Norte de Pernanbuco, ques la primera del Brasil, y estuvieron poblados en la Bahía que llaman Grande, y los Naturales la llaman Paraiba, y no los han podido echar de allí; y por esto proveyeron en Portugal una Armada de quatro Naos, dos Galeones grandes, y dos Carabelas con mucha gente casada y soltera para poblar en la Paraiba, que

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está en cinco grados y medio al Sur, y echar del todo de allí los Ingleses. Esta Armada de Portugal ántes de llegar á las Islas de Cabo-Verde se derrotaron (1) con temporal, y el Galeon mayor llegó á este Puerto de Santiago con quatrocientos hombres, y se fué al Brasil él: y otro llegó tras él trece dias ántes que nosotros llegásemos aquí. Y de las Carabelas la una vino á la Isla de Mayo, y allí el Frances arriba dicho la echó á fondo yahorcó al Piloto y Maestre. Esto supe aquí de los Ingleses que en el Peú se tuvo noticia que estaban poblados en el Brasil. Sabido esto determiné cumplir lo quel Virréi en su Instruccion me manda, que es darle aviso y razon de todo lo subcedido en este Viage y Descubrimiento hasta este punto porque por el Paraguái, ni Brasil no fué posible por las corrientes que nos sacaron al Golfo la vuelta del Leste, como ya se dixo; y entiendo que por allá no fuera posible hacerlo, y así fué Dios servido que viniésemos aquí para poderlo hacer y dar aviso de lo que aquí se supo, que alla no era posible sa-

(1) Se derrotaron, por se derrotó.

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berse; y para ello compré un barco mediano en trecientos y treinta ducados, y pertrechóse de todo lo que hubo menester, así de gente de mar, como bastimentos, para que fuese á Nombre-de-Dios, y de allí á Panamá y al Pirú á dar aviso y razon como era mandado y convenía. Y entre tanto que nos estábamos aviando y despachando, andaban los Cosarios Franceses, con quien esta Nao había peleado, á tres y á quatro leguas deste Puerto de punta en punta, que no había Navío que osase salir del Puerto de miedo del Frances: por lo qual la gente desta Nao siempre estaba con las armas en la mano de dia y de noche. Y un sábado por la mañana quatro de Junio pareció la Nao Francesa y Patax que iba tras otra que iba delante y pasó poco mas que á tiro de cañon deste Puerto de Santiago, y todos creyeron que la Nao delantera debía ser una que va al Brasil, que había dos dias había partido deste Puerto para allá, y quel Frances la iba á prender y robar: por lo qual Pedro Sarmiento embió á decir al Gobernador con Francisco de Andrada, su Sargento-

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Mayor, que pusiese remedio en aquello, y el Gobernador y toda la Cidad y el Obispo embiaron à rogar á Pedro Sarmiento, que por amor de Dios, pues era Vasallo de Rei tan poderoso como V. M. y Tio de su Rei, que quisiese favorecerlos, pues no tenían otro favor al presente, y les vengase de una afrenta tan grande de que delante de sus ojos no les robasen aquella Nao Portuguesa, y que nos darían toda la artillería y gente que quisiésemos, y un Navío Castellano grande que allí estaba surto cargando de negros y bien artillado. Pedro Sarmiento, por lo que le tocaba y por otros fines necesarios, y por la honra de V. M. principalmente, pues pedían favor á sus criados y vasallos de V. M. no les pudo negar lo que pedían; y tras esto pareciéndole el Gobernador que podría ser querer cumplir con él de palabra, si se detenía, embió al Navío luego á su Teniente y Sargento-Mayor Francisco de Andrada y setenta hombres arcabuceros, y con otras armas; y hice meter tres piezas buenas de artillería, y en la Nao Castellana entró otro Portugues llamado

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Manuel Diaz con otros tantos Portugueses, y Sarmiento hizo aprestar el Barco Patax que había comprado para embiar al Nombre-de-Dios con dos Falcones y algunos arcabuceros, y en él por Caudillo el Sargento-Mayor Hernando Alonso; y luego Pedro Sarmiento salió con Nuestra-Señora-de-Esperanza y el Patax, ordenando que luego saliese tras él la Nao Castellana tras los Franceses; y dende á dos horas estábamos ménos de dos tiros de cañon dellos, y el otro Navío compañero no venía. Los Franceses habían ya alcanzado la Nao delantera tras que iban que nosotros pensábamos ser Portuguesa, y que iban á tomalla, y era Francesa y mui grande; y juntas las dos Naos y Patax, juntas en un ala, viniendo en medio su lancha, se venían ya vueltas contra nosotros procurando de ganarnos el barlovento, mas esta Nao se puso mejor que ellos y les tuvo el viento ganado, y los vino sacando de una niebla donde estaban, y llegándolos á tierra y acercándose á ellos entreteniéndose un poco entre tanto que llegaba la Nao Castellana que salió tarde y andaba

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poco de la vela. Y entendiéndolo el Francés, ó por aprovecharse del tiempo, adelantóse el Patax ó Lancha suya, y llegando poco mas de á tiro de cañon desta Nao volvió á sus Naos. Creemos que fue á dar aviso de lo que había reconocido: ser esta por ventura la Nao con quien habían peleado el dia pasado arriba dicho, y nosotros sospechando lo que podía ser, y (1) ya venía cerca la Nao Castellana, arribamos en popa sobre los Franceses; y como la Lancha habló con ellos viraron las proas, y comenzaron á huir á popa todos tres, y nosotros fuimos tras ellos con esta Nao y con el barco nuestro, y sinó anocheciera tan presto brevemente creemos que fuéramos con ellos, por que la una de las Naos no andaba mucho; pero anocheció con mucha obscuridad, y fuimos sin velas de gabia toda la noche esperando á la otra Nao nuestra compañera; y por esto no dimos con ellos mui presto, y los ladrones tuvieron lugar de alexarse,

(1) Aquí parece debe suplirse porque.

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pero siempre los seguimos, aunqué procuraron hurtarnos la derrota yendo siempre á orza así como iba alargando el viento; y sospechando lo que hacían. Nosotros hicimos lo mesmo, y aunqué no los vimos toda la noche, á la mañana amanecimos á vista dellos, aunqué algo léxos la vuelta de la Isla del Fuego al Oeste, que se habían puesto en huída; y la Nao Castellana nuestra compañera no parecia: y temiendo no le hubiese subcedido algun desastre, ó obiese topado con otras Naos ladronas, sospechando, por lo que habíamos visto, que pudo ser ardid destos Cosarios para hacer alguna presa, y que era público que esperaban por ella, tornamos á buscalla, porque era de ningun efecto ir ya tras los Franceses porque iban léxos, y teníamos mal tiempo y contrario, y los Portugueses eran quantidad, y no trahían municiones ni comida, que esta Nao les dió la que les bastó y hubieron menester mientras aquí estuvieron. En fin, viniendo buscándola, y llegando á vista del Puerto, la descubrimos que venía de la banda del Leste, y supímos que

yy 2

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en anocheciendo había corrido al Sueste. Creyóse que lo había hecho por escusar de hallarse á las puñadas, y no pelear. Nosotros tomamos el Puerto, y los Portugueses se desembarcaron, y el Gobernador mandó que la otra Nao no tomase puerto por lo que había hecho, y así anduvo de una vuelta y de otra toda la noche, y por la mañana pareció otra vez el Frances al sur deste Puerto cerca dél: de que el Gobernador y todo el Pueblo estaban mui congojados, temiendo que si el Frances la reconocía sola que vendría á ella y la tomaría, que ya había tomado otra junto á este Puerto; por lo qual embió el Gobernador á rogar a Pedro Sarmiento embiase á mandar á la otra Nao se viniese á ancorar al Puerto, y Sarmiento le embió el Patax y á decir se viniese con el Sargento-Mayor: y como el Gobernador (que estaba enfermo en la cama) supo que los Franceses se venían llegando, temeroso del daño y mal que le podría subceder, escribió al Capitan Pedro Sarmiento esta Carta.

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ILLUSTRE SENHOR.

„Quanto importe â reputaçaõ Espanhola ser corrido este ladraõ e botado, Vossa Senhoria o entende melhor que ninguem, e seu sangue e a minha cuido que o debe sofrer muy mal. Eu estou tam fraco que nem quasi juizo acho pera pedir em esta materia algumas cousas que, quando menos, compren â minha honra; mas cuido que as tenho seguras debaixo da protecçaõ de V. S. e do Senhor Francisco Dandradre seu Soldado e seus companheiros. Por amor de nosso Senhor que desta esperanza naõ fique Eu defraudado por que alem de minha afronta temo grandes perjuizos que será roubar este ladraon muitos navios que espero de Guiné carregados, que el espera pera ir á Indias, o que tambem estrobarese a Vossa Sanhoria de ter per serviço de Sua Magestade. O que de terra se houver mister he estado ordem que se cumpra como V. S. mandar. Outro se nõ offerece. Nosso

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Senhor a muy illustre pessoa de V.S. guarde e Estado aumente. = Beija as maõsa V. S. seu servidor Gaspar de Andrade.“

Parecióme poner aquí esta Letra para que se entienda la necesidad en que estaban en esta Cidad, y quan poco podía hacer el Gobernador si esta Nao y Vasallos de V. M. no los favoteciera con el ayuda de Dios Nuestro Señor. Visto pues esto, y que á mí me importaba asegurar el camino para nuestro pasage, consoló Sarmiento al Gobernador y al Pueblo y aprestóse luego; y con los Portugueses que se hallaron prestos y con otras dos piezas gruesas y bombas de fuego y buenos artilleros, largamos las amarras por la mano, y fuimos á la mar donde recogimos la Nao Castellana que ya se venía al Puerto por el recado que se le había embiado, y mandósele volviese tras esta Capitana y enderezamos en busca de los ladrones, los quales luego se pusieron en huida, y fuimos en su demanda hasta la noche que los perdimos de vista, y entónces pusímonos en el paso de la Isla de Mayo, que es su ladronera, mar al traves,

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para dar en ellos si por allí pasasen, y en toda la noche no dormimos, y todos estuvimos con las armas en las manos hasta la mañana, y los ladrones no parecieron, y esperamos á que aclarase el dia, y buscámoslos con gran diligencia atravesando de punta á punta de la Isla acia el Fuego. Y visto que eran huidos, nos volvimos al Puerto de Santiago. Con todo esto, la cortesía que nos hizo el Pueblo fué vendernos las cosas al doblo de lo que valían, y aun pusieron en plática de impedir la ida al Patax con el aviso al Nombre-de-Dios, y nos tomaron fraudolentamente algunas cosas que vendíamos para aviarnos; pero disimulóse por que ni era tiempo de otra cosa, ni convenía que entendiesen que éramos tan puestos en el interese como ellos.

Esta Isla de Santiago tiene diez y ocho leguas de largo, y ocho por lo mas ancho, que es por el Sur. Por esta banda tiene dos Pueblos. Esta Cidad de Santiago-de-la-Ribera, que ha ciento y diez años que se pobló, tiene mal asiento, y peor Puerto; pero por el agua la

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poblaron aquí. Hai pocas mas de quatrocientas y cincuenta casas de cal y canto, y la mejor es la del Obispo, que se llama Don Bartolomé Leyton. Tiene sobre el Puerto tres baluartes con cada diez piezas de artillería de bronce buenas, y buenos artilleros: Hai, segun nos dixeron, veinte mil Negros, que hai gran saca y trato dellos. Dicen los Oficiales-Reales que esta Aduana vale al Rei, un año con otro, mas de cien mil ducados. El otro Pueblo se llama la Playa, quatro leguas deste. En la Isla no se da trigo; pero dase ganado vacuno y ovejuno. Hai poca agua en los altos, sinó es en quebradas, en las quales hai algunos ingenios de azúcar y heredades de maiz, que ellos llaman millo, y otras frutas. Sin esta Isla hai otras nueve Islas en su contorno que no tienen Pueblos, sinó Estancias de ganado y Heredades de algodon, y frutas y mieses. Son las Islas: El Fuego, La Brava, Mayo, La Sal, San-Anton, Santa-Cruz, Santa-Lucía, San-Nicolas, Buena-vista; todas en espacio de sesenta leguas.

Estando aprestados, partimos deste Puerto

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domingo en la tarde diez y nueve de Junio, y salieron con nosotros el Patax nuestro, y otras dos Carabelas que iban á Portugal. Este mesmo dia se hizo justicia del Alférez, y se le dió garrote por traidor á la Corona Real de V. M. y por hombre sedicioso y deshonrador de la Real Seña y Bandera, y porque quiso impedir este Descubrimiento que por mandado de V. M. y en su Real servicio se hacía y ha hecho. Y asimesmo fueron este mesmo dia desterrados dos hombres; el uno de las Indias de V.M. por amotinador, y no se le dió mas castigo porque no se le probó bastantemente, y a otro Tenedor-de-bastimentos á quien Pedro Sarmiento le había quitado el cargo por disipador dellos, y le había castigado, y privado del salario y sueldo. A ésto desterró desta Armada, y dexó en la Isla de Santiago de Cabo-verde, así por esto dicho, como por revoltosos y desasosegadores de la gente.

60.

18.

En saliendo deste Puerto fuimos al Oeste hasta la Canal entre la Isla del Fuego y la de Santiago. Aquí se quedó el un Navío Portu-

zz

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gues de noche. Desde aquí gobernamos al Noroeste una quarta mas y ménos, porque así se corre la Isla de Santanton. Con (1) esta Canal íbamos con pocas velas por acompañar la Caravela, que hacía mucha agua, y por dalle algun socorro, así en esto como en guardalla de los Cosarios que por aquí hai. Y caminando por estos rumbos dichos fué Pedro Sarmiento despachando el Patax, llamado Nuestra Señora de-la-Concepcion; y juéves veinte y tres de Junio á las nueve del dia lo despachó, y embió en él por Caudillo á Hernando Alonso, Piloto desta Capitana y Sargento-Mayor, con otros siete ó ocho hombres, con los Despachos que el Virréi manda en su Instruccion. Conviene á saber: la Relacion y Discurso del Viage y Descubrimiento, y la Descripcion de lo descubierto, firmado de todos los que se hallaron aquí que supiesen firmar, y autorizado del Escribano-Real desta Nao y avisos de lo que aquí supe de los In-

(1) Con. Parece debe decir por.

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gleses, como arriba queda dicho, para que en aquellos Reinos y en Chile estén apercebidos y con mas vigilia que ántes solían estar. Estos Despachos fueron enderezados al Virréi y á los Oidores del Audiencia-Real: y así el Patax siguió la derrota al Oeste, y Nosotros al Noroeste, estando ya en parage seguro de Cosarios, que por esta causa lo traxo Pedro Sarmiento consigo estos dias. Este dia tomaron la altura Sarmiento y el Piloto-Mayor en diez y ocho grados largos; sesenta leguas.

Desde el juéves á mediodía con Nordeste fuimos al Noroeste hasta viérnes á mediodía, diez leguas. Esta noche se nos rompió la vela del trinquete de alto á baxo.

10.

6.

4.

Desde el viernes á mediodía 24. de Junio al Noroeste quarta al Norte con viento nordeste fresco hasta media noche diez leguas; y de media noche abaxo fuimos al Nornoroeste y al Norte quarta al Noroeste hasta el sábado de mañana seis leguas; y hasta el sábado á mediodía 25. de Junio al Noroeste quarta al Norte, quatro leguas.

zz 2

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Desde el sábado á mediodía al Noroeste quarta al Norte y al Nornoroeste quarta al Norte y al Nornoroeste hasta el domingo (1) leguas: altura 21. grados y un tercio. De manera que desde el juéves á mediodía hasta ahora anduvimos setenta leguas.

20.

22.

Desde el domingo al lúnes 27. de Junio fuimos al Noroeste quarta al Norte hasta prima noche, y toda la noche al Norte y al Norte quarta al Noroeste, y hasta mediodía al Nornoroeste hicimos camino del Nornoroeste 20. leguas. Lúnes tomé altura en 22. grados

23. 49.

27.

Del lúnes al mártes 28. de Junio hasta mediodía al Nornoroeste guiñando sobre la quarta del Norte 27. leguas: altura 23.gra-grados 47. (2) minutos.

70.

Del mártes al Jueves 30. de Junio al Nornoroeste sobre la quarta del Norte setenta leguas: altura 27. grados y 3/2

24.

29.

Del juéves al viérnes primero de Julio al

(1) Parece debe suplirse aqui quarenta.

(2) 47. Estos números están emendados en el cuerpo de la Obra, y eran 49. como al márgen.

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Noroeste sobre la quarta del Norte, 24. leguas: altura 29.

50.

Del viérnes al domingo á mediodía 3. de Julio al Norte y al Nornordeste y al Nordeste quarta al Norte cincuenta leguas: altura treinta y un grados y 38. minutos.

25.

33.

Desde el domingo á mediodía hasta mártes á mediodía 5. de Julio hubo calmerías: fuimos con bonanzas al Nornordeste hasta lúnes á mediodía, y desde este punto al mártes por la mañana al Noroeste y hasta mediodía al Norte quarta al Nordeste anduvimos 25. leguas: altura treinta y tres grados.

6.

21.

Desde el mártes al miércoles al Norte quarta al Nordeste seis leguas, y toda la noche al Norte quarta al Noroeste y al Nornoroeste, y desde la mañana hasta mediodía al Noroeste quarta al Norte y al Nornoroeste y al Norte quarta al Noroeste 21. leguas: altura 34. grados

20.

35. ⅙

Del miércoles al juéves siete de Julio al Nornoroeste y al Noroeste quarta al Norte 20. leguas: altura 35. grados ⅙

37.

35.

Del juéves al sábado 9. de Julio al Noroeste ocho leguas; y la noche siguiente con

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bonanzas al mesmo rumbo quatro leguas, y la resta hasta el sábado á mediodía al Nordeste quarta al Norte, Son todas 35. leguas: altura treinta y siete grados.

6.

3.

8.

Del sabado al domingo diez de Julio seis horas al Nordeste quarta al Norte seis leguas, y al Nordeste quarta al Leste tres leguas, y hasta el domingo á mediodía al Noroeste y al Nornoroeste ocho leguas.

4.

6.

Del domingo al lunes once de Julio al Norte quarta al Noroeste quatro horas quatro leguas, y al Norte seis leguas.

4.

Y al Norte quarta al Nordeste quatro leguas.

4.

Y al Nordeste quarta al Norte quatro leguas.

4.

Y al Nordeste franco quatro horas quatro leguas.

3.

Y al Nordeste quarta al Leste tres leguas.

4.

Y al Nordeste quatro leguas hasta lúnes á mediodía. Son veinte y una leguas por fantasía.

10.

40.

12.

Desde el lúnes á mediodía fuimos al Nordeste quarta al Leste y al Lesnordeste y al Les-

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te diez leguas, el mártes por la mañana vimos la Isla del Cuervo pasamos por la banda del Norte della. Está esta Islilla en quarenta grados largos: anduvimos doce leguas.

12.

39. ½

Del mártes al miércoles al Sueste con calmas doce leguas: tomamos el altura en treinta y nueve grados y medio largos.

Juéves caminando por este rumbo vimos la Isla Graciosa, pequeña, pero fértil y poblada. Pasamos de noche por entre ella y la Isla de San-Jorge. Vimos de noche en esta Isla de San-Jorge mucho fuego, y segun despues supimos en la Isla de la Tercera la causa deste fuego fué esta.

Primero dia de Junio deste año 1580. en la Villa de Velas de la Isla de San-Jorge fué hecho este Testimonio por el Oidor Freites sobre el fuego de la Isla de San-Jorge, y pasó así: Que este dicho dia en la dicha Isla obo grandes terremotos y temblores de tierra, y sobre tarde reventaron tres bocas de fuego con grandes (1); de las quales

(1) En el Manuscrito original se advierte este mismo claro.

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bocas corrieron arroyos de fuego hasta la mar, y fue perseverando el reventar hasta que se abrieron siete bocas de fuego, y destos Rios ó arroyos de fuego que corrieron corrió uno al rededor de una Hermita de Nuestra Señora. Yendo nueve hombres á quitar unas colmenas obra de un tiro de ballesta de la boca mayor, llegando á las colmenas se abrió una boca y los tragó, que no quedaron mas de dos medio quemados, y llovía ceniza que creció sobre la tierra un palmo de alto. Y dice luego el Testimonio: Certifico Yo Francisco de Freite, Oidor, que es verdad lo dicho deste fuego de San-Jorge.

Sobre esto decían que oían claramente voces de Demonios y otras cosas de espanto, y finalmente la Isla se va abrasando toda, segun dicen.

Siguiendo nuestro camino á diez y ocho de Julio llegamos de (1) la Cidad de Angla en la Tercera, que es la principal Isla de

(1) De. Parece debe decir a.

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la (1) de los Azores. Gloria á Dios Todo-poderoso!

Lúnes 19. de Julio llegó á este Puerto un Navío de la Villa de Pernambuco en el Brasil, y mártes otro de la Bahía de Todos-Sanctos, cabecera de la Gobernacion del Brasil: y preguntándoles Pedro Sarmiento si allá habían aportado algunos Ingleses, dixeron lo siguiente.

Relacion de los Ingleses de Brasil.

En Noviembre de 1579. salieron de la Frontera y Poblacion de Tiñares, quince leguas apartada de la Bahía de Todos-Santos, para el Sur cinco hombres blancos con quince Indios para ir á los Isléos (ques otro Pueblo de Portugueses) por tierra; y caminando por la playa dieron súbitamente en el Rio de las Cuentas con una lancha de Ingleses que trahía diez Ingleses, y los siete dellos estaban enxugando sus velas en tierra, y en viendo los Ingleses los caminantes comenzaron á huir, y los siguieron, entendiendo ser lo que era,

aaa

(1) La. Aquí ha de leerse las.

[page] 370

y flecharon cinco, y se acogeron (1) á la lancha, y tomaron dos que se metieron en el monte, y la lancha cortó las amarras, y dexaron dos cámaras grandes de bombardas que tenían por potalas. Y diciéndoles los caminantes que no querían guerra con ellos, que saliesen á tierra y que los proveerían de comida y de lo que les fuese necesario, respondieron que no querían, y mostraron arcabuces, ballestas y picas, borneando un verso para les tirar con él. Y á esta coyuntura vaciaba la maréa, y salieron por la barra afuera, y fuéronse: y de allí fueron á tener á otro Rio que está seis leguas del dicho Rio de las Cuentas para la Bahía de Todos-Sanctos, y en una Isla que está enfrente de Camamu, que se llama Chiepe, otro Caravelon de Portugueses, sin saber de la lancha, y dió acaso con ella, y huyóle por el mar con tres Ingleses, porque los demas hallaron en la Isla muertos de los flechazos que les dieron en la Isla de

(1) Acogeron 2 Por acogieron.

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las Cuentas, y de allí ó (1) tres ó quatro leguas otro barco de Portugueses que venía de los Isléos para la Bahía dió en la playa con los tres Ingleses mui desfallecidos y miserables, y la lancha perdióse, sin saberse el fin que llevó; los quales cinco Ingleses presos desta lancha, siendo preguntados, dixeron:

Que fueron en una Armada Inglesa de diez Naos que armó en Inglaterra un gran Señor, y que con ella pasaron el Estrecho de Magallánes, y de allí volvieron corriendo la Costa para poblar en la parte que para sus fundamentos mejor les pareciese: Que para este fin en su Capitana (que decían ser de novecientas toneladas) llevaba alende el marinage y servicio de servicio de Nao, quinientos hombres de guerra; quatrocientos Soldados, y ciento Oficiales de todos los oficios mecánicos, y los trahía mui contentos, que les pagaba á dinero cada mes su sueldo: la qual Armada surgió en una Isla de tierra de Carijos á

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(1) Aquí debe leerse a.

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que nosotros llamamos Caribes, donde se levantó una gran tempestad, con la qual las nueve Naos se hicieron á la vela, y la Capitana, no pudiendo tan de priesa como era menester levar las amarras dio á la costa, y se perdió sin escapar mas que los dichos hombres de la lancha arriba declarada, porque estaban en tierra haciendo aguage: la qual lancha, despues de perdida la Nao Capitana, vino caminando y costeando hasta Puerto seguro, onde tambien la corrieron, y por ser ligera se escapó de los barcos que la seguían, y de allí vino á acabar cerca de la Bahía como queda dicho.

Uno destos cinco Ingleses que escaparon, mancebo de treinta años, mui hábil, gran Matemático, afirmaba en la cárcel que los que escaparon de la tormenta habían de volver presto para las partes del Brasil con una grande Armada; y contaba entre otras particularidades por verdad, que en aquella parte de la Cananéa (que es una Isla pequeña) estaba un Marco o Padron con las Armas de V. M. y el Capitan-Mayor de los Ingleses lo

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mandaba quitar, y poner en su lugar otro de las Armas de Inglaterra para Posesion de aquellas Tierras que corren al Paraguái. Pueden ser estas Armas las que puso Cabeza de Vaca, ó las que puso el Adelantado Juan Ortiz de Zárate agora seis años en Santa Catalina cerca de la Cananéa quando V. M. le embió por Gobernador del Paraguái y Rio-de-la Plata: mas no se afirmaba si las quitaron; pero todavía esta duda era por términos que se sospecha ser verdad haber quitado las Armas de V. M. y puesto las de Inglaterra.

Demas de esto el Capitan del Pueblo de los Portugueses que está (1) el Rio de Janeiro de la Gobernacion del Brasil embió tres Ingleses á la Bahía, que los habían tomado en Cabo-frio de las nueve Naos que arriba se dixo haber escapado de la tormenta, y que en este Cabo-frio se hallaron tres Naos de ellas juntas que habían venido en demanda del Cabo, creyendo que allí hallarían las otras seis, que

(1) Aquí debe suplirse la preposicion en.

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con la tormenta se debían de haber apartado unas de otras. Y tiniendo el Capitan del Rio de Janeiro noticia destas tres Naos, embió quatro Canóas con gente á descubrir y tomar noticia de las dichas tres Naos, y los caminantes súbitamente en una Isla dieron con una lancha de los Ingleses, los quales en viendo las Canóas se recogeron; (1) mas no lo pudieron hacer tan de priesa que escapasen todos, y así les tomaron los dichos tres Ingleses y las Naos en viendo gente por tierra, y las Canóas por mas (2) dieron la vela y se fueron. Y destos tres Ingleses que aquí tomaron se supo de como aquellas tres Naos vinieron á demandar aquel Cabo-frio, porque pensaban hallar allí las otras seis Naos que faltaban, y no las hallando las habían de ir á demandar en la Paraiba de Pernambuco; mas no fueron á parar allá, porque en la Bahía de Todos-Sanctos se tenía noticia cierta de quince de

(1) Se recogeron. Por se recogieron.

(2) Mas. Debe decir mar.

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Mayo que en la Paraiba no había Naos algunas Francesas, ni Inglesas. Y en lo demas estos tres Ingleses trahidos del Rio de Janeiro á la Bahía concertaron con lo que habían dicho los otros cinco de la primera lancha que se perdió en Tiñare.

La llegada destos Ingleses al Brasil fué por Noviembre del año pasado de 1579. que es el tiempo que Pedro Sarmiento y sus Compañeros llegaron sirviendo á V. M. á los Arcipiélagos buscando el Estrecbo, y viene bien el un tiempo y el otro con lo que los Indios nos dixeron en el Estrecho. Y dice el que me dió esta relacion del Brasil, que es una persona principal, y el hombre mas poderoso del Brasil con quien Yo comuniqué al cabo desta Relacion estas palabras, que las pongo aquí porque se sacará algo dellas para en algun tiempo adelante.

„Mas como os Gobernadores destos tempos da falsa justicia no Brasil ocupaõn en seus particulares e tyranicos intereses os tres anos que ten de cargo lles naõ lembraõ nen respeitaõ o que tanto importa a seu Rey co-

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mo a Magestade del Rey Philippe inquirirem saberen e procuraren con amor y ardente fervor e diligencia estes importantes avisos.“

Y como mi presente estudio era inquirir sobre este caso en todas partes y de todas gentes, supe en esta Cidad de Angla de boca del Corregidor, y de todos generalmente, que á dos dias de Noviembre del año pasado de 1579. dió una Nao grande Inglesa á la Costa, y se perdió en un pueblo que se llama la Gualúa, dos leguas de la Cidad de Angla en esta Isla Tercera; la qual Nao quando se perdió trahía siete ú ocho hombres. Escaparon dos y un negro, que al presente están presos en esta Cidad, y los otros se ahogaron. Sacaron del fondo de la mar quince piezas mui gruesas de artillería de hierro colado que trahía la Nao, y otras muchas no se han podido sacar. Son las que sacaron grandes como para Fortaleza de asiento, porque se ha sabido que iban á poblar á Indias, y llevaba trecientos Soldados. Dícese que trahía riquezas, y que las echaron á la mar quando se vieron ir á

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perder, porque no se supiese su oficio de ladrones. Lo que los presos dicen es, que anduvieron con otras Naos por la Costa de Guinéa mucho tiempo, y que de enfermedades se les murió la gente, y que no quedó mas de la que trahía el Navío quando se perdió. Y la sospecha general que todos tienen, y Yo probablemente creo, por lo que he sabido, es que esta Nao es una de las nueve que escaparon de la tormenta arriba declaradas, y los que mas crédito dan á esto son los Portugueses del Brasil que me dieron la Relacion arriba referida, porque dicen que salieron en conserva de nueve ó diez Naos que armó un gran Señor de Inglaterra.

En este Puerto de Angla estaban dos Navichuelos Ingleses: y hablando Pedro Sarmiento con el dueño de uno dellos que es Españolado, y casado en esta Isla, sobre Francisco Draquez el Cosario, me dixo que había tres meses que había partido de Fristol (1) de Inglaterra, y que no había nueya que Fran-

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(1) Fristol, Por Bristol.

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cisco obiese aportado allá: y replicándole Yo lo que arriba se dixo que habían dicho los Ingleses de Ayamonte, dixo éste que era verdad, que donde él estuvo había fama que se hacía en Lóndres ó en Plemúa cierta armazon de Naos, y que no supo para donde, que es comprobacion de lo que el Piloto me dixo. Estando en este Puerto me dió el Obispo destas Islas un Testimonio de una maravilla, que es en suma.

Veniendo una Caravela de la Isla de San-Miguel á la Isla de San-Jorge á 15. de Junio deste año de 1580. estando la Caravela diez leguas de San-Jorge, que podía ser como media hora ántes que se pusiese el Sol, vieron los hombres que venían en ella en el cuerpo del Sol un Crucifixo grande, y en el pie del Crucifixo parecía un Calvario, como suele pintarse, y vieron estar dos Imagines, una á la mano derecha vestida de blanco, y otra á la mano izquierda vestida, al parecer, medio de colorado, ó como prieto. Y el Crucifixo iba subiendo para arriba, y siempre fué visto hasta cerrarse el Sol. De lo qual todos los que

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lo vieron quedaron mui espantados, llorando mucho sus pecados, pensando que venía el fin del Mundo. Esto averiguó el Oidor Freites que estaba en San-Jorge, y dello hizo Testimonio con todos los de la Caravela, y lo embió al Obispo, que es este en substancia: Laus Deo omnipotenti qui mirabilia fecit in Cœlo & in Terra!

Estando en este Puerto apercibiéndonos, llegaron cinco Naos grandes de la India, las quatro de Goa y Cochin, y la una de Malaca: las quatro venían cargadas de especería y drogas y porcelana y ropa de aquella tierra, y la una venía sin carga, porque faltó para podella cargar. La Capitana dicen ser de mil y docientas toneladas, y otra de mil y trecientas. Esta decían traher ocho mil quintales de especería, y preguntándoles por nuevas de los Castellanos de las Felipinas, dixeron que el año pasado un Hermano del Rei de Burnéo ó Burney, que es una grande y rica Isla, se fué á Manila y trató con los Castellanos que allí están por V. M. que fuesen á Burnéo, y quitasen el Reino á su Hermano, y se le die-

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sen á él, y sería tributario y Vasallo de V.M.; y los Castellanos fueron con gran armazon á Burnéo y tomaron el Reino; y el Rei huyó á los montes, y los Castellanos pusieron en su lugar á su Hermano, que trahían consigo, y hubieron muchas riquezas, y especialmente mas de seiscientas piezas de artillería, y con esto se volvieron á Manila en los Luzones. Y dende á algunos meses pasó por Burnéo un Capitan Portugués que venía de Moluco, y sabiendo lo que había pasado en Burnéo, y que el Rei primero andaba por los montes, fué allá y lo restituyó otra vez, y desterró ó hizo huir al que los Castellanos habían dexado puesto por Rei. Dígolo así en suma y sin mas premisas como ellos lo cuentan, que de creer es que los Vasallos de V. M. que están en aquellas Islas, si lo hicieron, sería por vías lícitas y justificadas como V. M. lo manda y quiere. V. M. sabrá ya esto mejor por informacion cierta por la via de Nueva-España, que Yo cuento lo que voi sabiendo, porque los Príncipes han de ser advertidos fielmente de todo lo que se supiere que les toque, para

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que si vieren que hai que reparar, provéan lo que fuere su servicio.

Miércoles por la mañana llegó á este Puerto y Cidad de Angla un Caraveloncillo con una bandera de Portugal en la popa, y traxo una Carta de Don Antonio para el Corregidor, en la qual, aunqué Yo no la ví, supe que decía y mandaba al Corregidor que le hiciese alzar por Rei, y que el (1) que lo contradixese le matase por ello. A esta sazon Pedro Sarmiento y el Vicario Frai Antonio Guadramiro estaban con el Corregidor persuadiéndole que fuese á obediencia á la Iglesia por quel Obispo lo tenía descomulgado, y el Corregidor estaba pertinaz de humillarse, y sustentaba no estar descomulgado, y por una palabra que un Escribano se descuidó de decir acerca de la venida de la Cáravela, diciendo que se trataban cosas que podrían ser contra Nosotros. Disimulando lo mas que fué posible, acababa la platica, sin alteracion se

(1) El, Por al.

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fué Pedro Sarmiento á embarcar con toda la gente que estaba en tierra, y súpose por nuevas del Caravelon que. los Gobernadores ó Desembargadores habían pronunciado sentencia por V. M., y que el Campo de V. M. estaba corca de Setubal, y la mar desde el Cabo de San-Vicente hasta la boca de Tajo tomada, y que á Don Antonio le habían alzado por Rei solamente Lisboa, Santaren y Setubal. Desto unos mostraban holgarse de ser de V. M., y otros de otra manera, como acontece en los vulgos rudos, porque los Nobles y Hidalgos en nuestra presencia gran voluntad mostraron al servicio de V. M. En fin comenzaron á tratar contra Nosotros, y luego nos cercaron con barcos y bateles, y avisaron á las Naos de la India que estaban surtas en la boca del Puerto para que si quisiésemos salir nos bombardeasen, y públicamente decían que comenzasen por Nosotros y nos matasen, pues V. M. andaba por Portugal con Campo, y nos tomasen los Papeles y Relaciones, pues el Estrecho caía en la Demarcacion de Portugal, y que de este Descubrimiento

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había de suceder gran daño á Portugal; que no aguardasen mas con nosotros, sinó que nos prendiesen, ó nos matasen. Por lo qual vivíamos como quien por momentos esperaba execucion de la furia de la behetría del vulgo; pero con las armas en la mano, y las mechas encendidas todas las horas. Y aunqué los mas de la Cidad y de las Naos lo decían, ninguno osó ser el primero, quanto mas que de haberse hecho bien con todos los desta Cidad en esta Nao de V. M. fué causa que algunos se nos aficionasen, y nos avisasen da lo que pasaba en el Pueblo, y particularmente un Hidalgo llamado Juan de Betancor advirtió á Pedro Sarmiento de que los Pilotos de las Naos de la India estaban indignados de invidiosos deste Descubrimiento, y que trataban de echar esta Nao á fondo y haber nuestros Derroteros á las manos para se aprovechar dellos, y que no llegasen á la presencia de V. M. Por lo qual Pedro Sarmiento trató con ciertos Marineros de Castilla que venían en las Naos de la India que le avisasen; y así cada rato tenía avisos de las Naos

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so color de venir á ver los salvages; y aunqué diversos decían diversas cosas, que sería nunca acabar, entendí del Capitan-Mayor de las Naos tibieza, que por ninguna parte se declaraba, estando puesto á la mira, y solo trataba de fornecer sus Naos de mas gente y artillería: y así decían que metería la de la Nao Inglesa perdida, porque en la Carta del Don Antonio mandaba que lo hiciese así, y que fuese por altura de barlovento, y que en la Costa hallaría Naos de resguardo para entrar seguras en Lisboa. Final (1) se resumieron en alzar al Don Antonio. Y por quel Corregidor estaba descomulgado de participantes, los Regidores y Oficiales de la Cámara fueron á él y le requirieron se fuese á absolver para este acto, donde nó, protestaban de lo hacer ellos; y por esto se fué á absolver. Y juntos en Cabildo, el Corregidor les propuso la razon de la Carta, y algunos estuvieron perplexos, y el Corregidor y otros algunos,

(1) Final, Por Finalmente.

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que fueron pocos, les pusieron tanto temor deciéndoles que era traicion y rebeldía que le obieron de nombrar por Rei; y á mi parecer por Tirano: y así lo decían algunos Portugueses. Y mugeres hubo que ofrecieron Misas y Romerías porque V. M. reinase. En conclusion alzaron bandera pregonando por las calles á Don Antonio. A esto no se halló el Capitan de la Armada de la India, que estuvo en su Nao. Llámase Saldaña, y es hijo de Castellano. Hecho esto, este dia trataron (1) mui desvergonzada (2) los Portugueses en tierra hasta tratar de echarnos á fondo, de lo qual de noche vino á avisar á Sarmiento Juan de Betancor, disfrazado y por detras de todos los Navíos y mui á remos callados. Por lo qual en toda la noche estuvimos las mechas encendidas y determinados de morir por Dios y por V. M.; pero como he dicho, nadie determinaba osar ser el primero de los

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(1) Parece debe suplirse aquí Nos.

(2) Desvergonzada, Por desvergonzadamente.

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que en tales casos suelen caer; y tambien por que algunos hombres de razon debía haber que por sus ciertos modos los refrenaban.

Andando en estas asonadas, llegó una Flota de veinte y dos velas de la Nueva-España; y la noche ántes que llegase, como se tuvo aviso de su venida por la atalaya, todos estuvievieron en arma en la Cidad, creyendo que era Armada que V.M. embiaba á tomar Isla, y detuvieron en tierra nuestro batel que había ido por agua, y tambien detuvieron una chalupa de la Flota que llegó á tomar vitualla, y los hicieron estar toda la noche al agua de un grande aguacero; y algunos de los nuestros se vinieron al Navío á nado, y nos avisaron de lo que pasaba; y al amanecer llegaron ciertas Chalupas de la Flota, que iban á comprar refresco, é Pedro Sarmiento las detuvo en este Navío avisándolos de lo que pasaba, y embió á tierra un Portugues de nuestra compañía á saber como estaba la tierra, y supimos que con saber ser Flota de Indias habían quietádose, y se holgaban fuesen en tierra. Esto hacen ellos por vender sus frutos

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y cosechas, y obras de madera, que solo se sustentan con el provecho de las Naos de V.M. que por aquí vienen, que son de las que han plata y oro. Con esto nos levamos é hicimos á la vela, y venimos á tener con la Flota: y Pedro Sarmiento fué á la Capitana de Nueva-España, y comunicó con el General lo que pasaba en el Pueblo de Angla y en España, y el servicio que á V. M. se podría hacer en llevar las Naos de la India ó alguna dellas á V. M., especialmente la de Malaca que viene mui rica de especiería, oro y pedrería preciosa; y exîmióse con decir que no tenía comision; y Pedro Sarmiento le volvió á decir, que la Caravela de aviso que había venido de Portugal había de volver esa mesma noche con aviso de lo hecho, y para que saliese Armada de Portugal á acompañar á las Naos de la India de que sería Don Antonio y su behetría socorridos de moneda, gente y ánimo: y pues esto todo es de V. M., que siquiera tomásemos esta Caravela aguardándola al paso para que no fuese aviso al Tirano, y V. M. fuese advertido primero y proveyese lo que

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mas fuese su servicio. Esto pareció á todos, y al General: y quedó que así se hiciese. Y con esta determinacion, sin mas detenernos, fuimos á la vela la vuelta de la Isla de San-Miguel: y lúnes estando ya á vista de San-Miguel, la Capitana de Nueva-España puso bandera en la gavia, y arribamos todos sobre ella á ver que parecer tomaba, y solo fué para decir que volviesen á la Tercera á tomar algun agua; y aunqué muchas Naos le dixeron que tenían lo que habían menester, el Piloto-Mayor de Nueva-España les hizo que fuesen allá, diciendo que si tardaban quarenta ó cincuenta dias, ¿donde se habían de rehacer? (Cosa ridícula!) Y Pedro Sarmiento, hablando con Don Bartolomé de Villavicencio, le dixo Pedro Sarmiento que él no quería surgir, porque esta no era coyuntura de andar por Puertos; quería ir á dar aviso á V. M. y á servirle, y á darle aviso de lo que tanto le cumplía á su ánima, honra y Corona. A lo qual respondió el Piloto de Nueva-España, que ninguna Nao surgiría. Y el Piloto-Mayor desta Nao Capitana de

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V. M. dió todas las velas y salió por toda la Armada con hatra mohindad del General Sarmiento, por ver la floxedad que se tenía en esto: que por un poco de regocijo de tomar quatro rábanos, y dos libras de ubas se dexase de hacer lo que tanto importaba. Y caminando acia la Tercera, vieron salit de la Isla la Caravelilla de aviso, y Pedro Sarmiento estubo aguardando á ver que hacía el General de Nueva-España, segun lo que habían concertado: y quando vido que ninguna diligencia hacía, mandó Pedro Sarmiento ir tras la Caravelilla que ya iba léxos. En fin sola esta Capitana le dió caza hasta mui tarde; y viéndose la Caravelilla fatigada, viró la vuelta de tierra y esta Nao viró tras ella, y llevándola ya cerca arribó en popa á tierra á la Cidad de la Playa: y en esto anocheció. Por lo qual no la pudimos tomar: y si Don Bartolomé enviara siquiera una Chalupa de las que trahía en la Armada, sin falta la tomábamos, porque la Chalupa se pudiera meter en tierra mejor que la Caravela; lo qual esta Nao no pudo hacer sin peligro de perderse. E ya que

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no la tomamos sirvió de que no nos llevase dos dias de ventaja, que una hora suele ser de gran momento en tales ocasiones, y con la vuelta se perdió hasta miércoles tres de Agosto con ir y venir á tierra, y con calmas que por la mayor parte hai al abrigo destas Islas. Y quando volvió la Flota al Puerto, ya las Naos de la India andaban á la vela á punto de todo. Sola la de Malaca habían metido mas acia la Cidad para favorecerla con la fortaleza del Pueblo. Iten, quando la Flota se volvió al Puerto pasó otra Caravela de aviso de Portugal, con sus encomiendas y banderas por medio de la Flota, y la dexó el Gegeral pasar sin saber ni inquirir della cosa de diligencia, con estar avisado que habían salido dos Caravelas de Lisboa para este efecto.

El miércoles 3. de Agosto se hizo la Flota á la vela la vuelta de España, y lúnes 15. de Agosto, por la misericordia de Dios, reconocimos la Costa de España en el Cabo de San-Vicente seis leguas mas al Norte. LAUS DEO.

Todo lo qual se leyó públicamente delante de todos los desta Nao-Capitana, que

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fueron los siguientes: El Padre Vicario Frai Antonio Guadramiro; Anton Páblos, Piloto-Mayor; Juan Desquíbel, Escribano-Real; Pedro de Hojeda, Contra-Maestre; Gaspar Antonio, Guardian; Maestre Agustin, Carpintero; Pedro de Aranda, Soldado; Gerónimo de Arroyo; Francisco Garces Despinosa; Andres de Orduña; Antonio del Castillo; Pedro Lopez, Calafate; Francisco Hernandez; Angel Bartolo; Domingo Vayaneta; Pedro Pablo; Jácome Ricardo; Diego Perez de Albor, y Diego Perez de Villanueva; Pedro Alvaraz; Francisco Perez; Francisco de Urbéa; Simon de Abréo; Pedro de Villalustre; Manuel Perez; Matéo Andres; Pedro Marquez; Pedro Gonzalez; Pedro de Bamonde; Francisco Tellez; Pedro de Isasiga; Grabiel de Solis; Pedro de la Rosa. A todos los quales aquí contenidos les fué preguntado si lo contenido en esta Relacion era verdad, ó tenían que contradecir; y dixeron ser todo lo en ella contenido verdad, sin saber cosa alguna que pudiesen ni debiesen contradecir. Y esto es la verdad, y los que

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supieron firmar lo firmaron de sus nombres y rúbricas; y asimesmo yo Pedro Sarmiento de Gambóa, Capitan-Superior desta Nao y Armada de Su Magestad, juro á Dios, á esta ✠, y á los Santos Evangelios, que todo lo contenido en esta Relacion y Derrotero es verdad, y pasa así en efecto como en ella se contiene, sin exceder en cosa que sea contra la verdad. E por ser así cierto y verdadero, y para que en toda parte tenga la fe y crédito que conviene, la firmé de mano y nombre, que es fecha en esta Nao Capitana nombrada Nuestra-Señora-de-Esperanza, miércoles diez y siete dias del mes de Agosto de mil quinientos y ochenta años.

Pedro Sarmiento de gamboa.

Anton pablos, piloto.

fray antonio guadramiro.

Pedro de hojeda, contramaestre.

gaspar antonio gardian.

fiancisco garces despinosa.

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Pedro de aranda.

geronimo garzes del arroyo.

francisco de gorvea.

Antonio del castillo.

francisco perez.

diego perez.

Francisco Hernandez.

Aujustin grabiel de solis.

jacome ricaldo.

francisco tellez.

pedro de baamonde.

Andres de orduña, escrivano nombrado. (1)

E Yo Joan Desquíbel, Escribano-Real de esta Armada y Nao-Capitana de Su Magestad doi fe y verdadero testimonio, que

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(1) Todas estas firmas son originales, y van impresas con la misma ortografía de sus Autores, y segun el orden en que estan colocadas en el Manuscrito.

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me hallé presente en todo este Viage y Descubrimiento del Estrecho de la Madre-de-Dios, ántes llamado de Magallánes, y lo ví; y aquello en que no me hallé lo sé por cierta informacion de las personas que fueron á ello, y por juramento solene del Señor Pedro Sarmiento, Capitan-Superior de esta Armada, que fué en los Tres Descubrimientos, de los tres Bateles; y me hallé presente quando esta Relacion se leyó de verbo ad verbum ante todas las personas desta dicha Nao públicamente, segun el Mui Excelente Señor Don Francisco de Toledo, Virréi del Pirú, lo manda por su Instruccion. Y leída y entendida, dixeron todos los Testigos arriba nombrados y firmados ser verdad todo lo contenido en esta Relacion, y que no sabían ni tenían que contradecir cosa alguna, y que por tal la daban y aprobaban para que Su Magestad fuese informado con ella de todo lo sucedido en este Viage y Descubrimiento. Y conosco (1) á todos los Testigos arriba nombrados

(1) Conosco, por Conozco.

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y ví firmar las firmas, puestas debaxo, de los Nombres, que son de aquellos que se hallaron en esta Nao que sabían firmar: y va escripta esta dicha Relacion y Derrotero en ochenta y cinco hojas con esta en que va mi Firma y Signo. De todo lo qual doi fe, que es fecha en esta Nao-Capitana, nombrada Nuestra-Señora-de-Buena-Esperanza á diez y siete dias del mes de Agosto de mil é quinientos y ochenta años.

A (1) en testimonio de verdad fice aquí este mio signo (2) A tal = Juan Desquivel, escrivano Real. = (3)

Y Yo Pedro Sarmiento de Gambóa, Capitan-Superior de esta Armada Real de Su Magestad, que vino al Descubrimiento del Estrecho de Magallánes, certifico á todos los que la presente vieren, que Juan Desquíbel, de quien va firmada y signada esta Relacion y

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(1) A. Parece debe decir aquí E.

(2) Aquí el Signo.

(3) Tambien esta firma es original.

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Derrotero, es Escribano Real desta dicha Armada, y desta dicha Nao-Capitana, y á sus Escripturas y Autos que antél pasan y han pasado se les da entero crédito como á tal Escribano-Real desta dicha Armada y Nao-Capitana. Y para que dello conste dí esta Certificacion firmada de mi nombre, que es fecha en esta Nao-Capitana á diez y siete dias del mes de Agosto de mil é quinientos y ochenta años.

Pedro Sarmiento de gamboa. (1)

(1) Esta firma es original como las que van puestas ántes.

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INDICE ALFABÉTICO

de los Nombres de Lugares, que se encuentran en este Diario,

Puestos casi todos por Pedro Sarmiento.

A Gua-dulce (Caleta de) 217.

Alguilgua (Ensenada) 203.

Altura (Caleta de la) 134.

Altura (Peñas de la) 146.

Anunciada (Punta de la) 92. 97. 107. 108. 126.

Año-nuevo (Morro de) 140. 141. 142. 143.

Archipiélago. 135. 148. 149. 150. 159. 167. 168. 181. 232.

Archipiélago del Virréi D. Francisco de Toledo. 100.

Arrecifes (Ancon de los) 108. 109. 126.

Arrecifes (Punta de) 125. 126.

Bahía-buena. Véase Puertobueno.

Barranca. 273.

Baxos del Herbazal. 141.

Boqueron (Punta del) 223.

Brazo-ancho. 99. 105.

Brazo-ancho (Punta del) 88. 89. 99.

Cabo-Primero. 65. 66.

Cache-Diablo. Véase Puerto-Peligroso.

Campana de Roldan. 213.

Canal-de-la-Concepcion (Brazo ancho de la) 132.

Canal-Madre (85. 86. 87. 90. 100.

Candelaria (Punta de la) 82.

Capitloilgua (Ensenada) 206.

Caycayxixaisgua (Costa) 206.

Cayrayxayiisgua (Isla) 208.

Clara (Punta de) 125. 126.

Concepcion (Brazo de la 105. 108. 126. 157.

Concepcion (Canal de la) 124. 126.

Concepcion (Golfete de la) 157.

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Cordillera-nevada. 100. 128. 131. 137. 139. 140. 141. 142. 149. 204. 208.

Consolacion (Punta de) 274. 275.

Costa-brava. 167.

Cruz (Isla de la) 210. 211.

Dormida (Islas, ó Isletas de la) 111. 112.

Dormida-de-Anton-Páblos (la) 84.

Dos-Canales (Isla de) 131. 132. 154. 155.

Enmedio (Isla de) 86. 105.

Espíritu-Santo (Cabo del) 181. 278.

Exeaquil (Ancon de) 286.

Farallon (Punta del) 126.

Galeotilla (la) 89. 98.

Gente (Bahía, y Ensenada de la) 223. 231.

Gente (Isla de la) 212.

Gente (Punta de la) 111.

Gente-Grande (Bahía de la) 247. 249.

Gente-Grande (Punta de la) 243.

Gran-brazo. 134.

Gran-Valle. 218.

Guaviguilgua (Ensenada) 203.

Hocico de Caiman. 89. 158.

Inocentes (Isla de los) 157.

Isla do se huyó el Indio. 112.

Islas-Nevadas. 211. 213.

Lobos (Isla de) 109.

Lobos (Islas de) 149.

Lomas (Morro, y Ensenada de) 221. 223.

Madalena (Canal de la) 220.

Madalena (Isla de la) 254.

Madre de Dios (Estrecho de la) 239. 244. 277. 278. 280.

Mano de Júdas: 149.

Mas-al-Oeste (Punta de) 148.

Misericordia (Puerto de la) 182. 183. 186. 188. 189.

Monte de Trigo (Caleta de) 154.

Morro (Puerto del) 83.

Morro-Gordo. 83.

Mucha-nieve (Ensenada de) 207.

Nombre de Jesus (Cabo del) 275.

Norte (Brazo del) 85.

Nuestra-Señora-de-Esperanza (Angostura de) 272. 273.

Nuestra-Señora-de-Gracia (Punta y Cabo de) 250. 252. 255. 257. 260.

Nuestra-Señora-de-Guadalupe (Ensenada de) 122. 124.

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Nuestra-Señora-de-la-Candelaria (Puerto de) 189. 193. 201.

Nuestra-Señora-de-la-Peña-de-Francia (Punta de) 107.

Nuestra-Señora-de-la-Victoria (Cabo y Tierra de) 149. 150. 151.

Nuestra-Señora-de-las-Mercedes (Punta de) 154.

Nuestra-Señora-de-las-Virtudes (Cabo y Punta de) 150. 152.

Nuestra-Señora-del-Remedio (Ensenada de) 273.

Nuestra-Señora-del-Rosario (Puerto de) 72. 74. 76. 77. 82. 97. 98. 100. 166.

Nuestra-Señora-del-Valle (Puerto de) 63.

Nuestra-Señora-del-Valle (Punta y Cabo de) 251. 263. 280.

Ochavario (Puerto del) 131.

Oeste (Brazo del) 92.

Oeste (Punta del) 148. 149.

Once-mil-Virgenes (Ensenada de las) 263.

Oracion (Cordillera ó Monte de la) 144. 148.

Oracion (Ensenada de la) 146.

Pan-de-azúcar. 83. 84. 136. 219. 224.

Páxaros (Isla de) 112.

Pelepelgua (Caleta) 206.

Placel (Punta del) 226.

Playa (la) 213.

Playa-Bermeja. 165. Véase Puerto-Bermejo.

Playa-Parda. 206.

Puchachailgua (Ensenada) 203.

Puerto-Angosto. 204. 205. 208.

Puerto-Bermejo-de-la-Concepcion-de-Nuestra-Señora. 90. 92. 93. 97. 101. 105. 107. 126. 127. 129. 157. 158. 163. 164. 166. 174. 176. 180. 238.

Puerto-bueno, ó Bahía-buena. 133.

Puerto-Peligroso. 72.

Puerto-Primero. 101.

Punta-Anegada. 273. 274. 275.

Punta-Baxa. 273. 274.

Punta de Gracias-á-Dios. 136.

Punta-Delgada. 86. 134. 272. 273.

Punta-larga. 147.

Rio-hondo. 215.

Roca-partida. 113. 118. 119. 120. 175. 186.

[page] 400

San-Andres (Canal de) 99.

San-Antonio (Punta de) 131. 132. 133.

San-Antonio-de-Padua (Punta y Cabo de) 227. 255.

San-Bartolomé (Bahía de) 255.

San-Bartolomé (Punta de) 136.

San-Benito (Punta de) 137. 138.

San-Bernabé (Punta de) 136. 137. 217. 218.

San-Baltasar (Punta de) 135.

San-Blas (Canal de) 114. 115.

San-Blas (Punta de) 154.

San-Buenaventura (Islote de) 108. 109.

San-Estévan (Canal de) 132. 134. 154.

San-Estévan (Punta de) 131.

San-Felipe (Ensenada de) 270. 271.

San-Fernando (Bahía y Punta de) 218.

San-Francisco (Ensenada de) 109.

San-Francisco (Isla de) 124. 125.

San-Gaspar (Punta de) 136.

San-Gerónimo (Ensenada de) 202.

San-Gregorio (Punta, Cabo y Bahía de) 251. 257. 258. 259. 260. 261. 262. 267.

San-Ildefonso (Punta de) 203.

San-Isidro (Punta de) 220. 221. 222. 257. 263. 267. 270.

San-Juan (Rio y Puerto de) 223. 229. 230. 231. 232. 236. 240. 241. 254.

San-Juan-de-la-Posesion (Rio y Puerto de) Véase San Juan.

San-Julian (Punta de) 214.

San-Jusepe (Sierra, Monte y Caleta de) 150. 151. 152.

San-Lúcas (Punta de) 134.

San-Luis (Punta de) 154. 155.

San-Márcos (Punta de) 134.

San-Martin del Pasage (Isla de) 124.

San-Matéo (Punta de) 135.

San-Melchor (Ensenada de) 135.

San-Pablo (Isla de) 229. 241. 242. 243.

San-Pablo (Punta de) 135.

[page] 401

San-Pedro (Bahía de) 217.

San-Silvestre (Punta de) 255.

San-Simon (Bahía de) 213. 214.

San-Simon (Barranca de) 250. 251. 257.

San-Valentin (Abra de) 227.

San-Valentin (Punta y Cabo de) 223. 224. 241.

San-Vicente (Punta y Cabo de) 135. 249. 250. 253. 262.

Santa-Agueda (Punta y Morro de) 218. 219.

Santa-Ana (Isla de) 202.

Santa-Ana (Punta de) 222. 226. 227. 229. 232. 241.

Santa-Brígida (Bahía de) 220.

Santa-Brígida (Punta de) 219. 220.

Santa-Catalina (Ensenada de) 255.

Santa-Catalina (Punta de) 139. 140. 141.

Santa-Clara (Canal de) 125. 126.

Santa-Ines (Isla de) 180. 181. 193.

Santa-Isabel (Cabo de) 151.

Santa-Lucía (Cabo de) 113. 114. 128. 146. 151. 160. 175. 181.

Santa-Marta (Isla de) 254.

Santa-Mónica (Puerto de) 202.

Santa-Susana (Ancon de) 256.

Santiago (Cabo y Punta de) 108. 109. 112. 114. 169. 175. 176.

Santiago (Ensenada de) 271.

Santísima Trinidad (Golfo y Bahía de la) 65. 66. 74. 81. 86. 257.

Silla (Sierra é Isla de la) 112. 113. 124.

Sudueste (Ancon del) 84) 85.

Sudueste (Brazo del) 84. 85.

Sur (Morro del) 87.

Surgidero (el) 133.

Susueste (Canal del) 132.

Tierra-Grande. 86. 90. 91. 152.

Tinquichisgua (Punta) 213.

Tinquichisgua (Tierra) 210.

Tres-puntas (Cabo de) 65. 66.

Trigo (Monte de) 135.

[page] 402

Valle-grande (Rio del) 220.

Valle-hondo. 221.

Vera-Cruz (Monte de la) 116.

Vernal. 219. 224.

Vírgen-María (Cabo de la) 274. 275. 276. 278. 280.

Voces (Playa de las) 222.

Volcan-nevado. 224.

Xaultegua (Ensenada) 203. 204. 208.

Zorra (Morro de la) 155.

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DECLARACION

QUE

De órden del Virréi del Perú

D. Francisco de Borja, Príncipe de Esquilache, hizo, ante Escribano,

TOMÉ HERNANDEZ,

De lo sucedido en las dos Poblaciones

Fundadas en el Estrecho de Magallánes

POR

Pedro Sarmiento de Gambóa.

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En la Ciudad de los Reyes en veinte y uno de Marzo de mil y seiscientos y veinte años, el Excelentísimo Señor Príncipe de Esquilache, Virréi de estos Reinos, dixo: que por quanto S. E. ha entendido, por relacion que le hizo el General D. Ordoño de Aguirre, que Tomé Hernandez, residente en esta Ciudad, vino el año de ochenta y uno, desde los Reinos de España en compañía de Diego Flores de Valdes, y Pedro Sarmiento al Descubrimiento y Poblacion del Estrecho de Magallánes, donde vivió dos años y medio, hasta que se embarcó en la Armada de Tomas Candi, (1) Ingles, que pasó á esta Mar; y conviene al servicio de S.M. saber y entender qué anchura tiene, ansí en su principio como en los medios y fines de él; qué Bahías, Caletas y Surgideros; y si su Navegacion será fácil, ó dificultosa; y en qué tiempos del año se podrá desembocar; y qué vientos corren favorables, ó contrarios; y qué Islas, ó tierra-firme se comu-

(1) Tomas Candish. Nuestros Autores llaman generalmente á este Cosario Tomas Candi como aquí; y entre otros el célebre Escritor Christóval Suarez de Figueróa en su Historia de los Hechos del Marques de Cañete, escrita con tanto juicio, individualidad y acierto.

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nican y confinan con el Estrecho; y de qué temples son, y qué gente los habita, ó si son disiertas, ó inhabitables, y todo lo demas á esto anexo y concermente, para que mas distintamente se sepa el con cierta ciencia y sabiduría Para lo qual S. E. mandó que el dicho Tomé Hernandez lo declare en prescia de S. E. y ante García de Tamayo, Escribano-mayór de Minas, y Registros, y Hacienda Real de esta Caxa, y lo firmo = El Principe D. Francisco de Borja = Ante mí = García de Tamayo.

En la Ciudad de los Reyes en veinte y uno de Marzo de mil y seiscientos y veinte años, en presencia de S. E. fué juramento por Dios Nuestro Señor,, en forma de Derecho, de un hombre, que dixo llamarse Tomé Hernandez, y ser natural de Badajoz, en los Reinos de España, y prometió de decir verdad. Y siendo preguntado por elnor del Auto de atras, dixo Que Reinos de España el año de mil y quinientos y ochenta, se condució (1) gente, por mandado de S. M. para la poblacion del Estrecho de Magallánes; y ansimismo para la del Reino de Chile; y fué nombrado por General de la Armada (2) de toda la gente

(1) Se conducíó, por sé conduxo.

(2) Parece debe suplirse aquí la conjuncion y.

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que había de baxat, así al Estrecho, como para Chile, Diego Flores de Valdes, y se armaron veinte y tres Vaxeles para este efecto, donde se embarcaron el Capitan Pedro Sarmiento, que venía á la poblacion, y Don Alonso de Soto mayor por Gobernador de Chile; y supo este Testigo que la poblacion, que se le encargaba á Pedro Sarmiento fué por la noticia que tenía ya del Estrecho, porque había desembocado por él, é ido de estos Reinos á los de España: y trahía órden el General de que habiendo dexado la gente, que iba para quedar en Chile, y la que ansimismo iba para la poblacion del Estrecho, se volviese con la Armada á España; y en esta conformidad se hicieron á la vela el año de ochenta y uno del Puerto de San-Lúcar, y este Testigo vino embarcado por Soldado en la Capitana de la Armada, que era una. Nao llamada la Galeaza, nombrada San Christóval: y viniendo navegando todos, les dió en el Golfo de las Yeguas una tormenta mui grande, por lo qual les fué preciso arribar á Cadiz con pérdida de siete Galeones, que faltaron, y allí se volvió á rehacer la Armada, y volvió á proseguir su viage en demanda del Estrecho; y la primera tierra que se tomó fué á Cabo-verde, dondehicieron agnada y tomaron otras cosas necesarias para la Armada, y luego salleron de Cabo-verde, y fueron navegando hasta que tomaron el Rio-Geneiro, que es en el Brasil, y estuvieron quatro meses esperando que mejorase el tiem-

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po: y al cabo de los quatro meses surgieron en un Puerto llamado San-Vicente, que debe estar cincuenta leguas mas adelante del Rio Geneiro, y estaba poblado de Portugueses, los quales informaron al General Diego Flores de Valdes, que los Ingleses les hacian daño, quando llegaban allí, y le pidieron les dexase algunos Soldados, y artillería para impedir el daño al Enemigo. Por lo qual les dexó gente de guarnicion con alguna artillería, y se fabricó un Fuerte, quedando por Alcaide dél Hernando de Miranda, que había venido tambien en la Armada: y al cabo de poco mas de mes y medio que estuvieron en el Puerto de San-Vicente, salieron de allí para ir via recta al Estrecho, y fueron navegando hasta quarenta y ocho grados enmarados, que iban las Naos mas de ducientas leguas la mar adentro; y en esta altura le (1) sobrevino una tormenta mui rigurosa, que fué causa que las Naos se apartasen las unas de las otras, corriendo á árbol seco, y de esta tormenta se abrió una Nao llamada la Arriola, que trahia trescientas personas para la poblacion del Estrecho, y se fué á pique, sin que pudiese ser socorrida gente ninguna: y esta tormenta les duró ocho dias, y en aplacando se fueron á juntar la Capitana y las demas Naos, que se habían apartado con la tormenta, ménos la

(1) Le, por les.

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que se perdió, en el altura del Rio de la Plata, que estará en treinta y ocho grados, poco mas, ó menos; y allí pidió licencia al General el Gobernador Don Alonso de Sotomayor para irse á Chile con su gente, que estaba repartida en tres Naos, diciendo: que respeto de que no podían tomar el Estrecho, quería hacer su viage por el Rio de la Plata, y fué por él: y en Buenos-aires desembarcó su gente, y llevó por tierra á Chile. Y el General Diego Flores con su Armada fué arribando á la Isla de Santa-Catalina, y ántes de llegar á ella se le perdió una Fragata, que varó en tierra una madrugada, por lo qual se disparó una pieza de Artillería, que fué causa para no perderse allí toda la Armada, y los Soldados, que iban embarcados, en la Fragata que se perdió, sacaron en tierra toda la ropa, pólvora, artillería, y demas municiones por que se salvó todo, excepto la Fragata, y quedando los Soldados en tierra de la Fragata perdida. La Armada tomó el Puerto de Santa-Catalina, que estará de distancia desde el Puerto de Santa-Catalina hasta donde quedó esta Fragata tres dias de camino por tierra, y es toda ella tierra de guerra, y la habitan Indios. Y estando el General con su Armada en el Puerto de Santa Catalina con cuidado de saber que se habría hecho la gente, que quedó donde se perdió la Fragata, llegó el Capitan Gonzalo Melendez por tierra, que era uno de los de la Fragata, y dos mugeres con

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él, y dió aviso de que los Soldados se habían amotinado, y no le habían querido obedecer, siendo su Capitan, y que por buenas razones les había reducido en órden á que le dexasen salir de allí; y al cabo de algunos quince dias vinieron al Puerto donde estaba el General, todos los Soldados de la Fragata perdida, y fueron presos las cabezas del motin, y declararon que se habían venido retirando de los Indios, porque á los principios habían sido regalados, y bien rescibidos de ellos, y que despues, siendo engañados los Españoles de un Mestizo que habían llevado desde el Rio-Geneiro en la Fragata sobre que los Indios les querían matar, habían dado traza de que quando viniesen á traherles de comer, les matasen, como lo hicieron, y los demas Indios lo habían sabido, y corrido tras los Soldados, pegando fuego á toda la tierra, que no pudieron caminar por ella sino por la orilla del mar. Y despues de castigados los del motin, salieron en demanda del Estrecho y al salir del Puerto, se perdió una Nao llamada la Proveedora, que sería de quinientas toneladas, por que dió en una laxa, y se salvó toda la gente, perdiéndose la Artillería, y lo demas que trahían; y las demas Naos restantes salieron para el Estrecho, y al cabo de algunos dias de navegacion embocaron con buen tiempo, y dieron fondo en la primera Angostura, que se dice la Punta de San Gerónimo, y habrá una legua de tierra á tierra, que es donde se ha-

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bían de hacer los Fuertes; (1) y aquella noche tuvieron tan gran tormenta, que fué fuerza picar los cables, y salir las Naos fuera, y fueron de arribada al Rio Geneiro, donde hallaron quatro Galeones de socorro, que S. M. había inviado con bastimentos para esta Armada, y por General de los Galeones Diego Darce (2) y allí se juntaron todos á acuerdo, y dividieron las Naos, y se resolvió en que el General Diego Flores de Valdes saliese para la Bahía de Todos Santos con su Armada, y despachó á Diego de la Ribera por General para el Estrecho con dos Navíos, y tres Fragatas, en que fuese la gente para la poblacion del Estrecho: de manera que Diego Flores quedó para volverse á España, y en esta conformidad salieron del Rio Geneiro las dos Naos, y tres Fragatas, y navegaron hasta quarenta grados, yendo por la propia costa del Estrecho por Enero, llevando mui buen Viage y tiempo, y entraron dentro del Estrecho cosa de media legua, y allí echó la gente en tierra Diego de la Ribera, porque no quiso pasar adelante, y dieron con una Nao de las dos al traves, y sacaron la Artillería de ella, y la comida mojada. Y dexando en este parage docientos y ochenta hombres á cargo del Capitan Pedro

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(1) Véase en el Diario la pag. 272. al-márgen de la qual señala Sarmiento el lugar que juzgó apropósito para hacer las Fortalezas.

(2) Darce, por de Arce.

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Sarmiento, se fué Diego de la Ribera, sin dexarles bastimento ninguno mas que solo un Vaxel pequeño; y en esa misma parte se hizo una Poblacion (1) cerca de la mar con unos Buhíos, y desde allí Pedro Sarmiento despachó el Vaxel por el Estrecho adentro con algunas municiones, y gente de mar con órden de que le aguardasen en la Punta de Santa-Ana, hasta que él fuese por tierra. Y estando en esta Primera Poblacion, vinieron de paz ducientos y cincuenta Indios, Varones y Hembras agigantados, á hablar con los Españoles, los quales les regalaron: con que se fueron. Y de allí á tres noches vinieron á dar sobre los nuestros, y pelearon un rato con ellos, de que salieron algunos Soldados heridos. Despues de lo qual el Capitan Sarmiento dió órden al Capitan Iñiguez que fuese con cincuenta hombres la tierra adentro á descubrirla, y toparon cantidad de ducientos Indios, los quales llegaron á hablar con los Españoles en su lengua, de manera que no les entendían, y les tentaban los pechos para ver si los trahían armados; y el Capitan de ellos cogió por la mano al Capitan Iñiguez, y se lo llevaba consigo con otros Indios, como que iban de paz; y creían los Españoles que era así, hasta que el Capitan Iñiguez dió voces, diciendo: que lo llevaban aquellos

(1) A esta Primera Poblacion llamó Pedro Sarmiento NOMBRE DE JESUS, y acaso la fundó en el Cabo que llamó del Nombre de Jesus pag. 275.

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Indios; y los Soldados fueron tras de ellos, y con los arcabuces derribaron muchos Indios, y cobraron su Capitan. Y quando les tiraban, se sacudían con las manos las postas que les alcanzaban en los cuerpos, pareciéndoles que era cosa que con sacudirla se les caería; y las mugeres de ellos les daban voces, y hacían señas á los Españoles que se fuesen, y ansí lo hicieron, recogiéndose al Real. Y dexando Pedro Sarmiento trecientos hombres en la Primera Poblacion, donde sucedió lo que ha dicho, salió por tierra con ochenta Soldados en demanda del Navío. Yendo caminando cosa de diez leguas, estaba un Navío dado en la costa, y hallaron que las anclas estaban enterradas en tierra, descubiertas solamente las uñas de ellas; y media legua de la mar, la tierra adentro de donde estaba este Navío perdido, estaba un árbol de Navío hincado en el suelo, y gran monton de piedras al rededor dél, y no repararon en lo que podría ser. Y yendo caminando por tierra hasta la primera Angostura del Estrecho, salieron once Indios agigantados como los otros, y Pedro Sarmiento los aguardó, y se juntó con ellos, y los acarició, y regaló, y les preguntó si habían visto pasar un Navío pocos dias había? Y por señas dixeron que sí, y que había ocho dias que lo habían visto: y á cabo de media hora que estuvieron con estos Indios, se llegó al uno de ellos un Fraile Francisco que Pedro Sarmiento trahía consigo, y le dió á entender como era el Capitan de

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los Españoles, que allí venían: y el Indio, oyendo estas razones, respondió: que El era el Capitan, dándose un golpe en los pechos, y mostrando enojo de que el Fraile le oviese dicho que Pedro Sarmiento era Capitan; y apartándose un poco, se metió por la boca una flecha, y lastimándose con ella, echó alguna sangre por la boca, se untó con ella los pechos airadamente; y el Fraile le advirtió á Pedro Sarmiento que se fuesen de allí, porque esos Indios eran hechiceros, y les engañaba el Diablo, y era mejor dexarlos: y ansí lo hicieron, y pasaron adelante, caminando en demanda del Navío; y de ahí á una (1) vieron que los Indios, que habían quedado atras, les venían siguiendo, y acercándoseles; y no dándoles cuidado alguno á los Españoles, fueron caminando, y los Indios, viendo que se habían quedado atras de retaguardia doce, ó catorce Soldados, les comenzaron á flechar, y los Soldados procuraron defenderse con las armas que llevaban, aunqué no pudieron usar de los arcabuces, por que llevaban apagadas las cuerdas á causa de que no se gastasen. Y de la refriega que tuvieron mataron los Indios un Cabo de Esquadra llamado Loperraez, (2) y hirieron otros ocho Soldados con las flechas, de que vinieron despues á morir, y tuvieron por cierto que debían de

(1) Parece debe suplirse aquí la palabra bera, ó cosa semejante.

(2) Lopérraez. Lope Herraez.

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tener alguna untura de hierbas venenosas, por que no escapó ninguno de los heridos; y los Españoles mataron al Capitan de los Indios, y los demas fueron mal heridos, huyendo á tiempo que el Capitan Pedro Sarmiento revolvió sobre ellos con su gente de la vanguardia: y habiendo curado los heridos, y enterrado el Cabo de Escuadra, hicieron noche allí con quietud, y por la mañana fueron caminando, y otros dias siguientes de la mesma suerte, hasta que al cabo de quince dias, que tardaron desde que salieron de la Primera Poblacion, hallaron que el Navío que habían inviado estaba surto en un puerto pequeño, y hondable sin poblacion. Y aquel dia, que era de San Márcos, quando descubrieron el Navío surto en aquel Puerto, les comenzó á nevar, y se buscó por allí cerca un sitio, que pareció acomodado, junto á la mar, y hicieron una Poblacion de Casas, poniéndole por nombre la CIUDAD DE SAN FELIPE, y se cercó y fortaleció con maderos fortísimos, dexando una puerta, que salía á la mar, y se puso en ella dos piezas de artillería: y ansí mismo dexaron otras dos puertas, que estaban á la parte de la montaña, cada una con otras dos piezas de artillería. Y hecha la Poblacion, teniendo puestas Postas en las partes convenientes, de ahí á algunos veinte o treinta dias, viéndose la gente apurada del trabajo y hambres, y necesidad de vestidos, andaban disgustados; y una noche, recorriendo las Postas este Testigo, como Cabo de Esquadra, halló que un Clérigo llamado Alonso

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Sanchez estaba á deshoras de la noche hablando con Juan de Arroyo, Soldado, que estaba de posta: y estrañando este Declarante que estuviese á ral hora ocupado en esto, y admitídole Juan de Arroyo sin que le diese el nombre, se enojó con él, y le reprehendió; y el Clérigo le respondió: Que para él no había menester nombre: por lo qual mudó la Posta sin tratar de otra cosa, y el Clérigo, pareciéndole que este Declarante había quedado de aquello enojado, le fué á buscar, y preguntándole este Declarante que qué era lo que le quería? Le dixo: Que si le guardaba secreto, le daría noticia de un negocio grave, y provechoso á todos los Soldados: y este Declarante se lo prometió, y el Clérigo le dió noticia que estaba tratado entre todos los Soldados amotinarse y matar al Capitan Pedro Sarmiento, y alzarse con el Navío, y volverse en él al Brasil, por que ya no podían sufrir aquella vida. Y este Declarante dió aviso dello á Pedro Sarmiento, luego que se desembarcó del Navío, por que todas las noches dormía en él, y sinó hubiera tenido este cuidado, y durmiera en tierra, tiene por cierto que le hubieran muerto dias había. Y entendido esto, se volvió al Navío con disimulacion, y embió á llamar á un Soldado Juan Rodriguez, Manchego, que era la Cabeza del motin, y teniéndole en el Navío, embió por otros tres Soldados camaradas suyos, que no se acuerda como se llamaban, y les puso en prision, y ansimismo embió á llamar al Clérigo, y les tomó sus con-

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fesiones; y declararon como era verdad el motin. Por lo qual les saçó en tierra con rétulos en las espaldas de Traidores, y en la Plaza les hizo cortar las cabezas por detras, y se pusieron en unos palos, (1) y el Clérigo se quedó preso en el Navío. Y habiendo estado Pedro Sarmiento dos meses en esta Segunda Poblacion llamada SAN FELIPE, dexando toda la gente quieta y pacífica, y á cargo de Juan Suarez, su sobrino, que quedó por Capitan, se embarcó en el Navío con los Marineros, y diez, ó doce Soldados, y se hizo á la vela, llevando consigo el Clérigo preso, y dixo como iba por la demas gente que había quedado en la Primera Poblacion, para juntarla con estotra, y pasar despues á Chile con el Navío por bastimentos; y nunca mas volvió. Y de ahí á dos meses, despues que Pedro Sarmiento salió de la Segunda Poblacion con el Navío para el efeto que tiene referido, llegó la gente que había quedado en la Primera Poblacion á mediado Agosto, que era imbierno, caminando por tierra, y se juntaron todos en la Segunda Poblacion, y dieron aviso que Pedro Sarmiento había llegado con el Navío al surgidero de la Primera Poblacion, que es una Bahía descubierta sin abrigo ninguno, y á causa de haberle dado un

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(1) El lugar de la Relacion de Candish que se copia á continuacion del Prólogo de la Obra de Sarmiento entre los testimonios que la preceden, da noticia de las señales que notó de este justicia hecha por Sarmiento.

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temporal mui grande, estando surto, había picado el cable, y héchose á la vela, y no tuvieron otra nueva ninguna en todo el tiempo que estuvieron en el Estrecho. Y visto por Andres de Viedma, natural de Jaen, que había quedado por Capitan de la gente de la Segunda Poblacion, y por Cabo de todos los Soldados de ambas Poblaciones, en lugar de Pedro Sarmiento, que no había comida suficiente para el sustento de tanta gente, acordó de inviar ducientos Soldados, y por Gabo de éllos á Juan Iñiguez á la Primera Poblacion con órden de que fuesen mariscando, y se sustentasen como pudiesen, y viesen si embocaba algun Navío para que los socorriesen, y diesen aviso de la gente que quedaba en la Segunda Poblacion; y la demas gente se quedó en ésta con Andres de Viedma todo el imbierno, y despues todo un verano aguardando á ver si venía Pedro Sarmiento. Y viendo que había pasado tanto tiempo, y no venía, y iba entrando otro imbierno, y que toda la gente se iba muriendo de hambre, acordaron de hacer dos Barcas, y hechas, se embarcaron en ellas cincuenta hombres, que habían quedado vivos de la Segunda Poblacion, con el Capitan Viedma y Capitan Juan Suarez; y el Fraile Francisco, que se llamaba Frai Antonio, (1) que no se acuerda del so-

(1) Acaso sería este Religioso Fr. Antonio Güadramiro, Capellan del Navío Nuestra Señora de la Esperanza, de quien se hace repetidamente mencion en el Diario.

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brenombre, y cinco Mogeres Españolas: y habiendo navegado seis leguas por el Estrecho, dieron en la Punta de Santa-Brígida en unos arrecifes, y se perdió allí la una Barca: y el haberse perdido fué por ir sin Marineros, y no por temporal que ruviesen, y se salvó la gente: con que se desembarcó en tierra toda la que había ido en ambas Barcas. Y considerado por el Capitan que no tenían comodidad para ir por la mar, por no caber la gente en la otra Barca, y por los inconvenientes que se iban ofreciendo, y en particular que el imbierno iba entrando con gran fuerza, y no tenían bastimentos, repartió la gente para que mariscasen en la Costa, y el Capitan Viedma y Suarez se volvieron en la Barca con el Fraile y veinte Soldados á la Segunda Poblacion, que había dexado ya desamparada; y este Declarante, y otros treinta Hombres con él y cinco Mugeres se quedaron en el parage donde los dexó Viedma, y anduvieron por allí todo el imbierno mariscando, y de noche se recogían en los Buhíos que hacían, estando divididos de quatro en quatro, ó tres personas, en diferentes partes de la Costa para poderse sustentar. E yendo ya reconociendo el verano, les envió á llamar de la Poblacion el Capitan Viedma; y de gente que había dexado con este Declarante, y la que había llevado consigo, se juntaron por todos quince Hombres, y tres Mugeres, porque todos los demas se habían muerto de hambre y enfermedades que les sobre-

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vino (1) por la aspereza de la tierra, y esterilidad de élla, y acordaron de salir de aquel lugar, é ir á la Primera Poblacion: y fueron caminando con este intento por tierra hasta pasar la primera Angostura del Estrecho, que es la Punta de San-Gerónimo, y por el camino donde iban pasando, hallaban muchos cuerpos muertos, que eran de los Españoles que el Capitan Viedma despachó de la Segunda Poblacion. Y pasada la Punta de S. Gerónimo como quatro leguas adelante, descubrieron tres Navíos que venían embocando por el Estrecho en altura de cincuenta y dos grados y medio; y echaron de ver que venían con desgarron de tiempo, por que el Patache, que trahían, lo echó el temporal de la boca del Estrecho mar en fuera, por lo qual dieron fondo los dos Navíos, que quedaron en la Bahía, arrimándose á la banda del Sur por ser fondable; y aquella noche hicieron candeladas las personas que estaban en tierra para que de los Navíos lo viesen, entendiendo que eran Navíos de España; y ellos hacían faroles en señal de haber visto las candeladas. Y por la mañana se hicieron á la vela, por que el Patache amaneció con éllos, y vió que en un Batel se embarcaron algunos hombres y fueron costeando cerca: y este Declarante, viendo que pasaban adelante, y no llegaban

(1) Les sobrevino, Por les sobrevinieron.

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adonde estaban el Capitan Viedma y la gente que con el habían quedado, le dixo: que le diese licencia para ir siguiendo aquel Batel para ver que gente era, y decirles como estaban allí, y el Capitan lo tuvo por bien; y salieron á este efeto este Declarante, y otros dos Soldados con él, nombrados Juan Martin Chiquillo, Estremeño, y el otro Juan Fernandez, de Puentevedra. Y habiendo caminado media legua, se pusieron frente de donde venía el Batel, y les hicieron señas de tierra con una Bandera blanca; y habiéndola visto por la gente del Batel, se llegaron à la Playa, y les preguntó este Declarante que qué gente eran, y respondieron, hablando en Español, que eran de Ingalaterra, y que pasaban al Pirú; y sin preguntarles otra cosa á los de tierra, les dixeron: que si querían embarcarse, les pasarían al Pirú: y ellos respondieron, que no querían, porque se temían de que los echarían á la mar: y uno de los del Batel, que pareció que venía por lengua, les dixo: Que bien podían embarcarse, por que eran mejores Christianos que nosotros: Y diciendo esto pasaron adelante, sin aguardar mas razones. Y este Declarante y sus Compañeros trataron entre sí, que era mejor embarcarse que perecer, como lo habían hecho todos; y habiéndose conformado en esto, volvieron luego á llamar el Batel, que iba cerca, el qual volvió á tierra, y este Declarante se embarcó en él con su arcabuz: y estando ya embarcado, se hicieron á lo largo, sin querer embarcar á los otros dos Solda-

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dos, y entónces supo como el General Tomas Candi estaba en el Batel, al qual le pidió que se sirviese de embarcar á los dichos Soldados: y á esta ocasion le preguntó, que si había mas Españoles en tierra? Y este Declarante le dixo, que quedaban otros doce Hombres, y tres Mugeres: y el General le dixo á este Declarante, que dixese á aquellos dos Soldados que fuesen adonde estaba la demas gente, y de su parte les dixese que viniesen todos á embarcarse, y que les aguardaría: con lo qual fueron los Soldados adonde habían quedado los demas; y el General se fué á sus Naos, y se embarcó en la Capitana: y en el discurso de este tiempo estaban surtos los Navíos; y así como se embarcó Tomas Candi, viendo que les hacía buen tiempo para navegar, se hicieron á la vela sin querer aguardar á la demas gente que había embiado á llamar, y fueron á dar fondo en la Isla de los Patos, donde saltaron en tierra, y hicieron, en dos horas que estuvieron, seis pipas de carne de páxaros Niños, que hai muchos en aquella Isla, y está minada toda, donde se recogen, y son mui grandes y gordos, y de allí se hicieron á la vela, y fueron navegando hasta la Ciudad de SAN FELIPE, que era la Segunda Poblacion, que había hecho Pedro Sarmiento, y en ella estuvieron quatro dias, haciendo aguada y leña, deshaciendo las casas para ella; y miéntras estuvieron en tierra, dieron con seis piezas de artillería, que estaban en la

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Poblacion, quatro de bronce, y dos de fierro colado, que era la que desembarcaron del Navío en que se fué Pedro Sarmiento: y hechos á la vela, se entraron el Estrecho adentro; y al cabo de ocho dias de navegacion, salidos de la Segunda Poblacion, desembocaron el Estrecho, saliendo á la parte de la Mar del Sur, y en ella, despues de desembocados, viniendo navegando, tuvieron grandes tormentas; de tal manera que el Patache se apartó de las dos Naos, que no lo vieron hasta que llegaron á la Isla de Santa María, que hasta allí no habían reconocido tierra ninguna, y tuvieron por perdido el Patache. Y en esta Isla saltaron en tierra, y se bastecieron de mucha comida que hallaron en las casas de los Indios, á quien la tomaron, y despues de quatro, ó cinco dias que había que habían estado en la Isla, pareció el Patache, y vino á surgir donde estaban los dos Navíos, y todos se hicieron á la vela en demanda del Puerto de Valparaíso, y por estar la tierra tan cerrada, no se pudo reconocer el Puerto, y quando aclaró el dia, se hallaron sobre el Puerto de Quintero, donde saltaron en tierra para hacer aguada, y leña, y meter carne: para lo qual recogieron mucho ganado vacuno, que había, y no pudieron matar res ninguna, porque era ganado cimarron; en lo qual se ocuparon un dia hasta las quatro de la tarde, y (1) aquella hora

(1) Aquí debe suplirse la preposicion á.

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parecieron tres Españoles á caballo con sus lanzas y adargas armados, que venían á reconocer: y visto esto por el General, llamó á este Declarante, y le dixo: que fuese á ver quien eran, y lo que quorían: y este Declarante lo hizo así, llevando dos Ingleses de guardia consigo, y se acercó á ellos, preguntándoles que gente eran? Y respondieron: Que eran Españoles: los quales le preguntaron lo mesmo, y este Declarante les dixo: que tambien eran Españoles, y que venían del Estrecho de Magallánes faltos de comida: con lo qual le ofrecieron que les darían todo el bastimento que fuese menester. Y estando razonando con ellos descuidadamente, vido este Declarante que por un lado venían ocultos veinte y cinco hombres de los enemigos, que pareció que el General les enviaba á coger á alguno de los tres hombres á caballo: y viéndolos venir, les dió aviso de ello disimuladamente, de suerte que los dos Ingleses no lo pudieron entender, porque estaban algo desviados, y les dixo: que fuesen huyendo con sus caballos, porque aquellos con quien venía eran Ingleses, y procuraría este Declarante volver á verlos por ser Español: y con esto se fueron los de á caballo, y este Declarante se volvió adonde estaba el General Tomas Candi, al qual le dixo, como les había dicho que eran Españoles, y tuvo traza de que el General le volviese á despachar donde estaban los Españoles, diciendole, que haría que diesen bastimentos. Y habiendo

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ido con esta orden en busca de los Españoles, que lo aguardaron, y entónces el uno de ellos le subió á las ancas de su caballo, y se fueron aquella noche á una Estancia: y como quiera que ya tenía aviso el Corregidor de Santiago de la entrada de enemigos, vino con su gente á amanecer â la Estancia, donde halló á este Declarante; y otro dia siguiente hicieron una emboscada, y habiendo saltado en tierra la gente de los Navíos á hacer aguada y lavar su ropa en una Laguna del Puerto de Quintero, dieron sobre ellos los Españoles, y mataron doce Ingleses, y prendieron otros nueve; y visto por los Españoles que el Patache se había acercado á tierra, y disparaba la artillería, se retiraron, sin que ninguno de los nuestros saliese herido ni lastimado, y se fueron á Santiago, donde quedó este Declarante, y despues vino al Pirú, dexando ahorcados seis nombres de los nueve Ingleses que prendieron. Y este in tuvo el Viage que hizo al Estrecho, y Poblacion de Magallánes.

Fuele preguntado: en qué altura está la Boca del Estrecho y Desembocadero dél? Dixo: Que la Boca está en cincuenta y dos grados y medio, y no sabe la altura que tiene el Desembocadero, por no ser Marinero; mas de que por la noticia que entónces tuvo, supo la altura que tiene la Boca del Estrecho.

Preguntado, si quando vino embarcado en el Navío Ingles, desde la Primera Poblacion hasta des-

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embocar el Estrecho, tuvieron alguna tormenta, ó buen tiempo? Dixo: Que vinieron con mui buen tiempo.

Preguntado, si navegaban de noche? Dixo: Que nó; y que ántes surgían todas las noches, y por la mañana se hacían á la vela.

Preguntado, qué órden tenían en la navegacion del Estrecho? Dixo: Que iban sondando, y el Batel fuera.

Preguntado, por qué tiempo pasaron por el Estrecho hasta desembocar? Dixo: Que fué por el mes de Febrero, que es verano.

Preguntado, si hai algunos Puertos abrigados dentro del Estrecho? Dixo: Que en qualquiera parte dél se puede surgir, por estar todo abrigado con tierra alta de una banda y otra desde la Segunda Poblacion para adelante.

Preguntado, qué tan angosto sería el Estrecho por lo mas angosto; y en lo mas ancho qué tan ancho? Dixo: Que la Boca del Estrecho, en la entrada, tiene siete leguas de ancho, y en la Segunda Poblacion, que será cincuenta leguas mas abaxo de la Boca, hai una Bahía, que tiene dos leguas de ancho; y pasadas seis leguas adelante, comienza á angostar el Estrecho, hasta desembocar á la Mar del Sur; porque ántes de llegar á la Bahía, desde la Boca, hai diferentes anchuras de una á dos leguas; y lo mas angosto del Estrecho tendrá como cosa de un tiro de arcabuz; y todo el Estrecho,

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arrimado á la banda del Sur, es fondable, y por la banda del Norte no se puede navegar, porque son baxíos; y en la primera Angostura, que es en la Punta de San Gerónimo, hai unos bancos de arena, y está de distancia como catorce leguas de la Boca.

Preguntado, qué vientos corren de imbierno? Dixo: Que corren todos los vientos; y el inconveniente que tiene navegar por el Estrecho de imbierno es tan solamente por el demasiado frio que hace con gran rigor y nieve continua, de manera que no cesa de nevar todos los dias, y no ven sol, porque está todo cerrado; y corriendo vientos contrarios se puede dar fondo en qualquiera parte del Estrecho: esto se entiende desde la Segunda Poblacion de SAN FELIPE para adelante acia la Mar del Sur, por estar abrigado con Cordilleras mui altas; pero desde la Boca hasta la dicha Poblacion, sinó entran de golpe con viento favorable, les es fuerza desembocar otra vez, respecto de no haber abrigo, ni reparo donde poder dar fondo con seguridad, por ser tierra baxa.

Preguntado, si hai en la Boca del Estrecho algunos baxíos de que guardarse? Dixo: Que en la misma Boca por la banda del Norte hace una Punta, que llaman de la Madre-de-Dios, y hai unos Arrecifes, que salen la mar adentro poco trecho, de que es fuerza dar resguardo á las Naos.

Preguntado, si hai otra Boca en la entrada

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del Estrecho? Dixo: Que no la vido, y que estando poblado (1) en medio del Estrecho en la Segunda Poblacion, iban con Bateles de una parte á otra, y reconocieron una Boca de la banda del Sur como Archipiélago de Islas; y navegando con Tomas Candi haciéndole el General relacion de que había otra Boca por la entrada, le preguntó este Declarante que como no había entrado por ella? Y respondió: Que por estar en mas altura, y haber muchas Islas, no había querido aventurarse á entrar por la otra Boca. Y segun lo que este Declarante vió en el discurso de la navegacion, entiende que entrando por la Boca que dixo el Ingles, se desemboca por la que sale á la mitad del Estrecho, por no haber visto otra, ni señal de ella.

Preguntado, qué distancia tiene el Estrecho de punta á punta, desde la entrada hasta desembocar en la Mar del Sur? Dixo: Que tiene cien leguas, así por lo que él vió navegando, como por haber andado la mitad por tierra.

Preguntado, en quanto tiempo le parece se podría navegar? Dixo: Que con una buena colla de viento le parece que tardarían de ocho á diez dias desde la Segunda Poblacion, que entra la angostura del Estrecho.

Preguntado, si es tormentoso el Estrecho en

(1) Acaso debería leerse aquí poblando.

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alguna parte, demas de la entrada? Dixo: Que junto al Rio de San-Gregorio, que es entre la Segunda Poblacion, y el Mar del Sur, donde quemó unas Piraguas de Indios Tomas Candi, hai escarcéo, respecto de encontrarse los dos Mares; pero que no llega á ser tormentoso por el abrigo de la tierra de ambos lados.

Preguntado, qué distancia (1) desabrigado? Dixo: Que le parece que hasta treinta leguas, entrando por la Boca del Estrecho, y que las veinte siguientes entran en mas abrigo, por irse levantando mas la tierra: y que lo restante, que serán otras cincuenta, es tan manso y navegable como un rio: y esto nace del abrigo de las cordilleras, y angostura.

Preguntado, de qué andaban vestidos los Indios agigantados, que dice que vió, y qué armas trahían? Dixo: Que andaban vestidos de pellejos de animales; y que trahían por armas unas flechas con sus arcos.

Preguntado, qué color tenían, y si andaban con el cabello corto, ó largo, y si tenían barbas? Dixo: Que algunos eran blancos de buen color, y otros mui morenos; y no tenían barbas, y el cabello lo trahían largo recogido en la cabeza como mugeres.

(1) Aquí parece de be suplirse está, ó estará.

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Preguntado, qué estatura tenían? Dixo: Que eran mui corpulentos, y disformes.

Preguntado, si en el discurso del tiempo que estuvo en la tierra del dicho Estrecho, vido mas Indios de los que ha referido, y mugeres; y si todos tienen la misma estatura que los demas; y si vió mucha gente junta, y que tanta sería? Dixo: Que la mas gente que vido junta serían ducientos y cincuenta Indios, que fueron los que primero vinieron de paz, y que eran de la estatura, y trage que tiene declarado, y que éstos andan en el parage de la Primera Poblacion, que es tierra llana. Y de la Segunda Poblacion, navegando á la Mar del Sur, son Indios de la estatura ordinaria, aunqué con los mismos vestidos, y el cabello corto, y trahen dardos por armas.

Preguntado, qué Poblaciones tienen estos Indios, los unos y los otros? Dixo: Que no les vió Poblaciones ningunas.

Preguntado, si los Españoles, en el tiempo que por allí estuvieron, tuvieron comunicacion con ellos; y si entraron la tierra adentro? Dixo: Que no entraron la tierra adentro mas de hasta tres leguas, y no tuvieron otra comunicacion mas de la que ha dicho.

Preguntado, qué leguas le parece que habrá de tierra llana, desde la Primera Poblacion adelante? Dixo: Que desde allí hasta la montaña hai treinta leguas de tierra llana.

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Preguntado, si hai algunos pastos y rios en tierra llana? Dixo: Que hai dos riachuelos pequeños hasta llegar á la montaña, y que hai muchos pastos.

Preguntado, si en la montaña hai Rios? Dixo: que hai muchos pequeños, que baxan de la cordillera.

Preguntado, si hai ganado vacuno, ú otro de Castilla, ú de la tierra, ó algunas aves? Dixo: Que en la tierra llana vido Vicuñas, que llaman Carneros de la tierra, y que hai aves de volatería, y Venados en la montaña, y no hai ganado ninguno, ni aves.

Preguntado, si los Indios andaban á caballo, y si los hai en aquella tierra? Dixo: Que siempre que los vió, andaban á pie, y que no vido caballos ningunos.

Preguntado, si supo de que se sustentan aquellos Indios, y si tienen algunos sembrados, y de que modo viven? Dixo: Que luego que saltaron en tierra, vió que algunos Indios trahían pedazos de ballenas, y marisco de que comían, y que una Muger Española de las que truxo consigo Pedro Sarmiento vino á parar en poder de los Indios, de dos que cogieron caminando por tierra, y á la otra la mataron, y que esta muger quedó viva entre ellos; la tuvieron tres meses, y al cabo de ellos la dieron libertad: y decían, (1) que no tenían

(1) Decían, en lugar de decía.

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Poblacion, y se sustentaban de unas raices y marisco, y lobos y ballenas, y que no tenían sembrados.

Preguntado, si vió algunas frutas silvestres, ú otras? Dixo: Que solo vido una fruta á manera de azofeifas, que comían, y no vido otra ninguna.

Preguntado, si en la tierra llana, ó montuosa vido algunos animales? Dixo: Vido Leones pequeños, y no otros.

Preguntado, si en la montaña vido algunas víboras, ú otras sabandijas ponzoñosas? Dixo: Que no las vió, porque no se crían, respecto de ser la tierra tan fria.

Preguntado, qué Marisco era del que este Declarante, y los demas Españoles se sustentaban? Dixo: Que había mexillones y lapas, y algunos erizos de la mar, con que se sustentaban.

Preguntado con qué cubrieron las casas de las Poblaciones, que hicieron? Dixo: Que con paja, que llaman por otro nombre Icho.

Preguntado, qué lengua hablaban los Indios, y cómo les entendían los Españoles? Dixo: Que solo les oían decir: Jesus; Santa María, mirando al Cielo, y daban á entender, que la tierra adentro había otros hombres, diciendo así: otros hombres con barbas; con botas; otros muchachos, y enseñándoles los Españoles, de los muchachos que llevaban consigo, dixeron: que er an como aque-

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llos, y señalaban con la mano el tamaño de ellos, acia la tierra adentro: por donde entendieron, que había gente poblada en la parte donde señalaban, que es á la del Norte.

Preguntado, si acia la parte del Sur, viniendo por el Estrecho hai alguna gente; y si se comunica con la de enfrente? Dixo: Que de la tierra de los Fuegos, que está á la parte del Sur, pasaban algunos Indios en Piraguas, que son como Canóas, y se comunicaban de una banda á otra, y así entienden (1) que usan de una misma lengua, y estos son Indios de la tierra llana, que son Gigantes, y se comunican con la gente de la tierra de los Fuegos, que son como ellos; y los de la Serranía no se comunican con los de la tierra llana. Y quando venía navegando Tomas Candi, y este Testigo embarcado en su Navío, llegando al Rio de San-Gregorio, fueron por la tarde los Bateles en tierra á hacer agua, y hallaron muchos Indios en el Rio, que agasajaron á los Ingleses, y dieron alguna caza de la que trahían muerta, y les convidaron á que volviesen otro dia: con lo qual el General quedó mui contento, y resuelto en hacerlo así. Y este Declarante le dixo: que advirtiese que estos Indios pretendían engañades con alguna emboscada de gente, porque eran traidores, y así lo habían hecho con los Españoles sus compa-

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(1) Parece debe leerse entjende.

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ñeros; y con este cuidado el dia siguiente saltaron los Ingleses en diferente parte que los Indios aguardaban, y como vieron que no se les había logrado su intento, salieron acia la Playa á la boca del Rio, amenazando á los Ingleses que habían de cegar la boca de aquel Rio, y que no habían de dexar salit las Chalupas, y los habían de matar allí á todos; y entónces se acercaron; y este Declarante le dixo a General, que pues estaban allí todos los Indios juntos les arcabuceasen y descompusiesen, y lo hicieron así, y mataron muchos Indios, y hirieron otros; con que desmampararon el puesto, y fueron huyendo el monte adentro, y entónces tomaron las Chalupas, y pasaron de la otra banda del Rio, y hallaron una gran pavesada y muchas armas detras de ella, de dardos, flechas y puntas enhastadas, de espadas y dagas, que habían hallado de los Españoles, que se habían muerto por los caminos, de la gente que llevó consigo Pedro Sarmiento á las Poblaciones; y luego volvieron los Ingleses á tomar sus Chalupas, y subiendo el Rio arriba, hallaron en él mas de veinte Piraguas sin Indios, y las traxeron á jorro á vista de la Armada, y les pegaron fuego.

Preguntado, qué temple hace en aquella tierra donde asistió? Dixo: Que desde Otubre entra el verano, y dura seis meses, y por Abril entra el imbierno.

Preguntado, sí en el verano hace muchos calores? Dixo: Que sí, y que el imbierno, que co-

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mienza desde Abril, es riguroso, y haí tanta nieve que el Navío que estuviere surto por allí es fuerza echar la nieve de la cubierta con palas á la mar.

Preguntado quántas Piezas de artillería se sacaron en tierra de la Nao que varó en la Primera Poblacion, y donde quedó? Dixo, que no se acuerda bien las piezas que eran; pero parécele que pasaban de treinta, todas de bronce, y las mas de batir, y que se enterraron allí donde dió la Nao al traves, que es como un tiro de piedra de la mar, y enfrente de la Poblacion una quadra, y le parece que estará cubierta de arena por ser la costa tan brava, demas de que la dexaron enterrada con la propia tierra, y como ha dicho está media legua de la Boca del Estrecho, así como se entra á la banda del Norte.

Preguntado, si los Indios que vió trahían algunas cosas de plata, oto, perlas, pendientes de las narices y orejas, como suelen otros? Dixo: Que no trahían cosa ninguna, ni vió en el tiempo que allí estuvo cosa de plata, ni oro, mas de que quando buscaban este Declarante y sus Compañeros marisco en la Costa para sustentarse, hallaban en muchas partes della mexillones con perlas dentro, y como no era lo que habían menester para sustentarse, los dexaban, y buscaban otros que tenían comida; y que tenían ya mucho conocimiento de los mexillones de perlas por ser en cantidad; y á los principios quando no pensaron perderse, y tenían esperan-

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za de salir de allí, y aguardaban al Capitan Pedro Sarmiento, iban juntando, hombres, y mugeres, cantidad de perlas, y despues, como se vieron tan acabados y perdidos, las echaron por ahí, y no hacían caso de ellas.

Preguntado, qué suerte de perlas había en los mexillones? Dixo: Que eran mui blancas, y eran de todas suertes.

Preguntado, qué madera hai en la montaña, y si es gruesa para peder fabricar Naos? Dixo: Que hai Alamos blancos, y algunos Cipreses, y otras maderas gruesas, que no conoce por sus nombres, y que se pueden fabricar Navíos con ellas; y que todo lo que tiene dicho y declarado es la verdad para el juramento que tiene fecho: y lo firmó, y que es de edad de sesenta y dos años. Y su Excelencia lo rubricó = Tomé Hernandez = Ante mí García de Tamayo. Va enmendado: iec, y testado: g,, che.

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ÍNDICE GENERAL

De lo que se contiene en este Volúmen.

PróLOGO en que el Editor da razon de la Obra de Sarmiento y de los Documentos que la acompañan, impugnando algunas especies del Prólogo de la Traduccion Francesa del Viage Ingles del Comandante Biron, ofensivas al mismo Sarmiento, y á otros Escritores Españoles.

COMPENDIO que Bartolomé Leonardo de Argensola hace de la Relacion de Sarmiento, en su Historia de las Malucas.

TESTIMONIOS de varios Autores que hacen mencion de Pedro Sarmiento.

CARTA del Virréi del Perú Don Francisco de Toledo, encargando al Gobernador del Rio-de-la-Plata asistiese, si aportasen allí, á las Dos Naves destinadas al Descubrimiento del Desembocadero del Estrecho de Magallánes á la Mar del Norte.

RELACION Y DERROTERO del Viage y Descubrimiento del Estrecho de la Madre-de-Dios, ántes llamado de Magallánes, por el Capitan Pedro Sarmiento de Gambóa.

INDICE ALFABÉTICO, que ha formado el Editor, de los nombres de Lugares que se encuentran en la misma Relacion, puestos casi todos por aquel General.

DECLARACION que de órden del Virréi del Perú D. Francisco de Borja, Príncipe de Esquilache, hizo, ante Escribano, Tomé Hernandez, de lo sucedido en las Dos Poblaciones fundadas en el Estrecho de Magallánes por Pedro Sarmiento.


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Citation: John van Wyhe, ed. 2002-. The Complete Work of Charles Darwin Online. (http://darwin-online.org.uk/)

File last updated 25 September, 2022